Gabriel regreso a su casa cerca del mediodía, estaciono su camioneta en el garaje y descendió de la misma con un muñeca en caja, era grande, tenía alrededor de setenta y cinco centímetros de altura, de cabello oscuro y ojos azules para su hija.
Ámbar tenía una colección bastante grande en su cuarto, era una pequeña curiosa y alegre, tenía una ligera obsesión con la perfección de las mismas, si algo le gustaba era la belleza que transmitían las muñecas, quería tener a montones.
Gabriel vestía un jeans y una camisa negra, zapatos oscuros y unas gafas de sol.
Ingreso las llaves en la cerradura y abrió la puerta, observo a Ámbar sentada en la sala con una muñeca en brazos observando las caricaturas.
La pequeña se giró hacia Gabriel al percatarse de su presencia, Clarise le había hecho dos colitas, traía un vestido blanco y zapatos del mismo color.
—¡Papi! —Exclamo bajándose con desespero del sillón, lanzo la muñeca al suelo y corrió hacia Gabriel dándole un abrazo a sus piernas—¡Volviste! ¡Te extrañe mucho!
—Princesa ¿Adivina que te trajo tu papa? —Inquirió Gabriel regalándole una sonrisa.
—¡Una muñeca nueva! —Exclamo la pequeña.
Gabriel saco la caja que escondía detrás de su espalda— ¡Sí! La más linda que vi en la tienda.
—¡Ah! ¡Me encanta! —Chillo de felicidad.
Gabriel se agacho ante ella la abrazo y le dio un beso en la mejilla, apoyo la caja sobre el suelo y le ayudo a abrirla—Lo mejor para mi princesa.
—¡Gracias papi!
—Esta es casi de tu tamaño—Rio Gabriel—Me alegra que te haya gustado.
Ámbar estaba fascinada con la muñeca.
—¿Cómo se llamara esta? ¿Peige? ¿Amelia? ¿Lili? —Inquirió Gabriel curioso.
—¡Peige! —Vocifero Ámbar—Me gusta.
Clarise se asomo al oír el bullicio, estaba con un delantal de cocina, se sentia un rico olor a estofado de carne proveniente de la cocina.
—¡Gabriel! ¡Que alegría! —Exclamo Clarise.
—Extrañaba este aroma a hogar.
—Ve arriba hija—Le ordeno Gabriel—Luego jugare contigo y te contare todas las cosas que hice durante el viaje.
Ámbar asintió y corrió escaleras arriba.
Clarise se acercó hacia su esposo y lo abrazo—Me alegra tanto que estés bien—Lo tomo del rostro y le dio un beso en los labios.
—Mi amor, no debes de preocuparte—Gabriel acaricio el rostro de la mujer y estampo un beso en sus labios —Si algo necesitaba era tu compañía.
La atrajo de la cadera hacia el— ¿Todo en orden aquí?
Clarise asintió—La niña preguntaba mucho por ti, ya no sabía que decirle, es pequeña para que sepa lo que haces.
—Lo imagino, no te preocupes.
Clarise sonrió al ver a su esposo—Me hace tan feliz tenerte en casa...
Gabriel le dio un beso en la frente y la observo a los ojos—Te extrañaba.
Apoyo sus manos en el trasero de su esposa—No hay nada como estar en casa—Sonrió con picardía—Y sentir las caricias de mi mujer.
Gabriel levanto el vestido hacia arriba y deslizo sus manos por el trasero de su esposa—Esto es excitante—Se mordio los labios.
—No, aquí no, la niña anda jugando.
Gabriel retiro la mano—Bah, le quitas lo divertido.
—En la intimidad de nuestro cuarto haremos lo que quieras, aquí no—Le advirtió su esposa.
Gabriel sonrió —Eso me agrada.
—Solo piensas en eso—Clarise le jalo la mejilla y sonrió—Aunque no me quejo, me agrada saber que te gusto mucho, porque a mí me gustas mucho—Acaricio su entre pierna y se giró.
—Uff no me dejes así... bebe.
—Te gustara lo que cocine, siéntate—camino hacia la cocina, destapo una olla y revolvió el estofado—El hogar se siente completo cuando compartimos la comida, me gusta mucho, Ámbar pronto comenzara su actividad escolar, esta con esa actitud rebelde de no querer ir, ya sabes, es algo tímida con los extraños y los demás niños, le cuesta socializar un poco, además—Rio—Le teme al dentista.
—¿Enserio?
—Si, por cierto, los otros días mato al perro del vecino porque no le gusto que le ladrara, nuestra hija estaba en sus días malos, por suerte me libre del asunto arrojándolo al techo de una casa y salí corriendo—Sonrió y rio—Me gustaría que te quedaras más tiempo con nosotras, extraño a mi hombre.
—Ya veo, te has divertido bastante, hablare con ella en la tarde.
—Pero...
—El trabajo me lo impide, pero tienes de todo ¿Te hace falta algo?
Clarise negó con la cabeza—Solo que me gustaría que estés más tiempo con mi hija y conmigo.
—Y lo estaré, solo dame tiempo...Recuerda que si estas con libertad es gracias a mi esfuerzo, y al de mis conexiones con el jefe, de lo contrario estarías en una celda, hago lo que puedo por ti y nuestra hija, además piénsalo, Ambar puede tener buen futuro si se la entrenara.
—No quiero que forme parte de eso.
—Okey, será como digas.
—Agradezco lo que haces por mí y mi hija.
—Tratare de que los viajes sean más cortos, delegare responsabilidades ¿Contenta preciosa?
Clarise sonrió—Sabes que sí.
Su esposa puso cubiertos y vaso para su esposo, se acercó por detras y lo rodeo con sus brazos, beso el cuello de Gabriel—Te vez tenso, quizás mis caricias dentro de un rato te hagan muy bien,
Gabriel sonrió—Eso me agrada—Le dio una nalgada fuerte.
—Hoy estas tremendo—Rio Clarise.
Clarise se separó de él y camino rumbo a las escaleras
—¡Ámbar el almuerzo está listo! ¡Lávate las manos ahora! ¡Quiero ver esas manos limpias cuando bajes!
Como Ámbar no bajaba, Clarise bufo y fue por ella—Seguro esta con ese juguete nuevo.
Gabriel se encogió de hombros—Sabes que es mi debilidad—La siguió con la vista y sonrió con malicia una vez la vio subir las escaleras—Ingenua...
Almorzaron con tranquilidad, Gabriel conto algunas anécdotas de su viaje, claro omitiendo lo sanguinario que había sido, luego Ambar revelo que al vecino del frente llamado Chad le mato el gato de un ladrillazo cuando lo vio caminar en el jardín, sin embargo no quiso decir que hizo con el cadáver.
Clarise se pasó las manos por el rostro al enterarse lo que hizo su hija y soltó un largo suspiro—Nos meterás en problemas, Ambar.
—Déjala, solo jugaba ¿No corazón?
—¡Sí!
—Comete las verduras, te estoy viendo, de lo contrario no habrá mas regalos por mucho tiempo—Le señalo Gabriel a su hija.
—Bueno.
Durante la tarde mientras Ámbar jugaba en su cuarto con la muñeca nueva, Gabriel llevo a su esposa hacia su habitación, encendieron la radio y rieron, cerraron la puerta con prisa y le colocaron seguro para que la niña por esa casualidad se le diera por ingresar sin tocar.
Gabriel se giró hacia su esposa y la llevo contra la puerta, descendió su mano por su rostro y de pronto con ambas manos arranco su vestido rasgándolo en dos, dejándola en ropa interior, la contemplo de arriba bajo, Gabriel beso el cuello de su esposa, sus pechos y descendió sus manos a través de su cuerpo, la llevo hasta la cama y la arrojo sobre el colchón.
Gabriel se desvistió ante ella y se subió a la cama, esa tarde dieron rienda suelta a sus deseos más perversos, donde el erotismo y la lujuria cobro su papel principal.
Gabriel se encendió un cigarro luego de hacerlo, era su costumbre.
—Amor...
—¿Sí?
—Estoy embarazada.
—¿Enserio? —Inquirió sorprendido.
—Hace unos días tuve un mareo fuerte mientras hacia el que hacer y fui al doctor, me hicieron análisis y me dijeron esta hermosa noticia—Sonrió recostada sobre el pecho de su esposo, lo beso varias veces y descanso su cabeza en él.
—Que felicidad...—Gabriel acaricio la espalda de su mujer—¿Sera niño?
—¿Te gustaría?
—Bueno si, ya tenemos una niña aunque si viene otra genial ¿No?
—Eres tan lindo—Suspiro.
—¿Sabes que amerita esto?
—¿Qué?
—Mas sexo.
Y esa tarde Gabriel la monto nuevamente, lo que Clarise no sabía es quesu esposo le estaba dando la despedida.
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Comments
Martha Padilla
Ahora me da más gusto la forma en que murió ese desgraciado de Gabriel 🤗🤗🤗
2023-08-09
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