La chica que me ayudó fue muy amable, me contó que se llamaba Lana y que había iniciado a trabajar en la lavandería hacía una semana. Tuvo extremo cuidado al tratar con las quemaduras y su rostro se volvió serio al ver los moretones que tenía a lo largo de mi brazo izquierdo, cortesía de Vanessa.
Cuando salí del cuarto de baño, mi madre me esperaba caminando sin parar por la habitación con el rostro lleno de lágrimas. A su lado con una expresión seria estaba mi padre, un hombre alto y de cuerpo rigurosamente entrenado: hombros anchos, brazos gruesos y músculos firmes a donde sea que miraras. Su pelo color plata que le llegaba a la cintura, siendo incluso más largo que el de mi madre, era sujetado firmemente con una cuerda negra. y sus gafas cuadradas descansaban unos centímetros por debajo de lo recomendado. Ya que constantemente se le resbalan a esa posición, esto le generó la costumbre de siempre subirlas con su dedo índice devuelta a su lugar.
Al verme llegar, ambos le gritaron al médico que estaba esperando pacientemente en un rincón, que me hiciera un chequeo exhaustivo. Al comprobar que las quemaduras no eran tan graves, las trato con cuidado y las vendó. Cuando estaba por terminar de vendar mi cuello y hombro izquierdo. Lana hablo con la voz temblorosa por el miedo a interrumpir.
- Disculpe señora, al bañar a la señorita note también moretones en su brazo derecho.
- ¿Que has dicho? - La voz grave de mi padre resonó en la habitación mientras con cuidado, el médico levantó la manga del vestido para observar.
- Señorita, como se ha echo estos golpes.
Levemente desvié la mirada diciendo que fue mi culpa.
Mi padre sin decir palabra salió de la habitación, dando grandes zancadas y golpeando la puerta al salir. Mi madre me abrazó y me dijo que no era mi culpa. yo acepté su abrazo y lloré de nuevo. Llore porque la extrañé muchísimo, lloré porque extrañaba a mi segunda madre también. Su olor a jazmines me reconforta de tal manera que quede dormida en sus brazos. Al despertar ya era el mediodía, y para mi sorpresa la habitación estaba llena de regalos por todos lados, hermosas flores cubrían los muebles y mis padres esperaban sentados en la cama junto a mi.
- Buenos días mi bebé, ¡Feliz cumpleaños, hermosa!- mi madre me abrazó tan fuerte que casi me aplasta. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar, pero me mostraba una sonrrisa cálida como si estuviera maravillosamente. Mi padre se sumó al abrazo sujetandonos a ambas y dándonos besos en la frente.
- Cariño ponte más hermosa aún, papá las llevará a comer algo delicioso a la ciudad
- ¡Que gran idea!- dijo mi madre poniéndose de pie y corriendo hacia mi vestidor- Ven Callia, busquemos algo juntas.
Mamá y Lana repasaron cada vestido en la habitación con cara de decepción, viendo los vestidos pasados de moda o demasiado pequeños para mi talle. Furiosa, mamá ordenó a Lana que se deshiciera de todos ellos y eligió uno de los que estaba en la montaña de regalos. Era un hermoso vestido con volantes de color azul profundo con detalles en color plata y pequeñas perlas esparcidas sobre la falda. Ella misma me hizo una hermosa trenza, en la que coloco diminutas flores blancas. Al terminar me miro satisfecha, y sentenció que pasaríamos por la boutique de camino al restaurante para encargar un nuevo guardarropas más adecuado. Mi padre que observaba desde un sofá en la habitación, sonrió satisfecho ante la declaración y me dijo que estaba hermosa.
Al salir Lana y el mayordomo, Dean, me llenaron de elogios por mi apariencia y me desearon un feliz cumpleaños. Al verlo sonreí y algunas lágrimas rodaron por mis mejillas. Corriendo abracé a Dean, él fue mi único aliado durante mi primera vida. Siempre intento defenderme y murió cuando fue descubierto intentando ayudarme a escapar de la prisión, lo colgaron en la plaza como ejemplo.
El mayordomo me devolvió el abrazo y pidió disculpas por no darse cuenta antes de mi situación.
- Quisiera entregar mi renuncia. Lo que ha sufrido la señorita es mi culpa también, no merezco este puesto- dijo inclinándose ante mis padres
- ¡No quiero!- Grité, intentando sonar como una niña pequeña- ¡Papá, si echas a Dean nunca te lo perdonare!
- Tranquila cariño, nadie quiere que Dean se vaya. Los verdaderos culpables aquí somos tú padre y yo por no darnos cuenta.- mi madre hablaba con un semblante triste en su cara.
Me sentí culpable por hacer que todos estén tristes, pero voy a dar lo mejor de mí por ayudar a todos esta vez. No permitiré que ninguno muera, y seré una hija de la cual mis padres estén orgullosos. Con mi conocimiento del mundo moderno haré que nuestro territorio prospere.
- Papá, Mamá, ¡los amo!- Dije mientras los abracé y besé de a uno. - ¡A Dean y Lana también los quiero!
- Nosotros te amamos más pequeña - dijo papá, sonriendo como un bobo.
- Yo también la quiero mucho señorita Callia- dijo el mayordomo con lágrimas en los ojos
- ¡Yo también la quiero mucho señorita!- Lana me devolvió el beso en la mejilla con una gran sonrrisa en su rostro. En mi primer vida no la conocí, pero parece una buena persona.
Luego de la conmovedora escena, partimos rumbo a la ciudad con mis padres.
La boutique "Flores de Cristal" apareció frente a nosotros. Dentro los empleados nos recibieron alegres y nos llevaron a una sala vip. Mamá se divirtió como nunca probándome, lo que yo asumo que eran, todos los vestidos de la tienda. Papa aplaudía y daba su opinión muy animado también. Me alegra que la estuvieran pasando tan bien, ¡pero esto era demasiado!
- Padre, no es necesario que gasten tanto en mí. Vanessa me dijo que no estábamos en una buena situación ya que el abuelo no nos envía dinero. No necesito tantos vestidos con dos o tres estoy bien.
Mi padre susurró algo que no pude llegar a escuchar y me contestó tratando de poner una sonrrisa en su rostro enfurecido, mientras apretaba tan fuerte su puño, que comenzaba a ponerse rojo
-Eso no es cierto cariño. Fui yo quien ha rechazado el dinero de tu abuelo. Tampoco es cierto que estemos en una mala situación.
Poniéndose de pie le ordeno a la empleada, que acababa de regresar con unos accesorios a juego con el vestido verde oliva que me estaba probando, que empacara todo lo que me había probado y lo enviarán a nuestra mansión de la capital (descubrí que nos estábamos quedando allí algunos meses debído a asuntos de negocios de mi padre). Al terminar las compras nos dirigimos al mejor restaurante de la capital y tuvimos una comida maravillosa con postres incluidos. Charlamos y comimos hasta que ya no pudimos más. Gracias a la fiesta descubrí que estaba cumpliendo mis 11 años.
Pronto comenzarían los acontecimientos que harían que mi vida caiga en picada. Pero eso debía pensar en cómo solucionarlo luego.
Al salir me distraje pensando en estas cosas, por lo que no vi al niño de pelo rojo como el fuego, que venía directo hacia mi y chocamos cayendo amos al suelo. Al levantarme y alzar la vista para pedir disculpas no pude evitar que las palabras de asombro salieran de mi boca:
-¡Tú!...
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Updated 95 Episodes
Comments
Caridad Gallardo
debe evitar la muerte de sus padres
2024-09-15
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Ana Fernandez
yo creo que los parientes estaban aliados con la perra esa de Vanessa para hacerle daño
2023-02-22
7
kellys arrieta
me encanta 💜💜💜💜💜
2022-10-07
0