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Ni Villana, Ni Santa

Ni Villana, Ni Santa

Status: Terminada
Genre:Romance / Mujer poderosa / Magia / Reencarnación / Mundo mágico / Villana / Completas
Popularitas:166.2k
Nilai: 5
nombre de autor: LunaDeMandala

Esther renace en un mundo mágico, donde antes era una villana condenada, pero cambiará su destino... a su manera...


El mundo mágico también incluye las novelas

1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa

** Todas novelas independientes **

NovelToon tiene autorización de LunaDeMandala para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Investigación

A pesar de haber escuchado la verdad sobre la otra vida de Esther, su complicidad con Fabio y la marca de alma que la distinguía, Arturo no cambió su comportamiento hacia ella. No hubo gestos románticos, no hubo insinuaciones; mantenía la misma distancia respetuosa, profesional, casi fría.

Pero para Esther, cada pequeño acto de apoyo era un imán imposible de ignorar. La manera en que Arturo escuchaba con atención, cómo tomaba notas cuando ella explicaba los movimientos de Doyle, o cómo la miraba con comprensión y sin juicio, encendía algo dentro de ella que no podía controlar.

["No puedo dejar que esto me afecte…], pensaba mientras revisaba los informes junto a él. Pero era inútil. La atracción crecía cada vez que él demostraba paciencia, cada vez que demostraba que podía confiar en él, que su palabra y su presencia eran un refugio seguro en medio del peligro que la rodeaba.

Esther se encontró sonriendo más de lo habitual, buscando su mirada con disimulo, y reaccionando con un ligero rubor cada vez que él se acercaba para mostrar un detalle de un informe o una ruta de caravanas. Todo era profesional, todo parecía inocente… y, sin embargo, su corazón interpretaba señales que Arturo no daba.

Arturo seguía siendo un misterio absoluto para Esther. Aunque estaba siempre presente y apoyaba con firmeza y precisión cada decisión que ella tomaba para frenar los planes de Fabio Doyle, no dejaba espacio para conversaciones personales. Sus palabras se limitaban estrictamente a la investigación: rutas de caravanas, cuentas comerciales, movimientos de aliados y enemigos. Nada de su vida privada, nada de gustos o curiosidades; incluso las bromas más ligeras de Esther eran recibidas con un asentimiento mínimo.

Para Esther, era frustrante y a la vez fascinante. Sentía que podía confiar en él con la información más delicada, pero no podía acercarse emocionalmente. Su apoyo era como un ancla en medio de la tormenta, firme y confiable, pero distante y frío.

—Arturo, necesito que revises estos documentos de los comerciantes asociados a Doyle —le decía Esther, intentando mantener su voz neutra—. Hay irregularidades que podrían indicarnos su próximo movimiento.

—Lo haré —respondía él, sin levantar la vista más de un segundo, mientras tomaba notas.

Cada gesto de Arturo, aunque mínimo, encendía en Esther un fuego silencioso. La atracción que sentía por él no disminuía con su distancia; al contrario, parecía crecer. Cada mirada fugaz, cada asentimiento silencioso era interpretado por ella como una señal secreta que solo su corazón podía descifrar.

Arturo, por su parte, se mantenía rígido y concentrado. Sus emociones estaban bajo control absoluto. La confianza en Esther era total en lo profesional, pero cualquier otra conexión estaba bloqueada. Incluso la curiosidad sobre su pasado o sus sentimientos era ignorada, porque su prioridad era la misión: detener a Fabio Doyle.

Esther suspiró en silencio mientras revisaba unos informes en la biblioteca de la mansión. Por enésima vez, intentó romper la barrera que Arturo había construido a su alrededor.

—Arturo —dijo, con un intento de sonrisa amable—. Podríamos… no sé… hablar de otras cosas, no solo de Doyle. Cosas más simples… tus gustos, tus recuerdos de infancia, algo pequeño. Podría ser agradable.

Arturo levantó la vista de los documentos, sus ojos celestes reflejaban serenidad, pero también una firmeza que ella no había logrado romper.

—No puedo —dijo con voz calma—. Estoy aquí únicamente porque mi padre me pidió que investigara tu cambio. No hay otra razón.

Esther parpadeó, sorprendida y un poco herida. Intentó ocultarlo, pero no pudo evitar que un ligero rubor apareciera en sus mejillas.

—¿Solo… por eso? —preguntó, bajando la mirada—. Pensé que quizá había otra razón… que podrías querer conocerme, o al menos ser… amigos.

Arturo suspiró, aunque apenas perceptible. Se acercó unos pasos, manteniendo la distancia habitual, y habló con cuidado:

—No se trata de ti personalmente. Eres… admirable, valiente y astuta. Pero no puedo permitir que mis sentimientos interfieran. Mi deber es observar, entender y asegurarme de que no haya riesgos ocultos. Nada más.

Esther tragó saliva, comprendiendo la magnitud de lo que le decía. A pesar de la cercanía física, había un muro que él nunca cruzaría. Pero, paradójicamente, esa frialdad y profesionalismo lo hacían aún más atractivo. Mientras más se negaba a ser su amigo, más deseaba Esther acercarse, conocerlo, comprenderlo.

—Está bien —dijo finalmente, con un atisbo de sonrisa forzada—. Pero eso no significa que yo deje de intentarlo. Aun si solo me hablas de trabajo, quiero que sepas que confío en ti… y eso ya es más de lo que muchos podrían.

Días después, el amanecer apenas se filtraba entre las cortinas del despacho de la mansión, cuando Esther desplegó un mapa detallado sobre la mesa. Cada línea y cada símbolo representaba rutas de caravanas, almacenes, aliados y posibles trampas de Fabio Doyle.

—Fabio no tardará en mover mercancías a la ruta este —dijo, señalando un punto estratégico—. Si bloqueamos ese paso, podemos retrasarlo y hacer que pierda aliados claves. Pero necesitaré que me ayudes a coordinar los agentes en el puerto y en las caravanas.

Arturo, como siempre, se mantuvo firme, sus ojos celestes recorriendo el mapa con concentración absoluta. Su postura era rígida, casi militar. No había rastro de interés personal, ni palabras que no tuvieran que ver con la misión.

—Lo haré —respondió, con voz medida—. Pero cada movimiento debe ser calculado. Un error podría poner en riesgo a todos.

Esther asintió, consciente de que no podía esperar cercanía afectiva de su aliado. Sin embargo, el hecho de tenerlo tan cerca, observando cada detalle, brindándole apoyo silencioso, hacía que su corazón se acelerara sin que ella quisiera admitirlo.

Pasaron horas revisando rutas, coordinando agentes y trazando estrategias para anticipar los movimientos de Doyle. Cada decisión requería que Arturo estuviera junto a ella, explicando, corrigiendo, vigilando. No había espacio para charlas personales, pero la proximidad física y la tensión compartida eran innegables.

—Si lo hacemos así —continuó Esther, señalando otra ruta—, podremos interceptar su carga principal antes de que llegue al puerto del este. Pero necesitamos apoyo adicional de los comerciantes locales.

Arturo asintió y comenzó a anotar instrucciones precisas, detallando qué hombres debían moverse y cuándo. Cada paso que daba lo obligaba a estar más cerca de Esther, a escuchar su voz, a seguir su estrategia de cerca. Sin embargo, su rostro permanecía impasible, su distancia emocional intacta.

Esther, por su parte, sentía cómo la atracción crecía con cada instante compartido. Cuanto más él se mantenía distante, más necesitaba su cercanía, más deseaba su aprobación silenciosa. Era un fuego que ardía bajo la superficie, alimentado por la profesionalidad y la contención de Arturo.

Al terminar la reunión, Arturo dio un paso atrás, manteniendo la formalidad:

—Todo está listo. Ejecutaremos el plan al amanecer —dijo, sin otra palabra.

Esther respiró hondo... - sería mas fácil, si lo capturaramos en el acto de la venta de esclavos...

- Todos sus malos negocios, son en el continente, aqui aún no ha realizado esos actos, sino ya lo hubiésemos capturado - dijo, Arturo con seguridad

- es cierto, aun faltan meses para que comiencen con la venta de esclavos -

Ella bajó la mirada... - y ahí comienzan mis últimos dias de mi segunda vida - murmuró suavemente, abrazandose a si misma...

1
Karlite
Hermosa como todas 🥰
lupita N M
👍
Loba Hunter
Dios que arrastrada
Loba Hunter
arrastrada
Liliana Rivero
excelente historia muy hermosa fue buena desde el principio hasta el final felicitaciones escritora éxito en todas las demás que sigas escribiendo gracias por compartirla con nosotras bendiciones /Rose//Kiss//Heart/
Norys Perez
🥰🥰🥰
Liliana Rivero
excelente capitulo sigue así
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Excelente
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Linda historia el acoso de Esther dio grandes frutos 🤣🤣🤣🤣
Kaori
exelente historia.
Vale Barrera
Genial, cómo siempre 😍💕😍
Kaori
este emperador no está sino por la competencia 😂
Sandra Herrera
Hermosa historia, excelente la disfrute felicidades a la escritora
Sandra Herrera
Excelente historia felicidades, la disfrute
Liliana Rivero
que pensó Arturo que Esther le iba a estar rogando y mendigando un amor que el no se merece que pensó que ella no tiene dignidad
Kaori
que no ahora que si . hombres al fin
Kaori
aquí cuando es su prometida
Bea Tastro
muy hermosa esta novela , felicitaciones aurora 👏
Karye55
La posición estuvo potente 🤭🤣
Rose M
encantada!
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