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EL PODER DE LOS OJOS DIVINOS

EL PODER DE LOS OJOS DIVINOS

Status: En proceso
Genre:Acción / Magia / Reencarnación / Mundo de fantasía / Edad media / Espadas y magia
Popularitas:2.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Dixon Hernandez

En un mundo donde la magia y la religión se entrelazan en un baile eterno, un chico renacido con un ojo demoníaco despierta en medio de la oscuridad y el desconcierto. Abandonado por sus padres en la infancia, su vida marcada por el sufrimiento y la soledad llega a un abrupto final, solo para dar paso a un nuevo comienzo lleno de misterio y peligros inimaginables.

Conocido como "El Poder de los Ojos Divinos", nuestro protagonista se ve obligado a enfrentar sus propios demonios internos mientras lucha por comprender la verdad detrás de sus inexplicables habilidades. En un mundo donde la paranoia y la desconfianza reinan, deberá aprender a controlar sus poderes sobrenaturales y desentrañar los oscuros secretos que rodean su nacimiento.

Acompaña al protagonista en su épica búsqueda de redención, mientras se sumerge en un viaje lleno de intrigas, traiciones y giros inesperados. ¡Descubre cómo la muerte puede ser el comienzo de una historia que desafía los límites de lo imaginable y te su

NovelToon tiene autorización de Dixon Hernandez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 9: ¡seres Despreciables!

La historia continúa.

Gabriel corría a toda velocidad por el espeso bosque, cada paso resonando sobre las hojas secas y el suelo húmedo. Su respiración era agitada, pero su determinación era inquebrantable. Sabía que Lisa y su madre estaban en peligro, y no podía permitirse llegar tarde.

A lo lejos, escuchó gritos y risas siniestras que helaron su sangre. Aceleró el paso, guiado por la creciente desesperación. Cuando finalmente llegó al claro, la escena ante él fue desgarradora. Seis hombres rodeaban a Lisa. Ella ponía resistencia pero los hombres la golpeaban, sus intenciones claramente maliciosas.

El ojo izquierdo de Gabriel comenzó a brillar, una grieta salía de su ojo y se expandía por su rostro. Sentía la ira desbordarse dentro de él, oscureciendo su visión con un odio incontrolable. Sin pensarlo, se lanzó hacia adelante, su velocidad y fuerza amplificadas por la furia.

Uno de los hombres estaba a punto de tocar a Lisa cuando Gabriel llegó. Sin mediar palabra, creó un látigo de viento disparado hacia aquel hombre, y el grito del hombre resonó mientras su brazo volaba por los aires, cortado de un corte limpio. Los otros hombres, al ver la furia en los ojos de Gabriel y la brutalidad de su acto, empezaron a correr, presas del pánico.

Pero Gabriel no tenía intención de dejarlos ir. Con una precisión casi sobrenatural, se lanzó al bosque tras ellos, uno por uno. El primero cayó con un grito ahogado cuando Gabriel lo alcanzó con un látigo de viento y lo cortó en dos. El segundo trató de esconderse detrás de un árbol, pero Gabriel lo encontró y le atravesó el corazón con una púa de piedra que salía del suelo. El tercero tropezó y cayó, solo para ser atravesado por una púa afilada de piedra. El cuarto y el quinto corrieron juntos, pero Gabriel fue más rápido, y con un movimiento certero, decapito a uno de ellos. Él gira dando una patada que atraviesa el abdomen del otro. El hombre cae al suelo con las entrañas expuestas mientras muere.

El último hombre, el de brazo cortado, temblando de miedo, intentó suplicar por su vida, pero Gabriel ya no era el mismo. Con el ojo izquierdo brillando intensamente. él trata de escapar, pero Gabriel, con látigo de viento, corta una pierna de aquel hombre. Cae de inmediato al suelo gritando de dolor. Él se arrastra por el suelo, sus uñas y dedos se destrozan mientras se empuja para escapar de las garras de Gabrie. Gabriel aplasta su cabeza con sus pies.

Respirando pesadamente, Gabriel grita de dolor mientras se agarra el ojo izquierdo, sintiendo cómo la grieta desaparece lentamente. Se arrodilla, gimiendo de angustia al recordar lo que había hecho: había asesinado a esas personas. Completamente abrumado por la culpa, vomita.

Después de ese desgarrador momento, Gabriel camina a través del denso bosque con Lisa y su madre en brazos. Las dos mujeres están exhaustas y desmayadas, confiando en la fuerza y determinación de Gabriel para llevarlas a un lugar seguro.

Gabriel luchaba contra el cansancio y el peso de las dos mujeres mientras avanzaba penosamente hacia su casa. Una vez dentro, depositó a Lisa y a su madre en el suelo con cuidado antes de dejarse caer agotado.

Gabriel se desmaya y vuelve a estar en el lugar tranquilo y sereno, ahora se sentía abrumado por una mezcla de emociones. En medio de su confusión, una voz desconocida resonó en su mente: "No permitas que la ira te domine. Aprende a canalizarla a tu favor, pero no permitas que tome el control de ti".

Gabriel se detuvo un momento, desconcertado por la misteriosa voz que lo guiaba.

"Tu ojo izquierdo no es una maldición", dijo aquella voz desconocida. "Es una bendición", afirmó con determinación.

Gabriel abrió lentamente los ojos, frotándolos con sorpresa al ver a Lisa dormida junto a su cama. Al despertar, ella lo miró con preocupación y le dijo: "Gabriel, ¿estás bien? Quiero agradecerte y disculparme, fui injusta contigo".

"Tranquila, Lisa", respondió Gabriel con una sonrisa cálida. "Fue un placer ayudarte a ti y a tu mamá. Por cierto, ¿cómo está ella?"

"Tu papá la curó y ahora está descansando en cama", explicó Lisa a Gabriel con gratitud. "Tus padres son muy amables, quiero agradecerte nuevamente".

Justo en ese momento, entró Sam con un cuaderno en la mano.

"Gabriel, ¿te sientes mejor?" preguntó Sam acercándose. "Me gustaría saber lo que ocurrió".

Gabriel le narró toda la historia a Sam, quien se mostró sorprendido.

"Por favor, no le digas a Eva lo que hice", expresó Gabriel con temor. "No deseo que nadie más se entere de lo sucedido allí afuera".

Sam comprende la situación en la que se encontraba Gabriel. Él sabe que no quería matar a esos hombres, pero las circunstancias lo obligaron. Tras revisar a Gabriel, Sam se retira.

Mientras tanto, Lisa se ofrece a buscar algo de comida para Gabriel y sale de la habitación justo en ese momento en el que Eva entraba. Ambas mujeres se detienen y se observan. Aunque Eva parecía disgustada, la preocupación por Gabriel la hizo olvidar a Lisa.

"¿Cómo estás, mi niño?" preguntó Eva mientras abrazaba a Gabriel. "No estoy enojada contigo, al contrario, estoy orgullosa de ti por ayudarlas".

"Te desobedecí, mamá", dijo Gabriel con tristeza. "Pero, si no fuera por mí, Lisa y su madre hubieran..."

"Lo sé, mi niño, por eso no estoy molesta contigo", respondió Eva. "Intentaré llevarme bien con Lisa y su madre".

Eva le dio un beso en la frente a Gabriel y salió de la habitación. Entra Lisa con la comida para Gabriel. Ella intenta darle de comer a Gabriel directamente en boca, pero él se siente avergonzado. A pesar de ello, Lisa lo anima a aceptar. Mientras, Lisa alimentaba a Gabriel.

"Perdóname por no estar ahí, amigo", dijo Datch mientras golpeaba la puerta. "¿Cómo estás? ¿Te ocurrió algo? Amigo".

"No hagas tanto ruido, Datch", dijo Gabriel. "Puedes estar tranquilo, me encuentro bien".

Datch abraza a Gabriel y lo examina detenidamente.

"No me lo vas a creer, Gabriel", dijo Datch emocionado. "¡He encontrado la Cueva del Libro!"

"¿En serio?" exclamó Gabriel sorprendido. "Eres increíble, Datch".

"Pero la entrada está bloqueada por una roca", continuó Datch. "No pude moverla ni destruirla, y no puedo usar ningún hechizo".

Gabriel intenta levantarse de la cama, pero Lisa le aconseja que descanse un poco más ya que aún no se había recuperado por completo. Gabriel convense a lisa

"¿Quieres venir con nosotros?" preguntó Gabriel a Lisa. "Vamos a buscar un objeto muy raro".

Lisa se emocionó y aceptó unirse a la aventura. Los tres se prepararon y se adentraron en el bosque en busca del lugar indicado.

"¿Esta seguro de que está aquí? ", dijo Gabriel.

"Sí, estoy completamente seguro, Gabriel", respondió Datch.

"Den un paso atrás", ordenó Gabriel mientras apuntaba su mano hacia la roca.

Gabriel se concentró, aumentando la manipulación de su maná a través de su ojo izquierdo. Cerró los ojos, se enfocó aún más, dejó su mente en blanco y sintió una chispa en su ser. De repente, un rayo de color morado impactó en la piedra, destrozándola en pedazos. Datch quedó sorprendido ante la demostración de poder de Gabriel

"¿Qué fue eso, Gabriel?" preguntó Datch, sorprendido. "¿Cómo lo hiciste?"

"No lo sé, fue algo nuevo para mí", respondió Gabriel, desconcertado. "Tendré que investigarlo más tarde."

Lisa observaba a Gabriel con admiración.

El grupo descendió por la oscura cueva, iluminando su camino con un hechizo de fuego. Gabriel, con su ojo derecho, sentía la presencia de las bestias de ira que custodiaban la espada del ángel rebelde. Lisa, con su aguda visión semihumana, se mantenía alerta, mientras Datch empuñaba su espada, listo para enfrentar cualquier peligro que pudiera surgir en su camino.

A medida que avanzaban, la tensión en el ambiente se hacía palpable. Las bestias de ira comenzaron a aparecer, rugiendo y mostrando sus afilados dientes. Gabriel lanzó un destello de fuego cegador, dejando a una de las bestias aturdida, mientras Lisa aprovechaba su velocidad y agilidad para atacar con precisión. Datch luchaba con valentía, blandiendo su espada con fuerza contra las bestias que se interponían en su camino.

Finalmente, llegaron al corazón de la cueva, donde encontraron el cadáver intacto del ángel rebelde. Su piel era tan blanca como la nieve, su rostro presentaba rasgos hermosos y una grieta que partía desde sus ojos hasta el abdomen, una grieta similar a la de Gabriel.

"¿Es eso un ángel? Puedo sentir la intensa emanación de maná", exclamó Gabriel sorprendido. "Ahora entiendo por qué las bestias se sienten tan diferentes, son creadas a partir del maná que fluye por toda la cueva".

"¿El cuerpo del ángel está intacto?" preguntó Datch con curiosidad. "Me estremece ver algo tan sagrado, debemos mantener en secreto todo lo que hemos presenciado aquí".

"¿Puedo comerme el cadáver?" preguntó Lisa de forma inapropiada.

"¡Cómo puedes siquiera considerar eso, Lisa!", exclamó Datch molesto. "Ese cadáver es una reliquia del mundo antiguo, merece respeto".

"Qué lástima", murmuró Lisa contrariada.

La espada del ángel irradiaba una intensa luz, atrayendo la atención de Gabriel hacia ella. Con un gesto de su mano, Gabriel levantó la espada y sintió el poder ancestral fluir a través de su ser. De repente, la espada comenzó a absorber el maná de Gabriel, iluminando todo el lugar mientras él luchaba por resistir. La espada se transformaba, el mango adoptaba la forma de una bestia con la boca abierta, de la cual sobresalía una hoja afilada con una grieta de color rojo. Gabriel, reconociendo que no era habilidoso con la espada, decidió cederla a Datch.

Con la espada en su poder, el grupo emprendió el camino de regreso, enfrentándose a nuevas hordas de bestias de ira que intentaban detenerlos. Pero con la espada del ángel en sus manos, nada podía detener a Gabriel, Lisa y Datch. Juntos, lograron salir victoriosos de la cueva, llenos de alegría y gratitud por haber superado tan grande desafío.

Al llegar a la entrada, Gabriel se detuvo y con habilidad manipuló la tierra, sellando el acceso a la cueva. Con un firme gesto, aseguró la entrada, evitando que cualquier ser maligno pudiera salir nuevamente. Una vez completada esta tarea, el grupo se dirigió hacia un lugar seguro para probar la espada y descubrir su verdadero poder.

DÍAS ANTES

En la majestuosa sala del trono del reino de los elfos, el rey se encontraba rodeado de sus consejeros debatiendo la inminente invasión del reino de Trini. Los elfos se hallaban inquietos por la crueldad y poder de las tropas enemigas, temiendo por la seguridad de su reino.

En ese instante, las puertas se abrieron con violencia, revelando la figura de una joven de cabellos marrón y ojos verdes penetrantes. Era Beatriz, una muchacha de apariencia delicada pero con una mirada que reflejaba determinación y experiencia.

Beatriz se adelantó con elegancia y se arrodilló respetuosamente ante el trono, mostrando su reverencia hacia el rey y su corte. Con voz serena, explicó que había llegado para ofrecer su ayuda en la defensa contra las tropas de Trini, sabiendo que su destreza en combate, sigilo e infiltración podría ser de gran valor en las batallas venideras.

"Debes de ser Beatriz, la asesina de las sombras", declaró el rey elfo. "Tu maestra es la señora Lizisha, la bestia de ojos verdes; sería un honor contar con tu apoyo"

"así es mi majestad" afirmó Beatriz con mirada fría. "es un honor estar a su ordenes

En la actualidad:

Beatriz llegó al campo de batalla en un momento crítico, cuando sus aliados elfos estaban siendo superados en número por las fuerzas de Trini. Sin dudarlo un segundo, se lanzó al combate, confiando en su habilidad única para manipular las raíces y cambiar el curso de la batalla.

Con gracia y destreza, extendió sus manos hacia el suelo, invocando el poder de la naturaleza a su alrededor. Inmediatamente, las raíces surgieron del suelo, convirtiéndose en armas afiladas y flexibles que se enroscaban con gracia alrededor de sus enemigos. Con movimientos ágiles y precisos, Beatriz se abrió paso entre los combatientes, atacando con rapidez y letalidad a cada soldado enemigo que se cruzaba en su camino.

Los enemigos, impactados por la ferocidad de la joven asesina y su peculiar estilo de combate, retrocedieron momentáneamente, permitiendo a los elfos recuperar fuerzas y reagruparse. Beatriz no daba tregua, su rostro decidido y sus ojos brillando con intensidad mientras luchaba con una destreza casi sobrenatural.

Cada golpe de sus raíces resultaba letal, cada movimiento calculado para desequilibrar a sus adversarios. Su valentía y habilidad excepcional inspiraban a los elfos que luchaban a su lado, renovando su esperanza y su determinación de lograr la victoria.

La batalla rugía a su alrededor, pero Beatriz no mostraba señales de flaqueza. Continuaba luchando con ferocidad, protegiendo a sus compañeros y sembrando el caos entre las filas enemigas. Finalmente, con un último esfuerzo, logró despejar una parte del campo de batalla, obligando a los soldados de Trini a retirarse.

Con la respiración entrecortada y el corazón latiendo con fuerza, Beatriz se mantuvo firme, observando con determinación el campo de batalla que había transformado con su intervención. Consciente de que la batalla aún no había concluido, pero había demostrado una vez más su valentía y coraje en defensa de su reino y seres queridos. Lista para seguir combatir, se preparó para afrontar cualquier desafío que se cruzara en su camino, dispuesta a proteger a su pueblo con toda su fuerza y su extraordinario don de manipular raíces.

Fin del capítulo

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Liz Alonso
está increíble la lectura
Liz Alonso
Me intriga la lectura súper buena
Dixon Hernandez: Me motivas a seguir hacia adelante🥺
total 1 replies
Liz Alonso
Me tiene atrapada la lectura es bellísima
Theros
Me mantuvo atrapada hasta el final del capítulo📚😏
Ming❤️
Me encanta tu forma de escribir
Dixon Hernandez: Mucha gracias, aunque me falta aprende un poco más ❤️
total 1 replies
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