Valentina Román es alegre, entusiasta, divertida, alguien llena de luz, enamorada por muchos años de Rafael Alcázar uno de sus mejores amigos, el problema el es un Playboy consagrado, por lo que su amor por el es solo un sueño, imposible de cumplirse ¿o no?
¿Que pasa cuando lo imposible sucede?, pero de pronto todo se desploma convirtiendo el sueño en pesadilla.
Acompáñame a averiguarlo.
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Se fué
El vuelo fue rápido, pero para Rafael cada segundo había sido eterno, una vez aterrizo sin esperar nada tomo un taxi directo a casa de Valentina, en cuento llego toco a la puerta con el corazón en la mano, el o los minutos que pudieron haber demorado en abrir para él fue el tiempo más largo de su vida.
- Buenos días Joven Rafael, ¿Cómo esta? – Saludo Doris la nana de Valentina con una sonrisa amable.
- Bien Doris, gracias. – Respondió Rafael rápidamente intentando no sonar desesperado, aunque fallando un poco. – Podrías decirle a Valentina que estoy aquí y que necesito hablar con ella. – Dijo intentando mantener la calma.
- Joven Ricardo, mi niña no está. – Le informo Doris con una amable sonrisa desconociendo todo lo que estaba sucediendo.
- ¿A dónde fue? – Pregunto esta vez dejando ver un poco del remolino de sentimientos que lo envolvían en ese momento.
- No dejo dicho. – Respondió Doris. – Solo sé que salió con su maleta, diciendo que iba a estar fuera un tiempo. – Explico la nana. – ¿No se lo comento? – Pregunto curiosa, pues según ella sabía ellos son muy cercanos, así que le sorprende que Rafael no sepa del viaje de su niña.
- No, no puede ser… - Susurró, queriendo creer que era una mentira, pero, aunque quisiera que así fuera podía ver la sinceridad en la mirada de Doris, ella en verdad no sabía dónde estaba Valentina. – Gracias Doria quizás fue un viaje relámpago y no me alcanzo a avisar. – Forzó una sonrisa para no preocupar a Doris y se despidió rápidamente.
Dirigiéndose a su coche, donde una vez se subió solo pudo golpear el volante en una clara muestra de desesperación.
Sacó el teléfono nuevamente para marcarle, intentó una, dos, diez veces. Pero nada la respuesta era la misma, directo al buzón de voz. Su respiración se volvió errática y la desesperación se apoderaba de su mente, ¿A dónde había ido?, se preguntaba sin poder llegar a una respuesta, cuando entonces una única esperanza se formó en su mente.
Si alguien sabía dónde estaba Valeria, esa persona solo podía ser Sofia, su mejor amiga.
La puerta del apartamento de Sofia se abrió con brusquedad cuando Rafael golpeó como por quinta vez en el trascurso de tres minutos o menos. Por lo que ella apareció, primero asustada por la gran insistencia, pero apenas lo vio la preocupación se convirtió en ira de inmediato, por lo que, con los brazos cruzados, y un tono que podría haber intimado a cualquiera cuestiono.
- ¿Se puede saber qué demonios haces aquí? – La ira en su mirada era completamente evidente y la conformación para Rafael de que estaba en serios problemas.
- ¿Dónde está Valentina? – Preguntó él de inmediato, ignorando el tono de Sofia, ya sabía que estaba enojada, pero no tenía tiempo, luego le explicaría la situación con calma.
- Sofia soltó una risa irónica, incrédula por lo irrisorio de la situación. Ahora comprendía porque eran amigos con Maximiliano, ninguno de los dos parecía tener algo de conciencia.
- Vaya. – Expreso con Ironía. – ¿Así que ahora sí te acuerdas de ella? – Cuestiono aumentando el tono encada palabra. – ¿Después de humillarla, publicando frente a todo el país tu compromiso?
- ¡No es lo que parece! – Quiso explicar, pero Sofia estaba demasiado molesta, después de lo sucedido, ella había ido corriendo con Valentina y el estado en el que la encontró, es una imagen que probablemente jamás borre de su mente.
Su menor amiga, la mujer más extrovertida y alegre que conoce, estaba totalmente destruida, estaba seguro que sus ojos ya no podían tener más lagrimas para derramar, pero eso era lo de menos, sabía perfectamente que su corazón estaba hecho trizas, tanto así que cuando la vio arreglando una maleta, ella no tuvo más opción que ayudarla a empacar, sin decir nada.
Sofia solo lo miró fijamente y sin compasión exploto.
- Rafael, ¿de verdad crees que con un “no es lo que parece” basta? Ella te creyó, aun conociendo de primera mano tu pasado, confió en ti, te defendió contra todos, se hizo ilusiones, te amo. – Dijo señalándolo de forma acusatoria. – y ¿Qué hiciste tu? – Pregunto con tristeza.
Rafael cerro los ojos, cada una de las palabras de Sofia lograban su cometido, eran un golpe directo a su pecho, por lo que quiso responder, pero Sofia se adelantó.
- Romperle el corazón y todas sus ilusiones. – Declaro.
- No es así… yo… yo solo… necesito hablar con ella, explicarle. – Intentaba decir más, pero las palabras no salían. – Sofia, por favor, dime donde esta. – Suplico.
Hubo un silencio largo, Sofia lo observaba detenidamente y en verdad parecía estar desesperado. Por lo que finalmente, ella habló con un tono mucho más bajo, pero aún cargado de reproche.
- Se fue. – Dijo con los ojos cristalizados por las lágrimas que amenazaban con desbordarse.
- ¿A dónde? – Pregunto Rafael con las manos temblando, temiéndose lo peor.
- No lo se. – Respondió Sofia en un susurro.
- ¡No puede ser! – Exclamo Rafael. – Se que lo sabes. – Dijo.
- Pues no. – Reitero Sofia. – Empacó sus cosas esta mañana. No me quiso decir a dónde iba, solo que necesitaba poner distancia.
El cuerpo de Rafael tembló, un torbellino de impotencia y miedo lo desgarraba por dentro. Dio un paso atrás, como si le hubieran arrancado la fuerza de las piernas.
- La perdí. – Dijo en un susurró, que apenas se ponía oír.
espero que cuando Rafael llame a Valentina otra vez esta responda y le cuente que Sonia fue a verla