Stephen, Carla y Verónica

Capitulo dieciséis

Stephen había mantenido distancia de Valentina y eso le había traído sus frutos. Por un lado, ella había tenido que enfrentar sola a sus padres por lo que no había podido impedir la boda. En tres semanas seria su esposa y él seria el presidente de las dos compañías. Ya que había convencido al padre de Valentina de que esta estaba trabajando hasta altas horas de la noche y que necesitaba que alguien la ayudara.

–Si unimos las empresas puedo asegurarle que llevaré el control de todo. Haciendo que usted pueda descansar y manteniendo a Valentina bajo la menor cantidad de estrés posible. Ya que todos quisiéramos que usted conozca a sus nietos y pueda pasar tiempo de calidad con ellos –le dijo Stephen al padre de Valentina sonriendo.

–Creo que es lo mejor. No me gusta que ella tenga que ir a esos clubes en mitad de la noche para asistir a esos chicos que recién empiezan. Suele haber peleas y ella no tiene que hacerse partícipe. Yo lo hacía cuando era joven, pero soy hombre –indicó el padre de Valentina a Stephen como si él entendiera su punto–. Además, me encantaría ser abuelo. Aunque el médico me diga que mi salud está mejor. Mi esposa y yo ya no tenemos la misma conexión que antes. Y los nietos nos ayudarían a estar más unidos.

–Eso déjelo en mis manos. Una vez que ella y yo estemos casados será un placer para mi convencer a Valen de agrandar la familia –Stephen sonrió. Tenía al señor Novak exactamente donde quería.

Su amigo le estaba dando medicamentos que hacían que su presión sanguínea bajara por lo que seguiría sintiéndose mal por un buen tiempo. Por lo menos hasta que Stephen se asegurara de desasirse de Titán y enamorar a Valentina. Algo que con el control de la empresa Novak era probable que ocurriera muy rápido.

Ahora tenía que encargarse de encontrar a la mujer perfecta para representar a una novia celosa. Desde que él había dejado de dormir en su departamento Valentina se mostraba mucho más curiosa por su vida privada. He incluso le había dicho que lo extrañaba. Una vez que pudiera hacer que ella y Titán empezaran a pelear ella se acercaría de nuevo a él. Por lo que para eso necesitaba tener a sus amigas de su lado.

–Creo que lo mejor sería que ustedes me ayuden. Sé que es una boda de mentira, pero si pudiéramos hacerle un regalo sería genial –explicó Stephen a Verónica y Carla.

–Sabes que a Valen no le gustan las sorpresas –dijo Verónica mientras bebía el coctel que Stephen le había pedido al cantinero.

–Lo sé, por eso creo que lo mejor sería que después de esta farsa de boda las tres se vayan a algún lugar a pasar una semana juntas –dijo él pasándole la bebida a Carla.

–¿Lo dices enserio? –preguntó Carla asombrada.

–Claro, el otro día en el desayuno Valen me dijo que las extrañaba. Con tanto trabajo con los chicos nuevos no ha parado en meses –Stephen sabía cómo convencerlas. Aunque les había preparado una sorpresa extra–. Pero no quiero hacer nada que la moleste. Tal vez ustedes podrían tirarle la idea a ver que le parece.

–¿Y que hay de la empresa? –preguntó Verónica ya que Valentina era muy aferrada a la empresa de su padre.

–Yo puedo encargarme de todo, y en caso de que surja la necesidad de resolver algo la llamaría. Pero chicas, manejo una productora de televisión. ¿Creen que no podré con una de música por unos días? –preguntó riendo. Poco a poco estaba logrando convencerlas.

Siguieron hablando mientras él les contaba lo que les pensaba ofrecer. Cinco días en el caribe con todo pago. Para que las tres reafianzaran su amistad. La más reacia era Verónica, ella conocía mejor a Valentina. Y le era más fiel, en cambio Carla parecía estar no solo dispuesta a convencer del viaje a Valentina sino que se mostraba curiosa.

–Bueno, hablaremos con ella y te avisaré –dijo Carla cuando Verónica se fue a atender una llamada que tenía–. Ahora dime, ¿Quién es la chica que logró conquistarte?

–¿Perdón? –preguntó Stephen con su encantadora mirada de hombre de negocios.

–Fuimos una noche a ver a Valen a tu departamento y dormiste afuera. Me da curiosidad saber qué clase de chica es capaz de mantener entretenido a un tipo como tu durante toda la noche –dijo ella de manera seductora.

–A veces tus ocurrencias me hacen reír –dijo él como si no le prestara atención a su coqueteo.

Verónica volvió y les comentó que se tenía que ir ya que su madre no se sentía bien. Stephen se ofreció a llevarlas a ambas ya que habían bebido alcohol. Carla aceptó gustosa y Verónica lo hizo mirando extrañada a su amiga. Ella no solía comportase así. Una vez que dejaron a Verónica en su casa Carla le preguntó a Stephen si quería tomar algo con ella en su departamento.

–Fuiste el conductor designado y no pudiste beber. Tengo habitación de huéspedes si lo deseas puedes quedarte a dormir –dijo Carla provocando a Stephen–. Valen no es celosa.

El comentario de Carla le resultó molesto y hasta ofensivo. Aun así, ella sería una herramienta en su plan para que Valentina se enamore de él.

–Si tú crees que está bien que me quede no tengo problema. Me vendría bien una copa de vino –indicó Stephen y fue así que después de una botella ambos terminaron en la cama de Carla.

A la mañana Carla despertó con dolor de cabeza. No había tomado tanto como para sentirse así. Tendría que ir con su acupunturista para que la viera. Al darse vuelta en la cama vio a un hombre desnudo que dormía mirando hacia la ventana.

–Mierda –dijo ella avergonzada. No recordaba lo que había ocurrido la noche anterior en su casa.

Cuando estaba por escribirle a Verónica para preguntarle si sabía que era lo que había hecho Stephen se dio vuelta.

–Mierda, mierda, mierda –dijo ella asombrada.

Valentina le clavaria los colmillos en la yugular si se enteraba que había estado con su prometido. No podía ser que fuera tan mala amiga. ¿Cómo había podido beber al punto de llevarlo a su cama?

–Buenos días –dijo Stephen al abrir los ojos–. Voy a ducharme.

Se puso de pie y así, como dios lo trajo al mundo, pero cargado de testosteronas salió de la habitación de Carla.

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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