Mariana Fernández, una mujer de 40 años, siempre creyó en el amor eterno junto a su esposo Julián Navarro, con quién compartió su vida por 20 años. Sin embargo su mundo se desmorona cuando descubre a Julián siendo le infiel con su secretaria. Tras descubrir que ha estado viviendo en una mentira, decide tomar las riendas de su vida y se divorcia, ahora se enfocará en sacar adelante su empresa de lencería, una pasión que ha cultivado desde hace años.
Mientras Lucha por reconstruirse emocionalmente, conoce a Camilo Santa Cruz, un joven empresario de 27 años que está emergiendo en el mundo de los negocios.
A pesar de la marcada diferencia de edad, en el transcurso de consolidar el proyectó de colaboración de ambas empresas, Camilo va quedando cautivado por la fuerza y determinación de Mariana, se enamora profundamente de ella, y ella, a su vez encuentra en él un renacer de sentimientos.
Sin embargo, el camino hacia la felicidad está plagado de desafíos.
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Capitulo 9 Siempre tendremos el mar.
Mariana se encontraba sentada en su escritorio, las lágrimas todavía resbalaban por sus mejillas mientras intentaba procesar todo lo ocurrido con Julián y sus flores y Marlén con sus insultos.
Justo cuando más mal se sentia, entro Camilo, como un rayo de luz en medio de la tormenta.
- Sra. Mariana, disculpe que entre sin tocar, pero la puerta estaba entreabierta. - dijo Camilo disculpándose.
Cuando Mariana levantó la cabeza, tratando de limpiar sus lágrimas, Camilo se dio cuenta enseguida del estado en el que se encontraba Mariana, y sin dudar camino hasta ella, la levantó suavemente de su silla y la rodeo con sus brazos ofreciéndole su apoyo incondicional.
- ¿Qué pasó Sra. Mariana? - pregunto con voz suave, mientras secaba las lágrimas de su rostro.
- Es que tuve una discusión con Julián por unas estúpidas flores que me envió y luego se presentó aquí su amante a insultarme porque según Julián la termino por mí.
Cuando Camilo escucho todo esto, sintió en su interior un torbellino de emociones, celos, rabia, dolor. Sin decir nada más, Camilo la tomo de la mano y la llevo hasta el estacionamiento, le abrió la puerta de su auto para que subiera. Él dio la vuelta, subió a su auto y salieron del corporativo.
- Camilo, sé que querías que almorzaremos juntos, como bienvenida, Pero la verdad, en estos momentos no soy buena compañía, y ni siquiera tengo apetito. - dijo Mariana con la cabeza abajo llena de vergüenza.
- No la llevaré a un restaurante, la llevaré a un lugar donde sé que sé sentirá mejor. - le dijo Camino.
Mariana se sentía tan avergonzada, tan triste, tan perdida. Y a la vez intrigada de la actitud de Camilo. ¿Por qué ese joven se estaría tomando tantas molestias, si apenas nos conocemos? Pensaba Mariana.
Camilo condujo en silencio, mientras que Mariana miraba por la ventana, también en completo silencio. Luego de un par horas aproximadamente llegaron a una playa remota, Mariana se dio cuenta de que era la playa donde se habían conocido.
Camilo se estacionó, bajo del auto, dio la vuelta para abrirle la puerta a Mariana, le ofreció la mano, para que ella bajara del auto, caminaron sin decir palabras y se sentaron en la arena, con el sonido de las olas como única música de fondo, Mariana finalmente encontró el espacio para dejar salir todo el dolor y la angustia que había estado guardando dentro de ella.
Camilo la escucho llorar en silencio, solo ofreciéndole su hombro y su comprensión. Cuando finalmente las lágrimas se agotaron y Mariana pareció encontrar un poco de cala, comenzó a hablar y a contarle con detalle lo que había ocurrido.
- ¿No es gracioso? Ese gesto de enviarme flores, en otro momento me habría parecido dulce y romántico, pero ahora solo me recuerdan su traición.
- Lo lamento mucho, no sabía que el gerente de logística era su esposo infiel, creo que será difícil para usted trabajar en el mismo edificio que él. - le dijo Camilo - tal vez debería aceptar que usted trabaje desde su oficina en su taller.
Camila levantó su cabeza y lo miro a los ojos y con una voz llena de vergüenza le dijo
- No, Camilo, no tiene de que preocuparse. Yo soy una profesional y no mezclo las cosas. Discúlpeme por involucrar lo en todo esto.
- No tiene de que preocuparse, me hace sentir bien, poder darle mi apoyo en momentos como este.
Ambos sonrieron y en silencio observaban como se ponía el sol en el horizonte y las olas besaban la orilla. Mariana sintió que, aunque su corazón estuviera roto, siempre podía regresar allí y sentir esa paz que disfrutaba en ese momento.
Luego de un tiempo, cuando Camilo vio que Mariana ya estaba calmada le dijo.
- ¿Tiene hambre? Quisiera llevarla a un restaurante que le aseguró le va a encantar.
- La verdad, es que si tengo mucha hambre - dijo con una sonrisa.
- Bueno, vámonos - se levantó Camilo y le entendió su mano para que ella se levantará.
Ambos caminaron riendo hasta el auto, y subieron, mientras iban en el auto, tenían una conversación animada, llena de risas.
Llegaron al restaurante y mientras esperaban la comida, Mariana y Camilo estaban sumergidos en una conversación reconfortante, tratando de encontrar momentos de ligereza en medio la de la tormenta emocional que habia sido el dia.
Cuando la tranquila atmósfera fue interrumpida por la llegada de Estefania.
La mirada furiosa de Estefania corto el aire como un cuchillo mientras se acercaba a la mesa.
- ¡Camilo! - exclamó con voz estridente, atrayendo las miradas curiosas de los otros comensales - ¿Qué estás haciendo aquí con esta... está... Mujer? A mí no me llamas, no me respondes los mensajes. Y te consigo con esta mujer cenando.
Las palabras de Estefanía resonaron en el aire, cargadas de desprecio. Mariana sintió el rubor en sus mejillas, Pero se obligó a mantener la compostura. Camilo, por su parte, la miro con calma, sin dejarse intimidad por la ira de Estefanía.
- Estefanía, por favor baja la voz. - respondió él, intentando mantener la situación bajo control - Estoy teniendo una conversación con mi nueva socia. Te pido por favor que te retires, tú y yo hablaremos luego.
Pero Estefanía no estaba dispuesta a retroceder. Con un gesto de desdén, se dirigió directamente a Mariana, ignorando por completo la petición de Camilo.
- Tú eres la razón por la que mi relación con Camilo está en peligro - acuso, clavando sus ojos llenos de furia en los de Mariana - Creo que usted está demasiado vieja para estar robando novios, se lo advierto, no lo voy a permitir.
Mariana se sintió herida por las palabras de Estefanía, y también sintió una oleada de indignación. El día había Sido un asco total, a excepción del tiempo en la playa, y esto era el colmo. No había hecho nada para merecer semejante trato. Y antes de que Mariana pudiera responder, Camilo, intervino.
- Estefanía, esto no tiene nada que ver con Mariana, discúlpate por semejante ofensa.
- ¿Disculparme yo? Jamás!!! Y menos con esta vieja roba novios.
Esto fue suficiente para que la paciencia de Mariana se agotará. Ya no podía soportar más la situación. Sin decir una palabra, se levantó de la mesa y, con la cabeza en alto, se dirigió hacia la salida del restaurante. Podía sentir las miradas curiosas de los demás comensales sobre ella, pero en ese momento solo quería alejarse y de la situación.
Camilo la observo con preocupación, pero no hizo ningún intento por detenerla. Sabía que Mariana necesitaba espacio para procesar lo que acababa de suceder. Sin embargo, en lo más profundo de su corazón, deseaba que ella se quedara, que la que se retirará fuera Estefanía.
Mariana salió del restaurante y se encontró caminando por las concurridas calles de la ciudad. Mientras caminaba, el recuerdo de la traición de Julián y el enfrentamiento con Marlén y ahora con Estefanía se mezclaban en su mente., creando un torbellino de emociones. Se detuvo en un banco en un parque cercano y se dejó caer en él, sintiendo como la tensión abandonaba lentamente su cuerpo.
En ese momento llegaron 2 mensajes. El primero era de Julián.
📱" Mariana, si pudiera regresar el tiempo, jamás hubiese cometido tan grave error, el silencio que invade mi vida desde que te fuiste es cada vez más violento, maldigo todo esto que nos está pasando, y lo peor es que yo lo cree todo. Por favor perdóname"
Mariana, termino de leerlo y lo borro, sentía tanta rabia, tanta amargura cada vez que Julián le pedía perdón. La hacían recordar toda esa terrible escena del día de su aniversario.
Luego abrió el otro mensaje, era Camilo.
📱"Mariana, lo lamento tanto, siento mucho lo que ocurrió. Si necesitas hablar o simplemente que me siente en silencio a tu lado, solo avísame."
Las palabras de Camilo la reconfortaron. No sabía por qué, Pero se sentía bien y tranquila cuando estaba a su lado. No respondió el mensaje, ya que había decidido poner distancia con Julián y Camilo. Con un suspiro, se puso de pie. Aunque todavía dolía, estaba decidida a no dejar que la situación la derrotará.
Camilo se encontraba ya en su casa, después de haber dejado a Estefanía en la suya con la advertencia de que tendrían una conversación sería cuando él se calmara.
Sentado en el sofá de su sala, con la mirada fija en su teléfono. Esperando una respuesta de Mariana que no llegaba. Cada vez que veía que había leído su mensaje Pero no le respondía, un nudo se le firmaba en el estómago.
El día había Sido difícil para Mariana, eso lo sabía. La confrontación con Estefanía y todo lo sucedido con Julián seguramente la había dejado agotada emocionalmente. Pero había algo más que lo inquietaba, algo que lo inquietaba, algo que no podía sacarse de la cabeza.
No entendía por qué se sentía tan angustiado y preocupado por Mariana. Había algo en ella que lo atraía de una manera que no podía explicar.
Mientras seguía esperando una respuesta de Mariana, su mente divagaba en el recuerdo de cuando la conoció. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, su teléfono vibró con una notificación. Era un mensaje de Mariana.
📱" Gracias por tu mensaje Señor Santa Cruz, Pero creo que lo mejor para ambos es mantener la distancia, y hablar solo cuando sea algo del proyecto de colaboración. Ya no quiero tragos amargos, buenas noches. Y discúlpeme por ocasionarle problemas con su novia".
Camilo leyó el mensaje de Mariana con una mezcla de sorpresa y confusión. No podía evitar sentirse herido por sus palabras, aunque tenía razón en querer evitar malos entendidos. Sin embargo, eso no evitaba que sintiera una punzada de tristeza al darse cuenta de que Mariana quería mantener distancia entre ellos.
Con un suspiro, puso su teléfono en la mesita del café, y se levantó del sofá. Sabía que no podía forzar las cosas con Mariana, que tenía que respetar su decisión de mantener distancia. Pero eso no significaba que no le doliera, aunque no entendía por qué.