El hombre delgado de la camisa azul entro a la sala de interrogatorio, este era un cuarto muy pequeño, con un espejo enorme detrás de Saymon y una ventana que permitia ver la gente que caminaba por los pasillos
—Creo que te metiste en serios problemas —Dijo aquel hombre que parecia un detective.
—Como ya les he dicho, ¡No fui yo! Fue ese gigante Gris —Dijo Saymon viendo a los ojos a ese hombre, mientras el se encontraba esposado en la mesa.
—Si me dices que hacias ahi un joven como tú a altas horas de la noche, solo, con mucha destrucción a su alrededor —Se puso a leer el reporte de su carpeta— y con una pistola.
—Ya le dije la verdad, había un demonio del cual nunca había leido
—También dijiste que habías visto un cazador pero no encontramos nadie por la zona —Cerro la carpeta— Mirá, eres muy joven como para entrar 8 años en prisión por daños e invasión a propiedad privada.
Saymon a pesar de estar diciendo la verdad su palabra estaba puesta en duda, si aquel cazador hubiera aparecido habria explicado muchas cosas aunque sentia un alivio en su pecho ya que no habia muerto
Pregunta tras pregunta que hacía el agente, hacia sudar muchisimo al joven aunque no sabia si por el calor o los nervios, quiza ambas. Las preguntas siempre eran las mismas en busca que en un pequeño descuido "revelase" la verdad asi que tenia cuidado con lo que decia.
Las preguntas siempre se limitaban a ser: ¿que habia sucedido?, ¿como habia llegado ahi?, ¿Era posible que haya causado eso? Y fue entonces cuando escucho una pregunta diferente.
—¿Eres un cazador? —pregunto el detective.
Tenia que pensar bien en lo que iba a responder, ya que los cazadores de demonios tienen cierta libertad en dañar la ciudad siempre y cuando se haya ocasionado en un enfrentamiento con enemigos hostiles pero al no ser uno no tendria diferencia de un vándalo de ciudad.
No vio ninguna alternativa y decidio no mentir.
—No lo soy porque no tengo ningun don pero soy un ritualista.
—¿Eh? —dijo asombrado— ¿Vives en los años 60? los ritualistas ya no son requeridos.
—Yo quiero ser un cazador—trago saliva—Por eso estoy dispuesto a ser un ritualista —Dijo con firmeza, nadie iba aplastar sus sueños
El agente se levanto de su silla y se puso a pensar, se secó el sudor de su frente y comento
—Un cazador sin poderes vaya tontería, en unas horas nos deben traer las pruebas de todo, si no es verdad lo que comentas serás procesado de inmediato —Dijo amenazante con un último intento que el joven respondiera con la verdad.
Pero no logro nada, Saymon solo asintió, podria ser una verdadera prueba para no enfrentar ningun tipo de cargos.
Antes que el hombre saliera de la habitación menciono que le iba a hacer una prueba de poderes, para saber cual era el suyo. Esta prueba se le aplica a todos los jovenes de 12 años para saber que poder podrían desarrollar, algunas de estas mencionan las condiciones y sus limitantes, aunque algunos prefieren aprender de esto de manera empírica.
Otros oficiales entraron a la habitación, quitaron sus esposas de la mesa, con un gesto de uno de ellos, Saymon entendio que debia cruzar sus manos hacia su espalda, lo iban a mover a otro lugar.
Una vez esposado recibió un pequeño empujón para que comenzara a caminar, salió, podía ver bien la estación de la seguridad pública, los colores cafes y grises de las paredes le daban un aspecto viejo.
Lo llevaron hacia otra oficina, al entrar solo vio un escritorio y la parte trasera de una silla que al escuchar que entro gente se giro, era una mujer de cabello lacio
Ella era la encargada de revisar poderes, su habilidad detección permite saber las habilidades de las personas. Invito a Saymon a sentarse
—Necesito que me des uno de sus cabellos —Dijo ella mientras veia al oficial
El obedeció, sin remordimiento jalo cabello, no necesariamente uno ya que no le preocupo, ella le extendió su mano para recibir tres cabellos, a la chica solo le basto cubrirlos con su otra mano. Sus ojos se volvieron totalmente blancos y Saymon perdió igualmente su vista unos segundos, cuando volvio a ver se sentia que le pesaban los parpados.
Era fabuloso lo facil que eran algunas cosas gracias a la gente con dones, un examen que podria llevar horas en dar resultados, una mujer pudo responder en segundos, la agilidad del mundo era sorprendente.
—No tiene poderes —Dijo la joven.
—De lo que se ha salvado —dijo el oficial mientras le jalaba su playera hacia arriba a Saymon en señal de que se levantara.
Salieron de nuevo al pasillo de nuevo pero a la dirección contraria donde estaba la habiacion del interrogatorio, el joven no aguanto las ganas de preguntar si lo llevarian a una celda lo cual el oficial confirmo.
Dentro de él sabía que no era la gran cosa estar en un celda pero de sentia realmente nervioso ¿Y si había gente violenta como en las películas?. Lo iba averiguar dentro de poco.
Podia ver aquellos barrotes de metal al fondo del pasillo pero tambien muchos telefonos en las paredes antes de llegar a ellos. El oficial lo detuvo un cuarto antes de meterlo a la celda, le permitieron hacer una llamada, le entregaron a Saymon una moneda la cual rapidamente depósito en el teléfono de la pared.
Sin dudar comenzo a marcar el numero de Mónica al estar su dedo en el ultimo digido se detuvo antes de presionar el numero 9. No podia evitar pensar que estaria durmiendo, ya que sin el ahí seguro estaba placidamente sin interrupciones. No quería, no tenia el derecho de quitarle el sueño una vez más, su inseguridad lo consumio de nuevo. La amaba pero parte de su amor era dejarla dormir.
Elimino rápidamente el numero telefónico de monica y escribió el de Marlon, sono el tono de espera pero le respondieron rápidamente.
—¿Hola? —dijo el sujeto del otro lado del teléfono.
—Marlon, Soy Saymon, tuve algunos problemas y estoy detenido.
En todo el tiempo que se habia vuelto discípulo de Marlon, nunca penso que lo llamaria desde una estación de policía y mucho menos por una misión pero aun asi le contó todo lo sucedido con mucho detalle.
Su maestro comprendio respondiendo con casi un cortante "Estare ahi en 10 minutos" pero antes de colgar le hizo una pregunta más.
—¿Debo ir por Mónica?
—No —Dijo instantáneamente Saymon
Marlon entendió la situación, antes saymon le había comentado su sentir respecto a ella asi que él no hizo ningún tipo de pregunta mas y colgó.
¿Estuvo bien? Era todo lo que pensaba, su novia siempre le decia que estaría con el hasta en las malas situaciones ¿Esta era una de esas? No, era mas importante que descansara pero algo le hacia sentir profundamente mal.
—Ya muévete—Le dijo el oficial mientras lo guiaba a su respectiva celda
Despues de mucha preocupación se encontraba solo, sentando en una cama de piedra que estaba pagada en la pared, estaba fría.
No sabia la hora pero hizo calculos rapidos, salio a las 8pm del Barcafe asi que deberian ser la 1am. Se paro de donde estaba sentado e intento ver fuera los barrotes si veia un reloj, no encontró nada.
Asi que solo le quedaba estar ahi sentando, pensando. Habian muchas cosas que debia procesar, estuvo a punto de morir pero hoy encontro un demonio que habló. Tenía conciencia ¿Sera el primero de su especie? ¿O en verdad era un emperador de la Destrucción? Segunda opción no podia ser, segun los libros los emperadores tenian la capacidad de amenazar un país entero y solo un cazador lo estaba deteniendo. No era posible, entonces era un demonio normal.
Su mente se habia puesto a divagar pensando en lo mismo, creando miles de teorias de lo que habia sucedido pero no encontraba ninguna respuesta, mas bien, ninguna que sea logica. De tanto pensar no sabia cuanto tiempo habia pasado ¿Horas? ¿Minutos?. No sabía pero le dolia mucho la espalda de estar tanto tiempo acostado en una superficie muy lisa y dura.
—ya vieron por ti —Dijo el oficial interrumpiendo sus pensamientos mientras habria las puertas de la celda.
Esperaba con ansias ver a Marlon, queria contarle de dicho demonio quiza él con toda su experiencia sabria la respuesta pero en cambio la persona que cruzó el marco de la puerta no era su Maestro, era Mónica.
(¿Que hace aqui?) preguntó para si mismo
Camino hacia el, en ese corto trayecto en ningun momento levantó la mirada y cuando lo hizo, le solto una bofetada a Saymon que lo dejo muy confundido.
—¿Mónica?— Dijo cuando regreso su mirada hacia ella.
Cuando porfin pudo ver su cara estaba roja, sus mejillas cubiertas de lagrimas y sus ojos llorosos ¿Por que lo hacia?
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