Continuación de la historia "Una vida llena de misterios y fantasías".
Feng Bao-Liang una pequeña princesa fue bendecida por un misterioso ser sobrenatural que los hombres apodaron el "Gran Dios Fénix". Y así un pequeño pueblo se convirtió en un gran imperio, abasteciendo a los ciudadanos de toda la fertilidad de la tierra.
pero...¿Por qué? nadie lo sabía...
Cuando la princesa nació, el gran fénix se presentó y la nombró como tesoro imperial.
El tiempo pasó y la princesa creció junto a su hermano mayor.
Todo parecía ir de maravilla hasta que la guerra se desató; entonces las cosas cambiaron...la vida de la pequeña princesa cambió completamente.
Ahora ella debe proteger a su imperio, buscar el porqué ese fénix la cuida y le enseña a controlar su maná espiritual sin pedir nada a cambio...¿Logrará Bao-Liang encontrar respuestas antes de lo inevitable? Porque después de todo un destino cruel le espera..
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Capítulo 8:
— No, esto es malo. Debo salvarla. —
Expresa con preocupación el desconocido mientras observa la escena a unos metros de distancia, la mujer le agarra el brazo y lo detiene.
— Si ella es la verdadera dueña de la sagrada espada, entonces sabrá como salvarse. —
— No lo entiendes, el jefe nos encomendó protegerla. Ahora nos va a matar. —
— Cuando la situación se ponga realmente crítica, la salvaremos. —
— Es solo un ser humano. —
Recalca el desconocido intentando salir de su escondite.
— Espera, espera...mira. —
La mujer señala a la pequeña que miraba con molestia a la gigante criatura frente a ella.
— Bájame, bájame. Ya te he devuelto tu espada y he pedido disculpas. —
Exclama Bao-Liang mirándolo, mientras intenta deshacerse de aquello que la aprisionaba en el aire.
— ¡Menospreciaste la espada de mi señora! ¡eso es imperdonable! —
Reclama la anciana serpiente, ejerciendo fuerza alrededor de la pequeña.
— Tú lo buscaste. —
Bao-Liang aprieta los puños con fuerza mirando a su contrincante, ese anciano no tuvo piedad por lo que ella tampoco lo mostrará.
El aire vuelve a soplar pero esta vez, la luna también alumbra entre ese claro del bosque, iluminando el gran lago. Una luz rodea la espada en el fondo.
— Llevaré tu cabeza como mi primer trofeo. —
— Eso si es que lo logras humana. —
Dice la gran serpiente en un tono arrogante, menospreciando a la pequeña. Bao-Liang no piensa seguir escuchando esas palabras de desprecio, pues ella no es solo una humana también tiene una gran habilidad con el esgrima.
Los ojos de la niña se proyectan en un azul celeste brilloso mientras conjura pétalos de cerezos que aparecieron de la nada. Los pétalos rodean el agua que la apresaba y con un estruendo ella es liberada y el agua dispersada, sorprendiendo a la serpiente.
— Imposible, los humanos jamás podrían hacerme frente. —
Exclama con indignación. La espada sale del fondo al sentir el maná de la niña.
— Tu también odias a ese viejo, ¿cierto? —
Pregunta ella antes de empuñar la espada, esta al tocar la palma de la niña, todo el material oxidado desaparece y se transforma en una espada reluciente con un fuerte maná espiritual.
— ¿Así que te transformas al entrar en contacto con el maná? —
Bao-Liang sonríe y con las dos manos sujeta la espada y hace un corte perfecto en el aire, justo en la cabeza de la gran serpiente que queda impactada por el gran poder.
El cuerpo de la criatura vuelve al fondo del agua con un fuerte estruendo, haciendo que el agua salpique por todos lados.
— ¡Hmph! No debiste meterte conmigo. —
Bao-Liang vuelve a tierra firme con delicadeza todavía con esa extraña espada en manos.
La serpiente queda inmóvil bajo el lago por unos segundos antes de que una luz salga de su cuerpo reduciendo su tamaño.
Una forma humana empieza a formarse sobre el agua, frente a la pequeña princesa.
— A decir verdad, he sido un pésimo protector que ni siquiera me he dado cuenta de que estaba en presencia de la dueña de la sagrada espada. Mis disculpas. —
El anciano con túnica blanca hace una reverencia como disculpa, Bao-Liang lo observa dándose cuenta que debía tratarse de un demonio de verdad. Entonces mueve las manos como diciendo que no era necesario hacer aquello.
— No pasa nada, es solo...Espera, ¿Dijiste dueña de qué? —
Los ojos expresivos de ella se abren ligeramente de la confusión y un toque de curiosidad de lo dicho por la otra parte.
— Tu, pequeña humana, eres la elegida de la sagrada espada. —
— ¿ Y que significa? —
Pregunta Bao-Liang con curiosidad sin entender del todo lo que significaba eso, pues a su parecer esa espada solo era una ordinaria que se activaba con un poco de maná.
— Desde que la sagrada espada del Dios antiguo cayó en el mundo de los demonios, nadie ha podido tocarla siquiera sin convertirse en polvo. Es decir, es una espada indomable. —
— Eso suena a mentira y si es verdad, entonces prueba a tocarla. Si te conviertes en polvo te creeré. —
Ella le extiende la espada al anciano, este retrocede volviendo hacia el centro del lago sin atreverse siquiera a mirarla.
— Mi vida es preciada, no puedo hacer eso. Soy solo un pobre anciano. —
Expresa con pesar el mayor, ella chasquea la lengua con molestia.
— Pero hace unos momentos con esa gran forma estabas intentando asustarme, ¿Que sucede con esa imponencia ahora? —
— Tu...yo.—
El anciano baja la cabeza, comprendiendo que la pequeña solo quería darle una lección por haberla tratado así.
— Alteza, es mi culpa. Fui estúpido hace unos momentos. le pido que perdone la vida de este tonto y fiel servidor suyo. —
— No veo sinceridad en eso. —
Dice Bao-Liang cruzándose de brazos todavía con la espada en la mano.
— Puedo hacer lo que me pida, pero perdone mi vida. —
Suplica el hombre cayendo arrodillado con la cabeza abajo frente a la niña. Esta sonríe satisfecha y asiente.
— Voy camino a una guerra, si necesito tu ayuda, te llamaré. —
— Claro, no dude en llamarme. —
Aun arrodillado el mayor le extiende un pequeño colgante de jade, ella lo toma y lo inspecciona detenidamente.
— Cuando necesite ayuda, transfiera solo un poco de su maná en ese colgante y eso será una señal para que aparezca. —
Dudosa de la veracidad de lo que decía el anciano, Bao-Liang transfiere su energía en el pequeño jade y este comienza a brillar, otro jade del mismo tamaño aparece frente al hombre y muestra una luz carmesí.
— Te creo. Pero si no apareces, date por muerto. —
— Lo entiendo. —
Y una reverencia más, haciendo que la niña se sienta algo avergonzada.
— Deja de hacer eso, levántate. —
— Como usted ordene. —
El anciano se puso de pie, Bao-Liang suelta un pequeño suspiro pues ahora debe volver con el ejército. Su padre debería estar preocupado por ella.
— Debo volver ahora. —
Comenta dándose la vuelta paea buscar el camino de regreso.
— Por aquí. —
Señala el anciano un portal que había creado, ella vuelve a girar la cabeza.
— ¿A través de eso llegaré a mi padre? —
Pregunta y el otro asiente, ella sin dudarlo mucho, avanza dentro del portal.
— La veo del otro lado. —
Se despide el mayor haciendo una reverencia.
— No lo puedo creer, la gran e incomparable antigua serpiente blanca dejándose dominar por una pequeña humana. —
Se burla el desconocido apareciendo detrás del mayor.
— No te atrevas a burlarte de su señoría. Aunque sea una pequeña humana, sigue siendo mi señora. —
Exclama con seriedad el anciano mirándolo.
— Ella es...nuestra señora. —
Murmura la mujer mirando todavía por donde había desaparecido la pequeña niña con el portal. El anciano mira con extrañeza al desconocido y este se acerca a él murmurandole.
— Le dije que era la gran señora y no me creyó, incluso intentó asesinarla. Y ahora está totalmente sorprendida. —
— ¡¿Qué?! ¡¿Intentaste matarla?! —
La expresión de tranquilidad desaparece en el rostro del mayor dando paso a una de molestia mientras se acerca a la joven.
— No...yo, solo —
La mujer retrocede con ligero temor ya que aquella serpiente era realmente poderosa. El desconocido sonríe divertido por la situación.
— Vuelve a intentar atentar contra la vida de mi señora y yo mismo me aseguraré de que no tengas una reencarnación. —
La joven asiente rápidamente, mirando la espada que estaba sobre su cuello.
— Yo, Jin Ling. Prometo jamás volver a tener malos pensamientos contra la gran señorita. —
El desconocido aplaude varias veces antes de acercarse a los dos.
— Es suficiente anciano, ella ya lo juró. Si va en contra de ese juramento morirá de una hemorragia. —
El mayor suelta un bufido, pero aleja la espada del cuello de la joven. El desconocido muestra un pequeño pergamino en donde están escritas con magia as palabras dichas de la mujer.
— No te atrevas a ir en contra de esto. —
— ¡Tú! ¡Zorro traidor! —
Reclama ella intentando apartarle el pergamino, pero en ese momento una pequeña luz viaja a su mano. Y un hilo rojo se posiciona entre uno de los dedos formando un anillo espiritual.
— El juramento está hecho, no hagas nada malo a la señorita. —
La joven mirando con impotencia como el desconocido guarda el pergamino y luego sus ojos observan el fino anillo rojo entre su dedo. Incapaz de hacer algo solo puede tragarse la ira.
— Seguiremos de cerca a la pequeña, te llamaremos si es necesario anciano. —
Agrega el desconocido antes de transformarse en un gigantesco zorro de nueve colas para después ser reducido a un pequeño zorro rojo.
— ¡Hmph! No dejaré que incompetentes como ustedes sigan a mi señora, ni siquiera son capaces de protegerla. Yo también iré. —
El anciano se transforma en una gran serpiente blanca y también es reducido a uno pequeño al final, siguiendo al zorro.
— ¿Vas a quedarte ahí por el resto de tu vida? —
Pregunta el mayor desapareciendo entre los árboles y las risas de ambos se escuchan
Jin Ling niega la cabeza con molestia, pues esos dos siempre hacen eso, tratando de intimidar con su firma original. Ella por su parte solo se transforma en un pequeño cachorro tigre y corre para alcanzar a los dos.
— ¿Como un anciano puede arrastrarse tan rápido? —
— ¡Mocosa! ¿Te atreves a menospreciarme? Parece que no tuviste suficiente con mi amenaza. —
— Ya basta, dejen de pelear. Recuerden que vamos a proteger a la pequeña. Arreglen sus asuntos después. Primero lo importante. —
— ¡Hmph! —
— Serpiente loca. —
La voces de los tres viajeros se escuchaban entre esos grandes árboles mientras seguían su camino. Desde lo alto estaba un hombre observando esa discusión, pero solo sonríe ya que estaba seguro que a pesar de las diferencias de los tres, ellos la protegerán incondicionalmente.