Pero que idioteces digo, seria algo desastroso ni nos conocemos y que tal que no nos soportemos. Me salte todos los pasos que se supone se debe de seguir.
Pone un dedo en medio de mis cejas.
—Cuando estas preocupada se te forma una arruga aquí. —Me mira. —Te hace ver muy linda.
Intento volver a levantarme y me lo impide.
—Vamos cierra los ojos y descansa, se que tienes sueño.
—No puedo dormir. —Con sus dedos baja mis parpados y yo no se que pensar. Esto es un completo desastre, debería estar en pánico ahora , irme de aquí.
Poco a poco todas las voces en mi cabeza callan y me siento tranquila.
Hasta que siento que algo me pica en el cuello, abro los ojos de golpe, estoy en la cama con sabanas negras. Me giro asustada y veo a Gabriel durmiendo junto a mi y una de sus manos está en mi cuello.
Karinaaaa volviste a dormir con él, con un hombre. Si tu madre o tu padre lo supieran estarían muy decepcionados, ni siquiera me dejaban salir a las piyamadas ni quedarme a dormir en ningún otro lugar.
Me levanto despacio y me meto al baño, es tan grande como lo recuerdo. Voy hacia la ducha intentando descubrir como abrir el agua para poder bañarme.
Me sujeto del vidrio transparente no quiero caerme, logro abrir el agua caliente y me meto bajo el chorro de agua. Me relaja un poco, pero rápidamente empiezo a recordar todo lo que paso desde el viernes pasado. En menos de una semana mi vida a cambiado tanto, me jabono los brazos, los pechos y cuando toco mi vientre recuerdo que podría estar embarazada.
Me quedo así por no se cuanto tiempo, nunca me puse a pensar si quería tener hijos, mi mente ha estado tan ocupada en ganar la beca y estudiar que nunca lo había pensado.
Si estoy embarazada sé que no podría terminar con la vida de un ser inocente, pero tengo miedo. El parece muy bueno y cariñoso, pero nadie se enamora tan rápido, aunque lo sienta sincero.
Me termino de bañar y me seco con las toallas limpias que se encuentran cerca. Luego caigo en cuenta de que no tengo ropa que ponerme, solo mi ropa interior y el polo que están en el cuarto. Cuarto donde esta Gabriel durmiendo desnudo.
Solo de pensarlo siento como mis mejillas me queman.
Camino muy dudosa rumbo a la puerta del baño y tomo valor para poder abrir la puerta, cuando lo hago veo que la cama esta arreglada y Gabriel no está. Tengo cierto alivio y pánico. ¿Dónde está? ¿Qué se supone que me ponga?
Un ruido me hace voltear y ver a Gabriel abriendo la puerta, esta con un terno gris de tres piezas , tiene zapatos color miel que brillan , su cabello esta mojado y peinado hacia un lado, su corbata azul se abraza tan bien a su cuello , esta tan atractivo que sin querer siento la boca seca . Se acerca sonriente hacia mi y me pasa una gran bolsa que no me había percatado que traía.
—Me quise unir al baño, pero sentí que debía darte tu espacio. —Me da un beso en la nariz que me hace retroceder, no me tengo confianza al tenerlo tan cerca. —Deja de mirarme así, porque si sigues haciéndolo te hare mía ahora mismo y tenemos que ir a tu cita con la doctora.
Sus palabras me obligan a pasar la saliva como si me estuviera muriendo de sed y desvío la mirada a la bolsa en sus manos.
—Gracias. —Tomo la bolsa y sin esperar su respuesta me voy lo mas rápido que es posible al baño.
Cuando cierro la puerta detrás de mí me doy cuenta que ni siquiera pregunté que había en la bolsa, solo di por hecho que era ropa. ¿Y si no es? Tendré que salir con la cara lleva de vergüenza y pedirle que me preste algo de su ropa.
Suplicante abro la bolsa y me encuentro con cuatro cajas, en la primera hay ropa interior nueva y me doy cuenta que es de marca por la etiqueta. Me la pongo al igual que las medias, en la segunda hay un vestido beige largo con mangas largas que me lo pongo rápidamente.
En las otras cajas encuentro unas botas largas color café y un saco del mismo color de las botas también largo y muy abrigador. Me voy al espejo del balo y tomo uno de los peines que veo, intento peinarme rápido, pero me es imposible, necesito un cepillo .
Cuando creo haber terminado salgo y veo a Gabriel parado frente a la ventana hablando por teléfono, no se percata de mi presencia.
—Dile a Harman que esas son mis condiciones, no quiero sorpresas. Lo acepta o no hay trato, que decida de una vez. —Se ve como todo un hombre de negocios, cuelga y voltea. Me ve un poco sorprendido y luego viene sonriente en mi dirección.
—Te ves hermosa luna mía. —Me veo respondiendo a su sonrisa y cuando toma mi mano yo sujeto la suya.
Me guía por el pasillo por el cual salí el sábado en la mañana rogando en silencio no encontrarme con nadie. Bajamos a la primera planta y cuando me abre la puerta para que pueda salir se encuentran tres carros negros estacionados.
Me abre la puerta del segundo auto y el sube después, las ventanas están polarizadas. Se veo que dinero no le falta, pero es lo que menos me importa en este momento.
Me preocupa más saber si podría estar embarazada, el auto avanza por en medio de los otros dos y por un momento se siente la tensión en el ambiente ¿O solo soy yo?, necesito pensar en otra cosa.
Miro a Gabriel que se encuentra escribiendo en su móvil.
—¿Por qué me dices luna? —Deja de escribir y guarda su teléfono.
—Porque antes de verte mis noches eran oscuras sin ningún rayo de luz que iluminara mi oscuro camino. —Toma mi mano. —Hasta que te vi y en ese momento supe que eso cambiaria, tu serias la luna que me guie por este camino lleno de oscuridad.
Sus palabras me dejan sorprendida y sin poder asimilarlas del todo, ¿Tan mala es su vida que se refiere a su oscuro camino?
Me abraza y puedo sentir como el olor de su perfume invaden mis fosas nasales, el subir y bajar de su pecho me tranquiliza. Me siento tan cómoda que no me doy cuenta de cuando se detienen los autos y Gabriel me da un beso en la cabeza y me dice que ya llegamos.
Primero sale el y me espera afuera, toma mi mano y me ayuda a bajar. Me doy cuenta que hay hombres con trajes negros que salen que nos esperan, uno de ellos se acerca a uno de los autos negros y estos los autos se marchan.
Gabriel tiene su propia seguridad, debe de ser una persona importante, ya sabía que lo era al ser su familia la fundadora de mi beca y la que financian, pero no tenía idea de cuán importante era.
Entramos por unos blancos y largos pasillos hasta detenernos en una puerta. Gabriel toca y una voz le dice que pueden pasar.
Dentro esta una mujer de mediana edad que nos recibe muy alegre y nos saluda educadamente.
—¿Cuál es tu nombre? —Me pregunta la doctora.
—Karina, mi nombre es Karina. —Ella sonríe ampliamente y nos invita a sentarnos. Mientras ella va hacia su escritorio y saca unas hojas.
—A ver Karina, Gabriel me platico que podrías estar embaraza y él quería que tuvieras la atención necesaria de ser cierto. —La miro y me pongo un poco nerviosa. —Pero como le decía a Gabriel es muy pronto para poder saberlo, lo que sí puedo, es hacerte un chequeo general para poder ver si tu estado de salud es bueno y si estuvieras embarazada poder darte lo que necesites.
—Gracias Doctora. —Ella me sonríe amablemente.
—Bueno ahora pasa al cuarto de al fondo te quitas toda la ropa y ponte una bata que deje ahí, nosotros te esperamos aquí. —Me levanto con la intención de ir y Gabriel no suelta mi mano. Lo miro un poco extrañada y él se levanta, mira a la doctora.
—En seguida salimos. —Intento decirle que puedo sola, pero me acompaña al cuarto y me ayuda a quitarme la ropa.
Cuando estoy desnuda me pasa la bata y me ayuda a ponérmela, la amarra del costado para que no se me abra. Ambos nos quedamos callados y salimos, la doctora me indica que me siente.
Me retira tres pomitos de sangre y luego pasamos a un cuarto que tiene una cama como las que he visto que usan las mujeres que va a dar a luz, que permite dejar expuesta su parte intima.
Tomo con fuerza la mano de Gabriel, agradezco que el este conmigo porque tengo miedo. La doctora se sienta en una silla y prende unos aparatos.
—Karina recuéstate en la camilla. Pones ambas piernas a cada lado. —Me aproximo a la camilla y me recuesto como me indica la doctora, Gabriel se queda punto a mí. La doctora coloca una pequeña cortina imposibilitando que vea más allá de mi cintura.
Jala un aparato. Mira a Gabriel y después a mí.
—Le hare una ecografía vaginal, si estuvieras embarazada podríamos ver algo y comprobar el estado de sus ovarios. —Solo asiento.
La doctora saca un preservativo y lo coloca en esa máquina, si tan solo yo hubiera usado uno no estaría así. Gabriel toma mi mano y me da un suave apretón para que lo vea, el esta tan tranquilo.
—Relájate. —Me dice la doctora.
Siento gran incomodidad y luego una pantalla se ilumina, la doctora mueve el aparato haciéndome doler en el proceso. Luego de un rato habla.
—¿Pueden ver esto? —Señala a la pantalla y hay como puntitos negros, ambos asentimos. La cara de la doctora ya no es de tanta felicidad. —Esos son quistes, terminemos la ecografía aquí. Karina ve a vestirte. —Mira a Gabriel. —Los espero fuera para conversar.
Sabía que era posible que tuviera quistes por los fuertes cólicos que me dan cuando viene mi periodo, pero ¿Eso tendrá algo que ver si estoy embarazada?
Nuevamente Gabriel me ayuda a desvestirme y vestirme, cuando salimos vuelve a tomar mi mano hasta que estamos sentados. La doctora tiene sobre la mesa unas fotos impresas de lo que vimos en la pantalla.
Nos mira a ambos y luego nos muestra las fotos.
—Como pueden ver esos son los quites de los cuales les hable. —Luego me mira. —Karina eso dificulta que puedas quedar embarazada, más si tus ciclos son irregulares como estoy segura que deben de serlo.
—¿Eso que quiere decir? —Gabriel le pregunta un poco tosco a la doctora.
—Eso quiere decir que quedarse embaraza es casi imposible por la gran cantidad de quistes que tiene Karina y retirarlos podría ocasionar un gran sangrado que podría poner en riesgo su vida. —La doctora vuelve a verme. —Lo siento mucho Karina, si quedaras embarazada sería un milagro. Por ahora solo pedo ayudarte a que los cólicos no sean tan frecuentes ni dolorosos en tu periodo.
Todos nos quedamos en silencio, es cierto que nunca me había puesto a pensar en si quería un hijo o no, pero la idea general de poder tener una familia en el futuro estaba ahí. Con esta noticia no sé cómo sentirme, hace un momento estaba preocupada de si podría estar embarazada y ahora me entero de que lo más probable es que nunca pueda tener hijos.
—Gracias, nos retiramos. Los resultados ya sabe a quién entregarlos. —Gabriel es que rompe el silencio.
No digo nada y Gabriel me guía por el largo pasillo blanco.
En ningún momento suelta mi mano y cuando llegamos al auto aun ninguno habla. Cuando pienso que me llevara al campus de la universidad otra vez estamos en su casa. No digo nada y solo voy con él.
En vez de ir a la segunda planta me guía a un salón donde está la mesa puesta.
—Hay que alimentarnos. —Me mira sonriente guiándome para que pueda tomar mi lugar. ¿Qué le paso a mi tranquila vida? Ahora puedo decir que me ha pasado de todo.
Tal vez él no quiere hijos y por eso esta normal. También puede ser que se quitó un peso de encima al saber mis resultados, pero …
También estaba feliz con la idea de que podría estar embaraza mientras yo estaba en pánico. Empiezo a comer y antes de que pueda decirle algo el me habla.
—No me importa. —Lo miro mientras toma un vaso de agua y bebe. —Era una bonita idea el pensar que podrías estar embaraza, pero realmente no me importa si no puedes tener hijos.
—Estabas muy emocionado con la idea, aunque no nos conocemos bien.
—Si, lo estaba. Pero me importa más tener tu amor que traer al mundo a un hijo de ambos.
—No nos conocemos. —Y si en algún momento él quiere tener un hijo o cualquier otra persona que pudiera ser mi pareja, yo no podre darle eso. Paso mi comida y recién caigo en cuenta de lo que implica no poder tener hijos.
Siento que mis ojos se van llenando de lágrimas, pero parpadeo para poder alejarlas.
—Karina —Gabriel me mira con una mirada tan dulce, la forma de mirarme no cambio aun sabiendo lo que implicaría estar conmigo.
—Si en el futuro quieres una familia yo no podre dártela.
—Creo que es mejor así, en el camino que he decidido recorrer contigo es mejor así y esto solo me lo confirma. —No entiendo a qué se refiere, pero sé que en este mundo no todo es para siempre ni color de rosa. Ambos estamos en nuestros 21, el que quiera una familia puede cambiar con el tiempo y no sé si pueda soportarlo.
—¿Me podrías llevar al campus?
—Claro. —Terminamos de desayunar sin que ninguno diga más.
Me ayuda a subir al auto y me deja en la entrada del campus.
—No puedo ingresar al campus.
—Gracias—Cuando estoy a punto de bajar me toma de la mano.
—No te vayas. —Siento un nudo en la garganta y en el corazón.
—Necesito estar sola. —Me bajo sin mirar atrás y camino por el campus en dirección a mi cuarto.
Siento una fuerte opresión en el pecho y mientras camino gruesas lagrimas bajan por mis mejillas.
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Comments
YIN K
Mi ciclo siempre fue irregular, cólicos horribles,muy dolorosos,dolor de cabeza y hasta se me soltaba el estómago,a los 26 años una señora muy amable me acompañó con una ginecóloga y me dijo lo mismo,y me puso en tratamiento y a los 29 nació ni primer bebé y hoy tengo 3 hijos,hay que tener fé y seguir al pie de la letra las recomendaciones médicas
2025-02-16
2
Elizabeth Sánchez Restrepo
a mí también me vienen muy fuertes los cólicos. Y de mi familia varias han tenido quistes, han abortado mucho pero si han tenido hijos, la cuestión es que puede ser hereditario
2024-11-15
2
Diana Quintero
cuantas quisiéramos tener un Gabriel a nuestro lado, tierno, romántico y sobre todo un excelente amante 🤭🤭🤗
2023-08-12
7