Capítulo 11

Los días que Amanda y Andrew pasaron juntos se habían convertido en un infierno matrimonial. Andrew no tenía reparos en llevar a Cindy a su hogar, a pesar de que Amanda y sus hijos estaban allí. Él quería intencionalmente que Cindy se acercara a sus dos hijos.

Aunque el corazón de Amanda estaba destrozado en pedazos, hacía todo lo posible para parecer normal frente a su esposo. La herida que Andrew le había infligido era demasiado profunda, lo que hizo que su corazón se endureciera. Amanda estaba decidida a presentar una demanda de divorcio contra Andrew, aunque el proceso fuera largo y difícil.

Como una señora dueña de casa, Cindy paseaba por las habitaciones. Hasta que llegó a la puerta de la habitación de Amanda y habló con confianza con Andrew.

"¿Cuándo volveremos a jugar aquí? Hace mucho que no jugamos en esta habitación", dijo Cindy cariñosamente mientras se aferraba al brazo de Andrew.

“¡Bah! ¿Qué mujer tan barata! No tiene dignidad y se jacta de su pecado”, Amanda solo pudo gruñir en su interior.

No es que no se atreviera a hablar de manera brusca con Cindy; sin embargo, no quería que sus hijos imitaran lo que ella decía, especialmente Caleb, quien era pequeño y solía imitar lo que los adultos decían.

Poco después, la señora Sofía y Matthew fueron a visitarlos con el pretexto de ver a sus nietos.

“¡Cindy está aquí también! Cindy es hermosa y sabe cuidar su cuerpo, no como tú, descuidada, que siempre usas batas y pareces que no tienes otra ropa”, dijo la señora Sofía con una sonrisa maliciosa. “Por eso, no culpes a Andrew si se aleja de ti, todo esto es por tu culpa, ya que no sabes como hacerlo feliz”

Amanda estaba tan furiosa por lo que su suegra había dicho, que finalmente estalló por la ira.

“¡Perdóneme, suegra! Si solo vino aquí para insultarme, por favor, llévese con usted a la rompe hogares. Lamento que mi casa no pueda acoger a personas malvadas como ustedes. ¡Por cierto, mi querido esposo! Empecemos ya con el proceso de divorcio”, dijo Amanda con voz suave, pero con palabras hirientes hacia su suegra y la amante de su esposo.

“¡No seas descortés, Manda! ¿Cómo te atreves a sacar a mi madre de la casa?”, le reprochó Andrew.

“No la estoy echando, solo le estoy diciendo que se lleve a tu amante. ¿O es que estoy equivocada? ¡Soy la dueña de esta casa y tengo derecho a decidir quién puede estar aquí! Si quieres irte con ellos, adelante, no te obligaré a quedarte conmigo”, Respondió Amanda desafiante.

El pequeño Caleb empezó a llorar al ver a sus padres discutir, por lo que Amanda lo tomó en brazos para tranquilizarlo y llevárselo a su habitación.

Después de la partida de Amanda, la señora Sofía comenzó a insistirle a su hijo que la dejara.

"Mira, ¡Andrew! Ella se atrevió a ser grosera conmigo. ¿Vas a quedarte en silencio mientras tu esposa me echa de la casa? Además, ¿Por qué sigues aferrado a alguien así? Puede que tenga una buena educación, pero no tiene ética", la señora Sofía estaba muy molesta porque Amanda se atrevió a contradecirla.

"¡Basta, madre! Caleb está mal por la pelea que hemos tenido, así que voy a llevar a Cindy a casa. ¿Quieres que te lleve también?", preguntó Andrew.

"¡Está bien! No quiero seguir estando un segundo más en esta casa", la señora Sofía siguió a su hijo fuera de la casa, dejando a Amanda sollozando en su habitación.

***

Después de la visita de la señora Sofía a la casa de Amanda, cada vez que tenía una oportunidad, Amanda le pedía a Andrew que se divorciara. Hasta que finalmente Andrew aceptó el deseo de su esposa.

"Manda, si realmente quieres divorciarte de mí, tienes que presentar la demanda de divorcio tú misma. Sabes que no puedo divorciarme de ti, incluso si realmente quiero hacerlo", dijo Andrew.

"¡Muy bien! Mañana te demandaré, ¡Gracias por todo el amor y el dolor que me has dado! ¡Vete! Persigue tu felicidad si no es conmigo. No te voy a odiar porque de cualquier manera eres el padre de mis hijos", una lágrima transparente cayó sin que ella se diera cuenta.

A pesar de que seguía pidiéndole a Andrew que se separe de ella, su corazón anhelaba su regreso. Pero parecía imposible porque los errores de Andrew eran apoyados por su suegra.

Después de que Amanda presentara la demanda de divorcio, no pasó mucho tiempo antes de que fuera convocada por el fiscal general, así que Amanda tuvo que cumplir con la convocatoria del fiscal general.

"¡La paz sea con usted!", dijo Amanda después de que le permitieran entrar a la sala del Fiscal General.

"¡La paz sea contigo!", respondió Scott Williams, el Fiscal General donde Andrew trabajaba.

Amanda le besó la mano a Scott de inmediato porque se conocían desde hacía mucho tiempo. Además, cuando su difunto padre aun estaba vivo, Scott era su alumno en la escuela secundaria por lo que solía visitar la casa de Amanda.

"¿Cómo estás, Manda?", preguntó Scott.

"¡Gracia a Dios, muy bien, Scott!", respondió Amanda.

"¿Cómo fue que llegaron al punto de estar divorciándose? Me he sorprendido cuando vi tu solicitud", preguntó Scott.

"Tal vez ya no estábamos destinados a estar juntos, Scott". Amanda bajó la cabeza.

"Manda, ¿Realmente no te importa dejar a Andrew? Ahora que es un empleado del gobierno, ¿No fueron tú y tu padre quienes lucharon para que tuviera éxito como lo tiene ahora?", preguntó Scott, mirando fijamente a Amanda, a quien consideraba como su hermana menor.

"Yo ya no puedo seguir viviendo con Andrew. Mi esposo ha cambiado, ya tiene otra mujer en su vida", los dedos de Amanda continuaban arrugando su vestido.

"¿Por qué no lo echas y así puedes seguir disfrutando de todas las comodidades?", preguntó Scott.

"Es inútil, Scott. Todo este tiempo, Andrew ha sido más leal a su madre y a su amante. Deseo liberarme de todo este dolor", la voz de Amanda sonaba un poco temblorosa.

"Está bien, si ya tienes decidido dejar a Andrew, ¡Te ayudaré!", dijo Scott sintiendo preocupación por el destino de la hija de su maestro.

Después de conversar un rato más, Amanda regresó a casa con una sensación de alivio. Esperaba que después de su divorcio con su esposo, su vida pudiera mejorar.

Finalmente, después de aproximadamente dos meses, Amanda y Andrew pudieron divorciarse de manera oficial después de pasar por dos audiencias. Como Andrew no había asistido a la primera audiencia, en la tercera se dictaminó el divorcio de inmediato.

Tras eso, Amanda estaba organizando las cosas de su exesposo, ya que desde ese momento Andrew no había ido a recoger sus pertenencias a la casa.

"¡Manda!", llamó Andrew, quien recién llegaba para recoger sus cosas.

"¡Listo, Andrew! Todo está ordenado", dijo Amanda sonriendo al recibir a su exmarido. Aunque en su corazón aun había amor por Andrew, el dolor era más grande que el amor.

Andrew miró fijamente sus maletas en orden, su corazón se sentía destrozado al tener que irse y dejar a la mujer que siempre había luchado por él, la mujer que siempre se despertaba a altas horas de la noche solo para ayudarlo con su trabajo. Una mujer que nunca se había quejado cuando él le daba solo un poco de dinero teniendo un buen salario.

"No sé la razón, pero siento que mis pies son pesados como para poder caminar fuera de esta casa. Después de que se emitió el divorcio, he tenido miedo de no encontrar una mujer que pudiera tener paciencia conmigo, Manda".

Continuará…

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