En "Amor Ardiente," Valeria, una talentosa fotógrafa con un pasado complicado, y Daniel, un exitoso empresario con un oscuro secreto, se encuentran en una gala benéfica y sienten una intensa atracción inmediata. Desde su primer encuentro, sus vidas se ven envueltas en una espiral de pasión, drama y secretos.
A medida que su relación se desarrolla, se enfrentan a innumerables obstáculos: exnovios celosos, rivales sin escrúpulos y secretos familiares devastadores. Valeria, con su determinación y fuerza, y Daniel, con su inquebrantable amor y apoyo, deben luchar no solo por su amor sino también por su paz y felicidad.
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#Capítulo 10: La Propuesta
Los días siguientes a la decisión de Valeria estuvieron llenos de emociones encontradas. A pesar de las dificultades familiares y las tensiones, ella y Daniel encontraron fuerza en su amor y apoyo mutuo. Sabían que su relación había superado pruebas importantes y que juntos podían enfrentar cualquier desafío.
Una tarde, Daniel decidió que era el momento de dar un paso más en su relación. Quería mostrarle a Valeria cuánto significaba para él y lo comprometido que estaba con su futuro juntos. Planeó una sorpresa que esperaba sería perfecta.
Daniel llevó a Valeria a un parque tranquilo fuera de la ciudad, un lugar donde solían ir cuando querían escapar de la rutina y las preocupaciones. Había preparado un picnic especial junto al lago, con mantas suaves, velas y la comida favorita de Valeria.
—Este lugar es hermoso, Daniel. Siempre me ha traído paz —dijo Valeria, sentándose en la manta y mirando el reflejo del sol en el agua.
—Y quería que este momento fuera especial, aquí, donde siempre encontramos tranquilidad —respondió Daniel, sentándose a su lado y tomando su mano.
Disfrutaron de la comida y la compañía, riendo y hablando sobre sus sueños y planes. La tarde avanzaba y el sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa.
De repente, Daniel se levantó y extendió la mano hacia Valeria.
—¿Bailamos? —preguntó, con una sonrisa traviesa.
—¿Aquí? ¿Ahora? —rió Valeria, pero tomó su mano y se levantó.
Bailaron lentamente al compás de una melodía suave que salía de un pequeño altavoz que Daniel había traído. La conexión entre ellos era palpable, y Valeria sentía que, a pesar de todo, estaba en el lugar correcto con la persona correcta.
Mientras bailaban, Daniel se detuvo y miró profundamente a los ojos de Valeria.
—Valeria, te amo más de lo que las palabras pueden expresar. Hemos pasado por tanto juntos y sé que no ha sido fácil. Pero cada desafío solo me ha demostrado cuánto te quiero y cuánto quiero pasar mi vida a tu lado.
Valeria sintió su corazón acelerarse, intuyendo lo que venía.
—Daniel...
—Valeria —dijo Daniel, arrodillándose frente a ella y sacando una pequeña caja de su bolsillo—. ¿Me harías el honor de casarte conmigo?
Valeria sintió cómo las lágrimas llenaban sus ojos, pero esta vez eran de pura felicidad.
—¡Sí, Daniel! ¡Claro que sí! —respondió, sin poder contener las lágrimas de alegría.
Daniel deslizó el anillo en su dedo, un hermoso anillo que brillaba con la luz del atardecer. Se levantó y la abrazó, sellando su promesa con un beso profundo y lleno de amor.
Esa noche, regresaron a su apartamento, aún flotando en la euforia de su compromiso. Daniel la tomó de la mano y la llevó al dormitorio, decidido a hacer de esa noche un recuerdo inolvidable.
—Te amo, Valeria. Y quiero que esta noche sea tan especial como todo lo que viene después —dijo Daniel, acariciando su rostro con ternura.
—Te amo, Daniel. Estoy lista para todo lo que venga, siempre que estemos juntos —respondió Valeria, sintiendo una profunda conexión y deseo por él.
Se desnudaron lentamente, saboreando cada momento, cada caricia. Daniel la tumbó suavemente en la cama, sus labios explorando cada rincón de su piel, haciendo que Valeria se estremeciera de placer.
Los susurros y gemidos llenaron la habitación mientras sus cuerpos se unían en una danza de amor y deseo. Daniel se movió sobre ella con una pasión contenida, cada movimiento llevando a Valeria más cerca del éxtasis. La intensidad de sus sentimientos se reflejaba en cada toque, en cada beso.
Cuando finalmente llegaron al clímax, fue como si el mundo desapareciera a su alrededor, dejándolos solos en un universo de pura dicha. Permanecieron abrazados, sus cuerpos entrelazados, respirando pesadamente mientras la euforia comenzaba a disiparse.
—Eres mi todo, Valeria —susurró Daniel, acariciando su cabello.
—Y tú eres el mío, Daniel. Estoy tan feliz de ser tuya, ahora y siempre —respondió Valeria, besándolo suavemente.
Sabían que sus problemas no habían terminado. Las tensiones familiares y los desafíos seguirían presentes, pero estaban seguros de que juntos podían superarlo todo. La propuesta de Daniel había sido un recordatorio de su compromiso y amor, un ancla en los tiempos difíciles.
Mientras se quedaban dormidos en los brazos del otro, sentían una renovada esperanza y determinación. Habían elegido el amor y estaban dispuestos a luchar por él, sin importar lo que el futuro les deparara. Y con ese pensamiento, se sumergieron en un sueño profundo y reparador, listos para enfrentar el nuevo día como futuros marido y mujer.
voy a dormir mejor.