Alessandra creía que estaba sola en el mundo, pero nunca se dio cuenta de que siempre estuvo rodeada de personas que la amaban. Ahora, como Diana, debe averiguar como llegó a este mundo, y en el camino aprender a expresar y defender el amor que siente por los que la rodean.
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Esperar y esperar
Con el inicio de las clases, William Ares era el más preocupado. Su salón era el más lleno, pues todas las chicas querían estar en su grupo. Él era el típico príncipe de cuentos de hadas, alto, rubio, de ojos azules como el mar, cuerpo bien tonificado, pese a tener sólo 15 años ya lucía imponente, pese al trato que le daba a Diana era una buena persona, pero estaba seguro de que su corazón sólo latía por la bella Susana, así que ansiosamente esperaba que ella llegara, le guardaba el asiento junto a él, pero también temía la llegada de Diana… se seguía sintiendo ofendido por que el duque le prohibió acercarse a la chica… como si no la conociera.
Diana era una hermosa niña, no lo podía negar… pero a él nunca le interesó por eso varias veces quiso alejarse de ella, pero si lo hacía la chica era cruel con otros, especialmente con cualquier mujer que se acercara en su camino, por eso sabía que debía estar atento y proteger a la inocente Susana.
De pronto, se abrió la puerta del salón y una dulce y melodiosa voz pidió disculpas al maestro por llegar tarde. La delgada figura de Susana lucía especialmente espigada y digna, su largo cabello rosa también lucía sedoso, siempre parecía como si ella brillara y era algo que a William le encantaba. Delicadamente, tomó su mano y la acercó para que se sentara junto a él, ahí, a su lado, podría protegerla como era debido.
Sin embargo, estaba ansioso… Diana no había llegado, ¿qué maldad estaría planeando esa chica? ¿Querría tirar a Susana? ¿Esperaría a la hora de comer para arrojarle comida? Él debía estar preparado para todo… pero por qué no había llegado aún… definitivamente lo que más le preocupa es que pronto su madre llamará a Susana y Diana entrará en cólera…
Pero la chica no acudió a clases… ¿no la habrá dado de alta aún el médico? Nunca quiso averiguar qué tipo de accidente tuvo, debió ser grave… pero ¿tanto como para faltar a clases…? Su padre le dijo que en la escuela se acercara a Diana y le enfatizó que debía ser amable con la chica… quiere decir que sí irá a al colegio… pero ¿por qué no ha llegado?
Profesor Wellington: ¡¡PRINCIPE WILLIAM ARES!! ¿Podría responder la pregunta? ¿Está poniendo atención a la clase? O mejor… (acercándose y tomando la hoja que tenía en su mano el Príncipe) ¿Podría leer en voz alta lo que escribió Majestad?
Pero al ver la hoja, el profesor abrió de par en par sus ojos y solamente carraspeó diciendo: Majestad, ¿es el primer día de clases y ya lo distraen las mujeres? ¡Le convendría más poner atención y dejar de pensar en las chicas!
Obviamente, esto puso más que nervioso al Príncipe porque sí, el maestro estaba malinterpretando todo… no estaba pensando románticamente en Diana… él sólo quiere estar prevenido para cuidar de la chica a su lado… le habría respondido, pero eso sólo le daría a Diana una importancia que no se merece y podrían comenzarán los rumores.
La primera parte del día transcurrió sin más problemas… aunque de tanto en tanto volteaba a ver a la puerta buscando a la chica Donnelly, ella lo ama profundamente y es demasiado posesiva, estaba seguro de que la encontrará en el comedor… pero no… todo el tiempo que pudo acompañó a Susana, pero cada vez que volteaba hacia atrás, esperaba encontrarse con la mirada furiosa de Diana… ¿por qué no puede sacarla de su mente?
Susana: Will, ¿está todo bien? Pareces buscar a alguien…
William: Para nada Susy… eres lo único que necesito para tener un buen día. Pero me preocupa que en el segundo periodo de clases debo entrenar y estaremos separados, pero podrías necesitar mi ayuda, ya sabes por quién…
Susana: (Con una dulce voz) Will, saber que te preocupas por mí es lo más importante. Gracias por ser tan amable conmigo. ¿Crees que podríamos estudiar juntos más tarde en la biblioteca? Es que no entendí muy bien algunas cosas de las que habló el profesor Wellington.
William: (Apenado) Claro Susy, al final del día nos vemos en la biblioteca, iré en cuanto termine mi jornada…
Así se separaron y todo transcurrió bien en el entrenamiento de espada… pero cuando iba a la biblioteca, vio a lo lejos un largo cabello rojo intenso y rizado, la chica tiene una bella piel blanca como la nieve y ojos color menta, Diana siempre llamaba la atención, ahora que la ve a lo lejos se nota cómo conforme crece su figura luce más bella y el uniforme le sentaba cada vez mejor, su busto es cada vez más generoso y sus caderas anchas, coronadas por una pequeña cintura. Lástima de carácter.
Lo que William más odiaba de ella era que lo obligaran a estar a su lado y que ella siempre se colgara de su brazo como si fuera a caerse a cada paso… pero de pronto recordó: Ella ya no está comprometida con él y él tiene prohibido acercarse a ella… inmediatamente el deseo de ir contra las órdenes del Duque hizo que corriera para tratar de alcanzar a la chica que… ¿Estaba... sonriendo? ¿Pero, quién es él?
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