Patricia llega a su casa, su madre la espera ansiosa, incluso ya le tiene hecha la maleta. Patricia le había dicho que se iría a vivir con el padre de su hijo y ella está a gusto con eso, no era lo que quería para su hija, pero eso es mejor a que su esposo la mate a golpes cuando se entere de su estado.
El padre de Patricia es un hombre machista y maltratador. Aunque en el colegio ella muestra una vida de ensueño, todo es falso, no son felices, tienen dinero porque él es un prestigioso joyero, pero la convivencia en el hogar es un infierno.
Patricia tiene dos hermanos menores, que al igual que ella han sufrido los maltratos de un padre intransigente. Han visto a su madre desmayarse a causa de los fuertes golpes y han sentido terror cada que es viernes, día en el que el hombre suele regresar a casa después de una semana de trabajo lejos de la ciudad.
La madre llora al escuchar lo que le cuenta Patricia. Santiago no solo no se irá a vivir con su hija, sino que no es el padre. Peor aún, no se sabe quien es, ahora sí que ese hombre las matará sin contemplaciones. Patricia sabe que ha metido las patas hasta el fondo, no solo ella estará en problemas, no, su madre será la más perjudicada y es que así es siempre, su padre no se conforma con golpear al hijo que comete la falta, él dice que la madre también es culpable por no cuidarlos bien, lo que menos quiere ella es que su madre sufra, así que ha tomado una decisión, no dejará que su madre pague los platos que ella ha roto.
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Santiago llega a casa de Pilar, lleva flores y chocolates, sabe que su potranquita está enojada y triste, así que tendrá que contentarla.
Pilar lo hace seguir y llama a Nadia, cuando la chica ve que es Santiago intenta regresar a su habitación, pero él le pide que lo escuche y ella termina aceptando.
Le explica toda la situación, aunque a Nadia se le hace un poco increíble decide confiar en él, apenas están comenzando su relación y la confianza es algo fundamental para que funcione.
Los chicos piden autorización para salir a dar una vuelta y Pilar se los permite, en el camino compran helados y los comen mientras van charlando por las calles de la ciudad.
Un tumulto de gente llama su atención. Santiago quiere pasar de largo, pero Nadia, como buena chismosa, le pide que vayan a ver que es lo que pasa, al acercarse ven una escena para la que no estaban preparados.
Patricia está en la orilla de un puente, está llorando amargamente mientras algunos oficiales y bomberos intentan persuadirla de no cometer una locura.
Nadia mira aterrada a su novio, toma su mano y lo encamina hasta quedar más cerca de Patricia. La chica los ve y solo niega con la cabeza, no quiere que estén ahí, a decir verdad no quería que nadie presenciara lo que está a punto de hacer, pero no pudo evitarlo. Le preocupan tantas cosas: ¿qué pasará con su madre? ¿Acaso será golpeada hasta morir por su culpa? Le asusta dejar a sus hermanos solos con el monstruo que tienen por padre. Cuando iba camino al lugar estaba segura de hacerlo, pero al momento de saltar no podía lograrlo. Poco a poco fue llegando la gente y ella cada minuto estaba más indecisa.
Santiago se acerca para hablarle, hace lo mismo que los presentes, le pide que no lo haga, promete ayudarla a encontrar una salida, pero la chica solo sigue moviendo su cabeza en negación.
Está segura de que desaparecer es lo correcto. Está confiada en que así acabará con su sufrimiento, pero no puede hacerlo, por más que intenta. Sus dedos parecen haberse adherido a las barandas amarillas, mira hacia abajo y pasan muchos carros, esa es su salida, pero no puede cruzarla.
Nadia, al ver que Santiago no logra nada, decide intervenir. No lo había hecho antes porque siente que Patricia no confiaría en ella, pero es una carta que debe jugar y va a hacerlo.
—Patricia, ven, bájate de ahí, no estás sola, te ayudaremos, te juro que lo haremos, pero por favor no lo hagas, no cometas esta locura, déjanos ayudarte ¿sí? —Nadia habla entre lágrimas, aunque no es amiga de esa chica, tampoco quiere que se haga daño, es un ser humano y no puede permitir que acabe con su vida. No desea presenciar el momento en que una vida se extinga para siempre y menos aún de esa manera.
Nadia sigue hablando y Patricia la observa todo el tiempo. No entiende como esa chica quiere ayudarla con todo lo que ha pasado, pero para ella ya es muy tarde, la decisión no se puede retroceder y con este pensamiento se suelta de las barandas que la mantenían en el borde del puente. En ese instante fue agarrada por uno de los bomberos que aprovechó la distracción de Patricia para acercarse sin que ella lo notara.
Nadia se había dado cuenta de eso, el bombero le había hecho señales de que siguiera hablando y así lo hizo, por primera vez en su vida hablar como una lora mojada daba buenos resultados. Sus palabras habían dejado a Patricia ensimismada y eso era todo lo que necesitaban para ese acercamiento que salvaría su vida.
Patricia es puesta en un lugar seguro, los paramédicos la revisan y aparte de su estado alterado y unas cuantas contusiones no tiene más síntomas, al menos en la parte física, porque evidentemente en la parte emocional esta chica necesita atención prioritaria y urgente.
Le inyectan un tranquilizante, solo así se va calmando poco a poco hasta que pierde el conocimiento, es llevada a una clínica donde será evaluada por un psiquiatra.
La mamá llega un momento después, está preocupada, Patricia se había ido a su habitación con la excusa de dormir un rato, pero cuando ella fue a buscarla para llevarle algo de comer no estaba, la cama estaba intacta, evidentemente nunca se había acostado.
Ella salió a buscarla con desesperación. Un año atrás su hija había intentado quitarse la vida y temía que lo hiciera de nuevo. Sus miedos se intensificaron cuando la llamada entró a su teléfono. Fue precisamente Santiago quien le dio la noticia de que Patricia había sido llevada a una clínica, pero no le dio mayores detalles. Entró en pánico, no quiere perder a uno de sus hijos y si eso pasa, ella será la culpable por permitir los abusos de su esposo.
Santiago y Nadia le avisaron a sus madres lo que había pasado y ellas fueron a acompañarlos y a ofrecer su ayuda.
Nátali llega y corre a abrazar a su amiga, sabe lo sensible que es y haber presenciado esa situación la debe tener muy mal y no se equivoca, una vez siente la calidez de su amiga, las lágrimas no paran de salir, tuvo tanto miedo de que Patricia se lanzara. Se abraza a su amiga mientras murmura que fue horrible, Nátali la abraza más fuerte y da besos en su cabeza, Nadia es como una hermanita y le duele verla así.
Más tarde le permiten a la madre entrar a verla, ya la chica está despierta, pero sigue estando muy mal. Su madre sabe que es por el miedo a las represalias de su padre, así que tendrá que ponerle punto final a esa situación, no puede seguir permitiendo que sus hijos vivan en ese infierno.
—Mi niña preciosa, perdóname por permitir que llegaras a este punto, cargas mucho peso en tus hombros y eso se tiene que acabar, nos vamos, ¿estás de acuerdo?. Tus hermanos, tú y yo nos iremos lejos de tu padre, no permitiré que los lastime más. Tengo un dinero guardado y lo utilizaremos para comenzar nuestra nueva vida, no te dejaré sola nunca más —la madre habla en medio del llanto.
Patricia sacude su cabeza asintiendo, abraza a su madre mientras sus lágrimas no quieren parar, ella está totalmente colapsada.
—Mami, perdón, lo siento tanto —Patricia llora aún más fuerte, pero su madre le indica que no pida perdón, no tiene nada que perdonarle, la única culpable es ella por permitir que vivieran de esa manera —tienes que denunciarlo mami, mi papá no puede seguir haciendo daño, no nos dejará en paz si está libre, he escuchado que te lo ha dicho, no nos dejará ir tan fácilmente, debe ser detenido y pagar por tanto daño que ha hecho —la chica sabe que esa es la única salida. Es la única manera de sobrevivir.
La madre está de acuerdo con su hija, sabe que tiene razón, ese hombre la ha amenazado en varias ocasiones. Esa es la razón por la cual sigue ahí, él dice que si se va, la buscará y le quitará los hijos, ese es su mayor temor y por eso ha seguido a su lado, pero sabe que si no hace algo ahora, podrá perder a sus hijos para siempre. Esto no lo puede permitir.
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Comments
Nancy Scheherezada Perez Perez
Lamentablemente estos dramas los viven tantas familias y a todo nivel económico, porque la maldad de algunos hombres no tiene límite al castigar y maltratar a su familia
2024-11-14
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Rosa Magdalena Chávez
debe salir urgente de ese matrimonio . quien no dice que el tipejo tiene otra familia, por eso se va tanto tiempo
2024-11-15
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Marta Bedetti
no sé puede creer
2024-08-26
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