Mejor sola que mal acompañada

(Narra Daniela).

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Actualidad .

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La oficina esta vacía, siempre llego muy temprano a la empresa, trato de no estar en casa, paso el menor tiempo posible ahí para no escuchar a mi madre y su discurso de no fallar o nuestra familia podría salir herida, ser destruida, separada, eso de no ser egoísta por pensar solo en mi felicidad, todo por el bien de la familia.

Sind duda tengo una madre excepcional, que me lo recuerda cada vez que puede.

Mis zapatillas negras resuenan en el lugar mientras mis pasos son cortos por la falda negra pegada al cuerpo que traigo, dejo a un lado del escritorio la gorra azul con las iniciales de Nueva York (NY) que me cubre del sol cuando camino, y el pequeño suéter blanco con encaje que apenas me cubre del frio de la mañana.

Tenemos una mesa con café y postres que conseguí para mis compañeros en una reunión que tuve con el antiguo gerente, somos personas que necesitan estar siempre alertas para poder crear y sacar adelante a esta empresa.

Y como cada mañana, tomo un vaso con agua, a mí no me gusta el café, su sabor amargo se plasma en la garganta dejándome la sensación de tener sed, además mi cerebro ya tiene demasiadas ideas locas como para acelerarlo más, pero los postres son completamente mi objetivo, sobre todo ese pan con queso que me llama, doradito por encima y cremoso por dentro.

— Perfecto — Expreso con una gran sonrisa al tomarlo de la mesa y regresando a tomar asiento al escritorio, mientras la computadora suena al ser encendida, llenando el eco del lugar.

Mi escritorio es el más grande, soy la gerente del área de diseño en la compañía LB, conseguí este puesto con solo dos meses de prueba, con mi esfuerzo y calidad de trabajo, además de un poco de suerte ya que el anterior gerente iba a jubilarse y yo fui su recomendación para ocupar el puesto, lo que provoco mucha envidia al principio por parte de algunos compañeros, pero al conocerme nos volvimos amigos, además los trato súper bien, ellos ya no me odian.

O eso es lo que creí.

Mientras el día avanza, trabajamos en un diseño especial para adelantar en trabajo. Al levantar la mirada busco en quien siempre me apoyo, con su cara llena de pecar y su piel súper blanca…

— Raúl, imprime estos archivos y trae la carpeta que deje en el escritorio de Rosa, creo que ya termino — Dar órdenes es entretenido.

— Si jefa — Se acerca de prisa, y es que… ser el jefe es divertido, sobre todo cuando los demás son mayores que tú, ese es mi caso, empleados con más tiempo bajo el mando de una chica joven.

— Señorita Daniela le traigo esto, es de la oficina de presidencia — Esa voz traviesa hoy no suena muy divertida, no como siempre; Frente a mi están unos papeles, son tres de los cinco sobres que había enviado ayer, pero ni siquiera habían sido abiertos.

— Disculpe, pero… ¿Por qué los regresaron? — El hombre frente a mi es el secretario general, es muy amable y sus ojos verdes enamoran a cualquiera, no siempre usa corbata, pero su linda mirada y ese cabello con un toque juvenil vuelve loca a cualquier chica, mide como un metro ochenta, es bastante alto y siempre está de risueño.

El presidente no los aprobó — Me dice; Pero esas palabras jamás las había escuchado antes.

— ¿¡Cómo que los rechazó!?, pero, ni siquiera están abiertos, dígame la verdad ¿el presidente los revisó? — Niega con un movimiento lento de cabeza y cerrando los ojos.

— ¿¡Y cuál es el motivo para rechazar entonces mi trabajo!?, podría enviarle exactamente lo mismo y no se daría cuenta — Comienzo a expresar mi molestia llamando la atención de todos que se detienen para saber que está sucediendo.

— Por favor realiza uno nuevo, envíalo lo más rápido posible — Y se ha marchado dejándome sola con mi ira. Esto es increíble, jamás habían rechazado un diseño mío y esta no será la primera vez, soy excelente en mi trabajo, nadie va a decirme que no; Mis compañeros ven lo molesta que estoy, mordiendo la lengua para no decir algo de lo que pueda arrepentirme y algunas de las chicas se acercan a mi de prisa.

— Oiga jefa, ¿Qué dice si salimos esta noche?, podríamos ir por unos tragos para olvidar el mal rato de hoy — La sonrisa de Rosa siempre me deja una extraña sensación de desagrado.

— Está bien — Digo sin pensar y me hundo en mi creativo cerebro, dejando caer en la silla mi cuerpo de golpe…

ಡ ͜ ʖ ಡ *Quizá si me acerco a ese tonto del presidente y lo enamoro no rechazaría nada de lo que le doy, siempre ha sido muy creído, ninguna mujer está a su altura, presumiendo que nadie puede robarle el corazón (es lo que he escuchado claro), si me conociera caería a mis pies rendido, debería mostrarle de lo que soy capaz, y luego, cuando me ame tan locamente romperle el corazón, así aprenderá a tener empatía y respetar el trabajo de los demás, podría acercarme a él con el trabajo y endulzarle el oído, ¿endulzar el oído? Esa es una buena campaña de publicidad debería guardar este pensamiento, ¿de que hablaba?, ¡ah si! Enamorar al tonto del jefe, ese que ni que conozco por cierto * ┗(•ˇ_ˇ•)―→ .

— Jefa ya es la hora de salir, ¿vendrá con nosotros? Iremos a un bar cerca de aquí — Pregunta una de las chicas trayendo mi mente de vuelta a la realidad.

— Claro — El resto del día me perdí en mi escenario imaginario de cómo podría enamorarlo, y sólo camino tras los chicos que tienen una charla animada mientras nos acercamos al punto de reunión.

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En el baño medio limpio del bar, que tiene un horrible color crema y una peste que es simplemente intolerable.

— ¡Dios que asco! — Me pongo un lindo vestido negro de noche, una tela tipo seda barata y un abrigo ligero de peluche algo aplastado que siempre tengo guardado en la oficina por si las dudas, lo hago desde que una vez el antiguo gerente me pidió ir a un evento, además no iría de fiesta con mi ropa de oficina, mi ropa no usa mucho espacio y bien doblada cabe a la perfección en mi bolso que, no es tan grande pero, tiene un bello color café oscuro con algunos detalles de piedra al frente.

— El presidente es un tonto, mire que rechazar un diseño de nuestra jefa — Escucho a Raúl hablar mientras tomo asiento.

— Usted es la diosa de los diseños, nadie jamás había rechazado su trabajo, creo que el presidente es un completo tonto — Raúl es uno de mis compañeros, siempre es muy amable y atento conmigo, lo considero mi mano derecha y amigo en la empresa, al menos un amigo real.

— Si jefa, beba un trago para olvidar el mal día que le ha hecho pasar el presidente, siempre es arrogante y presumido así que solo ignóralo jefa, usted es la mejor — Rosa alardea muy bien y las chicas llenan mi copa a un paso rápido, no estoy acostumbrada a beber mucho y debo detenerme pronto.

— ¿Y ya tiene fecha para su boda? — Pregunta una de ellas de pronto; Amelia, chica linda, muy responsable y de ojos negro brillante; Siempre llega con algo de fruta, que para tener algo sano en la oficina. Pero… con nariz respingada y bien maquillada, Rosa siempre hace sus comentarios venenosos acertados, que hasta ahora he podido esquivar.

— Si, díganos si ya tiene la fecha para su boda — Odio el tono de sarcasmo que usa. — Si, es en un mes — ¿Tenían que recordarlo? Recuerdo cuando lo supieron; Fue gracias a una llamada de mi madre, estaba tan ocupada que puse el altavoz solo por inercia y ella comenzó a gritarme diciendo que no me atreviera a llegar tarde a la prueba del vestido, todos supieron ahí que me casaría y preguntaron hasta más no poder.

— Es increíble como sigue siendo señorita solo para esa noche, ¿se imagina estar con otro hombre? — Si supieran que esa no es una opción y que será un matrimonio arreglado solo para salvar la estabilidad de mi familia.

— No lo imagino Rosa, ya es un poco tarde voy al baño, por favor pidan la cuenta yo invito hoy — Me siento muy alegre después de algunas copas pero debo irme, me gustaría pasar más tiempo celebrando pero no quiero morir en manos de mi madre.

— ¡Gracias jefa es usted muy generosa! — Dicen las chicas, Raúl va al baño conmigo y regresamos con una charla de trabajo, es que no tengo otra cosa de que hablar; Y al regresar, las chicas me esperan con un último trago muy felices.

— ¡Por la mejor jefa del mundo! — Me he tomado ese último trago de golpe, me despido y salgo del lugar caminando tranquila… hasta que todo se vuelve extraño, ese último trago no me cayó para nada bien.

— ¡Ese estúpido! De verdad es un cretino, mira que rechazar mi trabajo ¿Qué le pasa? — Siento como mi corazón se acelera con cada paso que doy y camino hasta la casa del presidente de la compañía LB sin dudar un poco. Algunas veces iba a dejarle los trabajos hasta su elegante mini mansión aunque nunca lo había visto a él, porque los dejaba en el buzón; Llevaba varios años trabajando ahí y jamás nos habíamos visto, se dónde es su casa y estoy decidida a reclamar por tal insulto ya que no se molestó en ver mi trabajo antes de rechazarlo.

— Es increíble, ¿qué es lo que le pasa?, pero me va a escuchar, me esforcé tanto por esos trabajos, ¡dos meses me tomó terminarlos y simplemente los rechazó!, pudo al menos abrirlos, pero no — Probablemente es el alcohol el que habla llenando de valor mi mente. Toco fuerte ese portón negro y elegante con detalles a mano en la parte superior, me gusta mucho, pero nadie abre a mis escandalosos golpes que dejo caer, miro la cámara de seguridad de pronto y grito frente a ella, sin duda es un gran espectáculo el que doy esta noche.

— ¡Ábreme maldito idiota!, ¿¡como te atreves a faltarme el respeto de esa manera!?, ¡soy por mucho la mejor empleada que vas a tener en toda tu maldita vida!, ¡Ábreme! infeliz cobarde poco hombre, te escondes en tu casa lujosa, conozco a hombres más ricos que tú, vamos sal y enfrenta las consecuencias de tus actos, ¡que dijiste está no me va a decir nada por qué soy un gran idiota!, ¡pues aquí me tienes vamos dame la cara! —.

Aquí la protagonista: Daniela al inicio de la historia.

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