Valentina, Stephen y sus celos

Capítulo once

Ella tenía pensado pasar toda la semana con Titán en el estudio revisando canciones para su sencillo y luego para el álbum. Por lo que había ido a su departamento a trabajar, pero encontrarse a su padre y a esas personas embalando sus cosas fue demasiado para ella.

Valentina sabía que no debía discutir con su padre. Por lo que resistió su deseo de insultarlo y volvió a subir al coche. Al llegar al departamento de Stephen este la esperaba en la puerta. Ella entró y comenzó a gritar.

–¡¿De qué se trata todo esto?! ¡¿Por qué los ayudas?! –preguntó furiosa.

Stephen la abrazó y ella comenzó a llorar.

–Dime ¿Por qué Stephen? ¿Por qué no puedo ser libre? –preguntó aun llorando.

–Porque quienes nacimos en cuna de oro debemos aceptar que nuestra vida siempre será diferente, nunca nos faltará nada, pero a la vez nunca lo tendremos todo. De lo contrario debemos renunciar a todo y a todos los que amamos –dijo Stephen para tratar de consolar a Valentina. No quería que ella sufriera así. Pero era la única manera de que entendiera que ella no podía salir con un mesero–. ¿Por qué no te vas a dar una ducha? Yo recibiré todo y lo pondré en el cuarto de invitados.

–Gracias por todo. No sé qué haría sino te tuviera –dijo ella y se secó las lágrimas.

–Está bien, esta noche voy a salir. Así que puedes dormir tranquila. Siéntete como si fuera tu casa –dijo Stephen sorprendiendo a Valentina.

–¿Vas a salir? –preguntó ella confundida.

–Tranquila que nadie me sacará fotos engañando a mi prometida. Seré cuidadoso –dijo sonriendo.

¿A caso Stephen saldría con su novia? Valentina se sentía feliz por él, aunque a la vez le daba un poco de celos ya que esperaba que pasaran la noche juntos viendo películas o tal vez hablando de trabajo. Aun así, le pidió que se cuidara y luego fue a la ducha para relajarse.

Ella no debía ser una amiga celosa. Después de todo Stephen se merecía estar con una chica que apreciara lo que él era como persona. Aunque Valentina se preguntó si ella sabría quién era él y cuánto dinero tenía.

Trató de sacar esa idea de su mente, no todas las personas eran así de ambiciosas. Y de todas maneras Stephen era un hombre inteligente. Sabría cómo manejar la situación. Aun así, no se pudo dormir, se quedó toda la noche esperándolo como si fuera una madre preocupada.

Tenía ganas de enviarle un mensaje, pero si su novia lo veía seguramente se enojaría. De todas maneras, no era justo. Ella siempre que salía se reportaba con él. Aunque la mayoría de las veces lo hacía porque él era su cuartada.

Por la mañana preparó sus cosas y al sentarse a desayunar volvió a ver su teléfono. Al parecer Stephen tenía sus manos muy ocupadas como para escribirle para avisarle que se encontraba bien.

–Buenos días señorita Valentina –dijo la cocinera de Stephen mientras le ponía el desayuno sobre la mesa.

–Buenos días Magda –dijo Valentina amablemente mientras notaba que solo había colocado su desayuno. Por lo que aprovechó la oportunidad para ver si ella sabía algo de la nueva novia de Stephen–. ¿El señor se ausenta con frecuencia en el desayuno?

–No sabría decirle. Aunque siempre que lo hace me avisa para que no venga en vano –dijo Magda siendo un poco evasiva.

Valentina terminó de desayunar y se vistió para ir al trabajo. Las palabras de Magda se colaron en su cabeza. ¿Stephen le habría escrito a Magda para avisarle que él no estaría y ella sí? Y si lo había hecho ¿Por qué no le escribió a ella también?

Después de pensarlo más de la cuenta se resignó. Tenía mucho trabajo como para pensar en eso. Además, vería a Titán esa mañana. Esperaba verse suficientemente profesional para tratar con él y darle seguridad al elegirla como su productora.

Al entrar en su oficina recibió unas flores, muchas flores al parecer. Todos los clientes de su padre se habían enterado de su fiesta de compromiso y habían tenido la misma idea.

–Señorita Novak, el señor Titán y su abogado están aquí –dijo su secretaria.

–Estupendo –dijo Valentina con un ramo de flores en la mano–. Pide ayuda y que quiten estas flores de aquí por favor.

Valentina le dio las flores a su secretaria para luego darle la mano a Titán y a su abogado.

–Pasen por favor –dijo Valentina algo incómoda.

–No sabíamos que teníamos que traer flores –dijo el abogado de Titán haciendo un chascarrillo.

–No se preocupe, solo pasen y tomen asiento –dijo Valentina y seguido a eso tres personas entraron para retirar las flores.

–¿Es en memoria de alguien o para celebrar una ocasión? –preguntó el abogado para hacer tiempo.

–La señorita Novak va a contraer matrimonio –dijo Titán a su abogado con una sonrisa cómplice.

–Entonces para celebrar. Felicidades –dijo el abogado como si le pareciera una gran noticia.

–Sí, claro –dijo ella desganada. No le gustaba que la felicitaran por eso, algo que hizo más feliz a Titán.

–Ahora sí, déjenme mostrarles el contrato. Tenemos muchas ideas para poder trabajar con titán –dijo Valentina de manera profesional.

–Por supuesto, y nos gustaría agregar un par de cláusulas –dijo el abogado a Valentina. Ella lo miró sorprendida.

–Mi cliente, el señor Titán está más que conforme con lo que la disquera le ofrece. Aun así, le gustaría aclarar algunas cosas. Como por ejemplo las fechas que serán infranqueables para ningún tipo de actividad relacionada con su carrera, sin importar cuanto suban las ventas o su popularidad –dijo el abogado.

–Creo que nos estamos adelantando un poco a eso. Aun no sacamos ni un sencillo –dijo Valentina con una sonrisa inquieta.

–Son los cumpleaños de mi madre y de mi novia. Las dos mujeres más importantes en mi vida y ese día me gustaría estar con ellas –dijo Titán tratando de hacer entender a Valentina la razón.

–No tenía conocimiento que el señor Titán estaba de novio –dijo Valentina y sonrió. Le parecía muy tierno que pensara en su madre y en ella–. Esa información deberá mantenerse en secreto, a las fans les gustan más los solteros. Por lo menos cuando empiezan con su carrea.

–No hay problema con eso. Mi cliente quiere mantener a toda su familia fuera de los reflectores –explicó el abogado y continuaron hablando.

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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