Valentina, Titán y más celos

Capítulo doce

Valentina pudo llegar a un buen acuerdo con el abogado de Titán. Por lo que comenzarían a trabajar esa misma semana.

–¿Les parece que almorcemos para celebrar? –preguntó Valentina y el abogado se puso de pie.

–Lo siento tengo otro caso en media hora. Pero le dejo a su nuevo cliente. Tal vez puedan almorzar juntos y hablar de trabajo –dijo el abogado y después de darle la mano a Valentina y abrazar a Titán, se fue.

–Parece que solo seremos dos para el almuerzo –dijo Titán con una de sus encantadoras sonrisas.

–Eres terrible. Ya te aviso que solos no saldremos de esta oficina –dijo ella al sentir que él le rozaba la pierna.

–Tampoco esperaba eso –dijo el sinvergüenza de su amante.

–Tenemos que mantener lo nuestro separado del trabajo o podría traernos problemas –le dijo ella quitándole la mano de su pierna.

–¿Cómo hacemos? No quiero separarme de ti un minuto más –dijo Titán ansioso por besarla–. Por lo que dicen en las noticias ya te fuiste a vivir con tu prometido.

–¿Cómo es que saben de mi vida tan rápido? Con más razón, si descubren que tienes un amorío con tu mánayer no será bueno para tu carrera –dijo ella y se puso de pie. No parecía tan bueno quedarse a almorzar con Titán en ese momento.

–Tranquila, solo dame un beso y me comportaré –le dijo él mientras ella le mandaba un mensaje a su secretaria para que les pidiera el almuerzo.

–Estoy maquillada. No puedes besarme en los labios –dijo ella como si estuviera irritable. Ya había pensado en eso. Ahora que no tenía su departamento ¿Dónde podrían estar juntos a solas?

–Tengo una idea –dijo él y la llevó al baño de su oficina donde le recordó que no necesitaba arruinar su maquillaje para sentir placer.

La secretaria entró con el almuerzo y los dos ya estaban sentados en el sofá, vestidos y conversando de las canciones de la banda.

–Señorita Novak –dijo la secretaria y después de dejar el almuerzo en la mesa le susurró al oído –Su prometido vino a buscarla para almorzar. Tal vez quiera soltarse el cabello. Tiene una marca en la clavícula que no tenía esta mañana.

La secretaria de Valentina era muy eficiente. Por lo que ella estaba muy agradecida.

–Gracias, pídele que me espere en la oficina del presidente –dijo Valentina feliz de ser ella la que eligió a su secretaria y no su padre.

–Algún problema –preguntó Titán mientras tomaba los palillos para ver cómo hacer para probar la comida china.

–Al parecer tengo un amante descuidado ya que me dejó una marca a la vista –dijo ella con una sonrisa mientras se ponía de pie.

–Lo hice a propósito –dijo él mientras estaba tratando de romper los palitos.

–¿Y me lo confiesas? –preguntó ella poniendo los ojos en blanco.

–Lo siento, pero no puedo dormir tranquilo sabiendo que estás en la cama de otro hombre, aunque sea solo una farsa –dijo con algo de culpa.

–Para que lo sepas no dormimos en la misma cama. Y anoche se fue a dormir con su novia –confesó Valentina mientras se dirigía a la puerta–. En seguida vuelvo y te enseño a usar los palitos chinos.

Al entrar a la oficina de su padre Valentina se cubrió la marca que Titán le había dejado.

–Desapareces toda la noche ¿y ahora quieres compensarlo? –preguntó ella sonriendo.

–No sabía que mi madre se había mudado conmigo –dijo él y le dio una carta a Valentina–. Parece que te embaracé porque hay apuro en que nos casemos.

–Para que eso ocurra tendrías que tocarme primero –Valentina abrió la carta y se dio cuenta porque Stephen había hecho ese chiste–. ¿Están locos?

–Se lo robé esta mañana a tu madre cuando desayunamos –dijo él preocupado–. Parece que es real que nos casaremos.

–¿Y tu que piensas? –preguntó ella preocupada.

–A mi novia no le va a gustar –dijo él como si no supiera que hacer–. Aun así, sabes que haré lo que sea mejor para tu padre.

–Gracias, cuando vea a mi madre hablaré con ella –dijo Valentina guardando la tarjeta de invitación a su propia boda.

–¿Con quién estás que no me hiciste entrar en tu oficina? –preguntó Stephen y le acomodó el cabello. En ese momento notó la marca que ella tenía.

–Es un nuevo cliente. Si quieres te lo presento –dijo Valentina como si no le molestara que se conocieran.

–No quiero molestarte. Además, voy a almorzar con mi chica –dijo él y después de darle un beso en la frente salió de la oficina.

Valentina pensó escuchar que él quería que almorzaran juntos. Tal vez su secretaria se había confundido. Al volver con Titán lo encontró apuñalando al sushi. Ella sonrió y se sentó a su lado para enseñarle como usar los palitos.

–¿Todo bien? –preguntó Titán al notar que Valentina había cambiado la cara.

–Mi madre ya tiene la fecha de mi boda de mentira –dijo Valentina molesta.

–¿Y cómo te hace sentir? –preguntó él al darse cuenta que ella necesitaba hablar de eso.

–Estoy muy cansada. Mis padres han controlado cada aspecto de mi vida durante estos veintitrés años y siento que esto nunca va a acabar. Si yo hubiera estado en tu lugar, seguro hubieran venido conmigo a la entrevista –dijo ella molesta consigo misma.

–Hey, solo te aman de una manera asfixiante –dijo él haciendo que ella riera–. Debes estar orgullosa de todo lo que lograste. Y de tener dos padres que te aman. Con el tiempo podrás lidiar con esto. En este momento solo piensa en que por ahora las cosas funcionan. ¿Confías en tu amigo?

–Sí, él es una gran persona –dijo Valentina pensando en Stephen.

–Entonces yo también confío en él –dijo Titán tocando la marca que le dejó un rato antes–. Lamento haber actuado como un niño. Lo único que me importa es que me hayas aceptado en tu vida. Ahora es tiempo de crear música juntos.

–Gracias –dijo ella y lo besó en los labios, pero él la apartó.

–¿Y tú maquillaje? –preguntó confundido.

–Le diré a mi secretaria que me ayude a acomodarlo cuando te vayas –dijo y volvieron a besarse.

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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