Capitulo Diecisiete

Veinticuatro horas.

Veinticuatro horas desde la única y última vez que vi a Rosemarie Ivashkov.

Las veinticuatro horas más jodidamente largas de mi vida.

Esa mujer hizo cobrar vida a mi polla tan solo con su mirada fija en mis ojos, luego, la muy descarada la hizo estremecer nada más con morder nerviosamente su delicioso y relleno labio. Joder, como desearía ser yo quien lo aprisionara con mis dientes. La muy maldita, no puedo dejar de imaginarla sobre mis rodillas, con su culo en lo alto, esperando ser azotado por mis manos, si, ese culo respingo y perfecto, puedo ver el hermoso rosa sobre la piel tan hermoso como sus furiosos sonrojos. No puedo sacarla de mi mente, no es únicamente porque está malditamente caliente, sino también, por todo ese aire misterioso que la rodea; parece que es sumisa, pero también tiene esa chispa de lucha en sus ojos, hirviendo bajo su sensual y pálida piel, alentándome a querer someterla.

Por alguna razón, pareciese que se estuviera conteniendo. Como cuando quieres golpear a alguien lo suficiente para sacar la mierda fuera de sí, pero no puedes hacerlo. E incluso con su aparente sumisión estuvo a punto de hacerme perder todo el autocontrol que he ganado a través de los años, mandar al carajo todas las reglas que yo mismo he creado, que me autoimpongo.

Maldigo de nuevo al releer los documentos en mi mano.

Nombre: Rosemarie Aynur Havva Ivashkov.

Nacimiento: 31 de marzo de 1987.

Edad: 24 años.

Nacionalidad: Desconocida.

Estudios: Primaria completa en la academia San Vladímir.

Secundario realizado en varios colegios: la secundaria Distrital de Oregón, la secundaria Benjamín Franklin de Chicago y finalmente se graduó en la academia San Vladímir.

Actualmente, es estudiante de la Universidad Estatal de Washington, en Vancouver. Estudia paralelamente la licenciatura en Artes, especialización en Bellas Artes y la carrera de Negocios, Finanzas y Administración de Empresas. Con un promedio de 4.5 en la primera y 4.49 en la última, se encuentra en exámenes finales y posteriormente será su graduación de ambas carreras.

Ocupación: Trabaja en la Fundación Gabrielle. Medio tiempo.

Estado civil: soltera, no se encuentra ninguna relación formal.

Orientación Sexual: desconocido.

Nota: Creció y estudio en la academia San Vladímir. Durante un lapso de dos años vivió y estudio en Chicago y Portland, no se sabe la razón de ello, se especula que fue debido a estrés postraumático por secuelas de un accidente automovilístico.

El 26 de abril de 2002, a las 23:23 en Missoula, Montana, el auto en el que se movilizaba fue volcado por un camión. De los siete pasajeros, solo sobrevivieron dos: Rosemarie y su entonces mejor amiga, Vasilisa Dragomir; Rosemarie Ivashkov, fue declarada como milagro médico, pues la posición que esta tenía en el auto era la menos favorable, estando sentada junto a la puerta que el camión golpeo directamente.

El 26 de agosto de 2005, en Belén, Pensilvania. La señorita Ivashkov sufrió un accidente automovilístico junto a Vasilisa Dragomir, su auto se desvió del camino rodando quinientos metros lejos de este. Ambas sobrevivieron.

Poco después de esto, la señorita viajo a Europa, se desconoce los lugares donde estuvo. El único registro que se tiene es que meses después volvió al país en compañía de Katherine Kavanagh. Se instalaron en Vancouver, en la casa que hasta el día de hoy comparten.

Se desconocen intereses románticos, así como cualquier relación sentimental que haya tenido.

Redes sociales: ninguno

Mejor amiga: Katherine Agnes Kavanagh.

Madre: Janine Hathaway.

Nacimiento: 06 de mayo de 1969.

Nacionalidad: escocesa.

Ubicación: desconocida.

Ocupación: desconocida.

Relaciones: Desconocido.

Padre: desconocido.

Soy Christian Grey, lo que quiero lo tengo. Si quiero información, obtengo información y eso no estaba sucediendo. Pensé que nada podría cabrearme más que la información incompleta y los datos inexactos, pero me equivoque y mi ira y deseo de castigar a Rosemarie aumentaban cada vez que leía la última hoja en el informe, rezaba:

"No sé qué quieres ni quién eres, pero me estás investigando y eso no me gusta. Retrocede. Tu equipo es bueno, el mío también lo es. Si no quieres que vayamos tras de ustedes, aléjense."

Mis más sinceros afectos.

Y por último su mano en un puño dándome su dedo medio.

¿Qué como sé que es su mano derecha?

Porque pase el tiempo suficiente observándola como para reconocer sus pequeñas y delicadas manos. Además, tiene los mismos jodidos anillos que traía ayer puestos. La vista de la argolla en su dedo anular me hacía hervir de ira.

— MALDITA MUJER - grito- arrojando todo lo que había sobre la mesa pequeña de café frente a mí. —¿Quién demonios eres?

¿Quién es esta mujer? No es la primera vez que pido investigar a alguien poderoso y en el noventa y ocho por ciento de los casos obtengo lo que quiero. Esta es la primera vez que Welch, se encuentra con algo como esto. Se supone que es una chica universitaria normal ¿Cómo puede pasar algo así?

Tomo el teléfono y llamo directamente a Welch, no solo es una gran detective sino también una hacker estupenda.

—Señor Grey – saluda la chica.

—Quiero que investigues todo sobre Katherine Kavanagh.

Un suspiro pesado se le escapa.

— Ya lo hice, señor.

—¿Entonces, entiendes que es lo que quiero?

— Por el momento es imposible.

¿De qué mierda está hablando? ¿Acaso le pago tanto dinero para que me diga eso?

—¿Tampoco encontraste nada relevante?

—He descubierto cada detalle de la vida de esta chica kavanagh, no podría terminar de leer el informe hasta la próxima semana, pero no hay nada de lo que usted quiere.

—¿Qué quieres decir?

—Aparte de que ella y Rosemarie Ivashkov son mejores amigas y viven juntas, no se puede encontrar nada más de la señorita Ivashkov a través de Katherine Kavanagh.

Cuelgo sin decir nada.

Mierda.

Cálmate, Grey. Calma.

¿Estoy así porque hace ya baste no tengo una sumisa? ¿Debería llamar a Helena y pedirle que me ayude a encontrar una chica adecuada para mí? Definitivamente, eso es lo que debo hacer. Ella me conoce y podrá hallar a alguien adecuada para mis necesidades.

Eso haré. Ya no pensaré más en ella. No pensaré en sus ojos, esos ojos violetas, como una tormenta en la que se arremolinan todo tipo de emociones, desde la más cálida dulzura hasta la furia más salvaje.

Maldita sea, lo estoy haciendo de nuevo. Estoy fantaseando con ella.

Contrólate - me digo.

— Yo soy quien tiene el control, yo. Le enseñaré quien es Christian Grey.

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