Deseos Latentes

—¿Ya se fué tu novio? — regreso al comedor escuchando a Matt hablar.

—Ángel no es mi novio, y sí, ya se fué.

—Como que amaneció mejor por tus cuidados, no?

—Deja de ser mal pensado, no pasó nada entre nosotros dos. Dormí en el cuarto de al lado. Pero los que si debieron pasarla bien son nuestros padres, aún no regresan. Ahora que recuerdo, ayer no estuviste en casa cuando Ángel llegó — tose —. Pinche alcahuete, le solapas sus estupideces no, te pusiste de acuerdo con él en venir, por eso estuviste aquí.

—Hago todo para ver feliz a mi hermana. Oye, y... ¿como que Ángel ya no está con su prometida, no?

—Es lo mismo que pregunto por lo de anoche. Tal vez terminaron y quedaron como amigo, pero no diré nada porque no sé. ¿Por qué tanto interés?

—Por nada, simple curiosidad.

—Y yo que te creo.

...ÁNGEL...

Me rechazó... Sabía que lo haría, ¿y qué esperabas Ángel? ¿que te cediero a tus deseos después de jugar con sus sentimientos? Mierda, como me arrepiento. Desde donde esté mi madre, lo más seguro es que se avergüence del imbécil de su hijo.

—Te visité ayer de noche pero no estabas — Esme baja las escaleras, ¿siempre está en mi camino? —. Me quedé a dormir en tu cuarto, lo siento. ¿Dónde estuviste? — se fija en la venda que carga mi brazo —. ¿Es una herida? —sus expresión sería cambia a una preocupada en la que toca mi brazo —. ¿Quién lo hizo?

—No me duele, es una simple herida...

—¿Quién te hizo ésto?

—Fué Dusan, el caso es que ahora no me interesa ese imbécil, sino como conquistar a Débora — me deja con la palabra en la boca, saliendo por las puertas —. ¡¿Esme dónde vas?! — sabía que era rara pero no imaginé que tanto.

...DUSAN...

Tengo que quitar a Ángel del camino, Débora no puede fijarse en él, no lo permitiré a como de lugar.

—¡Buenos días! — mi hermano entra a la sala donde esperaba estar en paz —. ¿De mal humor como todos los días, Dusan? — sonríe.

—¿Qué haces aquí, Jasin?

—Vine a visitarte, ¿no puedo? Nuestros padres viajan para acá.

—No hablarás enserio.

—Lo estoy haciendo. Se enteraron por Tiffany de la estupidez que hiciste con Ángel Howard, de que estuviste a punto de golpear a mi hermana. Que cabron, eres.

—¿Están molestos?

—Furiosos, mamá está que echa humo. Vé preparando esas mejillas porque apenas empieza tu tortura, hermano.

—¡¡IMBÉCIL!! ¡¡IMBÉCIL!!

Con una cara de "no sé qué sucede", miro a la hermana de Ángel entrando a mi casa, ¿qué hace ésta mujer aquí?

—¿Quién dejó pasar a ésta niña?

No se digna en responder y sí en golpearme de manera tan violenta que sangra mi labio inferior.

—¡Le advertí que con mi hermano no se metía! ¡Ángel no está solo, me tiene a mí!

Jamás en toda mi maldita vida una mujer insignificante me había golpeado.

—¡Ésta es mi casa y le prohíbo pisarla si vendrá a levantarme la mano! ¡No sabes con quién te estás metiendo, hija del demonio! Si no quieres meterte en problemas, vé a casa a jugar con las muñecas. ¡Saquen a ésta mujer de mi casa!

—No la saquen — Jasin me desautoriza, su estúpida sonrisa puesta en esta niña, me amarga —. Como el caballero que eres, deje que la señorita Howard termine de hablar.

—A mis 20 años sé poner en su sitio a cualquiera imbécil. Atrevase a tocar a mi hermana y en la próxima no recibirá una cachetada, sino un disparo justo entre sus piernas — da la vuelta golpeando mi rostro con su cabello, siguiendo su camino al irse.

—¡Niña estúpida, detestable y estúpida! — nunca me he visto tan humillado como ahora.

Jasin ríe, acostándose en el sofá.

—Oye, me agrada la chica. ¿La adoptamos?

Tuerzo una sonrisa nada amigable. —. Cierra esa boca — con mi pañuelo limpio la sangre de mi labio.

—Esta muy bonita, no?

—Es una mocosa fea — mentí.

—¿Habrá oportunidad de salir con ella? — lo miro, respondiendole solo con los ojos.

—¡Los hermanos Howard se han confabulado para darme dolores de cabeza! — vocifero.

—Con mujeres como ella, place enamorarse.

—Con mujer como ella, place soltar el gatillo y darle un balazo en todo el cráneo. No se quedará así esta cachetada, esa niña me las pagará. Ya verás. Esme Howard no sabe con quién acaba de meterse.