No quiero ser tu jefe.

La mayor parte del día nos vemos pocos, la verdad es que estado sumamente ocupada comunicándome con los inversionistas y socios, es de vital importancia obtener los permisos firmados y autenticados para poner en marchar la propuesta de expansión.

Al tenerlos en mi mano, me encamino hacia donde mi jefe, el cual posa sus ojos de inmediato en mi al verme entrar al lugar.

- Señor, aquí están los documentos que requirió.- obligo a contener el nerviosismo que recorre mi cuerpo.

No se porque me vino a la mente el mas reciente sueño ardiente que tuve con él, ¿será porque tenía tiempo sin verlo?

- Gracias, Natalia.- los toma para colocarlos en su escritorio para después volver a mirarme.

- Se le ofrece algo más?.- pregunto inquieta.

Como me gustaría que observará las carpetas que le di y no a mí, no ve como me tiene.

- Sí, llegaron unos informes de las empresas del Roble, aunque no es de nuestra incumbencia, me gustaría que lo revisaremos, ¿tienes algún problema?.- reposa su cabeza en una de sus manos, mientras hace gestos.

- No hay algún problema, si no tiene inconveniente podría ser después del trabajo.- digo, intentando mantener la compostura.

- Perfecto, entonces te esperaré, por ahora esto sería todo, ya puedes retirarte.- se vuelve centrar en su computadora.

- Entendido.- sin que me lo digas dos veces me marcho.

Paso toda la tarde pensando en que haré cuando estemos solos, no tengo sentimiento por él cómo tal, pero su presencia te da a imaginar y muchas cosas, temo que deje de pensar con la cabeza.

Al notar que casi la mayoría de los empleados y Cristina se ha retirado a su hogar, tomo el valor y golpeo su puerta, al no recibir respuesta de su parte tomo el atrevimiento y entro; al poner un pie en su oficina lo puedo observar que se encuentra parado mirando hacia la nada, como si estuviese perdido en sus pensamientos.

Rápidamente, lo llamo un par de veces para hacerle notar mi presencia, pero este parece no escucharme, preocupada me acerco hasta él y toco su hombro.

- Has llegado, disculpa estaba distraído.- se frota su rostro, mientras se dirige a su escritorio.

Confundida solo lo sigo en silencio, ¿le estará pasando algo?, este no demora mucho y me entrega los datos, lo reparo por unos momentos y noto que se trata del anterior contrato que hemos leído, desconcertada lo miro.

- Veo que me has descubierto, sé que estarás preguntando por qué lo hice y simplemente no lo sé, supongo que quería hablar contigo.- se levanta de su silla y se acerca de mí.

- ¿Ocurre algo?.- Le pregunto extrañada

No es normal que este haciendo cosas por hacerla, ese no es el Pablo Montenegro que conozco.

Hace unos momentos tenía una cara seria y ahora está como si nada, sin miedo a equivocarme puedo decir que está más amable de lo habitual, ¿qué está tramando o sucediendo?.

- Problemas con mi mamá, está un tanto molesta por mi rompimiento aun con Andrea. -de un rápido movimiento me quita los papeles de la mano.

Me obligo a morderme la lengua, tengo un poco de curiosidad de saber el porqué, pero sé que estos temas no me incumben.

- Entiendo.- jugueteo con mis manos.

- No me preguntarás el porqué?.- me obliga a mirarlo.

Un momento me quedo asimilando sus palabras, supongo que está jugando conmigo.

- ¿Y porque lo haría?.- le respondo con otra pregunta.

- Porque me gustaría que lo hiciera, si puede sonar y parecer patético, pero me gustaría que me dejarás de ver como tu jefe.- habla con firmeza.

Quedo helada frente a sus declaraciones, creo que la medicación me esta comenzando a afectar por que estoy empenzando a escuchar cosas absurdas.

- ¿Tan ilógico suena?.- se me acerca peligrosamente, haciendo que se me erice la piel.

- No, solo que no lo esperaba.- intento calmar mis nervios y salir de su rango de alcance.

- Segura?.- coloca cada uno de sus brazos alrededor de la silla, dejándome prisionera en esta.

- Si, pero podría alejarte un poco.- demasiada proximidad podría ponerme en aprietos

- ¿Notas que es la segunda vez que me tuteas?, pero no me molesta que lo hagas.- habla maliciosamente.

- Yo, quiero irme..a..mi.c.as.- no termino de hablar ya que este toma mis labios en los suyos y me besa.

Al principio intento alejarlo, pero solo consigo que se pegue a mi y profundice el beso, con la mente en blanco me dejó guiar por la sensación y le correspondo el beso, no se en que momento sus manos se desplazan a mi cabello y suelta mi coleta, dejándolo caer en mis hombros y espalda.

- Te ves más hermosa con tu cabello suelto, tienes una preciosa cabellera.- dice esto al romper el beso, aún encima de mis labios.

- Yo debo irme a mi casa.- lo alejo, mientras me levanto de la silla agitadamente.

¿Qué mierda acaba de ocurrir?, ¿Es esto uno de mis sueño?, Ahhh, quiero gritar.

- Te llevo.- toma su saco del perchero.

- No, no hace falta, voy a pedir un taxi.- me niego rapidamnete.

Tengo demasiada emociones encontradas y su presencia solo conseguiría confundirme más.

- No acepto un no por respuesta, recuerda que acabas de salir de una lesión y tampoco permitiré que andes por allí a estas horas.- me agarra del brazo.

Desconcertada solo asiento, solo espero no lamentarme después. Sin problemas nos desplazamos al estacionamiento y entramos al auto, nerviosa intento centrar mi atención en el camino y no voltear a mirarlo, pero es imposible.

Al llegar a mi casa intento bajarme, pero este empieza a hablar.

- Que te quede claro que te bese porque así lo quería, cada palabra que te dije fue cierta, eres hermosa y nadie puede decir lo contrario, solo quiero que me des una oportunidad, pero si notas que te estoy incomodado dímelo, me apartaré y me mantendré alejado de ti, porque ten por seguro que respetaré tu decisión.- habla con firmeza, mirándome a los ojos.

Sus palabras son tan convincentes y seguras, que despejan cada unas de mis dudas, que hacen temblar mi ser.

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