El Secreto Del CEO

Capítulo 10

Mehmet volvió a Estambul después de ver que todo marchaba a la perfección, pero Levent sin revelar sus verdaderos planes se quedó en Roma. Obviamente con el pretexto de la nueva telenovela no fue cuestionado.

Después de haberle cedido los derechos de la historia comenzaron a trabajar en la grabación, mientras que Viridiana esperaba los capítulos para comenzar a trabajar en la música. Sin decirle nada a Levent se puso en contacto con Parolin para reunirse con el director musical, ella era muy profesional.

—Bienvenida señorita Escalante, ¿se pronuncia así?—

—Si, llámeme Viri maestro. Estuve conversando con mi tutor en la maestría, Beccu y me sugirió que trabajara en conjunto, ya que usted tiene conocimientos en los cuales yo podría aprender, sobre todo mejorar.—

—Eres muy amable, aunque el nuevo dueño no piensa lo mismo. Quiere algo innovador, pero te ayudaré.—

—Gracias maestro.—

—Llámame Gio, en estos días edición debe enviar los primeros dos capítulos, así que te avisaré y juntos haremos los arreglos.—

—De acuerdo, ahora me voy me están esperando.—

—Salúdame a Beccu, nos vemos.—

Giovanni Ruga era el director musical de la televisora, había pasado cuarenta años trabajando en la RAI disfrutaba de todo ello, pero Levent tenía planes para el, afortunadamente Viridiana se había cruzado en su camino, con su ayuda tal vez conservaría su amado empleo.

—¿Me mandó llamar?—

—Si Antonio, me enteré que estuvo aquí la señorita Escalante, que precisamente buscó al director musical.—

—No estaba enterado, pero sería normal. Ella aceptó colaborar, y Gio es el director.—

—No por mucho tiempo, además cada vez que venga la señorita Escalante me deben avisar.—

—Está bien avisaré sus deseos, en cuanto a Gio, él hace un excelente trabajo y tiene toda su vida aquí.—

—No te equivoques Antonio, no te estoy pidiendo tu opinión. Quiero gente nueva, y no solo en lo musical, en edición, etc.—

—Si lo comprendo, pero la señorita Escalante solo aceptó ayudarlo esta vez. A mi me lo dijo, más que nada por ganar experiencia.—

—Yo la convenceré, ella tiene mucho talento. Con este nuevo proyecto, verás que estaremos de nuevo donde siempre deberíamos haber permanecido. Hay que aprovechar las oportunidades.—

Levent no tenía otra manera de acercarse a Viridiana, haría cualquier cosa para terminar la distancia que existía entre ellos. Esta vez fue de nuevo a casa de Miroslava, con el pretexto de ofrecerle de nuevo participar en la telenovela.

—Otra vez usted, Viri no se encuentra.—dijo Dolores inmediatamente al abrir la puerta.

—Buen día, hoy no vengo a buscar a Viridiana. Puedo hablar con la señora De Sicca.—

—Por lo menos aprendió a pronunciar el nombre de Viri, pase le avisaré a la señora que está usted aquí.—

—Gracias es muy amable.—Levent fue guiado por Dolores hasta la sala.

—Adelante tome asiento.—ella subió para anunciarlo con Miroslava.—Señora la busca el turco que ha venido a buscar a Viri.—

—No te agrada nada, ¿verdad?—

—No lo conozco, pero hay algo en ese hombre que no logra convencerme.—

—Se llama Levent, veamos que es lo quiere.—ambas bajaron a la sala para atender a Levent.—Bienvenido señor Akyürek, esta es su casa.—saludaba Miroslava

—Les traeré café.—sugirió Dolores

—Está bien muchas gracias.—respondió Levent y le sonrió a Dolores, ella no le correspondió se dio la media vuelta para ir a la cocina.

—Discúlpala, cree que tienes otras intenciones con nuestra pequeña Viridiana. ¿Quería hablar conmigo?—

—Si, quiero convencerte de que aceptes el papel de la dulce abuela de la protagonista. Después de todo tú eres la esencia de la historia.—

—Levent viaje para acá, no solo para negociar los derechos de la historia. Si no también para descansar, aunque ya soy mayor tengo aún muchos proyectos que cumplir en mi país el siguiente año. Pero está bien participaré solo unos cuantos capítulos, así que usen su ingenio.—

—No se va a arrepentir se lo prometo.—

Dolores sirvió el café para ambos, así podían seguir conversando. Miroslava tenía una conversación muy amena, Levent era curioso por naturaleza y todo lo que lo sacara de la monotonía le llenaba el espíritu.

—Lolita, Miroslava. ¡Ya llegué!.—gritaba Viridiana, después de dejar su abrigo y su estuche con el violín camino hacia la sala.—Hola Levent—saludó con su sonrisa característica

—Hola Viridiana.—

—¿Qué haces aquí?—

—Vine a conversar con Miroslava, y nos quedamos conversando.—

—Fantástico, bien ahora los dejo necesito llamar a mi familia. Nos vemos para la cena, ¿Te quedas a cenar verdad?—le preguntó Viridiana

—Si me invitan con gusto.—

—Claro que lo estás, Viridiana te está invitando.—agregó Miroslava

—Perfecto preparare todo para nuestra cena.—dijo Dolores mientras hacía una mueca.

—Entonces los veo más tarde, permiso.—dijo Viridiana y subió a su habitación.

Levent siempre se quedaba hipnotizado cuando la tenía cerca, era diferente a las mujeres que frecuentaba, usaba poco maquillaje y se vestía elegante pero simple, lo que imagino al principio había cambiado por completo, Viridiana era como un imán y lo atraía hacia ella sin que él pudiera resistirse, no era solo atracción física, le atraía toda su persona. Más tarde Viridiana bajó para cenar.

—Huele exquisito como siempre mi querida Lolita.—la abrazaba Viridiana con mucho cariño, Levent no se perdía ningún detalle de lo que ella hacía o como se comportaba, realmente era dulce y cariñosa.

—Viridiana tiene razón todo huele exquisito.—agregó Levent

—Espero lo disfruten.—decía Dolores

—Un momento, Dolores siéntate como siempre a cenar con nosotros.—decía Miroslava

—Que va a decir el señor Akyürek.—

—No, nada yo también soy un invitado. Permítame.—abrió la silla para todas para que tomaran asiento, como todo un caballero.

—¿Qué te dice tu padre Viri?—preguntó Miroslava

—Que me extrañan, y que ya quiere que sea navidad para vernos.—decía Viridiana mientras con el tenedor enrollaba la pasta

—Volveremos dos días antes de navidad, y después volverás de nuevo sola a Roma.—

—¿Volverás a tu país?—le preguntó Levent

—Si, solo para las festividades. Después debo volver.—

—Entiendo, bien tenían razón esta comida es más que exquisita.—cambió el tema porque se sintióo afectado al saber que ella volvería a su país

En la casa de Levent su madre era muy quisquillosa con las empleadas del servicio, nunca permitía el acercamiento y ni siquiera pensar que se sentaran a comer con ellos. En cambio en casa de Miroslava todos eran familia aunque no llevaran la misma sangre, y eso se sentía tan bien. Que te aceptaran en una familia que no era tuya, valía oro.

Después de la cena, Viridiana y Levent se quedaron conversando en el comedor a solas, el tiempo al lado de ella se iba como agua. Sin darse cuenta ya era tarde.

—Lo lamento, debo irme.—

—No te preocupes, ¿trajiste tu coche o quieres que llame un taxi?—

—Si traje el coche, gracias por la compañía.—

—De nada Levent.—ambos se despidieron de beso en la mejilla.

—Te veré en unos días en la televisora.—

—Si, te veo en unos días. Con cuidado.—

Viridiana la acompañó a la puerta, lo observó como subía a su coche. Y se marchó, al cerrar la puerta Dolores la vigilaba desde el pasillo.

—Encantador, ¿no crees?—

—Si, pero tiene mucha soledad. Eso se ve a simple vista.—

—Entonces pídanle que se mude aquí para que no esté solo.—

—¿El no te agrada cierto?—

—Al principio no, pensé que quería aprovecharse de ti. Sola en este país, lejos de tu familia y que eso propicie que alguien piense en sacar un beneficio, no lo iba a permitir.—

—Por eso te quiero mucho mi Lolita, pero yo no sé nada de los hombres. Y que te preocupes por mí te lo agradezco, él no me desagrada. Hasta siento un poco de lástima.—

—Bueno por algo se empieza, Viridiana no permitas que se aprovechen de ti. Si realmente te quieren o sienten un interés genuino, te lo deben de demostrar en todo momento.—

—Tienes razón, y para eso tengo a mi Lolita conmigo para que me defienda de todos esos canallas y delincuentes.— ambas reían con el comentario

Viridiana era hermética con sus sentimientos, además sabía lo que quería y sabía que todo llegaba a su tiempo, con mucha paciencia sobre todo sin prisas algún día se enamoraría.