El Príncipe De Las Bestias

Luego de suavizar la incomodidad entre Aria y Kael, decidieron emprender la misión, comenzarían por adentrarse al bosque, Kael la guiaría hasta el punto de separación

Ropa cómoda y ceñida al cuerpo, su típica capa negra y armas por doquier, Aria, ante los ojos de Kael lucía terriblemente sexy

-Me vas a devorar con tus ojos si no dejas de mirarme Bestia- Kael desvío la mirada y extendió la mano en señal de fastidio

-Deja de prestarme atención a mi y empieza a caminar cazadora, veamos si puedes seguirme el paso-

El bosque era denso y oscuro, cada sombra parecía moverse por voluntad propia. Los sonidos de animales nocturnos resonaban, mezclándose con susurros que parecían venir de las raíces mismas de los árboles.

Las figuras sigilosas de esos dos, saltaban de un árbol a otro como monos trepando en la selva, Aria, aunque era extremadamente ágil, respiraba jadeando cansada cuando por fin se detuvieron, Kael doblaba su altura y cada salto suyo eran tres de ella

Kael dijo en voz baja -Mantente cerca de mí. Este lugar juega con tu mente-

-No es la primera vez que me enfrento a un bosque hostil-

-Ninguno como este- Kael soltó un gruñido bajo, escaneando su entorno mientras caminaban. Sin embargo, incluso para él, el Bosque de las Sombras era impredecible. Sus raíces se movían como serpientes, y los caminos parecían cambiar de dirección al menor descuido

-Preparada o no, este lugar no es normal. Es parte de la maldición. Intenta no perderte cuando nos separemos-

-Qué alentador. ¿Algo más que deba saber?-

-Sí. Si escuchas voces, ignóralas. No son reales... o al menos, no de la forma que crees. Y… toma- extendió su mano para entregarle un objeto redondo y pequeño -Aunque el bosque cambie la ruta, la brújula te guiará siempre por el camino correcto-

El ambiente se tensó aún más cuando un rugido resonó a lo lejos. Kael se detuvo, su cuerpo se tensó mientras sus ojos escaneaban el horizonte

-Aria ¿Hay algo que no me has dicho?- Lo único que podía pensar Kael, era en qué aquello era una trampa para sacarlo de su castillo y llevarlo al Reino de Eldrith para exponerlo como ellos deseaban

-No sé de qué me hablas Kael…- Aria se mostraba insegura hacia él ¿Y si él sabía que las bestias aparecerían para acabar con ella? Era un asesinato perfecto

Antes de que Aria pudiera reaccionar, varias figuras emergieron de las sombras. Eran criaturas deformes, con colmillos afilados y ojos rojos que brillaban con una malicia antinatural

Kael grito -¡Detrás de mí!- Se lanzó hacia las bestias, su cuerpo cambiando rápidamente. Sus garras rasgaron a la primera criatura que se acercó, pero las demás se abalanzaron sobre él. Aria, por su parte, disparaba flechas con precisión, apuntando a los puntos débiles que podía identificar. Kael odiaba transformarse voluntariamente, pero temía por la vida de la cazadora

-¡Kael, a tu izquierda!-

Una bestia logró atravesar la defensa de Kael, dirigiéndose hacia Aria. Aunque ella disparó una flecha, no fue suficiente para detenerla. La criatura la derribó, dejando un profundo rasguño en su brazo

-¡Maldita sea!-

Al ver la sangre de Aria, Kael perdió el control, cegado por el olor de la cazadora. Un rugido gutural escapó de su garganta, su furia era incontrolable, destrozando a las criaturas una por una con una brutalidad aterradora. Cuando terminó, el bosque quedó en un silencio inquietante, excepto por la respiración pesada de Kael, que buscaba a Aria, era su premio después de aquella batalla

Aria miraba con cautela -Kael... ya está. Se han ido… no hay más bestias…-

Kael se giró hacia ella, sus ojos aún brillando con rabia y deseo. Pero al verla herida, retrocedió lentamente, luchando por recuperar el control. Sus garras comenzaron a desaparecer, y su figura volvió a su forma humana, nunca antes había podido hacer la conversión tan rápido

Kael jadeando preguntó -¿Estás... bien-

Aria estaba sujetando su brazo -Es sólo un rasguño. Pero tú... perdiste el control-

Kael negó -No pude evitarlo. La bestia toma el control no solo con la luna, lo puedo entregar voluntariamente, está vez fue necesario- Se detuvo, incapaz de mirarla directamente, probablemente ahora le tenía más miedo que cuando casi abusa de ella

Aria se acercó tratando de calmarlo -Ya pasó. Sigamos antes de que más de esas cosas aparezcan-

Kael se sorprendió ante la calidez de aquel tacto, era inevitable lo que sentía por ella, quería poseerla allí mismo

Horas después, llegaron al límite del bosque. Más allá, las colinas iluminadas por la luz del sol del amanecer conducían al Reino de Alabath. Kael se detuvo, incapaz de dar un paso más

Kael anunció con voz grave -Aquí es donde te dejo. La maldición no me permite cruzar las fronteras de Luneth-

-Entonces, nos encontraremos aquí a mi regreso?-

-Sí. Pero no subestimes a Alabath. El Corazón del Bosque está en las Ruinas de Eldor. Está protegido por magia y un guardián antigüo-

Aria se cruzó de brazos -Déjame adivinar, un guardián que querrá matarme-

Kael la miró con una leve sonrisa -Algo así. Si algo sale mal, regresa aquí. No importará nada mas… Yo…- Se detuvo, como si las palabras se atascaran en su garganta

-¿Te preocupas por mí ahora?- los ojos de Kael mostraban sentimientos encontrados y ella no quería navegar en ellos, por ahora

-Sólo asegúrate de regresar. Y trae el Corazón del Bosque contigo cazadora-

Aria asintió y comenzó a caminar hacia las colinas, pero no sin antes mirar atrás. Kael seguía allí, observándola desaparecer en la distancia

Las ruinas estaban cubiertas de musgo y vegetación, un lugar que parecía olvidado por el tiempo. Pero Aria sentía una presencia latente, como si algo la estuviera esperando. Se sentía más segura caminando con su arco en mano listo para disparar

-Esto debe ser. Ahora sólo falta encontrar el Corazón del Bosque- La verdad es que aquel bosque no era nada en comparación al que había cruzado con Kael, era bastante claro, en medio de las colinas, un santuario, bastante obvio para ella

Mientras exploraba, escuchó un ruido a su espalda. Se giró rápidamente, con su arco en mano. Frente a ella, una criatura etérea apareció, con una forma que cambiaba entre la de una pantera y un hombre

-¿Quién osa entrar en mi santuario?- “Así que este es el guardián”, pensó Aria chocando la punta de su lengua en el paladar -Tsk…-

-Soy una cazadora en misión, busco el Corazón del Bosque-

El guardián comenzó a reírse burlándose de ella -Sólo los dignos pueden reclamarlo. Debes demostrar tu valía, diminuta cazadora- Era cierto, Aria era diminuta comparada con aquel guardián, cuya forma humana era extremadamente seductora, ojos gélidos, hombros anchos, pecho descubierto y apenas un pantaloncillo que dejaba ver las entradas en sus caderas

El guardián la atacó de imprevisto, aprovechando que visiblemente estaba distraída en otras cosas banales de los humanos, y Aria tuvo que usar todas sus habilidades para esquivar y contraatacar. Sin mucho éxito, su arco quedó hecho añicos, en el suelo, jadeando y mirando al guardián volver a su posición, sacó la daga que llevaba en su muslo. Aunque estaba agotada, se lanzó hacia el guardián quién subestimó la fuerza de su ataque, logró clavar su daga en un punto débil del guardián, obligándolo a retroceder

-Odio cuando las hormigas me fastidian-