Nathaly se despierta en un mundo completamente diferente al suyo, en donde habitan las criaturas mágicas como las hadas, los demonios y los ángeles, pero resulta que es el personaje negativo de una novela que había leído y de la cual no le había gustado el final que había tenido éste personaje.
Ahora convencida de cambiar su destino, vivirá como Áine y se librará de su triste final.
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Capítulo 10: Tú
Las alarmas del castillo sonaban, los guardias corrían de un lado a otro. Era tarde en la madrugada, un grupo de búsqueda era dirigido por el general Demian, otro estaba liderado por Aerin y el tercero por la princesa.
- ¿Cómo pudo escapar así?- Áine pisa con fuerza provocando unas grietas en el suelo.
- Calma, hermanita, seguro lo encontramos, no debe haber ido lejos, al menos no sin ayuda.
- ¿Acaso no lo ves? Es obvio que alguien lo ayudó a escapar, el tío Gergheade tenía algún aliado fuera de Azavil, por eso no sabemos quién es.
La chica estaba molesta, el archiduque había escapado cuando lo trasladaban para realizar el juicio. Aerin vuelve con su grupo de búsqueda y Áine continúa por su cuenta. El general había encontrado un rastro, pero desaparecía en la trifrontera con el Reino de los Ángeles y el Reino de los Demonios. La búsqueda se estancaba, no tenían forma de entrar a los reinos vecinos, las relaciones con ellos eran tensas.
Se encontraba reunidos en el Salón del Trono, los ministros hablaban y daban recomendaciones, era inaceptable que un criminal estuviera fugitivo. Áine estaba muy callada, su mirada estaba fija en el suelo, pensando, no había quedado ningún testigo, todos habían sido asesinados, era imposible saber las descripciones de quiénes habían ayudado a su tío.
- Padre, si me permite hablar- El rey afirma con la cabeza- No podemos traspasar las fronteras sin autorización, opino que la solución está primero en pactar la paz con los reinos vecinos. Si el Archiduque Gergheade tenía contactos en alguno de esos reinos, puede tratar de invadirnos o provocar una guerra si utiliza a esos aliados.
Los presentes estaban divididos entre los que apoyaban a la princesa, y los más conservadores que se negaban a negociar o tratar con otros reinos. Oberón piensa por un momento y habla con firmeza.
- Señores, tomemos una decisión, daremos paso a una votación a favor de iniciar tratados de paz con los de Hellion y Heavening.
La votación se lleva a cabo, y finalmente la mayoría estaba de acuerdo con pactar la paz. Se enviarían mensajeros a los dos reinos para así iniciar las negociaciones. Aunque el proceso tardaba y podía incluso demorar años, al menos iba a significar un avance y una esperanza.
Áine estaba en su biblioteca, tenía una copa de vino vacía entre los dedos. Aerin entra con una mirada alegre y despreocupada.
- Sabes que tú idea fue muy buena, ¿verdad? Esos fósiles vivientes llevaban muchos años arraigados a costumbres absurdas. El reino se puede fortalecer y prosperar si abrimos nuestras fronteras al comercio, la migración de seres. Cambia esa cara, que parece que me vas a morder en cualquier momento- Aerin le dice con un tono de burla. Su hermana niega con la cabeza y le habla.
- Aerin, no te imaginas cuántas cosas tengo en mi mente ahora. Claro que abrir las fronteras será beneficioso, pero...- Áine estaba por hacer una confesión- ¿Si te dijera que... no soy la verdadera Áine, me creerías?- La chica estaba nerviosa, no sabía si su hermano recordaba su vida anterior como ella y le creería. Lo mira esperando una respuesta. El chico empieza a reír.
[Dios, lo sabía, va a pensar que soy una loca, ¿cómo le demuestro que es verdad?] Piensa Áine, su hermano la veía y seguía riendo, incluso empieza a llorar de la risa. La pelirrosa estaba a punto de perder los estribos.
- Deberías ver tú cara ahora mismo, Natha, desde que te escuché hablar, sabía que eras tú. Pensé que nunca me lo ibas a confesar.- Aerin se acerca y le aprieta los cachetes y le revuelve el cabello- ¡Aich! Mi hermanita, como siempre tan inteligente.- La pelirrosa lo mira con furia, sus ojos se estaban nublando por las lágrimas que se estaban acumulando y finalmente explota molesta.
- Marcos, te voy a matar, estúpido.- La chica no lo podía creer, sin darse cuenta empieza a llorar y sollozar. Su hermano la abraza y le pasa la mano por la cabeza.- Estúpido, ¿sabes cuánto lloré por tú muerte, si quiera has pensado en cómo se sentía la abuela, cómo me sentía yo?- Áine le grita, la voz se le quiebra y las lágrimas no cesan. Aerin la abraza más fuerte y le habla.
- Ya, tranquila, lo sé, para mi también fue difícil llegar aquí y no tenerlas a ustedes, con el tiempo me fui adaptando, pero nunca dejé de pensar en las dos. Ven siéntate, tenemos mucho de qué hablar.
Áine lo suelta, él limpia sus lágrimas se sirve también una copa de vino y se sienta. Pasan la tarde hablando, no permitieron que nadie los interrumpiera. Nathaly le cuenta todo lo que había pasado después de la muerte del chico, de cómo sus padres culpaban a su abuela, y de cómo la presionaron más. Le habló de su muerte y de la novela.
- ¡Qué absurdo pensar que mi muerte fue por causa de la abuela! La culpa fue de ese conductor ebrio, de nadie más. Hermanita, la vida nos dio una segunda oportunidad al traernos aquí, nos dio una vida más tranquila y feliz. Desde que llegué he aprendido a vivir mejor y a aprovechar a mis seres queridos.
- Lo sé, por eso estoy cambiando mi historia, pero aún hay cosas que me preocupan, Aerin, no descansaré hasta estabilizar la realidad, sobrepasar el tiempo y ganarle a la muerte.
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Y así el tiempo había pasado, en el castillo los sirvientes se movían de un lado para otro con adornos y otros objetos en las manos. Ese día se celebraría el cumpleaños número 127 de Áine. El evento se había planeado cuidadosamente. Desde días antes habían llegado invitados de todas partes, pero las expectativas estaban en un invitado en particular.
Tiana y el general Demian finalmente habían hecho oficial su relación, el joven había pedido su mano frente a los padres de la morena y ella aceptó. La boda se celebró después de un año de compromiso, en ella sólo estuvieron los familiares y amigos de los novios.
- Mi general se casa, tengo el corazón roto- Había dicho Aerin el día de la boda, todos habían reído por el comentario, sabían que bromeaba, el general era muy buen amigo del príncipe.
Amelia por otra parte, se había quedado en el castillo, los reyes la habían aceptado. Varios jóvenes la intentaron cortejar, pero ella no cedía. Siempre trataba de acercarse a Áine para hacer algo malicioso, pero la princesa no se lo permitía, la mantenía a raya.
Los tratados de paz se habían firmado ya con el Reino de los Ángeles, permitiendo una investigación sobre el paradero del archiduque, pero los esfuerzos habían sido en vano, no había señales de él. En el caso del Reino de los Demonios, aún no se concretaban. En la noche de la fiesta de Áine, se esperaba la visita de alguien importante de Hellion, de ahí la necesidad de que todo ese día estuviera en orden.
- Hermanita, te ves estupenda- Aerin la besa en la cabeza, no le iba a revolver el cabello, sabía que a la joven le había tomado tiempo estar lista.
- Gracias, solo me preocupa el visitante de hoy, necesitamos que las relaciones entre los dos reinos mejoren. Hay que convencer a quien sea que venga, que está tomando la mejor decisión.
- Áine, te preocupas demasiado, tranquila, no pasará nada malo, ahora me tienes aquí para ayudarte, aunque tú solita puedes con un ejército, ¿no sé por qué te sigues preocupado?
- Alteza, ya es hora, todos la esperan en el Salón de Baile.- Una sirvienta les avisa.
Los chicos salen, Aerin acompañaría a su hermana esa noche. Se paran en la puerta y el vocero los presenta.
- Su alteza el Príncipe Heredero Aerin Forest y la Primera Princesa Áine Forest hacen su entrada.
Bajan las escaleras, van hasta donde estaban los reyes, hacen una pequeña reverencia y los invitados se acercan de a poco para felicitar a la princesa. Algunos nobles traen presentes y conversan con ellos. Áine se pasea por el salón saludando a sus socios y hablando con algunas damas. Tiana se le acerca y le susurra algo al oído, la pelirrosa asiente y mira a su padre, él comprende la situación y asiente también.
- Que pase, Tiana, que el vocero lo presente.
Tiana se marcha hasta la puerta de entrada y habla con el hada que la custodiaba. Regresa a su sitio junto a la princesa y el hombre llama la atención de los presentes.
- ¡Atención! El Rey del Reino de los Demonios, Xander Darkstar hace su entrada.
Un silencio reina y un joven alto, de ojos rojos y cabello negro como la oscuridad más profunda llega. Áine al instante lo supo, era él, con quién siempre sobaña, su cara y su impresionate mana, a lo largo del tiempo se había vuelto algo habitual, como si verlo fuera parte de su vida. Sus miradas hacen contacto y el hombre le sonríe directamente. Baja las escaleras y lo reciben los reyes y los príncipes. Todos hacen una pequeña reverencia en señal de respeto y el hombre les devuelve el gesto.
- Majestad, es un honor tenerlo hoy con nosotros en un día tan importante para mi hija.- Oberón habla primero, hace las presentaciones y cuando le presenta a Áine, éste toma su mano y le deja un beso en el dorso mientras la mira y le habla.
- Un placer conocerla, alteza, y felicidades- Áine siente ese cosquilleo que había sentido la vez anterior cuando le acarició el rostro en el sueño, y se estremece un poco, nadie salvo el Rey Demonio se había dado cuenta de la reacción de la chica.
- El gusto es mío, majestad- Áine también le sonríe.
Después de las presentaciones la fiesta continúa y dan inicio al baile. El príncipe se le acerca y toma su mano, ellos iban a iniciar, pasan al centro del salón y comienzan al ritmo de la música. Los príncipes daban vueltas y reían, era una canción movida y alegre, así como eran los dos pelirrosa. Al finalizar se inclinan y dan paso al resto de los invitados para que bailen también.
Áine se aparta, Aerin había invitado a bailar a una bella hada peliverde, los reyes pasan a bailar también al igual que Tiana y Demian. Xander se acerca a la chica, le tiende la mano y la invita a bailar.
- Princesa, ¿me permite esta pieza?
Áine le da la mano y comienzan a bailar. Ésta vez la música era suave, envolvente. El rey la agarra por la cintura y la guía por toda la pista de baile. Sus movimientos eran coordinados, fluían como una corriente de agua. Bailaban mirándose a los ojos y con la mirada se decían mucho, algo que sólo ellos podían comprender. La música finaliza y en un suave giro acaban la danza.
- Es usted muy buena bailarina, alteza- le deja otro beso en el dorso de la mano.
- No, majestad, es gracias a usted que supo guiarme bien.
Son interrumpidos por algunos nobles que se les acercan, entre ellos un grupo de damas jóvenes lideradas por Amelia. Se van presentando y comienzan a charlar con el rey. Áine decide marcharse a la terraza, necesitaba pensar y aclarar su mente.
Un suspiro sale de la boca de la chica. Eran muchas las emociones que estaba sintiendo. ¿Cómo era posible que soñara con él, eran realmente sueños? Ahora que lo tenía tan cerca dudaba de ello.
- Yo también tengo dudas- La chica se voltea y ahí estaba él, tan cerca de ella, como si de uno de sus sueños se tratase. Él extiende la mano y le acaricia el rostro despacio, y Áine siente como se eriza su piel, cierra los ojos y cuando los abre Xaden estaba a sólo centímetros de su cara, tan cerca que podía oler su perfume.
- Majestad, yo...- Y la frase es interrumpida.
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Hola 👋 chic@s 😊 perdonen por la demora en actualizar hoy, es que estuve ocupada. Prometo que en unas horas les subo otro capítulo.
Por si no lo recuerdan, Áine tenía 116 años al inicio, así que saquen cuentas de cuánto tiempo pasó. Y aunque ya no era sorpresa quién era su hermano, en éste capítulo pudimos ver cómo se comenzaban la verdad.
Sin más, me despido. Mua Mua 😗❤️