LA VENGANZA DE LAS GEMELAS

Regresamos a la oficina, nos topamos con Danilo y su novia.

— ¿De dónde vienen ustedes dos?. — Preguntó Danilo.

— Fuimos a... — Sebas iba responder pero lo interrumpí.

— ¿Desde cuándo tenemos que darte cuentas de lo que hacemos o dejamos de hacer.? — Dije con desinterés. Ese imbécil sobre mi hermana no tiene ningún derecho y sobre mi menos.

Danilo se veía sorprendido.

— Soy tu jefe.

— ¿Jefe dices.? — Me reí. — ¿Sabes cuantas casas de moda me quieren cómo diseñadora.? — Lo miré con desdén. — Si no quieres que renuncie deja de creer que tienes derechos sobre mi.

Minutos después.

...Danilo....

Primero me da una bofetada, luego sale con mi mejor amigo y ahora me trata como si yo fuera un cero a la izquierda. ¿De verdad Irma cambio tanto en sólo unos días?

— ¿En qué piensas amor?. — Sam me sacó de mis pensamientos.

— Tengo unas ganas infinitas de follarte. — Ella sonrió y se quitó las bragas, bajé mi pantalón y ella se sentó sobre mi.

— Aaaa. Aaaa. — Empezó a gemir cómo me gusta. Poco a poco se empezó a mover más y más rápido. La tomé de las caderas y la en**sti más y más duró.

— Me encantas. — Le quité el vestido mordí sus senos.

— También me encantas. — Dijo ella y sonreí. Está mujer me vuelve loco.

— Danilo. — Irma entró y se quedó perpleja al vernos. — Parece que no es un buen momento. — Cerró la puerta. Luego la volvió a abrir y se acercó al escritorio. — Necesitó éstos documentos. Ustedes sigan con lo suyo. — Le restó importancia, algo que me sorprendió y a la vez me molestó. Ella salió y unos minutos después Samantha y yo nos dejamos ir entre el otro. Pero Irma me había amargado ese rico orgasmo.

...Minutos antes....

...Maribel....

¿Qué tendrá Danilo en el cerebro?, lo mismo que mi hermana supongo.

— No puedo creer que le hayas hablado así. — Sebastián tenía una mirada de incredulidad.

— ¿Porqué no?

— Es que con el siempre te portas...

— Ése tiempo ya pasó. Ahora soy otra.

— Me gusta la nueva tu. — Agachó la cabeza avergonzado. A mí me pareció algo tierno.

— No agaches la cabeza. — Tomé su barbilla y la eleve. — Tienes unos ojos bonitos, si tienes la cabeza agachada no podré verlos. — Le dediqué una sonrisa sincera y luego me fui a la oficina.

Dejé unos papeles importantes en la oficina del hombre que se lleva el premio a idiota del año.

Le pedí a mi secretaria que fuera. Ella fue pero regresó con las manos vacías, tuve que ir yo misma por los documentos, la escena que ví al entrar me recordó a mi padre. La diferencia es que a mí padre lo adoraba y me dolió verlo con otra mujer. En cambio por Danilo no siento nada, me da igual con quién se acuesta y con quién no.

...Sebastián....

¿Tengo ojos qué?. Esa chica no puede ser Irma. Definitivamente no es ella. Pero si no es Irma, ¿quien es?, ¿un clon?, Sebas creo que debes dejar de ver tantas películas de ciencia ficción, te están afectando el cerebro.

Me fuí a mi oficina para seguir trabajando. Salí un poco tardé, pasé a ver a Irma y para mí sorpresa ella seguía trabajando.

— ¿Porqué no te has ido a descansar?

— Todavía no termino. Pero me falta poco.

— Si quieres puedo llevarte.

— Gracias pero no es necesario.

Me quedé parado observandola. Ella apartó sus ojos de la computadora y me observó.

— ¿Porqué sigues aquí?

— No quiero dejarte sóla. Te esperó.

— No es necesario.

— Sólo déjame hacerlo.

— Bueno. — Sus ojos volvieron a la computadora. — Si vas a esperarme siéntate. — Me miró de reojo.

— Claro. — Me senté. Ella no dejaba de escribir en su computadora.

— Listo. Terminé. — Cerró la computadora y estiró los brazos. — ¿Qué tanto me ves?

— ¿Desde cuándo las diseñadoras escriben tanto en la computadora?

Noté que se puso un poco nerviosa.

— El trabajo de diseño es más complejo de lo que tú crees.

— Mmmm.

Irma se puso de pie.

— Vámonos.

— Okey.

Salimos de la oficina.

— Nos vemos mañana. — Entró a su auto.

— Claro, hasta mañana.

...Maribel....

Tengo que preguntarle a Irma quién es ése chico. ¿Porqué es tan amable?

Después de darme un relajante baño me cambié y la llamé.

— ¿Cómo te fue?

— Del asco, tu estúpido ex me robó un beso.

— ¿QUÉ?

— Lo que escuchaste.

— No permitas que eso vuelva a pasar.

— No tienes que decírmelo.

— ¿Nadie notó algo extraño en tí?

— Parece que no. Pero quiero preguntarte sobre ese chico Sebastián.

— ¿Que quieres saber?

— ¿Hace cuánto tiempo son amigos?

...Irma....

¿Yo amiga de Sebastián?, ¿Porqué Maribel piensa que el es mi amigo?

— Responde Irma, ¿desde cuándo son amigos?

— Desde hace varios años. Por favor no lo juzgues por su apariencia, el es un muy buen tipo. — Jajajaj, ya me imaginé a mi hermana y a Sebastián siendo los grandes amigos. Será una forma de desquitarme con ella.

— No te preocupes. Lo trataré bien.

— Okey. Adiós.