Karina es una chica como cualquier otra y Todos los días se repite a si misma:
todas las personas en el mundo tiene un sueño incluso si es muy difícil siempre tienen éxito.
Todos tenemos problemas pero tenemos que seguir adelante, y tener fe.
A quien quiero engañar el mundo es una porquería las historias de Cenicienta y el príncipe azul nunca son verdaderas.
Pero hay algo en lo que si creo y esto es el trabajo duro siempre tiene recompensas.
Edward James es un actor americano que apesar de tener mucho éxito nunca ha Sido feliz con su fama.
Toda la gente que se acerca a el lo hace solo por interés nadie está a porque de verdad lo quieran, eso es lo que el piensa.
Los caminos de ambos se cruzan cuando el la hace pasar por su prometida frente a su ex novia.
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Luna de miel.
...Karina....
Edward me acaba de preguntar qué país me gustaría conocer, cuando escuché la pregunta lo primero que pensé fue no quiero conocer ningún lugar solo quiero ver a mi hermano que vive en México a mi sobrina Verónica y a mi cuñada a la cual considero otra hermana mayor.
Desafortunadamente no fue lo primero que respondí, ya que me sentí ofendida cuando dijo ¡mujeres como tú! pensé que se refería a mujeres ignorantes que no saben ni cuántos países hay en el planeta.
Así que respondí como si supiera mucho sobre el mundo. No sé si hice lo correcto o si me ví inteligente frente a el, pero no me importa.
...Edward....
Me di cuenta de que Karina se sintió ofendida por mi comentario, no sé que pensó.
Me gustaría disculparme con ella por la forma en la que me exprese.
Pero prefiero que las cosas se queden como están, no quiero qué piense me importa. Es mi esposa pero no la amó, ni siquiera la quiero.
...Días después....
...Karina....
Hoy vamos a tomar un avión con destino a Francia. Edward compro boletos en primera clase. Le pedí que comprara boletos lejanos el uno del otro pero hizo todo lo contrario. Me voy a sentar a su lado. Siento ganas de llorar, voy a tener que irme con cubre bocas y lentes todo el viaje.
Unos minutos después de sentarme a su lado noté que las azafatas no le quitaba los ojos de encima.
— ¿Señor se le ofrece algo.? — Pregunto una.
— Por el momento no, gracias.
No pasaron ni 5 minutos y ya llegó otra. Yo estaba viendo una película de acción cuando sentí que unos brazos rodearon mi cintura..
— Mi amor necesitas un algo.
Voltee a verle la cara. Aquí no hay nadie que nos conozca. ¿Porqué tiene que actuar cómo si fuéramos esposos de verdad.?
— Nada. Gracias amor.
La azafata de retiro y el seguía con su brazo en mi cintura, pasaron 5 minutos y seguía igual.
— Ey, ya puedes quitarme tus brazos de encima.
— No quiero.
— ¿Porqué?
—¿No ves como me están comiendo con la mirada.?¿Porqué no haces nada.?
— ¿Y que se supone que debo hacer.?
— Bueno tal vez algo como esto. Me quitó el cubrebocas y me besó.
— ¿Porqué hiciste eso.? — Me molesté mucho.
— Para que todo el mundo vea que tengo una linda esposa.
¿Linda esposa? ¿ese fue un cumplido. Me pregunté a mi misma y solo lo observé con asombro.
— ¿Que pasa?¿no puedo hacerle un cumplido a la mujer que amo?
¿Mujer que amo?¿pero si?, aa ya entendí, seguramente hay alguien conocido detrás de nosotros.
— Mi amor, ahora tengo sueño será mejor que descanse.
Lo dije para que me soltará de una vez pero en lugar de eso, me jalo y acostó en su pecho.
— Así vas a descansar más cómoda. — Imbécil, si lo que quería era que me soltarás.
— Grácias amor. — Contuve mi rabia y me quedé cómo estaba. No supe cómo pero me dormí. Sólo desperté cuándo llegué a la capital de Francia.
Bajamos del avión y fuimos a un hotel que esta hermoso. Pero esa belleza se arruinó cuándo escuché que sólo pidió una habitación. Parece que tendré que dormir con el. Ojalá fuera cómo las recepcionistas. A ellas se les cae la baba por el.
— Ya tengo nuestra llave. Vamos a la habitación.— Vino hacía mí y tomó mi mano. Otro gesto amoroso de su parte.
— Claro. — No me quedó de otra y fuí con el. Al entrar en la habitación me tumbé en la cama. Estaba cansada por el viajé.
— ¿Dormirás conmigo.? — Preguntó con asombro.
— Tu duermes en el sillón. — Dije mientras me envolvía con una sábana.
— Sólo tienes dos opciones, o duermes conmigo o duermes tú en el sillón.— Eso sonaba como una amenaza. Y porsupuesto que no quería dormir en un sillón, está cama era demasiado cómoda.
— Pero tú eres el hombre, tú debes dormir en el sillón.
— Pero también soy el que pago la habitación, así que decide. ¿Cama o sillón.?
Agarre 3 almohadas y construí una barrera.
— Tú duermes de ese lado y yo de este lado.
— Bien.
— Bien. — Yo tenía que decir la última palabra. No estaría feliz si no era así.
A la mañana siguiente me desperté a las 7 como de costumbre. La barrera seguia ahí así que volví a dormir. Tengo que aprovechar ahora que puedo dormir bien.