Hasta de las peores adversidades sale adelante el ser humano, cuando existe, unión, amor y compañerismo, el amor te hace fuerte frente al mundo, sin embargo verdaderamente se fortalece en los tiempos más difíciles cuando el amor se pone a prueba.
Nicholas ese día decidió regresar a la ciudad, compraron comida enlatada, jugos, galletas, frutas, agua, toda clase de alimentos que no se echaran a perder a temperatura ambiente, además compro artículos de higiene personal, pasta dental, Shampoo, jabones, desodorantes, perfumes, etc.
Mientras conducía observo una familia que se estaba mudando de una casa, en ese instante una idea cruzo por su mente, Nicholas se detuvo y observo todo con calma.
Tenían en el baúl varias armas y municiones que habían recogido de los sujetos que había ejecutado Nicholas, si la policía llegaba a detenerlos y le encontraban ese arsenal estarían en serios problemas, Nicholas se veria obligado a mancharse las manos con sangre de inocentes.
Otras de las preocupaciones que tenía Nicholas era la policía, él estaba seguro de que tenían conexiones con Kamus, la matrícula del coche era un peligro, debía de conseguir otro coche pronto y marcharse lo más rápido posible de la ciudad con un plan muy estable para que Helena y su hijo no corrieran peligro alguno.
Tampoco podía ejercer más la medicina, ya que Kamus tenía sus narices también metidas en los servicios de salud, estaba jodido, debía de pensar una forma de ganarse la vida, trabajando de lo que sea y esa era su mayor preocupación ¿De qué?
—¿Por qué nos detenemos?
—Necesitamos un lugar donde quedarnos al menos un día o dos para recuperar parte de mi fuerza, y para que descanses, no me agrada ese sangrado que tuviste, por lo que si sucede nuevamente avísame rápidamente, conseguiré otro coche mientras tanto, necesito que te recuperes al cien por ciento Helena.
Nicholas observo el lugar y arranco nuevamente, regresaría en la noche con un nuevo coche.
—Amor, necesitamos ropa.
—Lo sé, ya me encargo.
***
Nicholas ingreso en una tienda y compro ropa casual e íntima para él y su esposa, además de zapatos y zapatillas deportivas, necesitaban mudas de ropa con suma urgencia ya que Helena tenia algunas manchas de sangre en su vestido, no podía seguir más en esas condiciones.
Pasó por un local de comidas rápidas y pidió dos hamburguesas completas con papas fritas y dos refrescos para llevar, devoraron todo en el acto de lo hambrientos que estaban.
—Esto te sube un poco el autoestima—Menciono Nicholas con la boca llena—Mmm...
—Parece mentira pero sin hambre se piensa mejor—Comento Helena.
Nicholas la observo por el retrovisor.
—¿Quieres comer algo más?
—Estoy bien, debemos ahorrar el dinero.
Nicholas observo su billetera, debía pasar por un cajero a retirar efectivo, y así lo hizo.
—Nicholas...¿Estaremos bien? —Inquirió Helena con cierta duda.
—No dudes, por favor...
Helena bajo la mirada—Lo siento, no es que dude, tengo miedo, miedo de perderlos a ambos.
—Te protegeré, quédate tranquila.
Helena bajo la vista, se sentía mal por haber dudado de su esposo—Lo siento.
Nicholas asintió.
Estaciono en una calle solitaria, observo el panorama, no transitaban muchas personas, por lo que vio una buena oportunidad de hacerse un nuevo carro, Nicholas diviso un Ford Escord Rs Cosworth de color negro, se bajó del coche y le ordeno a Helena que lo condujera mientras él iba por el otro.
Nicholas camino a paso rápido, observo hacia los alrededores, transitaba gente caminando con bolsas de compras, otros paseando perros o corriendo ejercitándose por la acera, se hizo el tonto y cuando nadie miro coloco su dedo sobre la cerradura, un ligero vapor salió del mismo, giro su dedo y abrió la puerta, ingreso dentro, reviso el auto hasta que encontró unas llaves de repuesto, lo puso en marcha y acelero deprisa marchándose del lugar, se escondieron en un callejón y transportaron todas las cosas de un auto a otro, corrió veloz por el callejón hasta cruzar la calle, se acercó a un coche y le robo las patentes, se acercó rápidamente hacia el coche donde estaba su mujer y se las cambio al suyo, esto despistaría a la policía siempre y cuando manejara con cautela en la ciudad.
Helena observo lo que hacia —Roguemos a dios no toparnos con un control policial.
—Con tal de asegurarles la vida y un buen futuro matare al que me estorbe en el camino, me importa un comino si son inocentes o no—Espeto Nicholas.
A Helena no le gusto ese comentario, sin embargo no le contesto.
Una vez en el automóvil Nicholas soltó un largo suspiro, luego observo a su esposa por el retrovisor—Vamos a esa casa que vimos.
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