Odet y Dafne se conocen desde niñas, siempre fueron amigas hasta que cada una tomó su camino. Después de muchos años volvieron a encontrarse. Esta es una historia basada en hechos reales, los nombres y los personajes fueron creados para dar vida a esta historia. No todo lo que se escribe pasó de verdad. Sin embargo, algunas cosas sí pasaron.
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La carta de... ¿amor?
Javier y Rosario eran muy buenos amigos, habían estudiado juntos y se seguían viendo pero solo como amigos. Rosario tenía un novio y pensaba casarse con él.
Bueno, pero no ahorita sino en unos años.
Según ella era la mejor amiga de Odette, pero ella nunca la buscaba, era Odette la que siempre le andaba llamando y la buscaba para comer, etc.
Ambas estaban en la misma fábrica.
Jocelyn había dejado de molestar a Odette, ya que su tío le había dado permiso para andar con Javier y eso a ella ya no le causaba gracia.
Como a mediados de enero entraron más trabajadores: Germán, Martín, Bertha, Maricela, etc.
Odette era muy platicadora y pronto se hizo amiga de todos ellos. Germán era el que más atraído se sentía hacia ella, pero no en el sentido de querer ligar sino como una buena amiga.
Él era un hombre chaparrito y muy guapo.
Odette, ¿te puedo pedir un favor?, le dijo Germán.
Claro que sí, para eso somos amigos, dijo Odette que le encantaba platicar con Germán.
Cántame una canción, por favor.
Cómo crees, yo no canto ni en la regadera.
Pero el gusto le duró muy poco porque Germán tuvo un problema y se regresó a su pueblo allá en Sabinas Hidalgo.
A partir de ese día nunca más lo volvió a ver.
En febrero antes de que fuera el día del amor y la amistad Odette recibió una carta de Germán.
Ella estaba muy ilusionada por leer la carta, pero, ¿qué creen? Su madre le arrebató la carta y la rompió en mil pedacitos.
Pero mamá, ¿por qué has hecho eso?, era la carta de un amigo mío que no había visto, ¿por qué la rompiste?
Yo no sé por qué andas recibiendo cartas de un hombre que no es tu novio.
Mamá, Germán es mi amigo es casi un hermano, pero pues ya no tiene remedio.
Odette se fue a su cuarto, llorando.
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El 14 de febrero es un día muy especial, día del amor y la amistad. Los novios les regalaban flores a sus novias o un mono de peluche etc. Odette estaba muy ilusionada porque ella pensaba que su novio le regalaría algo o que irían a comer, ella era muy soñadora.
Pero cosa rara, Javier ni siquiera la llamó para nada.
Recibió una llamada de Rosario.
Ella quería que fuera a su casa porque tenía algo para darle. Rosario vivía a una cuadra de su casa.
Enseguida vuelvo, Mamá, voy con mi amiga Rosario.
Qué onda, amiga, ¿cómo estás?
Entonces, Rosario le extendió una carta y le dijo: Tu novio te mandó esto y me dijo que te lo diera en tus manos.
Rosario le puso la carta en sus manos y luego le dijo: Yo ya cumplí. Si quieres ve a tu casa para que la leas en la privacidad.
Gracias, nos vemos. Una nueva ilusión creció en el alma de Odette. Era la primera vez que alguien le daba una carta de amor. Estaba ilusionada, Javier era lo que más amaba en el mundo y se sentía feliz por la carta que le acababa de entregar, pero, ¿por qué se la daría a Rosario y no a ella?
Bueno, tal vez porque le daba pena o quería darle una sorpresa.
Odette regresó a su casa y fue a encerrarse a su cuarto.
Con las manos temblando de emoción abrió la carta.
Pero contrario a lo que ella pensaba la carta no era de amor. Cada frase, cada línea que leía era una estocada a su corazón, ya de por sí maltrecho por el desamor de su novio. Sentía una tristeza infinita sus ojos se llenaron de lágrimas al por mayor.
Javier fue muy cruel en su carta. Odette sentía que todo su mundo se derrumbaba. ¿Para qué quería sus sueños si ya no tenía con quién soñar? ¿Para qué le servían los días si ya no estaría con él?
¿Para qué quería todos los poemas de amor que Odette había escrito, si ya no tendría a quién dárselos?
La carta decía así:
Odette (ni siquiera decía mi amor): He tenido varias novias y todas me han tratado mal ellas han fungido como mis verdugos. No sabes todas las veces que he sufrido por eso. El día que te llevé a mi casa y que te presenté a mi madre, me dijo que no eras la mujer que ella esperaba. Ella quiere que yo me case con una güera que también estaba ahí, no sé si te acuerdes de ella.
Odette, si estás derramando lágrimas por mí en este momento, por favor, no llores. La vida es así. Ahora yo estoy fungiendo como tu verdugo, no te amo y ya no quiero seguir lastimándote más. Yo quiero ser feliz, pero tú no eres esa felicidad. Voy a casarme con Cinthia. Espero que tú encuentres tu camino y te llegues a enamorar.
Adiós.
Odette sintió que ya nada valía la pena, arrugó la carta y se puso a llorar como una Magdalena.
Ni siquiera por Rigo había sentido ese amor tan avasallante. El primer beso que le dio, la primera ilusión, fue Rodrigo, pero Javier había sido su primer amor. Y ahora la mandaba a freír espárragos con todas sus ilusiones y su amor... más que nada su amor.
Para Odette la vida ya no tenía sentido. Esa noche lloró y lloró hasta que el sueño acudió en su ayuda.
Y luego como dicen por ahí "la función debe continuar" ella se levantó, se bañó, se puso guapa y se fue a trabajar.
En la cara de Odette se reflejaba el llanto que había tenido la noche anterior.
Noé, otro compañero de los que trabajaban ahí la vio muy triste y le preguntó qué le pasaba.
Odette no pudo contenerse más y rompió en llanto.
Cálmate, Odette, ¿qué te pasa?, le preguntó Noé.
Mi novio me mandó a freír espárragos, ha terminado conmigo.
Ay Odette, pues ¿qué pasó?, ¿por qué lo hizo?
Discúlpame, Noé, no quiero hablar de eso, por favor.
Está bien, si no quieres hablar no hay problema, pero ya no llores, por favor.
Entonces, Noé le habló a una de las compañeras para que relevara a Odette en lo que ella iba al tocador a lavarse la cara.
Noé era un muchacho algo llenito, pero era muy buena persona.
Y decidió hacer algo para calmar un poco la tristeza de su compañera de trabajo.
Les contó a sus demás compañeros y entre todos decidieron cooperar para hacer una comida ahí a la hora del descanso.
Así lo hicieron y a la hora de la comida todos estaban reunidos en el comedor llevando a Odette casi a rastras porque ella no quería comer.
Odette, quiero que sepas que todos somos tus compañeros y deseamos con el alma que calmes un poco tu tristeza. La vida es así tú debes seguir adelante, eres muy buena compañera y además eres muy inteligente y sé que pronto esto que te está pasando ahora lo vas a ver con otros ojos y hasta tú misma te vas a reír de esto.
Lo único que podemos decirte es que llores, llores todo lo que puedas y después, suéltalo y verás que te sentirás mucho mejor.
Odette lloraba tanto que parecía que iba a llenar el mundo de puras lágrimas.