Está es la historia de como se enamoraron, Sir Gabriel, General del ejército real del Reino Rubi, y la Princesa Artemis, Princesa heredera del Reino Greenwich y Generala del ejército de su Reino.
Como superan las diferencias entre las clases sociales a las cuales pertenecen y lograr vivir su amor intensamente.
Está es una historia paralela y que se desprende de mi novela previa "La Prometida con Magia de Fuego", y comienza al firmar el tratado de paz entre el Reino Rubí y el Reino Greenwich.
Los invito a leer está emocionante historia.
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Capitulo IX. La luz azul.
Pelea, General. Con todas tus fuerzas. - dijo ella en voz alta, lazandole su espada, y luego tomando la de ella, para reiniciar la lucha.
Y entonces se lanzó contra él con las fuerzas que le quedaban. Mientras él le pedía que parará, que no lo hiciera, pero ella siguió obstinada atacandolo con su espada. Hasta que logro herir en el brazo a Gabriel. Ya que él solo atacaba de forma defensiva para no lastimarla, y se distrajo al ver una suave luz azul, salir del vientre de su pequeña soldado.
"Oh, no. No puede ser" pensó el general. Esa luz, lo lanzó a él lejos de Artemis, y si no es porque Gabriel activo su magia, protegiéndose con un escudo, hubiera caído, herido por varios cuchillos, dagas y espadas, formadas por magia de agua de esa luz azul, y que iban en su dirección.
Artemis se detuvo entonces, al darse cuenta de lo que pasó. Y no saber como pasó. Soltó su espada y miro hacia abajo, hacia su vientre, llevando sus manos allí, en señal de protección. Solo entonces, la luz azul desaparecía de su cuerpo. Luego de eso, la debilidad se apoderó del cuerpo de Artemis, y sin poder evitarlo, se desmayó.
Gabriel quitó el escudo que lo protegía, cuando todas las dagas y espadas cayeron al suelo. Eso sucedió, cuando la princesa cayó inconsciente.
Gabriel, inmediatamente, corrió a su lado, al igual que varios escoltas. Karina, su doncella, intento despertar a la Princesa Artemis, que yacía en el suelo. Gabriel la cargo y grito que buscarán al médico real. Karina le dijo a los escoltas que dejarán al General llevar a la Reina a sus aposentos, que él no había hecho nada. Ya que los soldados querían llevarse al General Gabriel a los calabozos, porque pensaban que había atacado a Artemis.
- No se acerquen a mi o se arrepentirán. - les advirtió Gabriel con los ojos de color azúl oscuro, opacos como un pozo sin fondo. Eso asustó a los soldados, que no habían visto que alguno de ellos usará magia, aún cuando sabían que si la tenían, y se quedaron a la expectativa de lo que pasaba. Esperando órdenes de la corte real, y de la segunda Princesa Ana.
Enseguida, Karina aviso a la Princesa Ana sobre lo que sucedió, y entonces ella tomó el mando provisional, y ordenó que dejarán tranquilo al General del Reino Rubí, ya que era un amigo del Reino, y que mientras la Reina estuviera enferma, ella se haría cargo de los deberes de su majestad.
La corte real no quería dejarla realizar las actividades de la Reina. Pero el asistente de Artemis, Lord Fidencio, tenía los documentos en orden, donde la segunda Princesa Ana, podía tomar el mando por un corto periodo de tiempo, si la Princesa Heredera se encontraba indispuesta de salud.
- La Princesa Artemis no puede dejar su corona a nadie porque ella aún no se ha coronado. - dijeron los ministros y nobles que formaban parte de la corte real, muy molestos.
- Tienen razón. Pero aún no ha pasado suficiente tiempo como para refutar las órdenes de su majestad, la Reina. - explicó Ana haciendo hincapié en la palabra "Reina" - Mi hermana despertará en cualquier momento, y yo volveré a mis obligaciones. No sé preocupen. Con su permiso. - se retiró Ana haciendo una reverencia.
Al salir y caminar por el pasillo, su doncella personal y Lord Fidencio la seguían,
- ¿Qué le pasó a mi hermana? - le preguntó a Lord Fidencio, con expresión seria.
- Se desmayó mientras entrenaba con el General Gabriel. - explicó Lord Fidencio, que había preguntado tanto a su doncella Karina como a algunos soldados presentes, mientras intentaba seguirle el paso a la segunda Princesa.
- Le dije que no entrenará aún. Que descansará un poco más. - dijo Ana con un suspiro. - y el General Gabriel dónde está? hay que hablar con él. - pidió preocupada la segunda Princesa.
- El General sigue con su majestad. No se ha separado de ella. Inclusive los escoltas de su majestad quisieron llevárselo a los calobozos porque creyeron que él había hecho algo en contra de la reina, pero el general los amenazó, y aseguro que no lo apartarían de su lado. - la Princesa se detuvo y alzó una ceja sin entender - hablé con los soldados y dicen que se sintieron intimidados por el aura mágica del general, y por eso no actuaron contra él. Karina dijo que Sir Gabriel no le había hecho nada a la Reina. - concluyó Lord Fidencio, con evidente preocupación. Él tenía la misma inquietud sobre lo que pasaba entre la Princesa Artemis y Sir Gabriel.
Ana prosiguió su camino. Debía conversar con ambos. Al parecer algo ha sucedido entre ellos. No se explica porque el general no se aparta del lado de su hermana.
"Tengo que tratar este asunto con cuidado, y sin que nadie se entere" pensó la Princesa Ana con un suspiro, mientras seguía su camino a los aposentos de su hermana.
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Entre los soldados.
- Viste lo que sucedió en el entrenamiento que tuvieron la Princesa Artemis y el General Gabriel? - pregunta un soldado de bajo rango del ejército del Reino Greenwich a uno de sus compañeros. El soldado compañero intrigado, dice,
- No, ¿qu6e sucedió? Me enteré que algo había ocurrido pero yo estaba de guardia en ese momento. - explicó el soldado.
- Dicen que durante el entrenamiento, una luz azul salió del vientre de la Princesa y atacó al general, en forma de armas filosas como dagas. - le explicó el primer soldado.
- ¡No puede ser! ¿Cómo puede ser posible eso? - preguntó el segundo soldado sorprendido. En su reino, nadie tenía magia, ni siquiera la familia real. Aunque si sabían de reinos dónde todos o algunos de sus habitantes portaban magia, como era el caso del Reino Rubí.
- Nadie sabe. - respondió su compañero.
- Y, ¿qué paso con la princesa? - volvió a preguntar el segundo soldado.
- Se la llevaron inconsciente. -
- Esperemos este bien. - respondió el segundo soldado, sin darle mucha importancia a ese rumor. Y siguieron con su patrullaje.
Escuadrón del ejército del Reino Rubí
- ¿Escuchaste lo que sucedió en el entrenamiento del General Gabriel? - Pregunto un soldado a otro, mientras hacían un descanso de sus actividades.
- No, ¿qué sucedió? - preguntó el segundo soldado, mientras ambos caminaban por el perímetro, revisando la seguridad del palacio.
Habían otros grupos de sus compañeros que apoyaban al Reino anfitrión, en su patrullaje por las fronteras.
- Parece que entrenaba con la Generala del ejército de Reino Greenwich, y de la nada, salió una luz azul del vientre de la Princesa. - explicó el primer soldado. El segundo soldado se sorprendió y se detuvo, mirando incrédulo a su compañero.
- ¿Estás seguro de eso? - preguntó el segundo soldado.
- No, no estoy seguro. No estuve ahí. Solo lo escuché de los soldados de Greenwich que lo comentaban. - dijo el primero encogiendose de hombros. - Hasta donde sé, ninguno en Greenwich es portador de magia. - concluyó el primer soldado, pensativo.
- Es correcto. En este país, sus habitantes no tienen magia. Las personas que tienen magia es porque son de otros países, y decidieron vivir en este Reino. - explico pensativo el segundo soldado.
- Si eso es cierto, ¿sabes lo que significa?- volvió a hablar el segundo soldado pensativo, a lo que su compañero asintió con la cabeza sin emitir palabra - No repitas lo que me contaste. Podemos meternos en problemas. Y díselo a todos. Que no repitan este rumor. En lo que pueda voy a hablar con el segundo al mando. - Dijo el segundo soldado decidido. Iría a hablar con Carlos para saber que había sucedido, y si había que prepararse para defenderse de sus "amigos" del Reino Greenwich.
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El soldado le contó lo que había escuchado a Carlos. Ya este lo sabía porque había estado presente. Y sabía que debían estar en alertas a cualquier movimiento del ejército de Greenwich. No sabían cómo reaccionaria, la corte real y la segunda Princesa, al saber la verdad de lo que sucedía entre Gabriel y Artemis.
Carlos muy preocupado, apretaba sus labios con fuerza, mientras pensaba, ¿qué harían? Lo primero era saber que sucedia con Gabriel, ya que no lo había visto, y luego, como seguía su Alteza, la Princesa Artemis.
Desde ese evento, el ejército leal a Artemis estaba en alerta, y los observaba con recelo. Cómo si sospecharan que su general había hecho algo en contra de su Generala. Nada más alejado de la verdad.
- Que todos estén en alerta en sus puestos. Y que nadie repita los rumores sobre lo que sucedió en el campo de entrenamiento con el general y la primera princesa. - Ordenó Carlos al capitán y los soldados presentes para que ejecutarán sus órdenes de inmediato.
- Si, señor - dijeron todos al mismo tiempo, y salieron rápidamente del salón de las barracas, donde se encontraba parte del escuadrón, como invitados del Reino.
"Espero que no sea lo que todos creemos, que la Princesa Artemis este bien, y que podamos salir rápidamente de este Reino directo al nuestro" pensó Carlos, sintiendo que la situación era peligrosa para ellos.
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- Su Alteza, su majestad y el General Gabriel solo tenían una práctica de entrenamiento, algo sucedió y la reina se desmayó. Usted sabe que ella ha estado delicada de salud desde antes de la muerte de su padre, el Rey. - explico el capitán del ejército que había estado presente en parte del entrenamiento.
- Si, lo sé. - afirmó Ana - ¿Y está seguro que no sucedió algo más? - preguntó la segunda Princesa.
Había tenido que ir a su despacho para conversar con el capitán del ejército.
- Estoy seguro, su alteza. Aunque hay un rumor entre los soldados sobre una luz azul. Pero yo no ví nada de eso. Por eso no lo creo. Además si fuera magia, lo creería si viniera del General Gabriel, pero no lo creo, porque dicen que venía de la Princesa Artemis, y hasta donde sé, la Princesa no tiene magia, su Alteza. - explicó el capitán.
- Entiendo. - dijo pensativa Ana. - gracias por venir tan rápido a dar su informe capitán. - le dijo la princesa con una leve sonrisa.
- A sus órdenes, Alteza. - dijo el capitán haciendo una reverencia y retirándose del despacho. Quedando Ana con su doncella.
- Disculpe la intromisión, Alteza. ¿Usted cree eso de la luz? Porque escuché que lo comentaban la servidumbre en el palacio. - dijo la doncella Brunilda.
- En realidad, no lo sé. - dijo con un suspiro la segunda Princesa. - Espero no sea lo que estoy pensando. - manifestó con preocupación Ana.
Aún cuando en su país no había personas con magia, a la familia real se les daba instrucción teórica sobre la misma. Ana sabía que lo de la luz azul emitida por su hermana podía suceder en una persona sin magia en ciertas situaciones. Lo malo era, que en todas esas situaciones se involucraba a una segunda persona, la cuál era la pareja , y que dependiendo de la compatibilidad entre ambos integrantes de la pareja, podía ocurrir. Pero, si era cierto, estaban en un gran problema.
Su hermana aún no se coronaba reina, y corría el riesgo de que la corte le quitará la corona. La siguiente en la línea de sucesión era ella. Sin embargo, Ana no quería el trono, pero si era necesario lo tomaría por el bien del Reino.
Pero antes de pensar en el futuro posible que le esperaba, primero debía confirmar lo que sospechaba pasaba con su hermana.
- Que no sea cierto - susurró para si misma, mientras salía de su despacho junto a su doncella, y reanudaba su camino a los aposentos de su hermana, para conocer como se encontraba la futura Reina de Greenwich.
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