Deseo cumplido

Han pasado semanas y no he encontrado la manera de que Victoria cambie de parecer. Perder a su hijo le ha dolido muchísimo, me han informado, pero no contaba con que no solo haya tenido a este bastardo, sino que también tiene una niña. Mi plan se había deteriorado con esa nueva información. Sabía que por más que a Victoria le doliera no tener a su hijo, no iba a separarse jamás de la niña que estaba hospitalizada.

- Eres una maldita estúpida - le grité a Emilia con impotencia mientras golpeaba ferozmente su mejilla. - ¿Cómo es que, estando en el maldito hospital, no te hayas enterado de que Victoria tenía otro hijo?

- Yo... yo no lo sabía, no tenía esa información. Perdóname, amor mío - imploraba apenada mientras tocaba su mejilla adolorida.

Sabía que Emilia había estado enamorada de mí desde hace muchísimo tiempo. Trabajaba mi madre para la señora Marina. Cuando la conocí, estaba de visita con su tía Leila. Me había parecido una linda chica, algo pasajero de una noche, pero no pensé que para ella significara más, cosa que agradecía porque me había servido para sacar provecho de la estúpida.

- Esperemos que venga Amaia a ver si nos ayuda a reparar este desastre - dije tratando de ser optimista.

- ¿Y ella por qué debería venir a ayudarnos? - dijo con molestia. Sabía que tras de esa incomodidad había celos.

- Te recuerdo que ella es mi señora esposa y madre de mi futuro hijo, así que si aún deseas ser mi amante, te recomiendo que te calles y te comportes.

- Sí, señor - respondió con pesar.

- Así me gusta. Ahora vete y trata de averiguar alguna novedad que nos sea útil.

Sabía que las cosas no iban a estar tan fáciles, pero no me iba a dar por vencido. Maximiliano me iba a pagar caro el haberme robado el amor de Victoria. Ella iba a volver a mí, tarde o temprano, así tuviera que secuestrar también a la otra bastarda.

...****************...

Mi vida se había convertido en un total caos. Cada día lloraba la ausencia de mi hijo y trataba de ser fuerte por mi pequeña princesa. No era fácil para mí ni para Max, en realidad para ninguno. Todos estábamos nostálgicos, preocupados e impacientes. Cada día era una tortura.

Samuel se mantuvo comunicándose seguidamente con nosotros. Max había contratado muchos detectives, pero el muy miserable siempre cortaba la llamada antes de poder ser rastreada. Habíamos localizado a Amaia en un vuelo, pero de pronto también perdimos el rastro de ella. Suponemos que Samuel la interceptó, haciéndola desaparecer de nuestro radar para evitar ser encontrados. Todas las noches me dormía esperanzada de que mañana tendríamos mejores resultados y volveríamos a ver a mi hijo. Cada mañana recibíamos 3 o 5 llamadas de Samuel pidiéndome que me fuera con él y mi hija y formáramos una familia, pero jamás acepté. Así pasaron los días y las semanas. Pronto Samuel dejó de comunicarse tan seguido, hasta que ya no lo hizo durante muchísimo tiempo. Yo seguía manteniendo mi fe de que algún día volvería a tener a mi pequeño Marcus en mis brazos. Mientras tuviera fuerzas, lo seguiría buscando.

-Victoria, deberías descansar. Mañana es un día algo difícil - me dijo mi suegro.

-Lo sé, suegro, pero debo terminar los reportes de la empresa, finiquitar algunos pendientes y ya luego subo a descansar.

-Sé que eres una mujer muy fuerte. Me lo demostraste desde el momento que te conocí, pero no puedes escudar tu dolor detrás de trabajo. Sé que el no tener a tu hijo duele. A mí también me duele - dijo con nostalgia.

-Respeto que cada quien lleve su dolor, pero no puedes seguir castigándote ni culpándote por lo que pasó. Samuel tendrá que pasar factura tarde o temprano, cariño. Deja eso en manos de Dios y disfruta a tu hija.

Sabía que cada palabra que decía era cierta, pero la ausencia de Marcus dolía más cada día que pasaba. Era como si ese pedazo de mi corazón fuera torturado a diario con pequeñas dosis de ácido.

-Amor, papá tiene razón. ¿Por qué no subimos y te doy un masaje? Quizás eso te sirva para relajarte un poco - sugirió Max que venía entrando a la sala.

-Tienes razón. Debería descansar. Ya mañana terminaremos lo que haga falta - dije mientras soltaba el computador y me dirigía a los brazos de mi esposo.

Últimamente, eran mi mejor refugio y mi más grande soporte emocional.

-¿Violeta, cómo está?

-Se acaba de dormir, no te preocupes - me abrazó y depositó un suave beso en la frente, haciendo que todos mis pensamientos se reiniciaran.

...****************...

MAXIMILIANO

-¿Papi, por qué mami siempre está triste? - me preguntó Violeta, después de ver a Vico llorar mientras organizaba su fiesta de cumpleaños.

Han pasado ya 4 años desde que no vemos a nuestro hijo, 4 años desde que el maldito de Samuel dejó de comunicarse con nosotros. Victoria y yo habíamos hecho lo posible por tratar de sobrellevar la ausencia de nuestro hijo sin que Violeta se sintiera excluida o notara esa ausencia, pero había días como hoy que, por muy fuerte que Victoria fuera, no podía evitar desvanecerse.

-¿Mamá está así por mi hermano? - volvió a preguntar Violeta con curiosidad. Nosotros, como padres, le habíamos hablado de que tenía otro hermano, uno que había nacido con ella pero que se fue a vivir con su tío. No queríamos causarle ningún trauma para su corta edad, pero queríamos que supiera que existía Marcus.

-Sí, cariño, mamá extraña mucho a tu hermano, y se pone triste porque él no está aquí - traté de explicarle.

-¿Y si se pone triste porque no lo van a buscar o le dicen al tío que lo traiga?

-Porque no es tan fácil, el tío no lo quiere traer, y mami y papi no sabemos dónde buscarlo.

-Entonces ese tío es malo, porque no trae a Marcus para que mamá no llore. Ya yo no lo quiero - dijo mientras hacía un puchero.

-Ya no hablemos más de eso, vamos a terminar de vestirte para que vayas a abrazar a mamá y que se ponga feliz.

-Sí, yo le daré amor a mami mientras mi hermanito regresa.

-Tú eres una princesa con un hermoso corazón, ¿lo sabías? - le dije mientras la abrazaba y le daba muchísimos besos.

Terminamos de alistar a mi pequeña Violeta y bajamos a disfrutar su fiesta de cumpleaños.

Sin duda alguna, la fiesta de Barbie le quedó fabulosa a mi esposa. El vestido que le diseñó a Violeta era hermoso, y la decoración que hicieron ella y Sabrina no tenía comparación.

Cuando llegó la hora de partir la torta, todos nos quedamos helados al escuchar el deseo de mi hija.

-Pide un deseo, princesa - le dijo Sabrina a Violeta.

-Yo deseo... yo no quiero deseo, quiero que mami pida un deseo por mí - dijo mientras tomaba la mano de Victoria y la acercaba a la vela.

-Pide un deseo, mami.

-Yo, yo no quiero un deseo, mi amor, pide un deseo tú - dijo Victoria con dulzura, animando a Violeta a pedir su deseo.

-Si quieres un deseo, yo lo pediré por ti - cerró sus ojitos y juntó las manitas. -Yo deseo que mi hermanito regrese para que mami no llore más - y diciendo esto sopló la velita, dejándonos en la oscuridad.

Cuando encendimos las luces, pudimos ver a tres figuras en la puerta que daba hacia el patio.

-¡Buenas noches! No hemos sido invitados, pero creo que llegamos en el momento indicado... - dijo la mujer con una enorme sonrisa.

-¡Tú! ¿Qué haces en mi casa? - le gritó Victoria mientras cargaba a Violeta y se la entregaba a Ignacio en modo de protección.

-Vine a traerte un regalo y así es como me recibes? - dijo Amaia con amargura.

Victoria la observó con ganas de arrancarle la cabeza, hasta que ella se hizo a un lado y dejó ver a un pequeño niño con los rasgos idénticos a los míos.

Más populares

Comments

Maria Briceño De Barreto

Maria Briceño De Barreto

Con el poder que tienen y no encontraron a Marcus

2024-05-26

0

Ada Villalba

Ada Villalba

ya se salió de la realidad. yo los encuentro y los trituro

2024-05-12

0

Maria Correa Olaya

Maria Correa Olaya

tarde pero seguro, que quedra a cambio

2024-05-04

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play