La niña que se parecía a la luna

Siempre he tenido una vida aburrida y monótona, todos los días eran igual al anterior, pero a pesar de eso estaba orgulloso de quien er. Como heredero de los Ignis llevaba una vida dedicada a sus clases de sucesión. A la mañana entrenaba con los caballeros su esgrima, a pesar de tener 14 años su nivel estaba a la par de los caballeros de mayor rango, aunque aún no podía con el general.

A la tarde tenía diversas asignaturas como historia, política y economía por ejemplo.

Y a la noche daba lugar el riguroso entrenamiento de magia.

- Debes ser el mejor, Drake. Eres un Ignis, y como tal, fluye la sangre mágica en tus venas. - Le recordó su padre- Por este mismo orgullo debemos salir exitosos de la cena de hoy.

- Claro padre.

- Con este acuerdo conseguiremos invertir en las minas del condado de Sial, y si estas prosperan podremos darle a nuestra gente lo que realmente merecen. La inversiones hoy no es nada comparado a lo que ganaremos si nos hacemos con esa mina de cristal mágico

Su padre se esforzaba a diario en darle a la gente de nuestro territorio lo mejor posible. Siempre le inculcó que todo lo que ellos tienen es gracias a su gente y es para que ellos tengan una mejor vida que debemos trabajar arduamente.  Era un hombre bonachón y no muy bien visto en la sociedad ya que, según los otros nobles desperdiciaba su fortuna en cosas innecesarias.

Drake odiaba a esos nobles codiciosos que no entendían a su padre, a quien admiraba profundamente. Y odiaba aún más a todas las niñas que sólo se acercaban a él para conseguir un puñado de lo que le pertenecía a su gente.

- Drake, termina de alistarte. Partimos al restaurante en 10 minutos. - Le informó su padre asomando su cabeza roja por la puerta.

El cabello rojo era prueba del linaje que ostentaban. Pero solo eso fue lo que sacó de su padre. Todo el mundo le decía lo mucho que se parecía a su difunta madre. Piel Blanca y ojos dorados (heredados únicamente por la realeza). Su madre había sido la 5ta princesa de Yssyl hasta que se casó con mi padre. Si bien fue un matrimonio político con el tiempo se enamoraron de verdad. Ella falleció durante una pandemia cuando Drake tenía tan solo 5 años.

Su muerte devastó a su padre, quien nunca se volvió a casar. Se dedicó por completo a cuidar del único hijo que tuvo con su amor, y así Drake creció con el amor de su padre.

Ya iba siendo hora de bajar, por lo que ajusto su traje azul marino y dalio al encuentro de su padre. Condujeron por la ciudad al menos una hora, hasta que llegaron al restaurante "Fiora". Al traspasar la puerta se distrajo charlando con su padre cuando de repente, un fuerte aroma a jazmines inundó su nariz, segundos antes de chocar con algo que lo tumbó al suelo.

- Realmente lo siento mucho señorita - dijo al alzar la vista y tenderle la mano a la niña con la que chocó.

Cuando esta levantó la vista y lo vio, Sus ojos verde esmeralda se abrieron de par en par. Más que la emoción que las niñas siempre le mostraban y a la que estaba acostumbrado, esta hermosa niña de cabellos plateados lo miro con asombro, casi incredulidad mientras de sus pequeños labios rosas se le escapaba una exclamación aún más extraña.

-¡Tú!..- dijo la chica quien se quedó perdida en sus pensamientos mirándolo fijamente, como si se estuviera acordando de algo.

Cuando el hombre de cabello plateado que estaba junto a ella (seguramente su padre) le pregunto si estaba bien, la niña reaccionó y aceptó su brazo que ya estaba empezando a dolerme.

- Muchas gracias, joven Duque - a continuación hizo una reverencia encantadora.

- No hay por qué, disculpe que no la conozco a usted, ¿Sería tan amable de decirme su nombre?

- Callia Arisa Essel Rimola de la casa Essel, encantada.

- Drake Aland Ignis Thorm de la casa Ignis, el placer es mío.

Los adultos se hicieron una pequeña reverencia y todos los presentes sonrieron ante los correctos modales de los jóvenes, e incluso soñaron algunas risillas por todo el salón. Drake deseaba irse de una vez. No tenía ganas de tener más contacto del necesario con aquella niña extraña. Pero al pasar por su lado para proseguir con su camino, la chica le susurró algo tan bajo, que solo él pudo oírla.

Algo que le heló la sangre y cambiaría el curso de su vida.

-Joven Duque, no inviertan en las minas. Son una estafa. Y una muy peligrosa.

A continuación vio cómo aquella niña se alejaba con gracia. Su trenza plateada ondeaba en el viento, mientras Drake se preguntaba si lo que aquella chica había dicho era real.

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Gracias a todos los que se han tomado un rato de su tiempo en leerme. Por más que seamos poquitos me emociona igual saber que alguien disfruta de lo que escribo.

Estoy tratando de subir capítulos todos los días, pero ayer tuve problemas con mi celular y se me había roto el wifii jajaj no sabía que hacer. Hoy pude solucionarlo así  que espero que no me vuelva a pasar pero pude adelantar unos capítulos en el bloc de notas al menos.

Gracias de nuevo y espero sigan disfrutando de esta historia tanto como yo

Mariana.

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