fantasmas.

nuestra nueva casa era inmensa, aún no me adaptaba del todo, nuestra nueva habitación era espaciosa, tenía su baño interno con bañera y ducha, un lavamanos dual para parejas, un gran y hermoso espejo, el baño daba con una pequeña recamara, que hacia el papel de closet interno, era muy espaciosa con diferentes compartimientos, y lo mejor de todo es que nuestra habitación estaba justo en frente de la habitación de nuestro príncipe.

salí de nuestra habitación en busca de Maximiliano, que se encontraba en su nuevo despacho, este estaba al final del pasillo, decidió dejarlo en la parte de arriba para estar más cerca de nosotros en el futuro.

-max amor- abrí la puerta y lo ví concentrado tecleando en su computadora.

-ocurre algo?- respondió sin mirarme

-es la una de la mañana, deberíamos dormir- me queje

-en un momento voy- siguió tecleando sin dar mayor importancia

-maximiliano Singer, hágame el favor y apaga es maldita computadora y se viene a la cama conmigo- dije en tono autoritario - por favorcito puedes?- dije luego suavizando mi voz y haciéndole ojitos de gato.

-amor, debo terminar esto para la junta.

-max, está casa es inmensamente grande, y si me sale algún fantasma o espectro del mal?- dije fingiendo estar asustada.

-aqui no hay nada de eso, además mi mujer es demasiado inteligente para creer en esas cosas.-

-max por favor, vamos a la cama, me da miedo estar sola aquí, aún no me acostumbro, de verdad he intentado dormirme pero me siento incómoda.- suplique para que regresará conmigo a la habitación

el soltó un largo suspiro y se levantó de la silla.

-esta bien amor, vamos a dormir- me tomo de la mano y me llevo camino a nuestra camita.

una vez acostados, la abrace y lo bese dulcemente

-ahora si no va a pasarte nada, ya estoy aquí para cuidarte- menciono en tono burlón

-edo está muy bien, igual mañana te voy a encargar la barita de Harry Potter para mayor proteccion- le respondí mientras me reía a carcajadas.

-bien ahora duermete- dijo dándome un beso en la frente y abrazándome con fuerza, como si me fuera a escapar en cualquier momento.

duramos unos cuantos minutos en silencio

-max, estás dormido?- pregunté

-mmmm?- respondió el sin moverse.

-te amo- dije mientras me acomodaba mejor en su pecho.

-yo también te amo Vico.

se volvió a instalar un total silencio entre nosotros.

-max, te dormiste?- volví a preguntar.

-mmm?- definitivamente eso era un no.

-como quisieras que se llamara el bebé?- pregunté ansiosa por saber sus ideas.

-vico, hablemos de eso mañana, si no duermes la bruja vendrá a sacarte de la cama.- seguía con sus ojos cerrados y sin moverse pero podía ver sus labios curvarse en una sonrisa.

-muy gracioso- me queje de mal humor.

-duermete mi amor, mañana hablaremos de eso lo prometo.

después de su respuesta, me quedé en total silencio, cerré mis ojos y cuando estaba apunto de alcanzar mi sueño, sentí que algo me comenzaba a incomodar.

-amorcito- dije sutilmente, pero está vez no obtuve respuesta

-max- intenté de nuevo subiendo el tono de mi voz, pero aún así no obtuve respuesta alguna.

-maximiliano!- dije más duro, haciendo que el pobre de mi esposo se levantará sobresaltado.

-alejate bruja, fuera!- dijo medio dormido aún, mientras me abrazaba y me volvia a acostar con el.

-maximiliano, no te atrevas a dormirte de nuevo.- lo amenace.

-amor tengo sueño, que pasa ahora?- su voz sonaba somnolienta.

-max, tengo hambre- me queje.

pero Maximiliano, solo se rió a carcajadas.

-que es tan gracioso- reproche molesta.

-amor, es tu casa en la nevera está todo lo que desearias comer, si no consigues nada te prometo que bajaré y te cocinare algo rico- trato de negociar conmigo.

-bien, no me acompañes no lo necesito- me levanté molesta de la cama y salí de la habitación.

-si ves a algún fantasma le ofreces algo de comer tambien- escuché decir a Maximiliano a lo lejos.

sabía que el estaba cansado, pero yo no conocía del todo la casa, teníamos 3 días apenas viviendo en ella, era muy grande y silenciosa, daba miedo, aparte de que se tía la sensación de que alguien me vigilaba.

había estado leyendo en Google, todo sobre la sensación de acoso en una casa, y había leído las presencias sobrenaturales, también leí una leyenda sobre las brujas que vienen a buscar a las mujeres embarazadas y niños para quitarles la vida en un ritual.

trate de hacer a un lado mis pensamientos e hice una nota mental "no debo volver a leer, ese tipo de artículos de internet".

baje con cuidado las escaleras, sabía que solo estábamos max y yo, ya que Leila, rosa y Mary estaban en el chalet, que se encontraba al lado de la casa.

llegué a la cocina, saque el paquete de pan de sandwich que estaba en la alacena, luego fui al refri y busque jamón y queso, tomate, lechuga y las salsas, para proceder a hacerme un par de panes, y llenar mi hambrienta barriguita.

justo cuando estaba preparando mi sandwich, sentí una mirada penetrante en mi espalda, me voltee con cuidado, pero solo estaban las puertas corredizas de vidrio, que conectaban con el jardín.

me acerque con cuidado y Vi el reflejo de un hombre, o era una mujer?, estaba parada mirándome fijamente, enseguida mi cuerpo se paralizó por completo, por más que trataba no podía moverme ni medio centímetro.

mi corazón comenzó a latir a millón, la sombra que estaba del otro lado ladeo la cabeza hacia un lado, haciendo que me sobresaltara a un.

de pronto, sentí que alguien tocaba el dorso de mi mano, y grite desesperadamente, arrojandole la salsa y tenía en mi mano, como modo de defensa.

la otra persona también grito, al mismo tiempo y fue cuando mi conciencia volvió en si.

-maldicion victoria que estás haciendo?- dijo max bañado por salsa de tomate de pies a cabeza.

por un segundo olvide el incidente del vidrio y la sombra de la persona afuera de la casa y comencé a reír como loca, no sabía si me reia de los nervios o por la apariencia que llevaba mi esposo en ese momento.

-amor, casi me matas- le acuse.

-casi me matas tu, mira como me has dejado- se señalaba de arriba abajo, y yo trataba de no reírme.

-he bajado por qué me sentí culpable de dejarte venir sola y así es como me recibes.

-lo siento max, es que ví una sombra en la puerta - señale hacia las puertas de vidrio- me he asustado y luego bajaste y pues lo siento mucho.- no era mi intención, pero ya estaba muy asustada cuando el se me acercó.

-quien estaba en el vidrio victoria pudiste verlo?- dijo con preocupación

lo cual hizo que me asustara aún más.

-ocurre algo max?- pregunté nerviosa

-no, iré a consultar con el cuerpo de seguridad de la villa.- dijo mientras se dirigía a salir de nuestra casa

-no max, no me dejes sola por favor - le implore nerviosa.

me miró y se acercó hacia mi, tomo el teléfono de la casa d hizo una llamada.

-Nicolas, refuerza la seguridad de la casa, victoria acaba de ver a alguien- espero unos segundos- verifica los alrededores y mantenme informado.- ordeno

-volvamos a descansar, no es bueno para tu salud, Nicolás se encargará de todo- me tomo de la mano y me llevo de nuevo a la habitación.

se aseo, y cambio de roba, luego volvio para meterse de nuevo en la cama conmigo, me abrazo incluso más fuerte que antes.

-nada te pasar, mientras yo esté vivo- me prometió dándome un casto beso en los labios.

yo me acurruque aún más a su cuerpo, buscando protección y calor.

-que te parece si lo llamamos Eugenio - soltó de pronto haciendo que pusiera los ojos en blanco.

-no tengo ánimos de discutir el nombre de mi hijo ahorita contigo.- dije de malas.

-te dije que nada va a dañarte, porque andas de mal humor?!.

-es que con el susto he dejado mi sandwich allá abajo y no pienso ir a buscarlo de nuevo- dije soltando un puchero, haciendo que Maximiliano, inundara el cuarto con su risa.

-acaban de asustarte y tú aún piensas en comer?

-no te burles, tengo hambre.

el río aún más, tomo el celular y le ordenó a Nicolás que buscará algo de comer y lo trajera hasta la habitación.

-te amo mi pequeña glotona- dijo aún entre risas.

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