VUELVE A MI

( Narra Daniela ).

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Miro por la ventana al jefe mientras su mirada se fija en mi casa temporal, imagino todo lo que debe estar pensando.

(｡ŏ﹏ŏ) * ¿esta pobretona es mi empleada?, mugrosa sin dignidad no pudo ni siquiera mantener a su prometido, debería irse lo más pronto posible, le da mala imagen a mi empresa* , si supiera que no soy pobre, tengo una tarjeta bancaria sin límite con la que podría comprarme lo que desee, todo según la nota, pero en el momento en el que ocupe esta tarjeta, será el momento en el que acepte que vendí mi cuerpo a un sexy hombre con un tatuaje de corona en su espalda, y unas manos que por alguna razón me recuerdan a mi jefe ( ꈍᴗꈍ) .

¿¡Cómo puedo pensar en eso en este momento!?, justo cuando toda mi vida se destruyó y aún no encuentro al culpable de todo esto, pero cuando lo haga voy a hacer que lo pague caro … muy caro.

Cuando llego a la empresa después de otra mala noche mis cosas ya no están y todos me miran extraño, solo Raúl es quien se acerca a mí y me pone al tanto de la situación con una voz baja.

(Raúl, para las curiosas que deseaban conocerlo)

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— El presidente vino en persona y pidió que se llevaran tus cosas a tu nueva oficina, ¿qué está pasando? —.

— Sabes qué, tu vendrás conmigo — Y me lo llevo, el será a quien le dejaré mi puesto, es la única persona que realmente me ha apoyado, ya no hay lealtad entre compañeros y es una lástima.

Cuando llegamos veo la oficina que es increíble y de tonos blancos, cuando me siento en el escritorio miro al frente y veo el rostro de mi jefe sonriendo del otro lado, da un poco de miedo debo decirlo.

— ¿Las oficinas no tienen cortinas o algo así? — Pregunto buscando en los cajones y veo un pequeño control, presiono los botones sin saber para qué son. Vaya aire acondicionado, ¡es genial! Y el cristal se oscurece con un botón, mucha tecnología en una sola oficina.

— Podría vivir aquí, es… perfecto — En comparación a mi pequeño cuarto, este lugar es la gloria y mi compañero solo me mira sonriendo.

— Raúl ve con los demás y dales indicaciones sobre lo que deben hacer hoy, yo debo reunirme con el presidente, me pidió que le ayude con unos trabajos — Aún no entiendo porque a veces me explico, soy la jefa y mis palabras son ordenes siempre.

— Si jefa, pero a Rosa no le gustará recibir órdenes de mi — Aunque lo dice tiene una sonrisa de burla, lo está disfrutando lo sé.

— Solo debes ignorarla, además no tiene opción — Ambos salimos y yo entro con el presidente a su oficina, en una mesa pequeña hay comida servida. Sin duda los ricos comen muy bien.

— Creo que llegue en mal momento, regreso después con permiso — Estoy por salir pero me detiene y me invita a almorzar con él.

— Que dices Daniela, ¿me harías compañía en el almuerzo? — La verdad si tengo hambre así que acepto sin hacerme del rogar. Así pasamos una agradable mañana.

— Gracias estuvo muy rico todo — Me pregunta si quiero algo más, pero con todo lo que trajeron estoy más que satisfecha, además no puedo ponerme glotona, va a pensar que soy una cerda andante, osea si lo soy pero no es para que él se entere, así que respondo que no.

— Tengo estos proyectos en mente, sobre la publicidad del próximo mes, podríamos checar y ver si le agradan — Increíble pero cierto, el tipo engreído y sangrón que pensaba que era mi jefe, en realidad no existe, el hombre frente a mí hasta este día ha sido amable y comprensible en todo momento, así que no me atrevo a reclamarle todo aquello que deseaba. Cuando llega la hora de comer, me hace una invitación para acompañarlo pero me niego y regreso a mi nueva oficina, Raúl me trae un sándwich y con eso es suficiente.

— Vamos Jefa, coma algo más, yo le invitaré un jugo no se preocupe — Raúl me anima para que coma más pero no tengo deseos, realmente comí bien en la mañana. — Ya basta de eso, sigamos trabajando, no olvides que una de las cosas que más le gusta a los compradores es la publicidad honesta, pero sobre todo …. Que pongas cosas ridículas en las envolturas y los comerciales — Nos reímos un poco y continuamos con el trabajo mientras él entra y sale de mi oficina por el resto del día.

— Hasta mañana jefa — Lo escucho decir desde la puerta.

— Descansa Raúl, no olvides llegar temprano — Víctor se acerca al final del día, yo estoy acomodando mis cosas para partir, pero él ha venido con una extraña oferta.

Dice que tiene un amigo que necesita de alguien que cuide su casa por unos días y pensó que yo podría ser la indicada, me dio la dirección y las llaves, dice que lo piense, que me pagarían por ello y como necesito dinero extra, pues acepto sin pensarlo tanto.

— Jefa — Entra Raúl de nuevo interrumpiendo nuestra charla.

— Pase con los demás y me entregaron esto, así que lo traje de una vez — Víctor sale de la oficina, pero me habla antes de cerrar la puerta.

— Piénsalo Dani, te conviene — Me guiña un ojo y lo veo marcharse.

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Ya es un poco tarde y mientras termino de revisar los papeles, la noche cae y la mayoría de los compañeros habían salido, excepto Raúl que me acompaña a la salida.

— Puedes creerlo, ella me llamó loco y me dejó ahí, pero pidió todo para llevar y se llevó incluso mi comida — Las historias que me cuenta sobre sus citas en busca del amor siempre me hacen reír muchísimo y esta no fue la excepción.

— ¿Cómo fue que conociste a una mujer así?, es increíble — Le digo sorprendida por lo desvergonzada de la chica.

— Mala suerte supongo, o las malas elecciones de mi madre ella insiste en buscar a la mejor y me reunió con ella — Rio a carcajadas, hasta que miro al presidente recargado en su auto azul con los brazos cruzados, esta literalmente tragándose a Raúl con la mirada por alguna razón.

— Bueno … te veré mañana jefa, descansa — Asiento con la cabeza y se aleja mientras el presidente se acerca a mí.

— Creí que te quedarías en la oficina — Se me escapa una risita un poco ya que si lo había pensado, pero con la nueva oferta de trabajo, no podría hacerlo.

— No como cree presidente, ya me voy buenas noches — Él me toma del brazo impidiendo que me fuese, me sorprende mucho su actitud.

— Te llevaré a casa, ya es muy tarde y es peligroso, además si no te diera tanto trabajo no saldrías tarde — Me niego de inmediato pero insiste, así que acepto y subo a su lujoso auto, le doy la dirección y llegamos hasta la casa que se supone cuidaré, es enorme y parece muy lujosa, este día sin duda está lleno de sorpresas.

— ¿Esta es tu casa, no parece la misma de ayer? — Me pregunta sin dejar de mirarla, tiene mucha curiosidad y yo estoy igual.

— Es un empleo temporal, la cuidaré mientras el dueño regresa, Víctor me lo ha pedido como un favor — Bajo del auto y él también lo hace.

— Entraré contigo para asegurarme de que todo esté bien — Tiene sentido para mí, así que entramos juntos. Es más amplia por dentro y muy bella.

— Es hermosa — Digo mirando los detalles de la pared.

— ¿Te gusta? — ¿Gustarme?, esta casa me fascina lo que daría por tener una casa así, quizá algún día lo consiga, no respondo pero el brillo en mi mirada debe ser suficiente para que no pregunte de nuevo.

— Daniela, quizá… ¿quieras cenar? si es que aún no lo haces, ¡como amigos claro! Si es que quieres — Sus mejillas están sonrojadas, se ve tierno así que acepto y salimos a cenar, abre la puerta y subo poniéndome el cinturón. Llegamos pronto a un restaurante con grandes ventanales y nos reciben en la entrada dos hombre de traje, el más joven nos lleva hasta la mesa, dice muy poco pero parece conocer al presidente, nos entrega la carta y espera en silencio.

— Vamos Dani, pide todo lo que quieras, no sientas pena — No estoy segura de que clase de hombre está frente a mí, pero pido solo un platillo; No quiero que piense que me aprovecho del rico para obtener lo que deseo. Platicamos un poco sobre nosotros y nuestros gustos, no tenemos mucho en común, pero cada cosa que descubro de él me parece muy interesante y me llama mucho la atención su forma de ser y pensar. Tenemos una charla profunda y entretenida hasta que mi teléfono suena, es Carlos mi prometido, quien siempre me vigila, pero no me había llamado en meses.

— Hola hermosa, te veré en unas semanas ya tengo tu vestido, solo rectifica tus tallas de acuerdo, espero que los días pasen pronto para tenerte al fin, por cierto … ¿qué pasa con tu jefe que ha estado muy atento contigo?, solo espero que estés respetando nuestro contrato, no quisiera tener que destruir a tu familia, bueno creo que estás ocupada, te veré pronto — No puedo decir nada, solo me siento de nuevo en silencio, hasta que se vuelve incómodo estar uno frente al otro sin decir nada.

— Te llevaré a casa ¿estás de acuerdo Daniela? — Dice el presidente, supongo que ha notado la situación, asiento y salimos del lugar.

— Sabes puedes llamarme Nando, es extraño que me digas presidente todo el tiempo, ¿ahora somos amigos no? — Por alguna razón me siento en confianza a su lado, es una persona que te hace sentir bien, realmente no es como lo imaginaba, es mejor.

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