Capítulo 7

Máximo y Lauren van en el carro, antes de tomar el camino pasaron por un supermercado para comprar algunas cosas que van a necesitar: unos malvaviscos, fresas, crema de chocolate, palos de chuzos, etc.

- ¿No me vas a decir a donde me llevas? _ pregunta Lauren con curiosidad.

- No, dijiste que quieres que te sorprenda, solo te voy a adelantar que es un lugar muy especial para mí, mi padre me regaló el terreno cuando cumplí catorce años, dijo que ya era hora de tener mi propio espacio, así que inicié la construcción, viví ahí por un tiempo, cuando me casé nos fuimos a vivir a Bogotá, luego regresé de nuevo, ahora por facilidad para mi trabajo vivo aquí en la ciudad, pero siempre que puedo voy a pasar tiempo allí _ Máximo cuenta con alegría, pero sin adelantar demasiado.

- No me has hablado de tu trabajo ¿a qué te dedicas? _ Pregunta Lauren para calmar los nervios.

- Soy profesor, profesor de Anatomía _ responde Máximo con entusiasmo. Está orgulloso y feliz con lo que hace.

Pronto están en su lugar de destino, Máximo se baja del carro y camina a la puerta del copiloto, ayuda a bajar a Lauren, pero no se retira, la encierra con ambos brazos puestos a los dos extremos de la puerta, se acerca suavemente al rostro de ella y deposita un suave beso en sus labios, se permite disfrutar de su fragancia y luego la toma de la mano para guiarla hasta la entrada.

- Esta es mi cabaña, ¡bienvenida! _ Máximo está emocionado de tenerla a ella en su lugar favorito.

Entraron y pasaron directamente al patio trasero, Máximo guió a Lauren hasta un cómodo sofá y él se dispuso a encender la fogata. Una vez lista, ambos se sentaron alrededor y comenzaron a asar los malvaviscos, también en un tazón están las fresas, Máximo previamente las lavó para comerlas con la crema de chocolate.

El hombre puso una fresa en uno de los palitos de chuzos y la llenó de chocolate, la llevó hasta la boca de Lauren y ella la aceptó, un poco del chocolate se quedó untado en los labios de la mujer y él no dudó en limpiarlo con su dedo pulgar para luego llevarlo a su boca, este acto hizo sonrojar a Lauren, quien deseó que lo hubiera hecho con su boca.

Siguieron asando los malvaviscos, algunos se los ofrecían del uno al otro mientras hablan de cosas sin importancia; una vez más, Máximo repite la acción de llevar la fresa bañada de chocolate a la boca de Lauren, pero esta vez no se puede resistir, se acerca y limpia los restos de chocolate con su propia boca iniciando así un beso suave, al principio Lauren se sintió un poco torpe para corresponderle, pero a medida que el hombre profundiza, ella toma el ritmo.

Máximo la besa con pasión y ella le responde efusivamente, un tiempo después se separan, Máximo recuesta su frente a la de ella para tratar de calmar un poco sus sensaciones, pero lo que dice Lauren termina con el poco autocontrol que había logrado.

- Máximo, quiero que me hagas el amor, esta noche quiero ser tuya _ Lauren decidió enviar su vergüenza de paseo y disfrutar sin restricciones. Está ardiendo de deseo y quiere quemarse en esos musculosos brazos.

Máximo la abraza de nuevo, la levanta para que ella lo abrace con sus piernas y de esta manera la lleva al interior de la cabaña, directamente a su habitación.

Lauren besa al hombre sin reparos, comienza a despojarlo de su traje hasta dejar su torso desnudo, recorrió con sus manos el fuerte pecho del hombre, el abdomen marcado y la sexi V que se comienza a ver en el borde de su pantalón, de nuevo lo besa.

Ahora es el turno de Máximo, baja uno de los tirantes del vestido de Lauren y besa su hombro con devoción, disfruta del suave cuello de ella, haciéndola gemir algunos sonidos eróticos, luego baja la otra tira y hace lo mismo en ese hombro, termina de sacar los tirantes por los brazos y el vestido queda en la cintura de la mujer, unos hermosos pechos quedaron al descubierto, Máximo los toca con ambas manos, los recorre palmo a palmo, son tan perfectos para él aún con unas cuantas estrías, esa mujer es una diosa ante sus ojos, su boca se dirige hasta sus picos rosados, los saborea como el mejor manjar, ante su tacto terminan de endurecerse haciendo que él hombre se estremezca de emoción, termina de empujar el vestido dejándolo caer hasta el piso de la habitación y un delicado encaje de color rojo queda a su vista.

Otras nuevas olas ondeantes se dejan ver en el abdomen fuerte de su ahora mujer y él no duda en besarlas con ternura, la guía hasta la cama y se sube en ella a horcajadas apoyándose en sus rodillas, los besos son cada vez más desesperados, la verdad es que los hermosos cánticos que ella deja escapar no ayudan a que él pueda controlarse, Lauren está terriblemente sensible, cada roce de ese hombre se mete hasta en sus huesos, en ese momento ella es solo una mujer que se permite disfrutar de los placeres de la carne.

Maximo continúa besando el abdomen e incluso un poco más abajo, lo cual hace que Lauren arquee su espalda de placer, la invasión es extremadamente satisfactoria, oleadas de calor la invaden, hasta que no es posible contenerse más y sucumbe ante el placer, Máximo regresa a sus labios, desea saborear aquellos gemidos que tanto provocan en él.

Rápidamente, las últimas prendas que los separan de estar piel con piel desaparecen, Maximo toma el látex, pero cuando está dispuesto a ponerselo la mujer habla.

- Si quieres, no es necesario usarlo, hace poco me hice mis exámenes de rutina y estoy sana, tampoco puedo ser madre de nuevo _ Lauren quiere sentirlo sin restricciones.

- ¿Estás segura?, por mí encantado, no hay nada que desee más en este momento que sentirte sin ninguna barrera de por medio. Yo también estoy sano _ ambos desean lo mismo.

Máximo invade ese lugar cálido y húmedo de una sola estocada, la intromisión hace que jadeos de ambos resuenen por toda la cabaña, están solos, así que no tienen que contenerse, se besan, se acarician y se aman sin pudor.

Ambos cuerpos danzan a un ritmo acompasado, el delicioso chapoteo se mezcla con lamentos de excitación, la faena dura un buen tiempo, el suficiente para que ambos estallen de placer, fue una entrega sublime, ambos cuerpos desnudos y extasiados caen a la cama después de la ardua labor.

Lauren mira con una amplia sonrisa a Máximo, valió la pena esperar tanto para encontrar al correcto, ese hombre sí que la hace volar.

Máximo por su lado piensa algo similar, fue una verdadera delicia mezclarse con esa diosa, lo ha hecho increiblemente feliz.

Lauren se recuesta en el pecho de Máximo mientras él da besos en la mano que momentos antes le tomó.

Duermen un poco, hasta que una linda chica a horcajadas despierta al sexi Máximo para comenzar un nuevo round, sería un verdadero pecado no aprovechar el semental que esta a su lado.

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