eres un asesino

La boda y la recepción había transcurrido sin ningún percance, el padre de Adriana había decidido marcharse poco después de haber concluido la ceremonia, para evitar algún inconveniente con su ex-esposa.

a pesar de ello, la felicidad en la cara de Adriana y de Joshua era sin duda tan genuina como su amor.

por otro lado, Sabrina se le veía muy feliz con Ignacio, no podíamos negar que eran una pareja hermosa y jovial, nunca pensé que este par de mujeres ahora formarán gran parte de mi vida.

mientras veía la felicidad en el rostro de las personas que me rodeaban, comencé a sentirme un poco mal, quizás sea el estrés del día, o las emociones del mismo.

tome como pude la mano de mi suegro, y camine despacio hacia nuestra mesa.

-te sientes bien?- pregunto angustiado, mientras recorria con la mirada el lugar en busca de Maximiliano.

-es solo un poco de malestar- dije calmadamente tratando de no alarmarlo.

-quedate aquí, buscare a max, para que te lleve a casa, en tu estado no es bueno que abuses.- me dijo con una mirada de advertencia.

-esta bien - respondí con resignación; no tenía caso en decir lo contrario, aunque no quisiera irme aún, ni Don máximo ni mi esposo dejarían quedarme.

-ahora vengo, no te muevas- como si eso fuera posible en estos momentos.

coloque mi mano sobre mi vientre abultado, comencé a sentir un malestar incómodo en la parte baja del mismo.

-no te preocupes mi pequeño amor, ya nos vamos a casa a descansar.- le decía a mi bebé que estaba pateando con fuerza, para tratar de calmarlo y asi aliviar un poco mi malestar.

habían pasado unos pocos minutos, cuando un rostro lleno de preocupación apareció en mi línea visual.

-como te sientes?- pregunto max al llegar a mi lado.

-no me siento muy bien, quiero irme a casa- confesé.

en este momento me parecía la mejor idea del mundo, aunque minutos antes me hubiera rehusado a irme.

-puedes caminar?- podía notar su angustia.

-tan mal me veo?- trate de bromear.

su rostro se endureció, por lo tanto supe que no veía para nada bien, me mordí el labio y me levanté.

-tratare de caminar, no sería buena idea llamar mucho la atención.

-esta bien, pero si no puedes solo dímelo y te llevare en mis brazos.- sugirió mientras colocaba su brazo por mi cintura para sujetarme mejor.

cuando íbamos de salido Sabrina, nos detuvo.

-piensan irse tan pronto? - llevaba una copa de vino en su mano, y sonreía muy feliz.

-vico no se siente bien- respondió max.

-oh! quieres que nos vayamos con ustedes?- Sabrina miraba de max a mi esperando una respuesta.

-no es necesario, solo necesito descansar un poco, ha Sido un día bastante agitado.- mientras trataba de contener la compostura, un fuerte dolor se instalo en mi parte inferior, apreté mi mano para aguantar el dolor y evitar que max se diera cuenta, no quería preocuparlo más.

pero fue en vano, Sabrina lo noto y antes de poder decir nada, Ignacio y max me llevan cargada al auto.

no sé en qué momento apareció mi cuñado a mi lado, pero ahí estaba subieron con nosotros, y nos alejamos a toda velocidad.

-deberiamos llevarla al hospital- decía Sabrina nerviosa.

-es mejor llevarla a la clinica- decía Ignacio

-puede ser que esté por nacer el bebe- chillo Sabrina.

Maximiliano volteo a verme, con intriga y duda.

-callense, yo solo quiero ir a recostarme un poco - estaba nerviosa, angustiada, tenia miedo y los comentarios de ellos no ayudaban en lo más mínimo.

-deberiamos dejar que te revise un medico- dijo mi esposo inexpresivo.

sabía que aunque mantenía si fachada de hombre sin emoción, por dentro estaba temblando de miedo igual que yo.

-entonces has que vaya a la casa, no quiero ir a un hospital.- dije solemne.

todos se quedaron en silencio, lo único que podía escuchar era el nervioso sonido de las uñas de Sabrina golpetear la copa de cristal que se había traído con ella.

después de un rato, el dolor disminuyó, el malestar se fue calmando de poco, para cuando llegamos a la casa, no sentía nada en lo más mínimo.

cuando el auto se estacionó, salí de el sin esperar a que Ignacio o max me ayudaran, y camine tranquilamente hasta el interior de mi casa.

me senté en la gran sala, solté mis pequeños tacones y los dejé caer, masajeando mis pies para aliviar la incomodidad.

-te ves mejor- dijo Ignacio rompiendo el silencio.

-me siento mejor, de hecho tengo muchísima hambre.- sonreí con inocencia haciendo que todos soltaran una gran carcajada.

-no puede ser posible, que nos hayas puestos tan nervioso solo porque has tenido hambre- se quejo Sabrina entre risas

-lo siento, creo que mi pequeño príncipe se ha colocado en una posición mmmm algo complicada, por qué tenía hambre.- dije en mi defensa encogiendome de hombros.

Ignacio y max se miraron por unos pocos segundos.

-le pediré a Leila que prepare algo de comer, y les aliste una habitación para los dos - ofreció Maximiliano.

,-yo llamaré al doctor, no estaría demás que revisaran a victoria.- antes de poder negarme ya Ignacio se había marcado a hacer la llamada.

Leila nos prepara algunos sandwich de pollo, con lechuga y tomate, unos jugos de fresa, y unas galletas de avena.

estábamos comiendo en silencio, mientras esperábamos a la Doctora, para que me chequeara.

me había negado varias veces pero todos insistieron que era lo más conveniente y lo mejor para mí, así que me resigne y deje de discutir, después de todo, un chequeo no estaría mal.

cuando estábamos hablando sobre la boda de nuestros amigos, sonó el timbre, todos pensábamos que había llegado la doctora pero para la sorpresa de muchos era Adelaida quien entró como alma que lleva al diablo.

-tu, eres un maldito asesino - gritaba desconsolada a Maximiliano.

-has matado a mi único hijo, creías que no me iba a enterar maldita basura.

Maximiliano se tenso a mi lado, yo sentía que mi corazón se aceleraba hasta casi salirse de mi pecho.

-max, dile que es mentira, tu no has hecho tal cosa.- implore, necesitaba escucharlo decir que era inocente.

-no te atrevas a mentir Maximiliano Singer, tenías miedo de que Victoria descubriera tus secretos y te dejará, por eso lo mandaste a matar.- su rostro estaba manchado por las lágrimas.

-has matado al único hijo que me ha sabido querer de verdad.

mire a Ignacio que la veía decepcionado, su madre jamás le había demostrado afecto, y ahora le restregaba en la cara que solo consideraba a Samuel como su hijo.

-max....- le apremie para obtener respuesta.

-adelaida, siento mucho lo de tu hijo pero no iba a permitir que el dañará a mi familia - respondí Maximiliano con un tono de voz sombrío y amenazante

-tu... tu has matado a Samuel - dije sin poder creerlo.

sentía como si un balde de agua fría cayera encima de mi, mis emociones se descontrolaban, no podia creer que mi esposo también se fuera un asesino, sabía que si lo había hecho era para nuestro bien, pero me negaba a aceptar que recurriera a las misma tacticas que Samuel, no éramos dueños de la vida de nadie para arrebatarsela.

-vico, yo...

el trato de tomar mi mano, pero instintivamente la aleje de él, y me levanté justo en ese momento, un dolor punzante se instalo en la parte inferior de mi vientre, mi vestido rosa pálido estaba mojado y lleno de sangre.

-hay que llevarla al hospital urgente- logré escuchar gritar a Ignacio, mientras mi conciencia se desvanecía en una oscuridad silenciosa.

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