Mikhail Ruttherford, el hijo menor varón de una familia con poder y dinero, acostumbrado a actuar según sus creencias, sin prestar atención a lo que otros digan de su forma de llevar las cosas, solo su perspectiva era importante, hasta llegar al punto de mantener una relación amorosa con Anastasia Petrova, la mujer de la cual estaba profundamente enamorado a pesar de las controversias y problemas que ese amor le procuraba, siendo el hecho de que la mujer ya se encontraba casada con otro hombre, por lo que su relación era un secreto que no podía salir a luz pública, mientras él debía verla ocasionalmente desfilando por la alfombra roja tomada de la mano del hombre quien era su esposo, teniendo que compartirla para poder mantenerse a su lado, aferrado a ella sin importar las condiciones.
Para distraer su mente y mantenerse alejado de la tentación de buscarla cometiendo la imprudencia de interrumpirle el evento al cual ella asistiría en compañía de su esposo. Prefirió crearse algo de trabajo extra y viajar hacia una zona remota con el pretexto de ir a ver nuevos terrenos para un negocio. Algo que no estaba dentro de sus planes era que durante ese viaje tendría un accidente que lo haría desaparecer de ese mundo durante algunos meses.
¿Qué sucederá cuando aparezca luego de su accidente?
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Capitulo 10. El peso de amar
¿Qué haría un hombre en su situación?, era fácil el pensar que cualquiera se podría sentir desesperado, solo e incluso perdido, después de toda una persona sin recuerdos es un ser incompleto, pero para Mikhail no era de esa forma, en lugar de tener aquella incansable necesidad de querer saber dónde se encuentra su lugar en aquel enorme mundo, como si en lugar de querer recuperarlo, solo quisiera dejarlo en el olvido, pero entonces eso significaba que ¿en su pasado ya no quedaba nada para él?
“Ámame Lukas Hill” de nuevo aquella mujer aparecía en sus sueños que, aunque no era una escena de terror, siempre sentía un miedo brotar de su pecho, ganas de correr de allí, seguido de un enorme vacío que solo le dejaba un mal sabor de boca.
“Te amo, Te amo, Te amo Lukas Hill” seguía diciendo la mujer mientras lo besaba, “Ya basta, basta” le grita a la mujer que se encontraba bajo su cuerpo, tomando sus manos para apartarla, pero al verla a los ojos todos sus sentidos se alteraron, su corazón comenzó a latir fuerte, su mirada no podía dejar de apreciar su cuerpo desnudo debajo del suyo, sus rosados labios que lo incitaban a besarla, “Ámame Lukas Hill” le dice la mujer viéndolo de forma incitadora, algo a lo que no pudo resistirse y termino apoderándose de aquellos labios, como un sediento animal al cual le dan de beber luego de una gran sequía, saboreo sus labios de forma incansable, abrazo su cuerpo uniéndolo a su piel, empapándose de su esencia, su aroma y todo lo que pudiera tener de ella “Freya” le dice al oído, en ese momento despertó de un brinco de aquel extraño sueño.
Vio por la ventana de la habitación, ya había amanecido, después comenzó a escuchar que tocaban a la puerta, respiro profundo para tratar de calmar su cuerpo y pensamientos antes de ir a ver de quien se trataba. Se levantó de la cama, camino por el pasillo y bajo las escaleras, llego a la entrada y abrió la puerta, enseguida sintió un espasmo en su cuerpo al ver de quien se trataba, para controlarse apretó fuertemente la manilla de la puerta.
- Fr… Fre, Freya, buenos, buenos días – le dice nervioso sin poder fijar la mirada en la mujer.
- Buenos días Lukas – le dice Freya con una sonrisa amable – quería saber que tal dormiste y también te traje algo para que desayunes – le dice mostrándole la bandeja con comida.
- Oh, te lo agradezco, si, si dormí bien un poco frio, pero – estaba hablando apresurado y se sentía como un tonto hablando de esa forma, pero al ver los labios de Freya solo podía recordar aquel sueño.
- ¿Lukas estas bien?, ¿te sientes enfermo? – le dice viéndolo fijamente con cara de preocupación – estas sudando demasiado y pareces un poco pálido – le dice acercando su mano para tocar su frente
- ¡Freya! – le dice haciéndose hacia atrás, controlando sus pensamientos tentativos – te agradezco mucho por el desayuno, te prometo que lo disfrutare y te lo recompensare – le dice sonriendo de forma inquieta – eh, ahora yo creo que, tengo algo que – no sabía cómo evitarla, sus latidos se estaban acelerando y mientras más la veía, mas recordaba, sentía un fuerte impulso por querer probar aquellos labios pero no podía actuar como un simple animal en celo – Lo siento, sé que sueno como un idiota, pero tengo que cerrar la puerta en este momento, es por tu bien, lo siento, luego te buscare cuando logre calmar – respira profundo pensando en todo lo que decía – lo siento, no me odies – le dice disculpándose y luego cierra la puerta.
Freya se quedó en la puerta confundida por la manera en que Lukas había actuado, definitivamente algo le sucedía, pero no quería comenzar a realizar preguntas que tal vez pudieran ser impertinentes debido a su insistencia, así que lo mejor era esperar a que el hombre tuviera la confianza de hablarle lo que le sucedía.
- Freya, ¿Qué haces allí? – le dice Gunther saliendo de la cabaña
- Pues, solo vine a traerle el desayuno a Lukas – le dice alejándose de la puerta
- ¿Qué sucede?, ¿por qué pones esa expresión? – le dice Gunther viendo la rara expresión en el rostro de su hermana
- Pues, Lukas estaba extraño, no sé si estaba enfermo, incluso me cerró la puerta – le dice extrañada
- ¿En serio?, que extraño, ¿se sentirá enfermo? – dice pensativo
- Yo también lo pensé, pero en el momento en que quise tocar su frente se apartó de mi – le dice Freya encogiéndose de hombros
- Ah ¿sí?, vaya, ¿Qué le sucederá? – dice preocupado, luego una vaga idea viene a su mente – será que estaba en una emergencia matutina – dice pensativo
- ¿Emergencia matutina? – dice Freya confundida
- Si, ya sabes cuando tienes duro el – mira el rostro ingenuo de su hermana y en ese momento supo porque se le había hecho tan difícil a Lukas el tratar con ella - ¿vas a trabajar? Yo te llevo, vamos – le dice matando aquel tema de conversación.
Empuja el hombro de la mujer para que comenzara a caminar hacia la camioneta
- ¿Dónde está papá?, no lo vi al despertar – le dice Freya subiendo a la camioneta
- Fue a entregarle el dinero a los usureros – le dice Gunther cabizbajo – esperemos que esta vez sea suficiente para cubrir los estúpidos intereses – dice molesto
- Me preocupa que le puedan hacer algo – le dice Freya en tono cabizbajo
- Si, a mi también, pero ya sabes cómo es – le dice Gunther frustrado
Durante el resto del día Freya estuvo inquieta debido a que su padre debía ir a encontrarse con unos hombres, lo cuales podrían hacerle un gran daño, es por ello que decidió dejar su trabajo unas horas antes y volver a casa para poder asegurarse de que todo estuviera bien.
Al llegar a la entrada todas sus preocupaciones se diluyeron al ver a su padre intacto en una sola pieza, sonriendo y charlando con Lukas mientras cortaban algunas maderas.
- Freya, ¿Qué haces aquí a esta hora hija? – le dice su padre extrañado
- Solo, quise venir antes – le dice acercándose – ¿ustedes que hacen? – les dice terminando de llegar frente a los dos hombres
- Pues Lukas quería arreglar el pórtico de la cabaña y yo no puedo dejar que mi inquilino haga tal cosa, así que lo estamos haciendo entre los dos – le explica Gunnar
- Entiendo, eso es bueno – le dice sonriendo aliviada de que todo estuviera como siempre – iré a prepararles unos refrigerios, el esfuerzo físico abre el apetito – les dice animada
En el momento en que su hija entro en la cabaña, Gunnar suspiro de forma melancólica.
- A veces es mejor no tener recuerdos – dice Gunnar en voz baja
- ¿Qué? – le dice Mikhail confundido
- Veras, hace muchos años éramos una familia completa, cuando mi esposa seguía con vida – le comienza a contar en tono cabizbajo – pero un día enfermo y no pudo levantarse de la cama, después fueron incontables estudios, remedios y operaciones, el costo de la vida es difícil y yo no tenía para un valor tan alto, así que no tuve más opción – le dice mientras Mikhail solo escuchaba en silencio el desahogo de aquel hombre – yo solo quería que los niños la pudieran ver sonreír nuevamente, jugando y consintiéndolos, pero en cambio solo veían como su madre se iba marchitando cada vez más, hasta terminar conectada a incontables maquinas que solo causaron una imagen de terror en sus recuerdos y ahora mi viven con los nervios de que su padre muera a manos de la única solución que pude conseguir hace años – le dice dejando salir unas lágrimas – lo siento, yo no quise arruinar tus ánimos – le dice limpiando sus lagrimas
- No hay nada de malo en darlo todo por las personas que amas – le dice Mikhail dándole una palmada en el hombro – iré a ayudar a Freya – le dice dejando la sierra a un lado y caminando hacia la cabaña
La mujer se encontraba preparando una jarra de limonada cuando sintió unos enormes brazos rodearla y luego Mikhail clavo su rostro en su cuello.
- Eh, ¿Qué?, ¿Lukas? – dice nerviosa
- Solo quiero estar así un momento – le dice en voz baja – por favor – le dice
- ¿Sucedió algo? – le dice preocupada
- Freya, te sentiste mal por mí, cuando me encontraba en el hospital conectado a las maquinas, ¿no es así? – le dice en tono suave
- Yo, pues…
- Gracias Freya – le dice abrazándola fuerte – te prometo que todo saldrá bien, así que solo sonríe y piensa en ser feliz – le dice en tono cálido.