GABRIEL SCHULZ PREBICH 1

Mi nombre es Gabriel Schulz Prebich heredero de una de las familias mas antiguas de Alemania, diría que respetada por los alemanes tradicionales sin embargo muchos no lo hacen. Lo que sí podría asegurar es que la familia Schulz es la más temida en Alemania.

Soy considerado una especie de genio por que a mis 21 años ya soy profesional, tengo un doctorado en ciencias empresariales con especialidad en finanzas y economía. Y como pasatiempo empecé a enseñar en la universidad de Berlin y decidí apoyar en la beca Schulz para investigación. Esa es beca es tan antigua como la universidad , mis antepasados necesitaban lavar dinero de alguna manera y resulta que la educación es un buen negocio.

Casi olvido mencionar los negocios, a parte de los negocios limpios la familia Schulz es una familia de mafia tradicional, aunque claro esto solo han sido rumores por años, siempre hemos sabido limpiar bien nuestra mierda para que no salpique a nadie.

Ayer como cada vez que cierro un buen negocio en las ventas de armas me fui a hacerle una visita a Constanz Neumann, pasamos una noche muy divertida. Tanto que ahora yace dormida desnuda junto a mí en el hotel 5 estrellas en el que nos divertimos.

Intento dormir un poco, pero me es imposible. Nunca puedo conciliar el sueño cuando hay una mujer junto a mí, sea Constanz o cualquier otra.

Cosntanz se mueve seductoramente en la cama, su corto cabello rubio esta todo despeinado. Ella es una mujer extraordinaria en la cama y hasta ahora no me he aburrido de nuestros encuentros a pesar de los años.

Mi tío Albert ya me ha insinuado muchas veces que Constanz seria una buena reina de la mafia para la familia Schulz y que llevaría en alto el apellido. Pero yo no lo siento así, en mi mundo no es bueno enamorarse ya que eso seria una debilidad y aunque no amo a Constanz no quiero perder un buen polvo en mis días de estrés.

Aunque estoy casi seguro que si decido casarme con Constanz inmediatamente después estarán sobre mi pidiéndome un heredero y toda esa mierda de que podría morir en cualquier momento y necesito un heredero para la familia. Aunque es lo que menos me importa tal vez si algún día muero, Frederick pueda tomar el mando y yo al fin podre librarme de esta mierda.

Me levanto y voy desnudo al ventanal, la fría noche me recibe. Me sirvo un vaso de Whisky que bebo de un sorbo. Mi camino es oscuro y solitario, nadie podrá acompañarme ni tampoco quiero que lo hagan.

Mi mundo y mi reinado es en las sombras.

Siento los pasos de Constanz acercándose e intentando sorprenderme posa sus manos en mis ojos, con tranquilidad dejo el vaso en la encimera y me giro rápido tomándola por sorpresa.

—¡Gabriel! —La tomo con fuerza del cuello y le paso la lengua por sus senos, ella tiembla con el simple roce.

La giro con la misma violencia y me introduzco en ella mientras grita de placer, la tomo con fuerza frente al ventanal y acabo en su hermosa espalda.

—¿Pastillas? —No me puse ningún preservativo ahora. No quiero sorpresas, yo no tendré hijos ilegítimos. Si algún día decido tener hijos será con mi reina y aun así dudo de que en algún momento quiera descendencia.

—No terminaste dentro Gabriel. —Se pone de pie y me mira, ella sabe bien su lugar y lo que me gusta. Rueda los ojos. —No, estoy con inyectables ahora.

—Bien. — No muestro ninguna emoción, es un buen polvo y tal vez la pueda considerar como la reina en un lejano futuro, pero debe conocer su lugar y saber que soy el que manda.

Voy hacia el baño y me doy un baño de agua fria ,regreso por mi ropa.

—¿Para qué te la pones? —Se acerca sensualmente a mi y empieza a tocarme. —Si no la vas a necesitar.

Le doy una mirada fría, ya me siento satisfecho y no puedo dormir si hay alguien junto a mí.

—Tengo trabajo que hacer Constanz. —Veo que se pone triste y aunque no quiero relacionarme más con ella, a mi familia le agrada y puede que sea la futura reina. —Vendré a verte el fin de semana, después de la fiesta de Anton.

Su rostro se ilumina.

—¿Aun lo dejas hacer esas fiestas? —Me termino de vestir.

—Si, es un pasatiempo suyo y no me importa.

—¿Iras a la fiesta? —Tomo mi celular, me coloco mi reloj y el anillo de la familia Schulz.

—¿Cuándo he ido yo a esas mierdas de Anton? —Cuando estoy listo, camino hacia la puerta.

—Nunca, estaré esperando tu llamada Gabriel. —Salgo cerrando la puerta.

Compruebo la hora, son las 3 de la mañana , voy al ascensor y voy directo al estacionamiento donde ya se encuentran los tres autos blindados esperándome . Subo como siempre en el del medio y Anton me habla desde el asiento de copiloto.

—Hermano a veces no te entiendo. —Lo miro un poco molesto.

—Tampoco quiero que lo hagas. —Los autos arrancan con dirección a mi mansión.

—Es que ¿Cómo es posible que dejes al mujeron de Constanz Neumann? —Empieza a elevar sus manos haciendo énfasis en sus curvas. —Simplemente Constanz

—¿Cómo va el asunto de Harman? —Ignoro su pregunta, Constanz es asunto mío.

Suspira dramáticamente cosa que me causa gracia.

—Harman Schröder , seguimos en comunicación . Vendrá la próxima semana. Ahora tiene asuntos que tratar en México con su gente.

—Bien, te encargo ello. No quiero fallas. —Saco mi celular y compruebo si el lote de drogas llego a Canadá.

Felizmente no hubo sorpresas.

—Gabriel. —Levanto para ver con molestia a Anton. —Te estoy hablando.

—Estaba ignorándote, viendo asuntos importantes. —Se comporta como un niño. —Creo que estar rodeado entre tanto puberto te ha afectado.

—jajaja muy gracioso Gabriel, por cierto, hare la fiesta el viernes. —Me pasa una invitación.

—No la necesito, soy el dueño del lugar.

—Tomalá, para que tengas una coartada. No es por que me agrades. —La tomo con una sonrisa, el viernes tendré que limpiar la basura en cierta zona de la ciudad y Anton sabe muy bien que no me gustan los cabos sueltos.

—Cada vez vas mejorando—La tarjeta esta con un pequeño chip de rastreo que logro sentir al tacto. — Me gustan los disfraces. —Eso me recuerda a una bella irlandesa con la cual me divertí hace un par de semanas, llevaba un disfraz de enfermera tan pequeño que rompí con mis manos.

Me habría gustado saber quién era, tal vez hubiéramos repetido en alguna otra ocasión.

—Si claro, lo espero querido profesor Gabriel. —Intenta hacerme burla, pero solo logra hacerme recordar que aun no me he presentado en el campus de la universidad para ver si este semestre daré clases.

—Mierda. —Voltea alarmado.

—¿Qué paso? —Me toco la cabeza.

—Había olvidado el asunto de la universidad.

—Citándote, pensé que era algo importante.

—Sabes que es una gran ayuda. —Se lava mucho dinero en las instalaciones de la universidad.

—Si, pero no es necesario que enseñes para que lo sea.

—Ayuda con Zimmermann y sus narices. —Anton calla, Axel Zimmerman ha sido un dolor en el trasero por años , siempre intentando descubrir el negocio familiar del tráfico de drogas y armas.

—Te dije que debíamos matarlo.

—Eso solo aumentaría las sospechas de los policías y federales, no los quiero estorbando.

—Pfff —Realmente parece un niño.

—Así que estos días te necesito lejos y encargándote de lo de Harman.

—Esta bien. —Llegamos a mi mansión favorita y me voy directo a mi cuarto.

Estaba intranquilo respecto a Harman , es un hombre mayor y astuto me preocupa un poco. Pero se que Anton lo hará bien, tiene toda mi confianza y desde niños somos como hermanos, no hay otra persona a quien le confiaría estos negocios y mi vida.

Me pongo algo cómodo y me voy a dormir, me despierto como siempre a las 5 am y voy a entrenar.

Las horas se pasan rápido y voy directo a la universidad, hace unas semanas ya iniciaron algunos cursos, es mejor que de clases este año para quitarme a Axel de encima por un tiempo.

Me pongo un terno color vino y voy a la universidad, Anton aunque es mi mano derecha en esta ocasión no me acompaña. En la universidad somos desconocidos y nada nos relaciona.

Mientras reviso el plan de estudios recibo una llamada de mi primo Brant Schulz Schmidt hijo de mi tío Albert.

—Brant. —Lo saludo con gusto, el es quien mas me agrada de la familia.

—Gabriel , hermano. Todo salió según lo planeado ya estamos en Irlanda. —Hace unas semanas incursionamos en el mercado irlandés y deje a Brant para que supervisara que todo saliera según lo planeado.

— Son buenas noticias.

—De eso quería hablarte. —Mierda, mi día ya pinta mal. Brant no es alguien que me informe de algún problema a menos que sea importante.

—Dime.

—Mercado difícil hermano, puede que se te necesite aquí. —Me imaginaba la competencia, pero no quiero se salga de las manos.

—¿Cómo lo vas manejando? —Podría considerar dejarlo encargado de esa zona si puede manejarlo. Si no, tendré que dejar las clases e ir allá , que no me molestaría jugar con algunas irlandesas.

—Hasta ahora bien, pero se necesita a alguien aquí. —Bien, eso quería escuchar.

—Confió en ti Brant, encárgate. —Se queda callado, se que lo que menos quería es quedarse allá.

—Hermano. —Escucho como maldice y varios objetos cayendo. —Yo me encargo.

—Te recompensaré bien a tu regreso. —Se que en el puedo confiar por completo para la brutalidad que se necesita para ingresar al mercado de las drogas en Irlanda.

—Te saldrá caro hermano. — Rio, porque sé que así será.

—Comunícate solo de ser necesario.

—Hasta nuevo aviso hermano. —Cuelgo la llamada y aprieto el botón que Liesel puso en todos mis dispositivos, eso borra toda la información sin dejar ningún rastro. Lanzo el teléfono por la ventana , saco el que uso para la universidad y los negocios legales.

Liesel es la encargada de toda la mierda informática, es un puto genio en lo que hace. Tanto que ni yo se donde esta ni si ese es su verdadero nombre. Tomo otro celular del auto a parte del que uso en la universidad.

Llegamos al estacionamiento del edificio donde tengo mi departamento como todo ciudadano, este lugar lo uso de fachada porque nadie conoce mis mansiones ni cual es mi favorita. Me bajo de los carros blindados para irme en mi auto personal a la universidad.

Entro al campus y dejo mi auto en el estacionamiento, voy con la rectora de la universidad.

—Gabriel es un gusto tenerlo aquí el día de hoy. —Me invita a sentarme.

—Gracias, vine a entregarle esto. —Le paso el cheque mensual con una suma considerable para que se use en el campus y la beca.

—Gracias por tu donativo Gabriel. —Guarda el cheque y luego saca unos documentos. —¿Este año enseñaras?

—Así es —Me pasa el contrato estándar para los profesores en la universidad. Lo leo y cuando veo que todo esta en orden lo firmo.

—Es un gusto volver a tenerte en esta prestigiosa universidad.

—Gracias. —Me retiro a terminar unos asuntos en uno de los almacenes.

Dejo el carro en el edificio de mi departamento y subo en los autos blindados y polarizados.

—Informe. —Uno de mis hombres de confianza empieza a hablar.

—Se hará la entrega en unos minutos, todo esta resguardado señor.

—Perfecto, vamos. Hare yo mismo la entrega. —Veo la sorpresa reflejada en su rostro.

Tomo una de las armas con un puñado de balas, es bueno recordarles quien es el rey de la familia Schulz.

Llegamos hasta un almacén en las afueras de la ciudad donde están muchos de mis hombres esperando, bajo del auto y mis hombres muestran respeto. Entro al almacén y veo la carga de armas lista para ser transportada.

Este cargamento se va a Italia a uno de los mejores compradores que tenemos , se escuchan los ruidos de los autos al llegar.

Baja uno de los hombres.

—Rey—Muestra su respeto y yo le extiendo la mano.

—Esta todo listo. —Da las ordenes a sus hombres y empiezan a cargar las armas rápidamente. En este negocio no hay tiempo para las cursilerías, las cosas se hacen rápido.

—Es un honor tenerlo aquí hoy. —Me da la mano para despedirse y uno de sus hombres le pasa un maletín negro. —Es un placer hacer negocios con usted.

—Lo mismo digo. —Tomo el maletín y nos retiramos con rapidez del lugar.

La semana pasa con tranquilidad, la tranquilidad que me da mi mundo. Hasta que al fin llega el viernes, el día en el que matare al ultimo involucrado en el atentado de en el que murieron mis padres.

Me pongo ropa cómoda negra para poder divertirme a gusto y mientras vamos por las calles de Berlin recuerdo a mis padres y como murieron en la explosión de su coche. Ese día no me permití derramar ninguna lagrima o mostrar dolor, sabía que mis días como cualquier joven habían terminado. Sería el rey de la mafia y no podía permitirme eso, había negocios de los que encargarse y cuentas que ajustar.

Detrás de su muerte hubo mucha gente con poder que fue beneficiada con su muerte, fui paciente y uno a uno fui cazando hasta llegar al día de hoy. El que estuvo detrás de la idea, el ex ministro de defensa alemana.

Pensar que ese desgraciado gozo de los favores de la familia aun desde de la muerte de mis padres me hace hervir la sangre, se mostro ante nosotros como un aliado, vil alimaña. Pero hoy acabara eso, lo tengo acorralado.

Esta en un sitio de apuesta de mala muerte y de ahí no saldrá ileso. Me avisan que ya llegamos, salgo casualmente del auto e ingreso al local. El olor a trago barato y cigarrillos inunda el lugar, me voy a la barra y desde ahí miro al ex ministro de defensa conversando animadamente con otro de los hombres que se encuentra en el lugar.

—Una cerveza. —Le pido a la coqueta señorita de la barra.

—Aquí tiene. —Me dice sonriente y en una servilleta me anota su número, lo guardo en el bolsillo de mi pantalón y voy en dirección a mi objetivo de la noche.

Al verme se pone nervioso, si pedazo de basura. Te tengo sin tu preciada protección y ya se toda la verdad.

—Ministro. —Lo saludo extiendo la mano, la toma bastante incomodo y seguro tratando de buscar la manera de irse. Sabe que sus aliados ya están muertos y que, aunque no sabía quién faltaba él es el último.

—Gabriel, hace mucho que deje de ser ministro. Dime por mi nombre. ¿Qué haces aquí muchacho? Este no es lugar para ti, ni para mi. Es mejor que nos vayamos, yo ya iba de salida.

—Lo acompaño ministro. —Me mira nervioso.

—No te preocupes, veo que estas tomando un trago. Termina, otro día nos encontramos para charlar. —Se da la vuelta para marcharse , termino mi cerveza de un trago y lo alcanzo. Esta fuera intentando llamar seguro a su seguridad, pero ya Liessel se encargo de ese asunto.

—Le presto el mío. —Voltea asustado.

—Me asustaste Gabriel, no se que le pasa a este teléfono. —Le doy el mío y empieza a marcar, cuando va a apretar el botón para llamar le hablo.

—A veces nos traicionan. —La rata se pone blanca y empieza a temblar.

—¿Que? —Le sonrío.

—Nuestros equipos electrónicos. —Se nota el vidente alivio en su rostro.

—Si, tienes razón.

—La tengo, claro así también hay ratas traicioneras. Que ponen bombas en autos de reyes de la mafia. —Su rostro cambia por completo y empieza a correr por las calles intentando escapar.

Cuando llega a la esquina uno de mis hombres lo detiene y con la ayuda de otro lo meten a una de mis camionetas. Viene por mi otro auto y vamos en dirección a un almacén abandonado que encontré.

Cuando llegamos al almacén el ex ministro ya se encuentra amarrado y amordazado en una silla. Jalo otra silla y me siento frente a él.

—Sabe que fue lo mas triste. —Me acerco un poco mas a él. —Que llegue a confiar en una rata como tu cuando mataste a mis padres.

Se mueve con desesperación en su silla.

—¿Quieres salir? —Asiente frenéticamente, me rio y jalo una mesa con herramientas que me prepararon para esta ocasión.

—Querido ministro, en agradecimiento a sus favores solo usare esto. —Levanto unos alicates, aun se mueve con terror. Le pedí a mis hombres que le quitaran los zapatos cuando lo amarraron.

Hago mi silla para atrás y miro en dirección a sus pies descalzos, comienza a moverse y gritar pero sus gritos son callados por la mordaza.

Me agacho y jalo con fuerza una de sus uñas arrancándola, veo el sufrimiento en su rostro.

—Este dolor es mínimo en comparación a lo que yo sentí aquel día. —Arranco otra de sus uñas. —Esto solo es un poco de aquel dolor.

Le quito la mordaza y empieza a gritar por el dolor cuando me levanto pisando sus dedos.

—Lo lamento, no me fije por donde pisaba. —Me siento en la silla, hasta que puede hablar.

—Gabriel perdóname, yo no.

—Shhhh, no digas nada ya lo se todo. —Le arranco una de sus uñas de la mano. Grita por el dolor. —Eso es música para mis oídos querido ministro.

Le voy arrancando uña tras uña, tomándome mi tiempo entre cada una para que no pierda el nocimiento. Cuando no le queda ninguna paro para tener alguna charla casual y me suplique por su vida.

—Gabriel perdóname, yo te soy leal. Yo no te traicionaría, por favor. No sabía lo que hacía por favor. —Sin defraudar mis expectativas suplica por su vida.

—Dicen que es mas doloroso cuando los dientes son arrancados, ¿Me puedes decir si es verdad? —Me acerco a el sujetando su cabeza y le arranco unos cuantos dientes, pero la sangre me salpica por todos lados.

Me volteo a limpiarme el rostro con una servilleta.

—Me ensucio todo ministro. —El ministro empieza a llorar.

—Perdóname Gabriel, no debí poner la bomba.

—Concuerdo con usted ministro, no debió hacerlo. —Jalo la mesa acercándola a la altura de su vientre, tomo un pequeño soplete y lo pruebo.

—Por favor para, ya mátame. Te lo suplico

—Por sus favores ministro le dije que solo usaría eso. —Levanto el alicate. —No morirá tan fácil

Llamo a uno de mis hombres que le amarran mi encargo en su vientre.

—Ministro ¿Alguna vez escucho de la tortura con las ratas? —El pánico en su rostro me demuestra que si, prendo el soplete para que caliente el recipiente de aluminio reforzado que está amarrado en su pecho.

Las ratas se empiezan a mover haciendo ruido con sus uñas.

—Gabriel por favor, por todo lo que te ayude mátame ya. —Niego riendo.

—Soy el rey, no te olvides de ello rata traicionera. —Dejo el soplete prendido en la mesa para que siga calentando el recipiente.

En algún momento las ratas querrán salir y la única salida factible será por la piel de la rata traidora del ministro.

—¡PORFAVOR! —Grita, mientras las ratas hacen mas ruido y empiezan a moverse frenéticamente haciendo muchos ruidos. No se hacen esperar los gritos del ministro por horas, hasta que ya no grita más.

—Padre ya tiene su venganza, ahora pueden descansar tranquilos. —No he llorado desde el día que murieron y no lo hare nunca, porque yo soy el rey de la mafia, heredero de la familia Schulz.

Dejo el cuerpo del ministro para irme a mi mansión, pero cuando entro a uno de los autos me informan que la policía viene. Recibo una llamada de Anton.

—Gabriel sal de ahí ya, Zimmermann se dirige para allá.

—Mierda. —Creí que era uno de esos policías inútiles con los que siempre trato. Tomo una de las armas y ordeno que los autos se vayan en diferentes direcciones, no corto la llamada.

—Ven a la fiesta en la mansión, aquí tengo todo cubierto.

—Bien, voy apara allá. —Corto y tomo las llaves para poder manejar. Logro perder a unos de los autos que nos siguen y entro a la mansión sonde se escucha mucha bulla.

Entro por la puerta trasera y subo por el ascensor hacia la última planta donde tengo un cuarto acondicionado para mis necesidades. Me baño y me pongo un traje negro, me coloco un antifaz para poder ir a la fiesta cuando recibo una llamada.

—Buenas noches Señor Gabriel Schulz, le habla el detective Armin Wagner.

—Buenas noches ¿A qué debo su llamada detective?

—Hace unos momentos encontramos el cuerpo del ex ministro de defensa Koch en las afueras de la ciudad, fue asesinado brutalmente. —Mierda, no lograron deshacerse del cuerpo.

Maldito Axel Zimmermann.

—Gracias por informarme detective, Koch es un gran amigo de la familia Schulz.

—Me temo que mi llamada no es con fines informativos Señor Schulz, se requiere de su presencia en las instalaciones de la unidad antinarcóticos para tomar su declaración.

—Detective iré hacia allá, pero no por su atroz insinuación. Lo hare por el aprecio al ex ministro de defensa Koch. —Corto la llamada y seco mi cabello, bajo a la fiesta, tomo unos tragos paseándome por el lugar para que el olor se impregne en mi ropa y tenga una buena coartada.

Estoy feliz por haber al fin cumplido con la promesa que les hice a mis padres, me permito disfrutar de ello unos momentos hasta que veo a una hermosa mujer de cabello largo negro caminando en mi dirección. Tiene un hermoso vestido negro que abraza sus curvas haciéndola ver tan atractiva, sus labios rojos me piden a gritos que los bese. Lleva una mochila en su espalda haciendo que desentone totalmente, esta muy concentrada escribiendo en su celular, el antifaz no me deja apreciar todo su rostro. Solo puedo distinguir sus ojos marrones, que me hace pensar en ¿Cómo serán esos marrones si estuvieran debajo de mi mientras la hago mía?

Mierda, estoy duro de solo pensarlo.

Me causa intriga que mi primer pensamiento fuera hacerla mía y no solo follarla, mientras me quedo pensando en ello. Ella choca en mi pecho, haciendo que mi corazón se agite, retrocede un poco y puedo sentir el latir de mi corazón en mi oído.

¿Qué mierda me pasa?

Mientras ella me recorre con la mirada, solo puedo sentir el rápido latir de mi corazón. Haciendo que recuerde una platica que tuve con mi padre antes de que muriera.

“—Gabriel ven. —Dejo mi celular en la mesa y voy con mi padre, el famoso Frederick Schulz.

—¿Qué pasa papá?

—Me entere que no quieres enamorarte. —Sonrío ante su mención, el hombre más temido y despiadado está preocupado porque su hijo no quiere enamorarse. Quien lo viera no lo creería, pero el siempre ha sido así con mi hermana y conmigo. Excepto con Frederick mi medio hermano mayor, nunca lo menciona.

—Si papá ¿Qué pasa con eso?

—¿Cómo es posible que digas eso?

—Papá algún día asumiré el negocio familia y no quiero distracciones. —Lo digo muy seri, no quiero decepcionar a mi padre. Me pasa un vaso de jugo.

—Gabriel para ello falta mucho, aun tienes a tu padre con bien y me tendrás muchos años mas aquí. Quiero que disfrutes de la vida y del amor.

—Tengo el amor de mi familia. —Mi padre ríe.

—Muchacho testarudo, te hablo del amor de una mujer y no del que ella pueda sentir, si no del que tu puedas darle.

—No lo hare padre. —Despeina mi cabello, sabiendo que no me gusta que lo haga.

—Cuando sientas que encontraste a la mujer indicada para amar, simplemente lo sabrás Gabriel. Así como yo encontré a tu madre.”

—Disculpe, no me fije por donde iba. —Al escuchar su angelical voz y ver sus ojos tan inocentes al fin comprendo a que se refería mi padre.

Encontré a la mujer indicada para amar, cuando me doy cuenta de ello, tengo la necesidad de huir.

—Es wird eine Möglichkeit geben, Ihre Entschuldigung anzunehmen (Ya habrá la manera en que acepte sus disculpas) —Por primera vez en mi vida me siento en desventaja y me marcho lo más rápido posible tratando de huir de esta certeza en mi cabeza y en mi corazón.

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NOTA :📌📝

Estoy agradecida con tod@s por leer mi novela,espero que cada capítulo que publique les guste.

🚨🚨Publicaré capítulos los miércoles ,jueves y viernes .🚨🚨

✨Mientras llega el miércoles los invito a leer mi novela SUEÑA ✨ 🥰😚

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