capitulo 9: –es mi turno de mostrar mi fuerza

Mientras cruzaba la ventana, me cubrí el rostro para evitar que todos los cristales que habían salido disparados en distintas direcciones me cegaran. aún estando en el cielo justo antes de aterrizar escuché que alguien dio la orden de disparar, así que tome mi garrocha extensible ubicada en mi cadera y comencé a girarla a toda velocidad usándola como una hélice para desviar las balas, aunque una logro darme en el abdomen. en cuanto aterricé debido a la fuerza comencé a sangrar...

–maldición... Esto duele... —dos enemigos corrieron hacia mí, pero logré derivarlos golpeando a sus piernas.

Otro más me apunto con un arma, pero golpe si muñeca y enseguida usando mi espalda golpe también su pecho, logré quitarle el arma y disparé a los 2 hombres en el suelo, para luego ser sometida por el tipo a quien le quite el arma, él me abrazo con fuerza desde la espalda así que usando todo mi peso logré derribarlo hacia un lado dándome el ángulo perfecto para dispararle al tercer.

Aún estando en el suelo nos giramos al otro lado y derribé a un cuarto, ya en esta posición golpe varias veces al tipo tras de mí usando mi cabeza consiguiendo que me soltará, entonces comencé a girar sin parar mientras recargaba el arma hasta que lo tuve donde lo quería y disparé. quedé expuesta frente a una mujer así que la patee en el vientre haciéndole caer, sin apuntar calcule dónde podía estar su cabeza logrando matarla también.

Cerré mi boca para no desperdiciar el aire que estaba saliendo de mi debido al agotamiento. otra mujer apuntó a mi cabeza con su arma, pero activé nuevamente mi garrocha golpeando su cuello, ella salió disparada, pero su AK-47 no.

La atrapé y me puse de pie apuntando al resto. –mal nacidos me lo pusieron difícil... –tres tipos corrieron hacia mí, logré matar a dos sin que se acercarán, pero el tercero me apunto en la cabeza, golpe su muñeca y solté una ráfaga en su pecho.

Seguí disparando a todo lo que se moviera hasta que ahí no quedo nadie a excepción de Cris y yo.

Hice una repasada del lugar por si alguien había quedado con vida y una vez confirmé que no corrí hasta Cris.

...•••...

–Micaela... ¿Eres tú? ¿Estás bien...?—. Estaba muy preocupado al pensar que Micaela hubiera sido vencida... Y que la persona que caminaba hacia mí no fuera ella... Pero mis mejillas se pusieron completamente rojas a recordar lo que había dicho antes... de venir a salvarme así que mi corazón estaba seguro de que en verdad era ella.

–sí... Aunque soy yo... quien debería preguntarte si estás bien... Auch... —al escuchar su quejido le dije preocupado—. ¡¿de verdad estás bien?!

–que si Cris, tranquilo. Mejor dime ¿tú estás bien? —mientras esperaba mi respuesta me soltó de mis ataduras y cuando me pareció que quitaría la bolsa, dije precipitadamente: –n-no me la quites...

–vamos por mucho que te hayan golpeado, seguro sigues viéndote muy lindo ¿Tienes una cicatriz badass? ¿Acaso es eso?. –admito una cicatriz se hubiera visto genial, pero ese no era el motivo—. n-no... es eso...

–¿Entonces? — hablé casi susurrando—.e-estoy sonrojado porque me viniste a salvar... —ella mostrando que no tenía ningún tipo de empatía comenzó a burlarse—. ja, ja, ja ¿por qué Cris?, ¿acaso ahora yo soy para ti algo como príncipe azul?.

no solo no tenía empatía lo de ella era algo peor siguió riéndose hasta golpear su pierna

Apreté mis puños y me quite la bolsa cambiando mi rostro feliz por uno de enojo. –¡no es para que te burles! casi me matan esos tipos, ¡y tú te ríes!, Por suerte no me dio un infarto.

–si tienes razón, lo siento... mi princesa. —por un momento pensé que de verdad se había arrepentido, pero Micaela no es humana es un demonio—. Deja de burlarte Micaela.

–lo que usted diga majestad. –no la vi por su máscara, pero claramente se estaba aguantando la risa, esa de chica era de verdad muy cruel.

Me quede mirando a los alrededores, estaba preocupado de que alguien pudiera dispararnos, pero ella habló. –todos están muertos no hay peligro. —lo dijo como si no fuera nada a pesar de haber matado a decenas.

Eso me hizo dar un paso hacia atrás, solté un suspiro. Y pensé en lo aterradora que era la mujer frente a mí.

–¿T-tu... sola los derrotaste a todos...? —me miro estoy seguro de que con una expresión arrogante—. ¿tanto te sorprenden las habilidades de tú príncipe azul?

Por un momento me dejó de inquietar toda esta masacre provocada por ella, y comenzó a preocuparme más el hecho de que siguiera con esa estúpida broma durante más tiempo, de verdad sería lo más incómodo del mundo que esto continuará.

–por cierto... ¿Realmente crees... Que todas estas personas merecían morir...?, para nada es que me importe lo que les hayas hecho después de lo que pasó, pero solo es una duda.

 –muchas personas pactan con el diablo sin darse cuenta, así que es muy probable que algunos no lo mereciera, pero siendo honesta quería lucir contigo creí que era el momento perfecto para mostrarte mi fuerza. –se quitó la máscara revelando una gran sonrisa en su rostro, se veía muy hermosa tanto que me volví a sonrojar—. d-debo admitir que me dejaste impresionado... eres maravi... —antes terminar de hablar recordé algo y le pregunté de inmediato—. ¿Estás bien...? Creí haber escuchado que una bala te golpeó.

Recién en ese momento me di cuenta de que en ningún momento había quitado su brazo derecho del abdomen.

–¿u-una bala dices? N-no... No, para nada.

Pude notar de inmediato que estaba nerviosa. –déjame ver tu abdomen por favor... —soltó una risa nerviosa—. je, je, je —para continuar diciendo—.¿Por qué quieres ver mi abdomen pervertido?.

mire hacia abajo... De verdad estaba muy preocupado por ella, ya que sabía que ese disparo la había golpeado solo por venir a salvarme...

–vamos déjame ver qué tan grande es la herida. —se puso muy seria—. está bien, mira... —ella levantó su brazo y me mostró la herida, en efecto una bala de alrededor de 7 milímetros estaba clavada en su abdomen del cual salía una gran cantidad de sangre... aunque no soy médico estoy seguro de que perder tanta sangre no puede ser algo bueno.

–b-bien ¿Qué hago? ¿Busco agua caliente? ¿Unas pinzas?. —ella solo se rio apestar de tener la bala aún en su interior, era obvio que intentaba hacer que no me preocupará—. si de verdad quieres ayudar consígueme una pintura en aerosol.

–si, vuelvo enseguida. —salí corriendo del almacén, no tenía idea de para que la necesitaba, pero si eso quería ella se lo iba a conseguir sin importar que.

De camino me puse a pensar muchas cosas, me parecía algo raro que necesitara pintura en aerosol antes que vendas o algo así,

Mientras iba perdido en mis pensamientos llegué a un callejón lleno de grafitis los cuales eran objetivamente muy buenos, pero tuve que dar un paso a tras al ver a 3 hombres llenos de tatuajes al parecer ellos habían sido los que pintaron los muros.

me percatarme de su maleta llena de pinturas en aerosol entonces mi paso hacia atrás se volvieron 5 hacia delante.

–disculpen, ¿podrían prestarme una lata?. —me rasque la cabeza mostrando una sonrisa boba, no quiera enfrentarme a esos maleantes por lo cual quería evitar cualquier gesto que pudiera molestarlos.

Un calvo se me quedó viendo de forma amenazante, pero no me inmute, ellos no eran nada en comparación a los tipos a los que se enfrentó Micaela para salvarme.

–esta bien, puedes tomarla. —dijo eso muy amable el hombre con gorra junto al calvo, pero este último no suavizó su mirada.

me acerque poco a poco a ellos hasta que llegue a su bolsa de pinturas en aerosol.

Agaché mi cuerpo hasta la lata de pintura negra sin dejar de prestarles atención a los 3 tipos, tome la lata y me puse de pie, ellos no se había movido ni un milímetro. eso me alegro mucho pensé que ellos me atacarían y tratarían de robarme, con una sonrisa les dije: –vuelvo enseguida, con su pintura ¿cuánto será por prestarmela?

–solo quédate con ella y vete. —escupió el calvo—. Bien, muchas gracias, espero poder compensarlos alguna vez. –salí del callejón y corrí una vez más hasta el almacén.

Micaela estaba sentada en la silla en la que fui torturado, le dije algo confundido. –¿Para que necesitas la pintura?

–Ey Cris, bienvenido. —puso la mano en su barbilla— ¿La tienes? —me mostró su mano libre pidiéndome que la lanzará—. si, toma. —se la lance y la atrapó sin ninguna complicación, le insistí—. respecto a mi pregunta... –ella me interrumpió poniéndose de pie mientras agitaba la lata y anuncio—.será mucho mejor que lo veas tu mismo. —tras eso comenzó a escribir algo en el suelo del lugar.

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