Flora, una doctora que trabajaba en un Instituto, fue transportada por un extraño libro, ingresando de forma 'accidental' en una novela que le resultaba desconocida.
Una voz sonaba en su cabeza de vez en cuando ¿Ayudar al protagonista? ¿Hacer que la protagonista lo vea y que ambos se reconcilien?
¡No puede quedarse con el hermoso protagonista ¿Porqué debería ayudarle a su hermana mayor?!
Es la villana de la novela, la tipa cruel a la que todos odian, sin embargo ¿Porqué el protagonista la busca tanto y parece interesado en ella? ¿No debería pasar tiempo con la persona que amaba?
¡Sus tareas se están saliendo de control!
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En ese entonces.
Luego de una exhaustiva recolección de frutas, Flora regresó a la habitación para descansar mientras sus nuevas sirvientas preparaban su baño.
La chica no pudo evitar pensar detenidamente en todo lo que había sucedido hoy. Conoció al protagonista masculino y femenino en tan solo un día.
Sentía que Mary no era alguien de quien debiera preocuparse mucho, sin embargo, Antonio era completamente diferente, era peligroso y aunque tenía una personalidad sencilla, podría ser meticuloso y astuto en la oscuridad.
Mary y Antonio eran los protagonistas, destinados a estar juntos eternamente mientras disfrutaban de amor mutuo, en cuanto a ella, no era más que la tirana villana que los ayudaría a volverse mucho más unidos.
¡Era terrible!
-Ese hombre no es alguien a quien yo pueda tocar ¡Que triste!- Exclamo Flora, limpiando las lágrimas inexistentes de los rabillos de sus ojos.
Ella suspiro profundamente en su corazón y pensó en más detalle.
Cuando vio a Antonio, no sintió ninguna anormalidad física en su cuerpo, si no más bien en su interior ¿Talvez alguna deficiencia en algún órgano principal?
El tipo no parecía estar enfermo del todo, su tez es muy pálida, más de lo normal. La vitalidad humana es lo más importante, y a Antonio parecía faltarle ese toque vital que todo joven de su edad debería tener.
Es como cuando un humano tiene un nudo en el corazón, sus pensamientos y preocupaciones siempre giran en entorno a lo que provocó ese nudo, apretandolo más. Poco a poco, la persona se deja consumir por los demonios en su corazón y se vuelve alguien completamente diferente, aveces, incluso llega hasta morir.
En el caso del protagonista masculino, no parece tener un nudo en el corazón, si no, algo más especial, como cuando a alguien le quitas algo preciado y este solo se deja consumir por la tristeza hasta perder años de vida a causa del dolor.
Se puede decir que son temas distintos, pero de cierta forma similares, ambos siempre son provocados por algo en específico.
Aún recordaba que cuando tocó el hombro derecho del Cuarto Príncipe, sintió una ligera deformidad en su piel, como si tuviese una profunda cicatriz allí.
Pensando en eso, Flora se volvió hacia Chancy, quien en ese momento salía de la habitación de baño y le preguntó -¿Sabes si el Cuarto Príncipe alguna vez resultó herido mientras estaba en la batalla?
Chancy miró sorprendida a su Señorita, pues era la primera vez que preguntaba sobre un hombre, aún así, no se atrevió a guardar silencio y respondió con sinceridad -No, el Cuarto Príncipe comandó con excelencia al ejército imperial en ese entonces sin ni una sola lesión, Segunda Joven Señorita.
Esto dejó a Flora confundida, si no resultó herido en la guerra ¿Como resultó herido?
Era claro que tenía una herida terrible en su hombro que posiblemente le haya quitado muchos años de vida y lo volvió lo que es hoy; un hombre enfermizo.
Sin embargo, el saber como y con qué o porque se lastimó es un misterio imposible de resolver para Flora en este momento.
-Pero...- La voz de Chancy sonó una vez más, no parecía muy segura de sí misma, por lo que se acercó un poco a Flora y dijo en voz baja -Se dice que hace cinco años, cuando la Primera Señorita y su madre fueron acusadas de asesinato, el Cuarto Príncipe intentó justificar por ella y cuando se dirigía hacia acá, fue atacado por un grupo de asesinos.
Al escuchar eso, Flora se sorprendió, pero luego encontró la explicación bastante razonable. Si alguien quería hacerle daño al Cuarto Príncipe, solo tenían que apuntar a lo que más ama.
Se puede decir que Mary es el amor de la infancia de Antonio, y siendo el protagonista masculino y femenino, el amor entre ellos es extremadamente profundo.
Era muy probable que alguien incriminara a Mary y su madre, sabiendo que Antonio le ayudaría sin dudar con la investigación, el enemigo aprovechó su momento de ansiedad y casi logra acabar con él.
El amor es hermoso, pero aveces puede resultar trágico.
-Esta bien, entiendo ¿Puedes hacer algunos pasteles de durazno para mí?- Le preguntó con suavidad a Chancy, quien asintió de inmediato y se dirigió a la cocina para hacer el pedido.
Al ver la espalda de la chica, Flora entrecerro sus ojos rubíes y negó con la cabeza.
La herida que Antonio sufrió en ese entonces debió ser demasiado grave, y muy posiblemente hayan quedado algunas secuelas en su cuerpo que ahora afectar la vitalidad del mismo.
El cuerpo no es tan sano como antes, simplemente no se nota a simple vista, porque es un problema interno. Sin embargo, Flora no estaba segura de sí la vitalidad de un ser humano podría recuperarse con tan solo medicamentos tradicionales.
-La fuerza interna es extremadamente difícil de curar, sobre todo para alguien que ha sido herido hasta casi estar al borde de la muerte ¿Debería intentar con algunas cocciones y píldoras?- Murmuró Flora.
De hecho, no se sentía segura por donde comenzar. Una persona que práctica artes marciales tiene una fuerza interna poderosa, así como una alma resistente.
Sin embargo, si una persona con gran fuerza interna es herida de gravedad, aunque no muera, puede perder muchas habilidades y su alma resultaría herida, por lo tanto, su vitalidad solo disminuiría.
Flora, quien pertenecía a una familia de médicos muy famosos en el mundo real, había aprendido muchas cosas sobre la medicina tradicional, la cual, era en muchos puntos mejor que la moderna.
Claro, aunque también era experta en medicina moderna, la tradicional era más adecuada en este entorno.
Cuando era niña, su padre, un médico importante en el país, una vez le dijo que las personas de la antigüedad eran mucho más complejas que las personas modernas y ¿Porqué? Porqué practicaban artes marciales y tenían un estilo de vida mucho más difícil y duro.
Ahora finalmente lograba entender lo que su padre le dijo en ese entonces, no era algo complicado, pero el tratamiento sería difícil de llevar a cabo.
Después de todo, ella era una chica que solo podía estar en casa y él un Príncipe que se mantenía encerrado en el palacio.
-Segunda Joven Señorita, su baño ya está listo.- La voz de Lady sonó, haciendo que Flora volviera en sí y la mirará.
Lady, a diferencia de Chancy, era más tranquila y callada, difícilmente hacia alguna imprudencia y aveces incluso se pasaba desapercibida su existencia. A Flora le agradó mucho esta niña.
-Muchas gracias, Lady, puedes ir a buscar a tu hermana, por cierto, dile que prepare dos porciones más de pastel.- Le dijo Flora antes de dirigirse a la habitación de baño.
La tarde pasó con calma, sin embargo, la mente de Flora siempre se mantuvo girando en entorno a las píldoras, sacando a relucir otro tema ¿Cómo conseguiría las plantas necesarias para las píldoras estando castigada?
Al final, lanzó sus preocupaciones al fondo de su mente y disfrutó de la tarde soleada mientras se sentaba en la rama de un árbol de durazno con sus piernas y falda balanceándose de aquí para allá.
En sus manos sostenía una cuchara y un trozo de pastel de durazno de color anaranjado claro, luciendo tierno y delicioso. Muy pronto, solo quedó el cuenco y la cuchara, la cual fue retirada por Lady unos minutos después.
En un par de horas, la noche cayó y el cielo se tornó de un azul profundo con estrellas donde quiera que se mirará, incluso se podían ver estrellas fugaces de vez en cuando.
Esta era una vista que Flora nunca había apreciado, en su niñez sólo se preocupaba por estudiar, al igual que en su juventud, ni siquiera en su edad adulta se dio unos minutos de disfrutar del cielo nocturno, hasta hoy.
Aún así, estaba muy segura de que el cielo nocturno de la antigüedad no era el mismo al de su época moderna que tenía cielos contaminados.
Flora estaba a punto de bajar del árbol cuando una luz plateada brilló y se detuvo justo sobre su cuello blanco como la nieve, haciéndola palidecer.
Sin embargo, un olor levemente familiar asaltó su nariz y una luz brillo en sus ojos.