A sus 24 años, Anaís creía tener la vida resuelta, hasta que todo le fue arrebatado de un golpe. Un trágico accidente la lleva a una segunda oportunidad, pero en el cuerpo de alguien más: una chica de 17 años que tiene todo un pasado oscuro del que escapar. Con recuerdos vívidos de su vida pasada, Anaís busca vengarse de quienes la traicionaron, pero se encuentra atrapada en una nueva familia, nuevos amigos, y un joven inesperado que despierta emociones en ella. Entre risas, desafíos y lecciones, deberá aprender que a veces la redención puede ser más poderosa que la venganza.
¿Podrá encontrar la paz en un cuerpo joven, mientras decide si destruir o reconstruir su futuro?
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Capítulo 9: El Juego Comienza
Anaís se despertó temprano al día siguiente, aún sacudida por lo que había descubierto en el diario de Sofía. Aunque su mente estaba ocupada con la búsqueda de respuestas, no podía sacudirse la sensación de ser observada. Había algo inquietante en la forma en que las sombras parecían alargarse a su alrededor, como si ocultaran secretos más profundos de lo que imaginaba.
Decidida a enfrentarse a las nuevas revelaciones, Anaís decidió buscar a Sebas, el nombre que Sofía había mencionado en su diario. Él debía saber algo, y Anaís estaba dispuesta a llegar hasta el fondo de todo, sin importar a quién tuviera que enfrentarse.
El Encuentro con Sebastian
Anaís llegó al club privado donde Sebastian solía pasar su tiempo. Al entrar, el aire estaba cargado de humo de cigarrillo y risas sofocadas, creando un ambiente pesado. Era un lugar exclusivo, donde los negocios turbios y los acuerdos clandestinos eran tan comunes como los brindis de champán.
Cuando lo vio, sentado en un rincón apartado, sus ojos se encontraron por un breve segundo. Sebastian levantó una ceja, sorprendido por su presencia. No se había esperado a Sofía, o más bien, a Anaís en su cuerpo.
"¿Sofía? ¿Qué haces aquí?", preguntó con voz baja, inclinándose hacia ella. Anaís se dio cuenta de que tenía que ser cuidadosa con sus palabras.
"Necesito respuestas, Sebastian", dijo, dejando entrever un tono más firme del que Sofía probablemente hubiera usado. "Sé que sabes algo sobre el trato de mi padre con los Novac. Mamá me advirtió que no confiara en ellos. ¿Qué está pasando?"
Sebastian miró con cautela, su rostro se endureció al escuchar la mención de los Novac. "No deberías estar hurgando en esos asuntos. Es peligroso, Sofía. No sabes en lo que te estás metiendo."
"Si no me dices la verdad, la buscaré yo misma", respondió Anaís con frialdad, acercándose a él. "Tú decides si me ayudas o me convierto en tu problema."
El silencio entre ellos se alargó, mientras Sebastian medía sus palabras. Finalmente, soltó un suspiro. "Está bien, te contaré lo que sé. Pero no aquí. Nos veremos mañana en mi casa. Hay cosas que no puedes entender hasta que veas las pruebas."
Nuevas Sombras
Cuando Anaís salió del club, una extraña sensación de inquietud la acompañaba. Sebastian había accedido a hablar, pero había algo en su tono que la perturbaba. Como si estuviera guardando más secretos de los que estaba dispuesto a revelar.
Mientras caminaba por las calles vacías, esa incómoda sensación de ser observada se hizo más fuerte. Se giró, pero no vio a nadie. Sin embargo, estaba segura de que había alguien, o algo, siguiéndola.
Decidió tomar un atajo por un callejón oscuro, acelerando el paso. Fue entonces cuando lo vio: una sombra en movimiento, siguiéndola a distancia. El miedo se apoderó de ella, pero Anaís no era del tipo que se rendía fácilmente. Aceleró el paso, con su corazón latiendo con fuerza.
De repente, un hombre alto y misterioso apareció frente a ella, bloqueándole el camino. Su rostro estaba oculto por la sombra de su sombrero, pero sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa.
"¿Qué haces metiéndote en asuntos que no te conciernen?", su voz era profunda y amenazante.
Anaís retrocedió un paso, pero se mantuvo firme. "No sé de qué me hablas", respondió, intentando mantener la compostura.
El hombre avanzó hacia ella, pero antes de que pudiera hacer algo, una figura familiar emergió de las sombras. Era Sebastian Su llegada fue rápida y precisa, interponiéndose entre Anaís y el desconocido.
"Aléjate de ella", ordenó Sebastian, con la voz cargada de autoridad.
El hombre misterioso sonrió levemente antes de retroceder. "Esto no ha terminado", dijo antes de desvanecerse en las sombras.
Sebastia se volvió hacia Anaís, con una mezcla de preocupación y enojo en su rostro. "Te dije que esto era peligroso. Ya no puedes confiar en nadie. Pero ahora estás dentro de todo esto, y no hay vuelta atrás."
El Camino a la Venganza
Anaís estaba más decidida que nunca. Cada paso que daba la acercaba más a la verdad, pero también la arrastraba más profundamente en un mundo lleno de traiciones y conspiraciones. Su venganza, ahora, no solo era personal. Había algo mucho más grande en juego.
Mañana, cuando se reuniera con Sebastian , comenzaría a descubrir los secretos que su vida pasada le había ocultado. Y esta vez, no permitiría que nadie se interpusiera en su camino.
Porque si algo había aprendido en estas dos vidas, era que el poder solo lo tienen aquellos que se atreven a tomarlo.
