Capitulo 4

En la madrugada el llanto del bebe lo despertó, abrió sus ojos y vio siluetas pasar corriendo rápidamente rodeando el automóvil.

Nicholas abrió los ojos en grande—Maldita sea...

—Helena—Le llamo.

—¿Mmm?

—Toma al niño.

Helena se levantó y observo a los alrededores— ¡Oh por dios! ¡Son muchísimos! —Chillo aterrada.

Nicholas saco su revólver, le agrego la bala que faltaba en el tambor y lo coloco en su cintura, además de dos dagas, encendió las luces del coche, abrió la puerta y camino unos pasos.

Se oyeron risas entre los árboles.

Helena estaba dentro del coche.

—Quédate dentro—Ordeno Nicholas—No salgas.

Ella asintió.

Nicholas inhalo fuerte y cerró sus ojos unos instantes, pudo sentir la presencia de los enemigos.

—Dicen que se esconde un extraño poder dentro de ti— El rubio salió de entre las sombras— Sin embargo fue fácil encontrarte, mis hombres te observaron salir con la mujer en trabajo de parto, sabíamos que no irías lejos.

—Quizás sea cierto, quizás sea mentira ¿Tu qué crees?

El rubio sonrió—Creo que escondes cosas, como un bebe... ahí—Puntualizo sonriendo—Me lo llevare.

—Sobre mi cadáver.

Cuando levanto la vista hacia sus alrededores estaba rodeado completamente por hombres armados con fusiles, traían tapa bocas algunos, otros cubiertos con trapos.

—Mi nombre es Sebastián y te lo repetiré por última vez, vendrás con nosotros.

—Nunca.

Sebastián rio—Okey—Asintió varias veces y comenzó a caminar hacia el coche, Nicholas se colocó delante de él impidiéndole el paso.

Un sujeto salió de pronto, le dio un culatazo a Nicholas con el fusil en su mentón haciéndole retroceder hasta caer al suelo.

En ese momento Sebastián se asomó por la ventana observando hacia el interior del coche a Helena y su bebe, sonrió con malicia—Olvídense del sujeto, ese niño es mucho mejor que el padre, ejecútenlo—Abrió la puerta del coche, arrancándola por completo, Helena salió por el otro lado y retrocedió sujetando con fuerza a su hijo.

—Pero qué bonito niño—Menciono Sebastián observándolo con curiosidad—¿Me lo prestas? Me gustaría cargarlo—Sonrió con malicia.

Helena lo miro furiosa y retrocedió.

—Tienes una bonita mujer medicucho, quizás me la quede—Le dio una mirada de arriba bajo—Hueles como me gustan, mujer.

En ese momento Nicholas se puso de pie, unos sujetos se acercaron con sus fusiles y dispararon sin embargo un viento violento salió despedido de el en ondas hacia los alrededores, las balas chocaron contra una barrera siendo repelidas, comenzaron a saltar chispas y a formarse arcos eléctricos a su alrededor, el vapor comenzó a girar en espirales alrededor de Nicholas.

—Aléjate de mi familia—Espeto furioso su tono casi gutural.

—¿O qué?

—Te matare como un maldito perro—Apretó sus puños con fuerza.

Sebastián sonrió—Mátenlo.

El vapor se volvió oscuro, comenzó a emerger del cuerpo de Nicholas en espirales, su cabello comenzó a agitarse violentamente, líneas negras comenzaron a recorrer sus manos, piernas, rostro, su ojo izquierdo se volvió de un tono rojizo brillante, y su cabello pasó de ser castaño a un oscuro color negro.

—¿Qué diablos? —Inquirió Sebastián pasmado.

—Modo Asesino Maldito—Espeto rabiando.

En un instante Nicholas se movió de posición pasando entremedio de los matones, jalo el matillo de su revolver hacia atrás, se frenó a un costado de Sebastián y jalo el gatillo sin dudar ni un instante.

Sebastián se inclinó hacia atrás evadiendo el disparo, Nicholas se giró en su eje y le dio una patada en las costillas haciéndolo salir despedido por el bosque, fue tan fuerte la patada que atravesó un árbol tirándolo abajo.

La pierna de Nicholas se había fracturado dejando expuesta su tibia, atravesaba su piel hacia fuera, la pierna se había retorcido, y en un instante su extremidad giro por completo acomodándose a su posición inicial, un vapor intenso y oscuro cubrió su pierna— ¡Los matare a todos, sabandijas! —Espeto furioso.

Nicholas estaba de pie tomándose su rostro con su mano, su ojo rojo se veía entre sus dedos por lo brillante que estaba, era como si mostraran la misma muerte, le salió ese vapor oscuro que giraba en espirales.

Los sujetos retrocedieron unos pasos, estaban atemorizados.

Nicholas se giró hacia Helena— ¡Corre ahora! —Exclamo con desespero.

Unos sujetos se acercaron corriendo hacia ella.

Nicholas se les apareció de repente delante de ellos y levanto a uno del cuello— ¡Estoy molesto! —El cuello del matón trono en su mano luego de romperlo, arrojo el cuerpo a un costado.

Otro sujeto se fue hacia atrás del susto y cayo de culo al suelo con su fusil, soltó un grito al ver a Nicholas acercarse a el, le apunto con el fusil y soltó una ráfaga de disparos.

El ojo rojo de Nicholas brillo, las balas quedaron levitando a su alrededor, el calor era abrumador.

Le vacío el cartucho por completo y se quedó pasmado

Nicholas le soltó un disparo en la cabeza dejándolo inmóvil.

—Te di una orden, Helena—Nicholas se giró observándola seriamente con su ojo rojo.

Helena asintió, brillo un instante por completo, cualquiera que la viera hubiera pensado que era una divinidad y luego salió despedida velozmente a través del bosque zigzagueando entre los árboles y los desniveles del terreno.

Todos los sujetos se le fueron encima a la vez con sus armas.

Nicholas saco sus dagas de las vainas, las giro, se puso en guardia y salío despedido hacia ellos como un rayo veloz.

Su ojo rojo se activó en el momento en que las balas fueron despedidas de los fusiles de los enemigos, rodeo todo el lugar usando los arboles como escudo, observo todo en cámara lenta, las balas pasaban por su lado sin siquiera dañarlo, su control era absoluto, se movió zigzagueando en la oscuridad con una destreza impresionante.

Las marcas en su cuerpo las cuales recorrían algunas de sus ramificaciones venosas brillaron, un viento violento salió expulsado repeliéndolos a todos y la sangre comenzó a derramarse por el lugar, degolló a todos los sujetos en un instante sin embargo se percató de la ausencia de uno cuando observo los cadáveres...Sebastián, no estaba por ninguna parte, el infeliz había aprovechado su distracción para ir por su esposa.

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