Condujo hasta su casa, se bajó con prisa y recorrió el caminito hacia su porche, observo por las ventanas hacia el interior, corrió hacia la puerta, saco sus llaves y en su nerviosismo se le cayeron al suelo, las alzo y las ingreso en la cerradura, giro la llave e ingreso adentro.
—¡Helena! —Grito mientras subía las escaleras rápidamente, abrió la puerta de golpe y se encontró con su mujer.
Nicholas tenia veintiocho años, su mujer Helena Rogers tenia veinticinco, el cabello castaño de ella era largo y lacio hasta su región lumbar, contaba con una característica muy rara en sus ojos, la heterocromia , una anomalía de los ojos en la que los iris son de diferente color, puede ser total o parcialmente, su ojo izquierdo era Hazel tenía esa mezcla de marrón en el centro y verde a su alrededor, mientras que el derecho era de color azul.
Nicholas también portaba una cabellera larga de color castaño, sus ojos eran marrones, tenía rasgos delicados, aun vestía su ambos azul del hospital.
Helena estaba sentada en su cama—Soltó un grito— ¡Ya viene! ¡Dios mío! ¡Va a nacer mi hijo, Nicholas! —Exclamo desesperada.
Nicholas se acercó a Helena, observo su vestido blanco floreado y luego sus ojos recorrieron sus piernas, por ella recorría líquido, estaba humedecida.
—Se me rompió la fuente—Menciono Helena, respirando agitadamente, controlando las respiraciones como le había enseñado su esposo.
Nicholas trago grueso y la cargo en su brazos—Debemos largarnos de aquí ahora, nos encontraron.
—¡¿Qué dices?! —Chillo soltando un grito.
—Aguanta amor, aguanta.
Descendieron las escaleras con prisa y salieron a la calle, la cargo en el automóvil , volvió adentro por el bolso del bebe, cerro la casa y cargo el bolso dentro del baúl, luego subió Nicholas dentro, puso en marcha el automóvil y acelero lo más rápido que pudo marchándose del lugar donde pensaba vivir por siempre con su esposa.
—¿Qué vamos a hacer? No podemos ir a los hospitales.
Él se mordió los labios y la observo—Lo tendremos, tranquila, no soy obstetra pero conozco los procedimientos a la perfección, confía en mí.
—Confio en ti, Nicholas.
Salieron a las afueras y se introdujeron con el auto en el bosque.
Nicholas se bajó cargo a su esposa, la recostó sobre el asiento trasero, levanto su vestido y observo la situación.
—Bien, bien amor, viene en camino, estas bien dilatada, en una madre primípara como tú estás en los valores normales, déjame un segundo voy por el bolso al baúl así me pongo unos guantes y puedo hacer tacto para saber precisamente cuanto de dilatación tienes.
—¿Qué hago? —Inquirió preocupada—¡No quiero que se me muera dentro Nicholas! —Chillo aterrada.
Nicholas corrió hacia el baúl y saco su bolso médico, se colocó unos guantes descartables y se aseguró que estuviera correctamente dilatada—Cuando te diga comienzas a pujar.
El trabajo de parto fue duro, Helena se encontraba bañada en transpiración.
—¡Puja Helena! —Exclamo Nicholas.
Ella lo hizo, soltó un grito y se fue hacia atrás respirando agitadamente.
—Vamos un último esfuerzo ¡Puja fuerte! ¡Ahí viene! —Exclamo su esposo.
Helena lo hizo, grito fuertemente y se fue para atrás, recostándose en los asientos.
De pronto el llanto del recién nacido inundo sus oídos como si fuese una música sagrada, inundando sus corazones de una majestuosa felicidad.
Nicholas lloro al sujetar el recién nacido en sus manos—Trago grueso y busco en su bolso unas tijeras, tuvo el honor de cortar el mismo el cordón umbilical.
—Helena...—Sollozo—Es hermoso.
Nicholas se lo entrego en sus brazos, y se quitó los guantes descartables, lanzándolos dentro de una bolsa, fue al baúl y saco el bolso con las cosas del bebe, además saco un bidón de cinco litros de agua, se acercó hacia la otra puerta trasera y la abrió, apoyo el bidón en el suelo y fue en busca del bisturí, corto rodeando el bidón para obtener un embudo.
—Esta con sangre el bebe, debemos limpiarlo y vestirlo ¿Puedes ayudarme solo sosteniéndolo?
Helena se arrastró pese al dolor en el asiento trasero levantando el niño fuera del auto sujetándolo con sus manos.
Nicholas le coloco una pinza en el cordón al bebe hasta que se le seque y deje de sangrar periodo que llevaría unos días, como es una zona sin nervios él bebe no sentiría molestias.
Nicholas se roció alcohol liquido en las manos esterilizándolas, luego introdujo su mano dentro del bidón con agua y activo su don, un vapor salió de su mano, calentado levemente el agua, hasta que la retiro en el momento justo—Lo mejor es el agua en un punto justo.
Helena asintió y sonrio con los ojos llorosos.
Nicholas vertió agua sobre el embudo que había improvisado y roció levemente sobre su hijo en todo su cuerpo una y otra vez cuidadosamente, quitándole la sangre mientras lo limpiaba con mucho cuidado con un paño y por ultimo con una toalla suavecita.
Helena rio.
—Lo sé, pareces las antiguas primitivas teniendo tu hijo en la naturaleza prácticamente , pero es lo que nos toca, la mujer Arch es sufrida... lo siento Helena.
—No te preocupes, estoy bien, mientras te tenga a ti y a mi hijo.
Nicholas coloco una toalla limpia en el asiento donde dejo reposar al niño, para así poder higienizar correctamente las manos de Helena con alcohol.
Luego le alcanzo ropita a Helena y ella vistió al bebe, le coloco un enterito y una mantita, el niño lloraba y lloraba por lo que decidió amamantarlo por primera vez.
Nicholas tomo otro par de guantes y se los coloco—Necesito limpiarte bien y retirar la placenta—Menciono con seriedad y tomo unas inyecciones, le retiro la tapa y se la suministro—Esto va a prevenir infecciones y te aliviara el dolor mi amor.
—Bien.
Luego de que Nicholas realizara el procedimiento y limpiara la sangre de Helena del asiento trasero para que pudiera descansar a gusto, Helena descanso junto al bebe, estaba en una posición incómoda, pero su marido prefirió que se moviera lo menos posible.
Su principal objetivo ahora era cambiar de automóvil, seguramente ya habían obtenido su número de patente y no tardaría mucho la policía en comenzar a rastrearlos.
La tarde caía, las nubes se acercaban cubriendo todo a su paso, se veían refucilos a lo lejos, la tormenta se estaba aproximando, observo como los árboles se agitaban con ferocidad, oyó los truenos estremecer la tierra, él bebe despertó y comenzó a llorar, Helena se giró y observo hacia fuera.
—Lluvia.
—Eso parece—Menciono Nicholas observándola por el retrovisor—Cuando pare nos marcharemos, estoy pensando hacia dónde dirigirnos.
—Está bien.
Helena se bajó el vestido dejando un pecho fuera y luego le dio de amamantar a su hijo.
Nicholas sonrió al verlos.
—Bebe, ¿estas hambriento? ¿Sí? —Inquirió Helena con ternura hacia su hijo.
—Seguro que si—Rio Nicholas.
—Amor.
—¿Mmm?
—¿Qué haremos?
—No lo sé, por ahora estamos bien, tenemos una pequeña fortuna ahorrada, veremos cómo nos organizamos, no puedo trabajar más mi profesión, me localizan por ella, por lo que tendré que trabajar de otra cosa, no lo sé, pensaremos todo con calma, las cosas a las apuradas salen siempre mal.
—Entiendo...
—Quédate tranquila, nada les pasara, los defenderé con mi propia vida.
—Solo quiero estar en paz y disfrutar de mi familia.
—Hare lo que este en mis manos—Nicholas apretó el volante con fuerza—Es mi culpa esto... mi profesión...la necesitan.
—Yo no te estoy recriminando nada.
La lluvia comenzó a caer torrencialmente, Nicholas se pasó al asiento trasero y se acercó a su esposa, le dio un beso en la mejilla—Te amo mi amor.
Helena sonrió y le dio un beso en los labios.
—¿Tienes hambre? —Inquirió Nicholas.
—Un poco.
—Yo también.
—¿Quieres que vaya por comida apenas pare de llover?
—¿Me vas a dejar sola?
—Un rato.
—Aguantemos mejor, no quiero que me dejes sola y menos con él bebe.
—Es que necesitas alimentarte, perdiste sangre y encima estas alimentando al bebe, te debilitaras.
—Aguantare, no te preocupes.
Nicholas asintió no muy convencido.
—¿Cómo lo llamaremos? ¿Elegiremos el nombre que habíamos pensado?
Nicholas sonrió y acaricio la mejilla de su bebe, sus ojos se encontraron con los de su esposa, esos ojos extraños que tanto codiciaba.
—Es tan bonito—Sonrió Helena bajando la vista hacia su bebe—Soy feliz.
—Su nombre será Seth.
—Me gusta... Seth—Menciono Helena hablándole a su hijo.
La lluvia cayó por un largo tiempo, Nicholas se pasó a los asientos delanteros y dejo estirarse a su esposa en todo el asiento trasero.
—Descansa preciosa, lo hiciste bien.
—Tú también.
—Te daré una buena vida mi amor, te lo prometo.
De pronto sus ojos comenzaron a cerrarse, apoyo su cabeza contra el cristal de la ventana y se quedó profundamente dormido.
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