Titán, Maurice y el problema de una doble vida en el barrio

Capitulo trece

Titán comenzó a grabar su primer sencillo de manera profesional. Tenía clases de canto, de baile, prácticas de vestuario e incluso iban a hacer un video con sus amigos. Todo parecía ir bien en la carrera del joven de veintitrés años. Incluso la chica que amaba se tomaba tiempo de su ocupada vida para estar con él. Aunque por ahora era a escondidas, no le importaba. Entendía que todo era parte de un tonto acuerdo.

–Bueno chicos. Mañana es su primera sesión de fotos –dijo Valentina celebrando con ellos. Habían reservado el bar donde siempre tocaban para la fiesta, después de que Titán firmara el contrato.

–Todo es gracias a ti Valen –dijo Brandon y todos levantaron vasos de cervezas.

–No es para tanto. El talento lo tienen ustedes. Yo solo buscaré la manera de venderlo –dijo la muchacha agradecida por la amabilidad de los chicos–. Debo irme, pero los espero mañana a primera hora. Así que no beban mucho.

Ella se despidió de todos y cuando estaba llegando a la puerta Titán la detuvo.

–¿En verdad tienes que irte? –preguntó él algo ansioso–. Hace dos semanas que prácticamente no nos vemos.

–Lo siento. Tengo mucho trabajo con mi padre haciendo reposo. ¿Lo entiendes verdad? –preguntó ella preocupada.

–Claro, solo busca hacerte un ratito para mi esta semana –dijo él tratando de ser comprensivo.

Después de eso se despidió de ella y volvió a festejar con sus compañeros.

–No veo la hora de que salga el video de la primera canción de Titán –dijo Brandon entusiasmado.

–Creo que es genial que Valen nos ayudara tanto. No todos los productores son como ella –dijo Vinicio.

–Y como no serlo si es la fan número uno de Titán –dijo J.D mientras Maurice lo miraba–. ¿No me digas que tienes algo con ella? No puede haber secretos entre nosotros.

–Mejor bebe y paguemos la cuenta. Mañana será un día largo –dijo Maurice a sus compañeros.

–Valentina ya pagó la cuenta –comentó Vinicio sin agregar nada acerca de la relación que esta tenía con su productora.

Una vez que Brandon y J.D se marcharon, Vinicio y Maurice fueron a tomar el bus para volver a casa.

–¿Tengo que preocuparme? –preguntó Vinicio.

–No sé de qué me hablas –comentó Maurice tratando de quitarle peso a la conversación.

–Sé que te acuestas con ella, pero también escuché que su prometido tiene mucho dinero. ¿Estás seguro que si juegas con fuego no te quemarás? –preguntó su amigo.

–Ella está conmigo. No quiere a su prometido y solo se casará porque su padre está enfermo –dijo Maurice sabiendo como sonaba al decir eso.

–Suena a novela. Escucha, no voy a juzgarte. Sé que estás loco por ella desde que la conociste cuando eran niños apenas. Pero quiero estar seguro que sabes a que te enfrentas –dijo Vinicio.

–La amo y confío en su palabra. Si dice que nada pasa entre el tipo ese y ella le creo –Maurice seguro de si.

–¿Y que hay con los pibes del barrio? –preguntó Vinicio.

–¿A qué te refieres? –Maurice no estaba dispuesto a renunciar a ella sin importar lo que le dijeran.

–¿Crees que tomaran bien lo del disco? Sabes lo que le pasó al hermano de Brandon cuando se fue a la universidad. Si no eres su amigo…–dijo Vinicio preocupado.

–Eres su enemigo –Maurice sabía a lo que su amigo se refería. Apenas cobrara algo de dinero se tendría que ir o esperar a que vinieran por él. No tenía pensado exponer a Valentina a esa gente–. Por ahora lo importante es mantener perfil bajo. Nada de comprar cosas, ni de hacer canciones que provoque líos. Buscaré la manera de que nos vayamos, aunque tengamos que compartir una casa entre todos.

–Sé lo que te dije la otra vez. Y te apoyo, todos lo hacemos. Pero yo tengo una hermana pequeña y J.D solo tiene a su madre –dijo Vinicio preocupado.

–No sé cuánto dinero me darán pero haré lo que pueda. Además, sino nos metemos con ellos, no se meterán con nosotros –Maurice ya que sabía que los que controlaban su barrio por ahora tenían código.

El hermano de Brandon había decidido estudiar abogacía y tras meterse en un caso con uno de los soldaditos del barrio había sido asesinado en la puerta de la casa de su madre. Por ese motivo, Titán quería salir lo antes posible del barrio. Y llevarse a su madre con él.

–Escuché que tu hermano está armando problemas de nuevo –dijo Vinicio preocupado por Maurice.

–Quería vender en el bar, pero se lo prohibí. Le pedí que pensara en nuestra madre –dijo Maurice molesto con Vinicio. No quería que difundiera rumores.

–El tema es que crees que tu hermano siempre te hará caso. ¿Qué pasará cuando le digas que él no será nuestro representante? –Vinicio solo quería que Maurice se preparara para los problemas que se avecinaban.

–¿Por qué mejor no te callas? –Maurice y le pegó a su amigo en el brazo y los dos rieron–. Eres mi hermano. ¿Lo sabes?

–Claro que sí. ¿Quién más soportaría a alguien como tú? –Vinicio le devolvió el golpe. Solo estaba preocupado por Maurice. Estar tan cerca de Valentina hacia que a veces olvidara que había peligros reales que debía enfrentar a diario si quería sobrevivir en las calles.

Al otro día los cuatro estaban en el estudio para las fotos. Los hicieron vestirse para probar los atuendos. Después de eso fueron a que les cortaran el cabello a los cuatro y le hicieron un cambio de look radical.

–Creo que Titán parece Eminem así rapado –dijo Brandon, aunque su idea era burlarse y no alagarlo.

–Si me pareciera a él ya te habría metido el puño en la boca para que te callaras –Titán y sus amigos rieron–. Más que parecerme, me gustaría tener su talento…

–Lo harás bien –Vinicio estaba tratando de calmar a Titán.

–Los cuatro lo harán fantástico –dijo Valentina que salía de detrás de J.D.

Llevaba un conjunto deportivo con un top corto y unos pantalones anchos de color naranja. Se podía ver su ombligo el cual estaba invertido. Ella, además de ser alta, era muy delgada por lo que cuando era pequeña recibía burlas sobre su peso y sobre su nutrición. Sin embrago, hacía años que había dejado de preocuparle lo que las revistas o los críticos dijeran de ella.

–No existe productora más bella en la historia de la música –dijo Vinicio y ella sonrió.

–Hora de trabajar –les dijo haciendo palmas.

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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