Saymon despertó de un fuerte suspiro como si le quitarán el aire de los pulmones junto con un enorme miedo que hacía latir su corazón tan rápido que pareciera salir de su pecho.
—Tranquilo —Dijo Mónica, su novia. La cual se despertó alarmada al escuchar a Saymon alterado- ¿De nuevo tuviste tus pesadillas?
No, no era una simple pesadilla, era algo más, siempre al despertar de alguna forma lo dejaba marcado, sentía que algo perduraba, en los últimos años este espantoso sueño atormentaba a Saymon haciéndose presente noche tras noche sin que se pudiera evitar sentir un miedo a algo que no sabía.
Mónica no podía ayudarlo mucho, cuando su novio se despertaba asustado la ignoraba por completo. Ella para apoyarlo también se paraba a revisar la habitación para demostrar que no habia nada mas que ellos dos pero el en serio sentía que algo se le quedaba viéndolo al despertar, una pesadilla que trascendía del sueño. Aunque su verdadera preocupación no era él, era Mónica, ella era su razón para asegurarse que en realidad no haya nada peligroso en aquella habitación.
—Tranquilo ahora está todo bien, estoy contigo— Decía Mónica mientras limpiaba el sudor de su frente acompañado de una una tenue sonrisa. Su preocupación era verdadera.
Al pasar algunos minutos cuando por fin lograba calmarse un poco, siempre le contaba a Mónica lo que soñaba con un asombroso lujo de detalle, como si ese evento traumático en realidad le hubiera sucedido y ella con una paciencia formidable, siempre lo escuchaba aunque fuera la misma historia todas las noches.
Mientras ella le prestaba atención, acostumbraba a poner la cabeza de Saymon en su pecho con la intención de relajarlo aún más, cosa que funcionaba de maravilla, su calidez espantaba todos los miedos de su pesadilla, Un refugio perfecto.
Al final de todo Saymon se quedaba abrazándola, le acariciaba su suave y sedoso cabello mientras ella dormía, después de despertar era imposible que pudiera conciliar el sueño de nuevo, así que solo podía esperar que el tiempo pasará hasta que el primer rayo de luz del sol asómase por la ventana.
Cuando su mirada quedaba hipnotizada en el techo, era el momento en que se presentaba un mar de ideas y pensamientos, no solo de su pesadilla, si no que de diversas cosas, como que comería, que vestiría y que haría el resto de su día.
Miro su reloj que tenía a un lado de la cama y marcaban las 7 AM, devolvió la mirada a Mónica para centrarse completamente en ella y era como ver una hermosa obra de arte durmiendo, su cabello negro era hermoso con la luz de la mañana. Saymon intento levantarse lentamente de la cama para no despertarla, cosa que no funcionó
—¿A donde vas?— pregunto Mónica de una manera instantánea y muy tierna al no sentir a su novio en la cama, todo esto sin abrir los ojos.
La pregunta le levantaba una leve sonrisa, pese que ella aun se encontraba somnolienta, se seguía preocupando por él y este solo le besó la frente, era su manera de decirle que todo estaba bien y que la amaba. Al verla así de cansada, sentía mucha vergüenza era el momento en que se perdía pensando en eso ¿Ella se merecía soportar eso todas las noches? No, Por supuesto que no. Pero siempre que él le hablaba del tema, ella siempre lo interrumpía con una frase: "Estaré contigo, siempre". Unas simples palabras que le calmaban el corazon.
Tomo una playera cualquiera, junto un pantalón y sin demora decidió bajar a la primera planta. La casa donde vivían se encontraba en el distrito comercial y tenía dos pisos, la planta alta que era la habitación donde vivían y la planta baja era una pequeña cafetería-bar con un curioso nombre: El Gato Negro.
En ningún momento Saymon se había parado a pensar porque tenía ese nombre el bar café, pero tampoco era como si le importase mucho, lo único que sabía era que su abuelo había elegido el nombre en el pasado, el habrá tenido sus motivos y la mejor manera de honrarlo era manteniendo el nombre que él decidió.
En realidad la cafetería no tenía ninguna hora fija para abrir, simplemente Saymon bajaba cuando consideraba oportuno. Aparte de que por su insomnio le permitía abrir temprano.
Era casi una rutina lo que hacía, entraba a la cocina a alistar la máquina de café y preparar un sándwich para cuando Mónica despertase, un sándwich tostado de queso de tres panes. Luego de esto se ponía a hornear galletas. Preparar galletas era lo más entretenido de la mañana, darle forma a la masa dulce era muy relajante a su manera.
Encendió la televisión de la cocina para escuchar las noticias del distrito y el noticiero hablaba de un accidente que hubo en un edificio donde un demonio atacó a bastantes inquilinos y fue reducido con 3 cazadores.
"Cazadores" esta palabra retumbaba en su cabeza cada vez que la escuchaba, debido a que era un sueño que el anhelaba, ser un cazador de demonios es equivalente a ser una estrella mundialmente famosa, es un símbolo de status y los más reconocidos trascienden a la historia por sus grandes logros. Sin embargo Saymon no podría ser uno, no contaba con ningún poder para enfrentar a los demonios y el lo lamentaba, era un sueño que estaba cerca pero a la vez imposible debido a que las empresas importantes dedicadas al oficio era un requisito fundamental tener un poder.
El Gato negro era un establecimiento para 24 personas, algo particularmente grande ¿Pero solo ellos dos atendían la cafetería? No, tenían un hermoso secreto y este se llamaba: Mónica.
Mónica antes trabaja en las Compañías de Virgo, por su grandiosa habilidad: Clonación.
La mayoría de las personas en el mundo que tienen habilidades excepcionales para cazar demonios se rigen principalmente de solo tres factores: El poder, requisito y su limitante. En el caso de Mónica Los requisitos para usar su poder es sencillo, es no hablar, ya que esto hace que todos los clones desaparezcan de manera inmediata.
Lo siguiente vendría siendo su limitante, que son 7 clones como máximo, cuando se clona por primera vez no tiene distancia máxima su clon pero cuando crea un segundo clon, la distancia es reducida a solo 3000 metros y con cada con cada clon que saque la distancia es reducida, hasta que por fin llegue a los 7 clones que solo se pueden moverse a una distancia de 150 metros.
En nuestra actualidad la sociedad ha evolucionado gracias a los dones, por lo que es muy común ver que la gente no solo utilice sus habilidades en la cacería de demonios, también sus dones son utilizados para usos domésticos habituales como Mónica que ayudaba en la cafetería
Un leve empujón hizo que Saymon perdiera la concentración en sus pensamientos y regresará al "mundo real".
—¿Necesitas ayuda en la cocina? —Pregunto Mónica mientras lo abrazaba a Saymon por la espalda.
—No, ya he terminado todos los preparativos aquí, cariño.
-jhmm, Yo quería ayudarte en la cocina -Mónica comenzó a clonarse hasta alcanzar su limitante máximo que eran 7 clones y estos empezaron a preparar la cafetería para abrir, limpiando las mesas y ventanas. Tener a Mónica era realmente útil, en cuestión de minutos el restaurante ya estaba ordenado y limpio, mientras que la Mónica original lo había dejado de abrazar y ahora encontraba comiendo su sándwich con los ojos cerrados debido a que aún estaba cansada.
—Esta todo listo —Dijo uno de los clones.
Él solo podía quedarse viendo a los clones de Mónica era tan solo "fantástica" la gente con habilidades. También ella representaba un caso raro en sus condiciones debido a que la original no podía hablar pero sus clones si.
—Hoy estás distraído ¿En que estás pensando? —Dijo uno de los clones que está a su izquierda y está con una sonrisa le besó dulcemente la mejilla a Saymon.
—Que eres increíble— La miro fijamente, era un rostro autentico de alguien que la amaba mucho.
-Lo sé- dijo otro clon que estaba caminando por su derecha se acercó y también de le dio un beso en la mejilla.
Él no podía evitar sonreír, agarró el clon por la cintura y le despejó un poco el cabello que tenía en el rostro —eres hermosa— cerró los ojos y la besó.
El clon desapareció inmediatamente dejando a Saymon colgado aún besando.
—Me descuido comiendo para la luego darme cuenta que mi novio está besando a una de mis clones ¿Debería considerarlo infidelidad? —Se puso muy cerca de Saymon con una sonrisa de "te atrapé" y mientras levantaba las cejas.
—Nah, hemos hecho cosas peores.
Mónica se rió —Pero es mejor besar a la real— enredo sus brazos en su cuello y lo besó de una manera romántica por unos cuanto segundos para luego despegarse de él y prosiguió a subir por las escaleras —creo que iré a dormir un poco más, si necesitas algo me avisas, te amo— dijo mientras bostezaba.
Apenas Mónica subió a la habitación, un cliente entro por la puerta, haciendo sonar una campanilla y esta era La señora Lerla una señora mayor que siempre acostumbraba a tomar ahí su café por las mañanas.
—Poco a poco me esta empezando a gustar verlos por la ventana —decía mientras se sentaba en una de las sillas.
—Debería llamar a la policía.
Ambos no podían evitar reírse porque era la forma en que ellos bromeaban. Lerla era uno de los primeros clientes desde que el Gato Negro comenzó y en todo este tiempo que la conocía siempre pedía lo mismo sin excepción, un café negro sin Azúcar y 2 Galletas.
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