GABRIEL SCHULZ PREBICH 3

Cuando la tomo en brazos se siente tan liviana y tocar su piel hace que nazca en mi el deseo de hacerla mía, ella recuesta su cabeza en mi pecho, ese simple gesto me congela por completo. Intentando recobrar la compostura subo a mi habitación y la recuesto en mi cama.

Coloco su mochila en la silla y la veo dormir tan profundamente , mientras al verla yo solo puedo pensar en hacerla mía tanto que siento que si la sigo viendo perderé el poco autocontrol que me queda, la cubro con las mantas y me meto al baño.

Mientras el agua fría cae sobre mi cuerpo solo puedo pensar en esa mujer de la cual no se nada y ya me tiene loco por ella, cierto la llave y me coloco una toalla alrededor de la cintura. Cuando abro la puerta la veo parada con los ojos cerrados, oh linda lo malo de tomar tanto es que después pasan estas cosas.

Pongo una mano en su espalda para guiarla al baño, ella me sigue sin protestar o dudar y eso me agrada. Ni bien entra al baño corre al inodoro sacando todo el contenido de su estómago, eso debería ser suficiente para que dejara de verla atractiva, pero solo me hace reír, su resaca será fea.

Se queda ahí como si fuera a desmayarse, le alcanzo un papel y ella lo toma, jala la bomba y va hacia el lavamanos, mientras se enjuaga la cara y la boca; yo solo puedo pensar en como se sentirá tocar ese hermoso trasero.

Y adiós baño y control, quiero tomarla aquí mismo. Se gira a ver dónde está, parece ya más relajada y lucida. Luego posa su mirada en mi y mi cuerpo responde al instante, esta mujer ni siquiera necesita tocarme que ya me encuentro listo, su mirada se queda fija en mi cintura haciendo que casi sea doloroso no estar dentro de ella. Cierra los ojos con fuerza y se lleva las manos a los ojos frotándolos.

Oh linda yo vi como me mirabas y eso no me va a engañar.

Cuando sus ojos cafés miran los míos veo que también me recuerda, sus mejillas se tintan de rojo haciéndola ver tan sexy, que tengo que controlarme para no lanzarme a ella como un animal.

—Yo—Se ve que esta nerviosa y yo solo quiero poseerla y hacerla gritar de placer.

—Te subiste a mi auto. —Decido ir hacia ella y acabar con esta tortura de tenerla lejos. —Y no soy una persona desconsiderada con una señorita en apuros.

—Gracias y discúlpeme por…—Noto como mi cercanía la pone nerviosa, estoy casi seguro que siente la misma atracción que yo.

—Es la tercera vez que me pide disculpas, me debes tres besos para poder aceptar tus disculpas. —La tensión sexual crece entre ambos, es casi palpable.

Y sin poder controlarme mas la beso, sus labios se sienten tan cálidos y su sabor es como un manjar, termino de besarla porque pareciera que ya se va ahogar.

—Va uno—Mis manos recorren su cuerpo explorándolo y preparándolo para lo que viene.

La vuelvo a besar porque no creo poder parar de hacerlo, la rodeo con mis brazos y la hago retroceder en dirección a la habitación mientras ella se deja guiar. Cuando llegamos a la cama la recuesto y yo me quedo encima de ella viéndola.

—Van dos —Mierda ni siquiera he empezado y ya quiero acabar dentro de ella.

Empiezo a recorrer su pierna y ella emite un gemido que me hace estar más duro aún, su cuerpo responde a mis toques y aunque me gustaría jugar más con su cuerpo creo que no poder soportarlo.

Así que termino con eso y la elevo un poco para poder quitarle el vestido, beso su cuello y a medida que retiro más el vestido voy bajando más y más.

Hasta que la tengo completamente desnuda y quisiera ya estar en su interior, me quito la toalla y puedo ver la sorpresa en su rostro.

Si linda, todo esto es tuyo.

Y aunque ya quisiera hacerla mía tengo que asegurarme que lo disfrute tanto como yo, tomo una de sus piernas y beso su muslo con la intención de hacerla verle cielo y el que lo ve soy yo, ella esta tan húmeda y su olor es exquisito, ya no puedo aguantar más.

—Estas lista. —Abro sus piernas y me coloco en medio, al querer entrar encuentro resistencia.

Mierda ,es virgen.

Gabriel si la jodes sabes que te estas jodiendo también, pero no quiero parar y de algo estoy seguro, ella es la indicada.

Entro en ella en un solo movimiento mientras se le escapa un fuerte gemido, me quedo quieto para que se acostumbre. Se siente tan apretada y tan jodidamente bien estar dentro de ella.

Comienzo a besarla y tocarla sintiendo como su cuerpo se va relajando, empiezo a moverme despacio para que se acostumbre y cuando ella esta cómoda aumento un poco mas el ritmo.

—Ab jetzt gehörst du nur mir (desde ahora eres solo mía). — No se si este mundo sea para ti, pero espero que me acompañes hasta el final porque yo no te dejare. Desde ahora eres solo mía, mi reina y la luna en medio de mi oscuridad.

Siento como ella se aprieta a mi alrededor, ya está cerca

—Déjate llevar, vamos juntos. —Me corro dentro de ella, se que no se cuida y que podría haber consecuencias, pero eso no me importa. Ella es mía.

Me quedo dentro de ella mucho tiempo, quisiera quedarme así por siempre, pero sé que a ella le dolerá al amanecer así que salgo de su interior y nos cubro con el edredón.

La abrazo mientras veo su rostro ,sus ojos y sus carnoso labios, sus ojos se sierran poco a poco hasta que se queda dormida.

—¿Qué me hiciste? Solo puedo pensar en ti. —La abrazo pegándola mas a mi , no me importaría verte dormir toda la noche.

Esta es la mejor celebración que pude tener. Me quedo mirándola por mucho tiempo y cuando abro los ojos no la veo, me quede dormido. ¿Cómo cajos paso eso? Si yo nunca puedo dormir acompañado. Me siento y no la veo por ningún lado, tampoco veo su mochila.

Mierda, encima se levanto y no sentí nada.

Sin ninguna esperanza voy al baño y no la encuentro, mierda se fue. Ella debe de estar abajo, no creo que la seguridad la dejara salir.

Me pongo un pantalón y bajo a la primera planta. Encuentro a uno de mis hombres.

—¿Dónde está? —Y veo la sorpresa en su rostro.

¡Mierda!

—Señor… no se. —Comienza a tartamudear cosa que me desespera más. Me toco el puente de la nariz tratando de conservar la poca paciencia que me queda.

—¿Dónde está? —Puedo ver su cara de espanto. —Quiero que revises las cámaras y que aparezca ya.

Me voy hacia mi recamara y me doy un baño, sé que ya no está. Se que eso debería alegrarme, pero no es así, ayer decidí que seria mía y de nadie más.

Me pongo mi habitual terno gris y bajo a la sala de mando donde se encuentran mis hombres con lo que parece la respuesta que buscaba.

Me siento en una de las sillas y veo como sale de mi cuarto a hurtadillas, abre la puerta de la mansión que tiene alarma y que convenientemente esta abierta ;luego con tacones en mano se mete por en medio de los arboles burlando a toda la seguridad para después ir al puesto de control en la puerta y salir de la mansión. El ultimo fragmento es el de ella tomando un taxi.

Quiero reír y matar al responsable de esto. ¿Cómo pudo burlar mi seguridad así? Ninguno de mis hombres se percato de lo que pasaba frente a sus narices.

Miro a mi jefe de seguridad.

—Pudo ser un asesino. —El hombre se arrodilla y mis otros hombres miran la escena con horror.

—Perdóneme mi rey, registro no estaba en la entrada. —Intenta explicar a toda prisa y a medida que lo hace la colera crece en mí.

—Yo no doy segundas oportunidades. —Saco mi arma de la cinturilla de mis pantalones y le disparo en la cabeza, su cuerpo cae sin visa.

—El próximo jefe de seguridad debe saber que no acepto ese tipo de errores y que el rey no da segundas oportunidades.

Me voy a la empresa, estoy de un humor que ni yo me soporto, solo quiero ver a esa mujer y saber quién es. Y hacerle saber de mí y que será mi reina y solo mía.

Cuando llego a la empresa de los negocios legales, me pongo a revisar todos los papeles y solo veo error tras error que me hacen estar mas enojado. Aviento todo a piso.

¿Dónde demonios estas?

Solo puedo pensar en ella, sus labios, su cuerpo, sus gemidos, me estoy volviendo loco. Alguien abre la puerta de golpe , mientras la secretaria le grita que no puede entrar. Constanz entra a mi oficina con un diminuto vestido que la hace ver muy sexy.

—Discúlpeme señor quise evitar que entrara ,pero la señorita no me escuchaba. —Mi mortificada secretaria intenta excusarse.

—No hay problema, retírate. —Cuando sale cierra la puerta y Constanz se acerca a mi a querer besarme, antes que lo haga la tomo del cuello y la lanzo a uno de los sillones.

Voy hacia ella y decido hacerla mía para olvidar a esa mujer que me dejo solo en mi cama mientras dormía.

Destrozo el vestido de Constanz y empiezo a recorrer su cuerpo, mientras ella gime intento excitarme, pero no puedo. Esto nunca me había pasado.

Y lo único que puedo pensar es en ella, y como me dejo a mí, el rey de la mafia Alemana solo en mi maldita cama. Siento como la ira me invade y decido que la encontrare como de lugar, estabas en esa fiesta de mierda de alumnos de la universidad. Pues bien investigare a todos los estudiantes hasta dar contigo, y si no estudias en la universidad me encargare de que quien te conozca me diga tu paradero. A mi nadie me deja así.

Dejo a Constanz en el sofá y me acerco a mi escritorio a tomar mi saco, se lo lanzo y me mira desconcertada.

—¿Qué pasa Gabriel?

—Tengo asuntos que atender, discúlpame Constanz. Te compensare por esto.

—Pero Gabriel—Le doy mi mirada seria, a mí nadie me cuestiona.

—Te traerán ropa, espera aquí.

Salgo y le indico a la secretaria que le pida la ropa que Constanz quiera que la empresa paga. Y antes de que el ascensor se abra, le digo.

—Y que nadie vuelva entrar así a mi oficina, a la próxima persona que entre así tu serás despedida. —Me mira muy asustada, entro al ascensor y me voy a mi sala de boxeo.

No quiero saber de ninguna mierda, ni de nada. El domingo llega muy pronto y apago mis aparatos, porque no quiero ni puedo pensar en nada mas que no sea esa mujer.

Pido la grabación de las cámaras de seguridad y solo me rio ante ello, si quisiera podría pedirle a Liesel que la ubicara ya, pero quiero cazarla yo mismo, mi orgullo me lo pide para poder sentirse tranquilo.

El lunes llega con demasiada rapidez y como no puedo dormir me voy a entrenar y revisar todos los mensajes, hasta que me llega uno de la universidad. Hoy empiezo a dictar. Mierda y no tengo humor de nada.

Leo otro mensaje de la profesora Karem, ya me consiguió una asistente. Eso es bueno, me voy a evitar la molestia de buscar, le envió un mensaje agradeciéndole e indicándole que acepto a ese estudiante. Que hoy en la tarde vaya a mi oficina.

Me alisto para ir a la universidad y voy con ganas de hacer las vidas de todos tan miserables como la mía, les dejo muchos trabajos y ejercicios que les tendrán que entregar a mi asistente.

Salgo de peor humor de las clases y me voy a mi oficina en el campus, me sirvo un vaso de agua , me decido a leer un libro que tomo de mi biblioteca. No puedo concentrarme y estoy de peor humor, llamare a Anton para que me tenga la información que requiero. Miro la hora, ya es bastante tarde y mi asistente que comento la profesora Karem no llega. Probablemente se arrepintió y no lo culpo, estoy que ni yo me soporto. Eso tiene que acabar ya, antes que empiece a afectar mis negocios.

Dejo el libro que ni siquiera se de que trata en mi escritorio y me decido a ir a buscar a Constanz, tal vez así pueda tener algo de tranquilidad.

Cuando abro la puerta ,grande es mi sorpresa al ver a esos ojos marrones culpables del estado en el que me encuentro, se ve tan sorprendida y mi corazón late muy acelerado. Pareciera que sus piernas pierden fuerzas porque se apoya en la puerta y aunque quisiera sostenerla en este momento me encuentro paralizado, ella vino a mí.

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