Cuando abrí los ojos estaba en un mundo diferente.
¿Como regreso a casa?.
Mas bien, ¿que mundo es este?.
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Recorrido
En este mundo la seguridad no es lo ideal.
Menos en este país y en esta alcaldía.
Por lo que se, incluso los policías te pueden estafar por cualquier cosa, como un país sin ley.
Por eso me dio igual comprar y vender las piezas de oro en ese momento en que las vi.
Aunque sabia que no era lo ideal.
En ese momento necesitaba el dinero para comprar lo necesario del negocio y no gastar el dinero de la verdadera Achlys ya que eso es para la vivienda y demás gastos.
No fue el plan mas acertado, pero hasta ahora no había tenido problemas.
Sebastian, Dylan y Héctor caminaban conmigo observando los puestos del mercado y las cosas que venden.
No puedo negar que yo también empecé a observar hasta que encuentre una pulsera de oro.
Curioso dada la situación.
No pude evitar acercarme a verla.
"¿En cuanto?".
Le pregunte al vendedor.
"Ese te lo doy en 150".
Asentí con la cabeza y saque tres billetes de 50.
Es una ganga donde quiera que lo viera.
Me detuve un momento después de hacer mis compras y note que los hombres me miraban con curiosidad después de ver que había hecho.
"Vamos, la iglesia esta del otro lado del mercado".
Dije señalando el camino fingiendo no ver su duda.
¿Realmente será de oro?.
Esa pregunta la tenía Dylan al ver la bolsa donde traía la pulsera y la guardaba en mi morral.
"..."
"¿Puedo verlo?".
Héctor pregunto.
Mire la bolsa con la pulsera a punto de guardarla por completo y se la extendí.
"Esto, ¿es real?".
Se quedo pensativo por un momento.
"¿Piensan que esto es algo que no debería hacer?".
"De hecho, pero ese no es el punto".
Dylan asintió al comentario de Héctor en lo que miraba la pulsera dentro de la bolsa.
Solo sonreí levemente, no sabía que estaban pensando.
"Pero es interesante ver como lo encuentras, ¿qué más puedes encontrar?".
Héctor preguntó.
"No sé".
Cómo podría encontrar algo más o no.
Al final llegamos a la primera parte del mercado.
"Ya casi llegamos".
Dije, ya casi llegábamos al lugar de destino.
Ellos se veían un poco abrumados por la gente que había en los alrededores.
En algún momento la gente empezó a llenar el mercado que hacia difícil pasar por los pasillos.
Dylan es quien se notaba mas fastidiado.
"Hay demasiada gente".
Murmuro.
"¿Y Sebastian?".
Pregunte.
Héctor y Dylan estaban casi detrás de mi por estar hablando de la pulsera y Sebastián se había perdido en algún lado.
"¿Donde esta?".
Dylan pregunto.
Negué.
Entonces Sebastian llego con una bolsa llena de donas que vendia una señora atrás.
"Me dio hambre".
Sebastián dijo con la dona de azúcar en la boca.
"¿Quieres una?".
Asentí.
Tomé la dona y empecé a comerla, parecía estar rica.
Los otros dos rechazaron las donas.
"Vaya delicados".
Sebastian dijo y tomo otra dona para seguir comiendo.
"¿Seguimos?".
Dylan pregunto.
Con mi cabeza asentí y empecé a señalar el camino hacia delante.
La dona realmente está rica.
"Lo único que he probado de este mercado son las alitas con papas".
Dije.
Cerca de la iglesia había un puesto donde vendían alitas al carbón con sus papás.
"¿Eh?, ¿alitas?, ¿Las probamos?".
Dylan miro a Sebastian como diciendo, ¿En serio aún tienes hambre?.
No era momento de actuar asi.
Estaban en una misión.
Llegamos al puesto donde compre la pulsera.
Un monton de baratijas habían sobre una lona en el piso.
Ahora que lo pienso.
¿Como les digo que hemos llegado?.
Mire a Dylan para hacerle una seña con la mirada.
"..."
No me hizo caso, pensó que solo estaba viendo más baratijas.
Héctor fue quien tradujo mi señal.
Frunci levemente el ceño.
Tal vez con quien deba expresarme de esta manera es con Héctor.
"Mira esa chamarra".
Héctor dio un paso algo interesado en el puesto.
"Se te vería bien".
Sebastian murmuro después de haberse comido tres donas en menos de cinco minutos.
Miro mi interés en el lugar y se dio cuenta que habíamos llegado al lugar.
"Si, ¿Que talla sera?".
Sebastián se unió a Héctor para ver a su alrededor y al vendedor.
El vendedor dio un paso y dijo.
"Es talla grande, puede probarla si gusta para que verifique que le quede".
"Tambien tenemos otras chamarras".
"Si... Si".
Héctor siguió el juego del comerciante.
Entonces Sebastian dijo.
"¿Te parece que sigamos en lo que Héctor y Dylan ven las chamarras?".
Mire levemente a Héctor y a Sebastian.
Por último Dylan asintió.
"Si, recuerdo haber una mas pero no esta".
Respondí, espere que entendiera la indirecta.
Chamarra\=comerciante.
Al menos es lo que le entendí en el juego de Héctor porque había señalando la chamarra que tenía el comerciante en las manos.
"Vamos por esas alitas".
Sebastián empezó a señalar el pasillo.
Asentí.
"Si, vamos".
Dylan miro como nos alejamos.
Luego volteo a ver al vendedor que aprecia animado por una buena compra.
Caminamos dejándolos detrás.
"Vaya, si que te adaptas rápido a nosotros".
"Entonces, ¿Donde estan las alitas?".
Sebastián pregunto.
"¿Realmente quieres una alitas?".
Pregunte.
"Es obvio".
"No soy mimado como ellos, mi estomago esta mas que arruinado asi que puedo comer lo quiera sin morir".
Respondió.
"Vamos".
Asentí.
No estaban lejos.
"Tambien me independice cuando tenia 17 años, aunque creo que mi pasado es mas oscuro que el tuyo".
Sebastián murmuró.
"No importa".
"Lo bueno es que ahora estamos en mejores lugares".
Sebastián dijo bajando levemente la mirada.
¿Realmente eso vivió?.
Realmente no sé si pueda confiar en ellos, pero si es verdad puedo entender que es vivir solo desde esa edad.
Llegamos al puesto de alitas y pedimos las dos ordenes.
"Solo espero que esto acabe".
Murmuré.
Ahora que los había traído a este lugar, quiere decir que ¿soy libre?.
"Si, al menos por fin tenemos un camino a donde ir".
Respondió.
"Supongo".
Hablé.
"Pero, ¿Sabes?".
"Una vez que entras a nuestro grupo, es muy difícil salir".
Sebastián dijo con una leve sonrisa que apenas se notó.
Sus ojos se hicieron medias lunas de forma divertida.
"...¿Que?".
Me quede en shock.
"¿Ni siquiera que tire el celular en un lago?".
La sonrisa de Sebastián se hizo mas espesa.
"No, ni aunque tires el celular".
"Simplemente, tienes que aceptar que ahora eres parte del grupo".
Dijo divertido.
"Vaya, creo que me tendré que mudar del país".
"¿Tal vez a Roma?".
Comente.
Un país donde había posibilidad de que encontrará un santo, es decir dónde hay un papá debe de haber un santo, ¿no?.
"¿Iras a ver la iglesia de ahí?".
Pregunto curioso.
"Ah".
"Creo que lo que te hace mas extraña es tu curiosidad por los recintos santos".
"¿Cuántos de tu edad van ahí por voluntad?".
Dijo.
No había mucha diferencia de edad entre nosotros.
Alce mis hombros en señal de que mas da.
Eso solo me decía que estaban siguiendo a donde iba.
Si le dijera la razón del porque voy a esos lugares me tacharan de loca.
En eso Héctor y Dylan se acercaban a nosotros después de quién sabe que hicieron.
"Quedó listo".
"Una chamarra que no es de ayuda".
Tome mi comida y asentí.
"Son dos, una no tenia imperfecciones y luego esa".
"Ya veo, dijo que traeria mas".
Sebastian frunció el ceño.
"¿Cómo es que se entienden?".
Murmuró.
Pago las alitas y empezamos a alejarnos.
"Le dije que pasaba después de ir a la iglesia, asi que vamos".
Asentí con la cabeza a las palabras de Héctor.
"Es un buen juego de palabras que nos acabamos de inventar".
Héctor dijo divertido.
Estuve de acuerdo con él.
"¿No crees que te haga daño?".
Dylan le pregunto a Sebastian que disfrutaba de su comida callejera.
"Me harán daño no comerlas".
"Prueba".
Sebastian murmuro, pero Dylan negó con la cabeza.
"Están buenos".
"Tenías razón".
Sebastián me dijo.
Su boca se llenaba de la salsa de las alitas.
Asentí con la cabeza.
Valió la pena venir.
Caminamos a un lugar cerca de la iglesia para ver el tianguis desde otro punto.
Dylan y Héctor empezaron a escribir en sus celulares.
"¿Y que hiciste con lo que ganaste?".
Sebastian empezo a ganar confianza en sus preguntas.
Termine de comer las papas y respondí.
"Con lo que gane sali de mi casa y me hice independiente".
Respondí.
"Esto debe de ser ilegal".
Dylan murmuro.
"Es legal".
Sebastian dijo.
"De alguna manera es legal".
Héctor también comento.
"En realidad lo que hice no es ilegal".
Respondí.
"El mercado esta apoyado con el gobierno, asi que vendan sus baratijas no estan mal".
"Para el vendedor y el comprador lo que se venda aquí no es lo importante".
"Si no las ganancias".
Comente de forma tranquila.
"Hay muchos tipos de negocios turbios en el mundo, simplemente te acostumbras y decides que tipo de persona decides de ser".
"Aunque no es lo ideal lo que hizo Achlys, tampoco es lo incorrecto".
Héctor termino por decir mientras observaba los puestos desde la distancia.
"..."
Asentí sin saber que mas decir y seguí comiendo.
"Pero espero que lo dejes de hacer".
Dijo señalando la bolsa.
Se la extendí.
"Ahora los derrito y hago piezas completamente nuevas".
Héctor saco la pulsera de la bolsa para verla con más detenimiento.
"Realmente es de oro de 18 k".
"Es una buena compra".
"Te la compro por 500".
Héctor saco un billete como diciendo que aproveche este precio.
"¿Realmente crees que salgo ganando con uno de 500?".
Le pregunte.
Los negocios son negocios.
La mirada de Héctor fue de acepta.
'Ah.. Que mas da'.
"Pero en fin, quédatela".
"Solo no me involucres si es el caso de una víctima, has visto donde la he comprado".
Dije.
"De acuerdo".
El respondió guardando la pulsera en su bolsillo.
deberían haber ido y ya