Perturbación.

Al llegar a su casa me dirijo directamente a su habitación, al verla en la cama con ropa atrevida mi lujuria no tarda en salir, como lobo cuando tiene arrinconada a su presa me le acercó sutilmente mientras empiezo deshacer de mi saco y corbata.

- Pensé que me tenías olvidada.- me dice en medio de un ronroneo.

- Eso nunca.- me apoderó de sus labios.

Vanesa es la única mujer que ha dejado un precedente en mi vida, fue mi primer amor y el que más daño me hizo, me dio a entender lo doloroso que es enamorarse, gracias a ella aprendí una valiosa lección, la cual no olvidaré nunca.

Nuestros cuerpos no tardan en volverse uno, lo nuestro únicamente es carnal, cuando estoy por terminar me viene a la cabeza otros ojos y rostro, confundido me levanto y prendo un cigarro, ¿qué es lo que me está sucediendo recientemente?, ¿se relacionará con su indiferencia?, sin obtener las respuestas que llenen mis inquietudes tomo mis cosas y salgo de allí, dejando a mi acompañante confundida y molesta.

Con mis pensamientos desordenados conduzco a su casa y me estacionó, al reflexionar lo que estoy haciendo me reprocho inmediatamente, sin saber que hacer tomo mi celular y miro su número, para después debatirme que hacer, ¿si la llamo o voy a su casa, que le diré?, mil preguntas me aborda, esto debe ser un mal sueño; como llegue me voy, necesito poner límites si no quiero que esto se salga de control.

A la mañana siguiente regreso al Pablo de siempre, el cual le interesa poco los empleados, en especial ella; no obstante, mis ojos se desvían inconscientemente a sus acciones y todo empeora cuando observo juguetón a Lucas con la susodicha.

Molesto si causa aparente le hago una llamada de atención y así mismo le indico que permita entrar de inmediato a ese imbécil, esta rápidamente lleva a cabo mis instrucciones, sin quejas.

- ¿Cómo has estado amigo, mío?, ¿Y cómo vas con esa misteriosa mujer?.- pregunta entre ironía.

- Bien, ¿qué te trae por aquí?.- voy directo al grano, omitiendo su segunda pregunta.

- Relájate, no puedo venir a visitarte.- se burla.

- Lo dudo.- lo miro fijamente.

- Ja, ja, ja, que bien me conoces, he venido a invitarte a una reunión, es este sábado, ¿qué te parece?.- habla con cierta malicia.

Aunque respete sus gustos y en la manera que lleva su vida no significa que la comparta.

- Lamento decepcionarte, pero me niego; en casa tenemos una celebración y es necesaria mi presencia y además sabes que no me gustas esas clases de fiestas, eso solo te destruye.- hablo con firmeza.

- Entiendo no insistiré, pero no sabes lo que te estás perdiendo.- se levanta y trata de marcharse.

- Aún estás a tiempo de salir de ese hoyo Lucas, sabes que cuentas con mi apoyo, ¿verdad?.- lo miro fijamente.

- Lo sé hermano y te lo agradezco.- dice estas palabras y desaparece lentamente.

Sé perfectamente que la muerte de su hermana fue un duro golpe para él y más de la manera como abandono este mundo, ninguna mujer se merece que la torture y le roben la inocencia de la manera más monstruosa posible, tan solo era una niña de 10 años, que no tenía culpa por los errores de su familia.

Desde ese día no volvió a ser igual, pasa todo el tiempo sonriendo, pero sé que lo hace para esconder su tristeza y dolor, a pesar de que ha pasado más de un año.

......................

Hoy es la fiesta de cumpleaños de uno de mis sobrinos, toda la familia estará reunida en una misma mesa, de antemano me voy preparando para las palabras acusatorias de ellos, todos están muy interesados en que me case y con todo lo de Andrea supongo que empeorará, listo para esta invisible batalla me dirijo hacia mi auto y me encaminó hacia allá.

Al llegar mi familia me recibe calurosamente, bueno casi todos excepto mi madre, que de milagro me mira, ignorando ese hecho me acerco a ella y le entrego un gran ramo de rosas, está con pocas ganas lo acepta para después entregársela a el ama de llaves.

Ignorando su gesto me encamino hacia mis hermanos y pido un trago doble, estos no tarda en presumirme sus vidas de casado.

- ¿Y qué tal tu vida amorosa, hermano?.- no retarda Alejandro en sacar su veneno.

- Estupenda, si quieres te puedo ofrecer unos consejos ahora que estoy soltero.- digo burlonamente.

Al notar como su cara se vuelve roja de la rabia sonrió, no es que nos llevemos mal, solo que cada quien ha enfocado su vida en diferentes caminos y eso puede traer un poco de tensión a la hora de vernos.

- Basta, ya no son niños de 15, compórtense, que dirás sus sobrinos si ven pelear a sus tíos de 30 y 25.- nos regaña Christopher, nuestro hermano mayor.

- Ok, tú ganas.- habla malhumorado Alejandro.

A pesar de que tiene 30 años y una familia, este al verme no se resiste en buscarme pleito, siempre ha sido así desde nuestra juventud.

- Ja, ja, ja.- me burlo.

Definitivamente, me hacía falta distraerme y dejar los problemas de la empresa de lado; con mi padre nos dirigimos al campo de golf y jugamos un rato mientras nuestra madre y sus esposas preparan la comida.

Como típico Montenegro, cada quien intenta hacer su mejor esfuerzo y proclamarse como el ganador. Sin embargo, no son contrincantes a mis habilidades.

- Las señoras, necesitan de sus presencias en el comedor.- se acerca el mayordomo interrumpiendo mi celebración.

- Entendido, Alfred; ya puedes retirarte.- habla mi padre.

- Otra?.- me burlo.

- No seas idiota, no hagamos esperar a mamá.- me fulmina con la mirada.

- Está bien, tú ganas en esta.- me acerco a él y lo abrazo.

Este como puede me empuja y se libra de mi agarre, muerto de la risa lo sigo molestando en la atenta mirada de nuestro padre y Christopher, los cuales sacude sus cabezas en señal de frustración antes nuestros actos, es la primera vez en mucho tiempo donde podemos charlar y comer en familia, centrándose únicamente en el presente.

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