Sinopsis: "Mi Maestro No Solo Es Mi Maestro" es una apasionada historia de amor entre Mateo, un joven estudiante de 22 años, y su atractivo y misterioso maestro de naturopatía, el Dr. Sebastián Castillo, de 42 años. Mateo se matricula en el curso de naturopatía del Dr. Castillo, esperando simplemente obtener los créditos necesarios para graduarse. Sin embargo, pronto se encuentra cautivado por la sofisticación y el carisma de su maestro. A medida que pasan más tiempo juntos, una poderosa atracción surge entre ellos, desafiando las normas sociales y profesionales. Mientras luchan por mantener su relación en secreto, Mateo y Sebastián se enfrentan a numerosos obstáculos, desde la desaprobación de familiares y amigos hasta las consecuencias de revelar su romance prohibido. A pesar de ello, su conexión parece más fuerte que cualquier barrera.
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La Realidad
Sebastián levantó una mano, interrumpiendo suavemente a Mateo. "Mateo, sé que no ha sido fácil para ninguno de nosotros. Pero debemos ser conscientes de que nuestra relación no puede ir más allá de lo estrictamente profesional".
Mateo asintió, sintiéndose abrumado por la seriedad de la situación. "Lo entiendo, profesor Castillo. Créame que he hecho todo lo posible por mantener las cosas en ese nivel".
Sebastián lo miró con una mezcla de empatía y firmeza. "Aprecio su esfuerzo, Mateo. Pero debemos ser honestos con nosotros mismos. Sé que hay una conexión entre nosotros que va más allá de lo académico, y eso podría poner en riesgo tanto su educación como mi posición como su profesor".
Mateo se mantuvo en silencio por unos instantes, sintiendo cómo su corazón se encogía. "Tiene razón, profesor. Yo... también he sido consciente de esa conexión. Pero le aseguro que haré todo lo necesario para mantenerla bajo control".
Sebastián lo miró con una expresión serena. "Mateo, le pido que sea sincero conmigo. Sé que no es fácil, pero necesito saber qué está sucediendo en su interior".
Mateo tomó una profunda respiración, sintiendo cómo la vulnerabilidad lo invadía. "Profesor Castillo, yo... No puedo negar que siento una atracción hacia usted. Pero le juro que haré todo lo posible por mantener las cosas en un nivel profesional".
Sebastián asintió lentamente, sin apartar la mirada de Mateo. "Entiendo, Mateo. Y le agradezco su honestidad. Sé que esta no es una situación fácil para ninguno de los dos".
Mateo se estremeció ligeramente, consciente de la gravedad de la conversación. "Profesor, le prometo que no dejaré que mis sentimientos interfieran con mi educación. Usted es un mentor invaluable para mí, y no quiero perder eso".
Sebastián se acercó un poco más a Mateo, y Mateo pudo sentir la tensión entre ellos. "Mateo, créame que también valoro enormemente nuestra relación académica. Pero debemos ser cautelosos para no cruzar líneas que podrían poner en riesgo todo lo que hemos construido".
Mateo asintió, sintiendo un nudo en la garganta. "Tiene razón, profesor. Le juro que haré todo lo posible por mantener las distancias apropiadas. No quiero arriesgar nuestra conexión profesional".
Sebastián lo miró con una expresión comprensiva. "Agradezco su compromiso, Mateo. Sé que no es fácil, pero es fundamental que sigamos ese camino. Por el bien de ambos".
Mateo se mordió el labio inferior, tratando de contener las emociones que amenazaban con desbordarlo. "Entiendo, profesor. Haré todo lo que esté en mi mano para garantizar que nuestra relación se mantenga en un ámbito estrictamente académico".
Sebastián asintió, con una expresión pensativa. "Me alegra escuchar eso, Mateo. Sé que no será sencillo, pero confío en que juntos podremos superar este desafío".
Mateo se sintió aliviado al escuchar esas palabras. "Gracias, profesor Castillo. Aprecio su comprensión y su apoyo en este proceso".
Ambos hombres intercambiaron unas últimas palabras antes de despedirse, y Mateo se dirigió a su dormitorio, sintiéndose abrumado por la intensidad de la conversación.
Una vez en su habitación, Mateo se dejó caer en la cama, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos. Sabía que el profesor Castillo tenía razón, que debían mantener las cosas en un nivel profesional, pero eso no hacía que fuera más fácil.
Mientras Mateo luchaba por procesar sus emociones, llamaron a la puerta de su habitación. Al abrir, se encontró con Emma, que lo miró con preocupación.
"Mateo, ¿estás bien? Te ves un poco alterado", dijo Emma, acercándose a él.
Mateo la abrazó con fuerza, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas. "Emma, yo... Tuve una conversación con el profesor Castillo".
Emma lo miró con comprensión, acariciando suavemente su espalda. "¿Qué sucedió, Mateo? ¿Él te hizo algo?"
Mateo negó con la cabeza, secándose las lágrimas. "No, Emma. Él... Él me dijo que debemos mantener nuestra relación en un ámbito estrictamente profesional".
Emma lo miró con empatía. "Oh, Mateo. Sé que eso debe ser muy difícil para ti".
Mateo asintió, sintiendo cómo el dolor se instalaba en su pecho. "Sí, Emma. Yo... Yo siento una conexión tan fuerte con él, pero sé que no puedo permitir que interfiera con mi educación".
Emma lo abrazó de nuevo, brindándole todo su apoyo. "Entiendo, Mateo. Pero debes saber que no estás solo en esto. Estoy aquí para ti, siempre".
Mateo se aferró a Emma, sintiendo cómo lentamente se calmaba. "Gracias, Emma. No sé qué haría sin ti".
Ambos amigos permanecieron abrazados por varios minutos, mientras Mateo dejaba que las emociones fluyeran. Sabía que la conversación con el profesor Castillo había sido necesaria, pero eso no hacía que fuera menos dolorosa.
Cuando finalmente se separaron, Mateo se sentía un poco más tranquilo. "Emma, ¿crees que hice lo correcto al ser honesto con el profesor Castillo?"
Emma le sonrió con comprensión. "Claro que sí, Mateo. Ser sincero fue lo mejor que podías hacer. Ahora puedes enfocarte en tu educación sin tener que preocuparte por cruzar líneas".
Mateo asintió, sintiendo cómo una nueva determinación se encendía en su interior. "Tienes razón, Emma. Debo mantener el enfoque en mis estudios y en mi futuro. No puedo permitir que mis sentimientos interfieran con eso".
Emma le apretó suavemente el hombro. "Me alegro de escuchar eso, Mateo. Sé que no será fácil, pero sé que serás capaz de superarlo".
Mateo esbozó una pequeña sonrisa. "Gracias, Emma. Tú has sido un pilar fundamental para mí en todo este proceso".
Los días siguientes fueron un desafío constante para Mateo. Cada vez que se encontraba con el profesor Castillo, tenía que hacer un esfuerzo consciente por mantener las distancias y evitar miradas o gestos que pudieran malinterpretarse.
En las clases de Naturopatía, Mateo se esforzaba por concentrarse en los temas que se abordaban, evitando dejarse llevar por la voz suave y la elegancia de Sebastián. Cada vez que sus miradas se cruzaban, Mateo sentía cómo su corazón se aceleraba, pero rápidamente desviaba la vista…