Valentina, Titán y sus amigos

Capítulo seis - Explícame

–No puedo creer que te vayas a casar con Stephen –dijo Carla, la otra amiga de Valentina.

–Ya te explicó que es solo una boda de mentira –dijo Verónica.

Las tres habían ido a ver a Titán cantar al mismo bar de la semana anterior. Valentina estaba molesta por lo ocurrido, y no había tenido tiempo de pensar que decirle. No es que tuviera que darle una explicación por lo de su compromiso. Pero sentía la necesidad de hacerlo.

–¿Y qué pasó entre ustedes la semana pasada? –preguntó Carla, Verónica ya le había comentado algo.

–Nada, solo le ofrecí un contrato con la disquera de papá –dijo Valentina mientras miraba a Titán con admiración y alegría.

–¿Nada? –Carla sonrió. Verónica le dijo algo al oído y las dos se empezaron a reír.

–Si se van a comportar como adolescentes mejor me voy –dijo Valentina ya que Titán estaba terminando de tocar.

–Seguro va a verlo –dijo Carla y Verónica le pegó.

–No seas así –dijo Verónica y las dos rieron. Valentina era muy obvia cuando le gustaba un chico.

La joven entusiasmada fue hasta el escenario y cuando la última canción terminó saludó a los músicos. Estos fueron hasta donde ella estaba como siempre y le dieron las gracias por lo de la oportunidad de firmar con la disquera. Todos excepto Titán. Él bajó por el otro lado y salió afuera.

–El honor será nuestro –dijo Valentina mientras lo buscaba entre los músicos, no había visto en qué dirección se había ido.

–Si buscas a Titán, salió por la puerta trasera. No tuvo un buen día hoy –dijo su amigo Vinicio.

–¿Tiene problemas de salud? –preguntó ella preocupada.

–Creo que es otra cosa. Deberías hablar con él en privado –dijo Vinicio en el oído de Valentina.

–Está bien, haré eso. ¿Te molestaría llevar a mis amigas a su casa? –preguntó Valentina señalando su mesa.

Vinicio sonrió, parecía que Valentina era igual que Titán. Iba a ser difícil convencerlos a los dos de lo que era claro para todos.

–Claro, no te hagas problema y deja a tus amigas en mis manos –dijo este y le abrió la puerta trasera para que ella fuera detrás de su amigo.

Valentina salió y buscó a Titán, pero no lo encontró. Tal vez ya había ido a la calle. Llamó a su teléfono mientras caminaba y logró divisarlo en la entrada. Estaba firmando un par de autógrafos a unas chicas. Al parecer vio que ella lo llamaba y colgó.

–¿Y a este que le pasa? –preguntó Valentina molesta mientras se acercaba a él–. Hey, te estaba llamando.

Él se dio vuelta y al verla puso mala cara. Saludó a las chicas y cuando estas se fueron paró un taxi.

–¿En serio? –preguntó Valentina y cuando él subió al taxi, ella lo siguió y también subió al coche–. ¿Qué rayos te ocurre? Vine para hablarte de la firma del lunes.

–No tengo ganas de hablar de trabajo –dijo él sin mirarla.

Valentina le dio la dirección de su departamento al taxista y fueron todo el camino en silencio. Cuando llegaron ella pagó y le pidió que bajara. Titán lo hizo de mala gana.

–¿Vas a volver a mentir y decir que es el departamento de tu amiga? –preguntó él molesto con ella.

–Lo siento, no me gusta que la gente sepa donde vivo. Sobre todo, si después vamos a trabajar juntos –trató de explicar ella mientras buscaba las llaves.

–No te preocupes. Recibimos otra oferta, no creo que trabajemos juntos –dijo Titán mientras buscaba en su móvil para llamar un Uber.

Valentina le quitó el teléfono y abrió la puerta de su departamento.

–Dijiste que no tenías ganas de hablar de trabajo. Pasa y hablemos de otra cosa –dijo sin prestarle atención a su casi amenaza.

Titan entró sin decir nada. Ella lo hizo después que él y tras dejar su bolso y quitarse la peluca lo invitó a tomar asiento. Titán estaba molesto y en parte quería irse a su casa, pero a la vez no sabía que hacer ya que hasta no hablar con Valentina de esto no iba a poder continuar.

–Es una farsa –dijo ella y le pasó una botella con agua. Se acababa de quitar los zapatos por lo que se acurrucó en el sillón a su lado, pero sin tocarlo.

–¿Qué cosa? –preguntó él y abrió la botella y comenzó a beber agua.

–Mi matrimonio. Stephen es mi mejor amigo y nuestros padres quieren que nos casemos para que sus empresas cobren más prestigio –explicó ella, aunque sabía que no era de la incumbencia de Titán–. Aun así, él y yo solo podemos vernos como amigos.

–¿Y por qué te vas a casar en tres meses sino lo quieres? ¿Solo será por negocios? –preguntó Titán un poco menos enojado.

–No, mi padre tuvo un ataque al corazón y su médico dijo que debo darle el gusto por lo menos hasta que mejore. Mi padre puso la fecha –dijo ella incómoda. Odiaba casarse, aunque fuera de esa manera.

–Gracias por contármelo –dijo Titán como si se hubiera quitado un peso de encima.

–No es que tenga que ver contigo de todas maneras –dijo ella avergonzada al notar que él se ponía feliz.

–Claro que tiene que ver conmigo. Te lo dije, me gustas –dijo Titán recordándoselo.

–Y yo te dije que no salgo con las personas que trabajo –le recordó ella.

–Por eso firmaremos con otra disquera. Así podrás salir conmigo –dijo él como si hubiera encontrado la solución a todos sus problemas.

–Espera, ¿Cómo es eso de que vas a firmar con otros? –preguntó ella molesta. ¿Se lo estaba diciendo en serio?

–Me gustas demasiado, y si te tomaste el tiempo de contarme lo de tu matrimonio falso es porque también te intereso, aunque sea un poco, no soy egocéntrico –aclaró y continuó–. Así que ahora no tendrás excusas y podremos salir a escondidas de tu futuro esposo.

–¿Qué dices? Me gustas, pero ni siquiera te conozco. No tomaría una decisión basándome en dos encuentros que tuvimos para hablar –dijo ella molesta.

–Claro que nos conocemos, tal vez no me recuerdes. Estuvimos casi dos meses juntos en el campamento –dijo él sorprendido por la actitud que ella había tomado.

–¿En qué campamento? –preguntó ella sin entender a Titán.

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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