¿Orgullo?.

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☆☆☆ Pablo ☆☆☆

Paso toda la bendita noche pensando en ese maldito beso, cada vez que cerraba los ojos la veía, mis pensamientos no dan espera y vuelan sin fin, pero hay uno en especial que me molesta, ¿Por qué ella no me mira o muestra interés?, ¿tan indiferente le soy?, con mi cabeza a punto de explotar decido tomar un trago, necesito de alguna manera callarlos.

Al día siguiente me levanto temprano y reviso la información que me ha enviado Braulio, enojado y emocionado a la vez apago la computadora.

- Al fin te tengo palomita.- murmuro maliciosamente.

Si creías que te ibas a ocultar para siempre de mí, estás equivocada, heriste mi orgullo, así que tendrás que pagar las consecuencias; Sin demora tomo mis cosas y al estar con ella nos dirijo a la sala de juntas, los organizadores colocan diversas pruebas y gracias a su ingenio somos capaz de superarlas, no obstante, la última descontrola los ánimos de los presentes, confiado en sus competencias asiento antes sus palabras y le permito exponerla la propuesta.

Como había previsto esta lo hace increíble que asombra a los presentes y nos brinda el resultado esperado, cuando me encuentro revisando el contrato y algunas cláusulas estas se pierde de mi vista, rápidamente defino los últimos detalles y voy en su búsqueda.

Al llegar a la cafetería la puedo visualizar con William, ese tipejo de pacotilla que siempre anda tras de cualquiera mujer, enojado y molesto sin motivo aparente me acerco a ellos e interrumpo su descarado acto seductorio, rápidamente le recuerdo su posición y que por su bien se aleje. Sin embargo, este no parece importarle mi advertencia, ya que intenta pasarle su contacto, colérico tomo la tarjeta y la arrugó en su cara, para después decirle unas palabras y llevarla a mi habitación.

Molesto la arrincono y la obligo a mirarme a los ojos, para después interrogarla, al ver que esto no dará solución y no obtendré la información que quiero me apoderó de sus labios, es un beso desesperado y lleno de emociones encontradas.

Al romperlo siento como mejilla arde, mis labios se curvean.

- No me vuelvas a tocar.- me dice enojada.

- Ok, no lo haré si no me provocas.- me alejo de ella.

- ¿Qué te provocó?, no seas idiota, lo menos que quiero es meterme en problemas contigo.- habla con cierta molesta.

- Ese día y anoche, ¿entonces que buscabas?, te divertiste viéndome la cara de imbecil todo este tiempo.- dejo salir las palabras que he querido decir todo este tiempo.

- No se de que estas hablando.- intenta marcharse.

- Ese día en el banquete, en el lugar que me abofeteaste frente a todo el mundo, sabes la humillación que me hiciste pasar.- mis afirmaciones producen que esta se coloque pálida.

- Y.o..- busca palabras para justificarse.

- Tengo evidencia que fuiste tú así que no tiene sentido negarse, pero sabes que es lo peor de todo esto, es que de ese puto día andas metida en mi mente, ojalá toda esta situación se pudiera solucionar con despedirte o no verte mas, pero no lo creo, comenzaste a mover cosas en mi que hubiese preferido que estuvieran muertas, te miro inconscientemente y hace un momento quise matar al imbécil ese solo porque se atrevió a tocarte, jajajaja creo que me estoy volviendo loco.- tomo asiento mientras suelto todo.

Esta solo me mira sin decir ni un palabras, es como si mis confesiones hubiera impactado todo su ser.

- Se que todo esto es repentino y puede sonar de mal gusto, pero es lo que estoy sintiendo, entiendo si te molestas y tratas de renunciar, lo entenderé, pero ya no quiero seguir comportándose como un idiota, para serte sincero pensé que hacia todo esto porque heriste mi orgullo y me pisoteaste como ninguna mujer lo hizo, pero después de reflexionar un poco creo que me lo merecía, jamás te trate como una persona y siempre me creí superior a los demás, supongo que estamos a mano.- saco todo lo que me atormenta sin parar.

Aún me burlo de lo patético que fui, yo Pablo Montenegro que jure jamás convertirme en un imbécil por ninguna mujer, ha sucumbdio con la persona menos inesperada, mi tan fría y desabrida asistente.

- No piense mucho lo que te acabo de decir, Prepárate que mañana salimos.- le abro la puerta para que se marche.

- ¡ !.

Esta sin pensarlo dos veces se retira silenciosamente, dejándome hecho un caos, según yo quería cobrarmela e hice todo lo contrario, no puede controlar mi boca y le solté todo, solo espero que todo se aclare y pueda regresar a mi vida cotidiana.

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Al observar su cara inexpresiva, se de inmediato que aún está pensando en lo de ayer, por más que intente entablar una conversación o mirarla esta me esquiva, cansado por tal cosa decido dejar que las cosas sigan su rumbos y esperar que nos depara el futuro.

Sin más imprevisto el avión despega y en breves horas aterrizamos, en el transcurso del camino a su casa no hay palabras o gestos amistoso, lo unico que hace al llegar a su edificio es salir rápidamente del auto, es como si quisiera escapar, confundido y apunto de ser absorto por mi mente llamo a Christopher, necesito un consejo y él es el único que puede ayudarme en este pozo sin salida, donde me estoy sumergiendo.

- Hermano, ¿dónde estás?, es urgente, necesito hablar contigo.- digo con desespero.

Al saber que se encuentra en su casa, enciendo el auto y me dirijo hacia él.

- ¿Que pasa, Pablo?, porque tenias la necesidad de hablar conmigo.- me interroga.

Sin perder tiempo, le doy a conocer lo ocurrido, este solo puede asentir antes mis palabras, para después mantener silencio por unos minutos.

- Primero diré que te has comportado como un patán, segundo que estuvo perfecto que te diera un correctivo, no puedes pasar tu vida pasandote con las mujeres y tercero que tiene de raro que sientas algo por alguien, ¿no eres de piedra?, el problemas es que no eres de su agrado, la tienes difícil hermano.- se burla de mí, mientras me reprocha.

- Vine por un consejo, no para que saques en cara mis malos actos, me estoy volviendo loco, hermano, ¿que hago?.- escondo mi rostro entre mis manos.

- ¿Qué te dice tu corazón?.- me mira fijamente.

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