Capítulo 16
Rous, ha visto toda la jugada desde lejos y se la ve feliz y orgullosa de su hombre, que cuando se trata de darle su lugar no duda ni un segundo. Es una de las cosas de Azaki que más ama y que la hacen sentir emocionalmente segura. Por eso confía en que él nunca le fallará.
Deja a su compañero de baile en mitad de la pista y se dirige con paso firme y rápido hacia su chico, mientras hombres y mujeres la observan con admiración y envidia, pues parece una reina. Al caminar las caderas se mueven de lado a lado de forma sensual y todo su andar es mágico. Azaki por fin la ve llegar y se aleja de todos para encontrarla, antes de que los vuelvan a separar.
Al acercarse los dos se miran profundamente, se entienden sin decir nada y el hombre la pega a él declarando ante los presentes quien es la mujer que realmente le interesa. Se oyen muchos suspiros decepcionados de parte de algunos de los hombres que pretendían conquistar a la hermosa desconocida. El rival es demasiado fuerte como para intentarlo siquiera.
La mañana los sorprendió comiendo en la cama. Después de una noche de múltiples encuentros y responsabilidades, dando la mejor cara en la gala y aprovechando también para disfrutar de risas, alcohol y baile, la mejor forma de despertar que se les ocurrió fue esa. Estaban tan cansados que levantarse parecía un esfuerzo muy grande. En la comodidad de la cama king size del hotel, se concentraron en disfrutar una comida improvisada, romántica y casual.
Hicieron planes para el día, disfrutando de la mutua compañía y del encantador tour que hicieron a la ciudad. En el almuerzo que hicieron en Dinner by Heston Blumenthal, uno de los más famosos restaurantes de Londres, Rous descubrió las maravillas de un salmón vestido de champán que se propuso imitar cuando volvieran a casa. Azaki prometió cocinarlo juntos.
Mientras comían, él no dejó de molestarla con un suceso de la noche anterior en el que una mujer pretendió besar a Azaki mientras bailaban. El dios asiático se había visto obligado a pedirle un baile, parte disgusto de Rous, pues era la hija de un hombre muy influyente, que se encontraba allí en la gala y que poco menos que lo empujó a la pista con su hija.
Rous lo permitió diciéndose que no iba a pasar nada por un baile hasta que vio a la mujer acercarse con la boca a su novio, con la descarada intención de besarlo y fue hacia la pareja rauda y veloz. De un solo movimiento se metió entre medio y arrastró a su prometido lejos diciéndole que alguien lo buscaba urgentemente. Mientras, se volvió hacia la mujer que quedaba desconsolada sin conseguir su objetivo y la miró amenazante, formando con los labios la palabra lagarta para que la entendiera claramente.
Azaki, por supuesto siguió a su mujer, encantado por su acción que no dejaba dudas a nadie de que marcaba territorio sobre él. Después no paraba de reír preguntándole si de verdad había llamado lagarta a la honorable señorita Ludzila Woodard Pínkola-Smith, hija de una de las familias más graves y prestigiosas del mundo.
- ¡Pregúntame si me importa! - le dijo ella. - Si llega a besarte, no hubiera quedado solo en eso, te lo aseguro
Azaki se moría de risa. A última hora volvieron al hotel y prepararon los enseres para marchar de vuelta a casa a la mañana siguiente. Pidieron la cena ahí mismo, pues estaban bastante cansados del paseo y las visitas de ese día.
- Oye, aún no hemos hablado de las condiciones de nuestro contrato. ¿Has pensado en algo?
Sacó el tema Azaki directamente, pues pretendía anunciar que estaban juntos pronto y después de eso, su boda sería inminente. No quería esperar mucho más y ese tiempo con ella lo había reafirmado en su decisión de unirse a esa mujer de por vida.
- Si te soy sincera, he estado evadiendo el tema. No es que no lo desee, me gusta la idea de tener todo claro antes y no después. Pero no sé de qué forma exponer en unas cláusulas, lo que mi corazón desea Azaki
- Te entiendo. Por eso no te he presionado. Pero llega la hora de comprometernos y no quiero dejar pasar más tiempo para estar contigo. Te necesito, mujer mía. De hecho, en algún sentido empiezo a estar más que necesitado, desesperado
Puso los ojos en blanco y Rous se rió muy fuerte, porque entendió a qué se refería exactamente. Habían llegado al acuerdo de no tener relaciones hasta después de la boda y aunque ninguno era virgen, les pareció que querían hacer del momento de la entrega algo muy especial. Tampoco querían que el sexo les nublara la conciencia y que pudieran confundir lo que sentían en el corazón con una simple atracción física. Claro que había sido más fácil decirlo que hacerlo, y cada vez que dormían juntos Azaki tenía que hacer un esfuerzo mayor.
Tenerla en su cama, acariciarla y besarla, pero no poder culminar el encuentro lo estaba volviendo cada vez más loco. Por su parte a Rous le costaba quitarle las manos de encima y no provocarle cuando para ella era delicioso notar su deseo y su erección. No se explicaba cómo pudo pensar en algún momento que ella no era atractiva para él, cuando ahora tenía que quitárselo de encima a cada momento. Él aprovechaba las ocasiones que se le presentaban para atraparla debajo como si fuera un oso y no la soltaba.
Ella era tan pequeñita y él tan grande que resultaba muy fácil tenerla controlada con su cuerpo y, claro, cada noche estaba teniendo sueños, cada vez más frecuentes, donde la dominaba por completo. Al despertar por la mañana se sentía aún duro pues lo vivía todo como real a pesar de estar durmiendo.
- Hagamos esto juntos, Rous. Como todo lo demás
- Vale
- Si te ayuda a aclararte, yo diría que lo primero es que te preguntes qué quieres. ¿Cómo quieres que sea nuestra vida juntos? ¿Cómo lo imaginas?
Ella miró hacia un lado como formando una visión en el aire y apoyó la barbilla en una mano.
- Me gustaría poder vivir como lo hago ahora, pero mejor aún. Para como yo veo las cosas, si dos personas se unen, su vida debería ser mejor de lo que es. Entonces... Yo soy feliz ahora siendo libre, haciendo siempre las cosas que me gustan y convirtiendo mis deberes en elecciones
- ¿A qué te refieres con eso?
- Bueno, quiero decir que no siempre podemos hacer todo lo que nos gusta. También tenemos obligaciones no tan agradables ¿verdad?
Él dijo que sí con la cabeza. Rous continuó.
- Por ejemplo, odio hacer las cosas de casa como limpiar, fregar, lavar. Pero son necesarias y hacen mi vida más cómoda. Me gusta vivir en un entorno limpio y fresco. Así que cuando me toca limpieza, pongo música y lo hago con alegría. Escojo hacerlo porque en resultado me beneficia.
- Buena estrategia
- Sí. Es una manera de convertir los "tengo que hacer..." o los "debo hacer...", que suelen ser obligaciones ineludibles, en "quiero hacer...", transformándolo en algo que elijo yo
Azaki, una vez más, reflexionó en que alguien como ella, tan especial, era la mejor elección de su vida. Los ojos le brillaban cada vez más enamorado.
- Entonces, casarnos y convivir ¿cómo lo imaginas?
- Como algo que elegimos todos los días. Si alguna vez se convierte en una responsabilidad, mejor nos separamos. Creo que esto sería una buena cláusula
- Muy bien. ¿Qué más quieres?
- Confianza. No me pidas explicaciones. Yo te las daré sin que las pidas, pero si no lo hago tampoco me fiscalices. Si no, me sentiría prisionera o esclava. Creo que siempre debes confiar en que te respeto por encima de todo. Y si un día no lo hiciera y te fallara, de seguro te enterarías y te irías. Yo haría lo mismo. De modo que la desconfianza, sobra y es un estorbo.
- Te pido lo mismo, por supuesto. Tus cláusulas me parecen elecciones muy sensatas, Rous. ¿Hay más?
- Solo que seamos libres. Los dos. Incluso siendo un matrimonio.
- Seremos una pareja con todas las consecuencias, espero
- Lo seremos
De esta manera Rous aceptaba, tácitamente, consumar el matrimonio. Azaki puso una gran sonrisa. Le cogió la mano y afirmó:
- En cuanto estemos en casa le encargo esto a mi abogado. Después de firmar, anunciamos el compromiso y nos casamos. ¿Está bien?
- Por mí, sí
Se dieron un casto beso en los labios, sellando ese pacto sagrado.
......................
En el vuelo de vuelta se pusieron a leer el mismo libro. Aunque a otros pudiera parecerles lo más ñoño de la historia, a ellos poco les importó. Rous y Azaki hacían de cada cosa una ocasión para compartir.
Estaban decididos a formar una gran pareja. Y se están haciendo hábiles en la construcción de su amor. Se sentían dos corazones afortunados por encinares en esta vida.
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Updated 53 Episodes
Comments
Misdalia Canchila Ortega
Si así como ellos todos hiciéramos este tipo de cosas en pareja, durarían los matrimonios toda una vida
2024-06-04
4
Asle Chiquinquirá Urdaneta Morillo
Esta chica es muy inteligente, y al igual que Azaki, muy directos y conscientes de lo que desean para sus vidas...
2024-01-28
2
Lita Wellington
Esa frase "quiero hacer" me parece perfecta no me gusta que me manden o por imposición porque soy muy terca
2023-12-04
1